Tal y como se nos cuenta en los Cuentos Inconclusos, su naturaleza era un misterio para los Hombres, pues parecían Hombres que habían aprendido las ciencias y las artes mediante un prolongado estudio secreto. Pero no morían (aunque su aparencia parecía envejecer un poco), y fueron temidos, aunque los amaran y se creyó que pertenecían a los Elfos. Pero los Istari venían de más allá del Mar, y eran, en realidad, emisarios de los Valar enviados a la Tierra Media para oponerse a Sauron.
Los Istari pertenecían a la orden de los Maiar (que estaban al servicio de los Valar), y no se conoce el número exacto de los que fueron enviados a la Tierra Media, pero se sabe que de los que llegaron al norte los principales fueron cinco. Se dice que Manwë y Varda eligieron a Olórin (Gandalf), Aulë a Curumo (Saruman), Yavanna a Aiwendil (Radagast) y Oromë a Alatar y Pallando (también conocidos como los Magos Azules).
Los Valar habían prohibido a los Istari que mostraran abiertamente su poder o que intentaran dominar las voluntades de Elfos y Hombres, por lo que se les ordenó que asumiendo una forma débil y humilde, orientaran hacia el bien con consejo y persuasión a los Hombres y a los Elfos, e intentaran unir en amor y comprensión a todos aquellos a los que Sauron, si volvía, trataría de dominar y corromper. (Cuentos Inconclusos)
Pero los Istari enviados a la Tierra Media fracasaron en su misión, a excepcíón de Gandalf, que fue el único que se mantuvo firme. Saruman intentó dominar a Elfos y Hombres y quería conseguir para ello el Anillo Único, llegando a aliarse con Sauron, a quién había venido a combatir; Radagast se interesó demasiado en plantas y animales, y Alatar y Pallando nunca regresaron de sus viajes por el Este.