Portadas de Leandro para Elfenomeno

Durante dos años, Leandro escribió una serie de relatos cortos para la portada de Elfenomeno.com, basados en El Señor de los Anillos, a modo de homenaje a J.R.R. Tolkien, para dar la bienvenida a quienes entraban en la página web. Estos relatos quedan ahora recogidos aquí en un único texto, ordenados cronológicamente tal y como fueron mostrados, incluyendo un último poema muy personal...

14 de Noviembre del año 3018 de la Tercera Edad

- ¿Recuerdas, Gandalf, cuándo empezó todo? - Era Bilbo quien había hablado. Él y Gandalf estaban dando un paseo por un hermoso jardín, rodeado de altas columnas adornadas con enredaderas que se enroscaban a su alrededor, y trepaban alto. Con ellos estaban Frodo, y Glóin, y su hijo Gimli.
- Sí, Bilbo, lo recuerdo -, respondió Gandalf, y sonrió. - Pero esta aventura no empezó cuando crees, en la puerta principal de Bolsón Cerrado, sino en Bree, en el Poney Pisador.
- ¿Cómo es eso? - respondió Bilbo, sorprendido.
- Allí fue donde encontré a Thorin por casualidad, y este encuentro cambió todos los desingios para con la Casa de Durin, y condujo a otros fines distintos y mejores. Pues iba de camino hacia la Comarca, a la que no había visitado desde hacía unos veinte años. Estaba fatigado, y pensé en descansar allí una temporada". Se detuvo y se sentó sobre la hierba verde. Bilbo y Glóin se sentaron enfrente, pero Frodo y Gimli permanecieron de pie. Se estaban haciendo buenos amigos, desde el primer momento en que supieron que iban a ser compañeros en esta misión. Gandalf continuó.
- Sí, estaba fatigado, y pensativo... y preocupado, terriblemente preocupado. Ya sabía que Sauron estaba preparándose para la guerra, y que intentaría atacar Rivendel. Tal vez Elrond podría haberlo resistido, si Sauron hubiese estado solo. Pero yo estaba preocupado por el Dragón, el Dragón que Sauron podría utilizar con terribles consecuencias.
- Thorin me habló de vuestro encuentro - continuó Glóin. - Dijo que parecías cansado cuando se detuvo ante tí, y dijo: "Maestro Gandalf, os conozco sólo de vista, pero ahora debería estar agradecido de porder hablaros. Pues muy de vez en cuando habéis acudido a mis pensamientos más recientes, como si se me pidiese que os buscase. Y ciertamente lo habría hecho, de saber dónde os podría encontrar.
- Sí, y yo me quedé anonadado - rió Gandalf. - Había estado pensando en vuestra gente, y en Thorin y dónde podría estar... ¡Y allí estaba! "Esto es extraño, Thorin Escudo De Roble," le contesté. "Pues yo también he pensado en vosotros; y aunque voy de camino a la Comarca, en mi mente estaba que también es el camino hacia vuestras estancias". Entonces Thorin dijo "Llamadlos así, si ese es vuestro deseo. Sólo son unos pobres albergues en el exilio. Pero seríais bienvenido allí, si allí fuéseis. Pues se dice que sois sabio y sabéis más que ningún otro lo que sucede en el mundo; y muchas cosas atormentan mi mente, y os quedaría muy agradecido si me diéseis vuestro consejo".
- Allí iré - dijo Gandalf, como si estuviese hablando de nuevo con el propio Thorin - pues vaticino que compartimos al menos un problema: el Dragón de Erebor atormenta mi mente, y no creo que haya sido olvidado por el nieto de Thrór. - En este momento, Gandalf pareció despertar, y volvió a sonreir. - El pobre viejo Thorin... - murmuró. - Bien, ¿dónde está Sam, Frodo? Hace horas que no le veo...

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