25 de enero de 3019 de la Tercera Edad. El sacrificio de Gandalf
Tras perseguir al Balrog desde las entrañas de Moria hasta la cima de Celebdil, Gandalf finalmente logró enfrentarlo en un duelo que desafió los límites de la resistencia y el poder. Testigos presenciales, pastores que se escondían en las laderas, describieron la escena como algo fuera de este mundo. "Vimos llamas y rayos que desgarraban el cielo," relató uno de ellos. "El Balrog era una sombra que ardía, mientras Gandalf brillaba como una estrella en la tormenta."
Durante la batalla, se escucharon las palabras de la criatura antes de su derrota: "Tú no puedes derrotarme, Istar. Soy un vestigio del poder antiguo que los Valar no pudieron destruir," rugió el Balrog, su voz resonando como un trueno. Gandalf respondió con firmeza: "Tu tiempo ha terminado. No eres más que un eco de un pasado corrupto." Finalmente, en un último acto de sacrificio, Gandalf derribó al Balrog desde la cima.
La intensidad del combate provocó la destrucción de la Escalera Interminable, un antiguo acceso que conectaba las profundidades de Moria con las alturas de Celebdil. "La escalera se derrumbó como si el mismo mundo se partiera en dos," declaró otro testigo que observaba desde una posición segura.
Mientras el cuerpo de Gandalf reposa en la cima de Celebdil, su sacrificio ha dejado una marca imborrable en la Tierra Media. Aunque la Compañía del Anillo, que descansa en Lothlórien, ignora los detalles de esta última batalla, su ausencia es sentida profundamente.
La derrota del Balrog marca un triunfo significativo contra la sombra, pero el precio pagado es incalculable. Seguiremos informando sobre los acontecimientos que configuran el destino de la Tierra Media mientras los Pueblos Libres luchan por su supervivencia.