Meme: al fin somos felices amor mio
0
Meme: al fin somos felices amor mioMás información
El amor vence al orgullo
Eldarion estaba tumbado al lado del Árbol Blanco con los ojos azules entornados para evitar que le molestase el ardiente sol del mediodía. Había pasado toda la mañana estudiando y practicando con las armas, por lo que estaba realmente agotado y sólo quería descansar. De repente, sintió un golpe en la cabeza, oyó unas risas burlonas por encima de él y abrió los ojos de golpe. Tres jóvenes algo más mayores que él estaban mirándole, de pie a su lado, y tenían sonrisas mordaces en el rostro. El joven príncipe soltó un bufido de impaciencia y se incorporó sacudiendo su... (sigue)
De amor y pérdida
Dedicado a Catalina, más allá de toda palabra y perdón. Entre las historias de padecimiento y de calamidad que nos llegaron de la oscuridad de aquel entonces, hay desgraciadamente algunas que pasaron del resplandor cegador de la alegría a la más honda oscuridad de la muerte. Así pues, fue Thingol quien gobernó a los elfos grises en aquella tierra agraciada llamada Doriath. Entre los sindar, había un elfo particularmente triste en aquellos días de guerra y desolación. En un viaje a Nargothrond su padre perdió la vida emboscado por una partida de orcos. Desde entonces Daeron no fue el mismo.... (sigue)
Duelo por amor
La luz del sol entraba por el amplio ventanal iluminando toda la habitación de Gaerd. Llevaba unos minutos despierto, pero no se levantó hasta que la luz empezó a molestarle en los ojos. Comenzó a vestirse en cuanto se levantó, tenía que seguir practicando con la espada. No era muy alto, el pelo, negro, mas bien corto, y los ojos de un negro tan oscuro como la noche. Gaerd era atractivo para las doncellas que habitaban en Rivendel, pero el solo tenía ojos para una. Se había fijado, como todo elfo u hombre que pasara por Rivendel, en la mas... (sigue)
Sueños de amor nunca cumplidos
CAPÍTULO 1 “¡No! Airabeth, hija mía, jamás debes creer en la caída de Gondor. Nuestra ciudad siempre permanecerá firme ante el Enemigo. Todos debemos ayudar para que así sea”. Estas promesas de esperanza recordaba Airabeth mientras, asomada a la ventana de su casa, lloraba desconsoladamente por la muerte de su padre, el mismo que había pronunciado estas orgullosas palabras. Quería creerlas, pero ¿cómo hacerlo si estaba contemplando la ruina de Minas Tirith, en Pelennor, delante de sus ojos? “Todos debemos ayudar para que así sea”. -¿Y por qué, oh padre mío, por qué entonces no me permitisteis partir con vos... (sigue)