Los Balrogs eran Maiar, es decir, espíritus nacidos del pensamiento de Ilúvatar, de la misma naturaleza que los Valar, aunque de menor jerarquía. Los Balrogs fueron atraídos por las mentiras y los regalos traicioneros de Melkor en el primer año de las Edades de los Árboles, pasando a formar parte de sus servidores.
Los Balrogs eran criaturas de fuego cubiertas por un manto de tinieblas, portando látigos de fuego. Durante la Primera Edad, el Señor de los Balrogs se llamaba Gothmog, y era el capitán de Angband. En la Caída de Gondolin, en el año 510 de la Primera Edad, Gothmog resultó muerto en el enfrentamiento que sostuvo con Echtelion de la Fuente, al igual que ocurrió con el Balrog con el que se enfrentó Glorfindel. Sin embargo, ambos Elfos también perdieron sus vidas en estos encuentros.
Bajo las órdenes de Melkor, los Balrogs participaron en muchas batallas, llegando a rescatarle cuando fue acorralado por Ungoliant tras matar los Dos Árboles y el robo de los Silmarils. Sin embargo, un número importante de Balrogs fue destruido en la Guerra de la Cólera. Los pocos supervivientes se escondieron en sitios profundos.
En el año 1980 de la Tercera Edad, mientras cavaban en busca de mithril, los Enanos de Khazad-dûm encontraron a uno de estos espíritus de fuego en las profundidades de Moria. Este Balrog mató a Durin VI, por lo que fue llamado El Daño de Durin, y al año siguiente a Náin I, por lo que los Enanos huyeron. Este es el Balrog que se encuentra La Compañía del Anillo en las Minas de Moria en el año 3019 de la Tercera Edad y al que se enfrenta y finalmente vence Gandalf después de 10 días de enfrentamiento singular.
En los primeros escritos de J.R.R. Tolkien, existía un gran número de Balrogs, que formaban verdaderas legiones. Pero según El Silmarillion iba avanzando y tomando forma, decidió que el número de Balrogs debía ser reducido, escribiendo incluso una nota según la cual nunca debieron existir más de siete Balrogs (El Anillo de Morgoth).
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