Su nombre, en Quenya, tiene el significado de “Pilar del Cielo”.
Volcán central de la isla de Elenna, su montaña más importante y venerada. Tenía una altura de unos 4300 metros, en su cima se encontraba el Santuario de Eru siempre vigilado por las Aguilas de Manwë, y en los días claros se podían ver las luces de Avalonnë, en el Oeste, en Eressëa.
La montaña estaba firmemente estructurada, y sus laderas se extendían hacia las cinco penínsulas de la isla en las llamadas Tarmasundar. Sus nieves originaban un arroyo que daba lugar al río Siril, el más largo de toda Elenna. En la raíz sureste se edificó la capital del reino de Númenor, Armenelos la Dorada, y en el valle meridional, conocido como Noirinan, reposaban en sus túmulos los reyes de la isla.
A pesar de su naturaleza volcánica, en sus 3287 años de existencia el Pilar del Cielo solo expulsó humo en un par de ocasiones, y jamás supuso una amenaza para la isla; pero en el año 3019 de la Segunda Edad, la furia de Ilúvatar se manifestó a través de la montaña –y del mar, y de los cielos- que escupió fuego por primera y última vez. Tras la destrucción de Númenor y la anegación de Elenna, el Meneltarma se hundió en Belegaer, pero cuentan las leyendas de los Dúnedain de la Tierra Media, que su cima volvió a emerger a comienzos de la Tercera Edad. Se sabe que algunos marineros intentaron su búsqueda, pero también se sabe que nadie lo consiguió.