El nombre, en Quenya, tiene el significado de “Real Fortaleza Celestial”.
GEOGRAFÍA.
Ciudad y capital del reino de Númenor, en la isla de Elenna. Situada en la región de Arandor, fue edificada sobre una de las Tarmasundar, al pie del Meneltarma. La ciudad se encontraba a unos 90 kilómetros al oeste de Rómenna, a unos 300 de Eldalondë, y a unos 480 de Andúnië, la antigua capital de Númenor. Un camino la comunicaba con ambos extremos de la isla. En el centro de la ciudad, Elros edificó una monumental ciudadela en la que levantó un magnífico palacio de más de 70 metros de altura, en cuyo patio plantó a Nimloth, retoño del Árbol Blanco de Valinor. Próxima al palacio se encontraba la Torre de Elros, que alcanzaba los cien metros. Armenelos era conocida como la Dorada, así que no es aventurado suponer que esa denominación viniese dada por la riqueza en oro de sus edificios. Es posible que muchas de sus cúpulas y tejados estuviesen hechas del preciado metal, y que despidiesen un reflejo que daría a toda la ciudad un espectacular brillo dorado.
HISTORIA.
La ciudad fue construida poco después de la llegada de los Edain a Númenor. Aunque en un principio la capital estuvo en Andúnië, muy pronto los reyes trasladaron su corte a la Dorada, que fue creciendo en poder y belleza. Con el paso de los siglos, y a medida que los reyes se fueron alejando de los Valar, Armenelos se convirtió en el feudo principal de la facción conocida como Hombres del Rey, en contraposición a los Fieles de Andúnië. La progresiva corrupción moral de los monarcas desembocó en la ruptura de todo lazo con los Eldar y los Valar. En el 2899 de la Segunda Edad se prohibió él Quenya, y un intento de Tar-Palantir a partir del 3175 de volver de nuevo el rostro hacia los Eldar significó el estallido de una revuelta civil y el advenimiento en el 3255 del reinado de Ar-Pharazôn. Durante el gobierno del último de los reyes, Armenelos conoció su mayor gloria, al menos en cuanto a su poder y grandeza. Los Hombres del Rey, que hacía ya siglos explotaban a los pueblos de la Tierra Media, no reparaban a la hora de hacer gala del poder de su país, con fiestas, desfiles, paradas y parafernalia similar. La llegada de Sauron a Armenelos trajo consigo la construcción de un mastodóntico templo a la gloria de Melkor, y el abandono total de la senda del bien por parte de la mayoría de sus habitantes. Finalmente, el fuego del Meneltarma y el agua de Belegaer sepultaron para siempre a la orgullosa capital de Númenor en el 3319.