Amandil

Raza: Hombre

Linaje: Dúnedain de Númenor

Casa: Señores de Andúnië

Nacimiento: Segunda Edad, fecha desconocida

Padre: Númendil

Hijos: Elendil

Nietos: Isildur y Anárion

Residencia: Andúnië (originalmente), después Rómenna

Época: Segunda Edad del Sol

Título o función: Décimo octavo y último Señor de Andúnië; líder de los Fieles

Amandil fue el último de los Señores de Andúnië, una noble casa de Númenor descendiente de Elros Tar-Minyatur a través de su hija Silmariën. Aunque no pertenecía a la línea de los Reyes, la Casa de Andúnië era la más alta en honor después de la familia real, y por tradición, sus miembros actuaban como consejeros de los reyes en tiempos antiguos. Su hijo fue Elendil, y sus nietos, Isildur y Anárion.

Amandil vivió durante los últimos y más oscuros años de Númenor, cuando Ar-Pharazôn, llevó al reino a su ruina por orgullo, ambición e influencia de Sauron, a quien trajo a la isla con el pretexto de vigilarlo. Sin embargo, Sauron lo sedujo con mentiras y lo llevó a rechazar a los Valar, prohibir el uso de las lenguas élficas, perseguir a los Fieles y fundar el culto a Melkor.

Amandil fue el líder de los Fieles, también conocidos como los Elendili (“Amigos de los Elfos”), un grupo minoritario pero de gran nobleza que permaneció leal a los Valar y a la antigua amistad con los Eldar. Fue un defensor de las antiguas tradiciones y valores, y buscó proteger a su pueblo.

Ante el creciente poder de Sauron en la corte de Númenor, Amandil fue destituido de su cargo como consejero del rey. Se retiró con su casa a Rómenna, en la costa oriental, donde se reunían muchos de los Fieles. Allí preparó en secreto los barcos de su familia y exhortó a los suyos a mantenerse unidos y a preservar las antiguas enseñanzas, ante el inminente desastre.

Cuando Sauron convenció al rey de talar el Árbol Blanco de Númenor, Nimloth, como símbolo de rebelión contra los Valar, fue Isildur —nieto de Amandil— quien, por iniciativa propia, se infiltró en el recinto sagrado y rescató un fruto del árbol. Amandil lo cuidó con esmero, y de él nació un nuevo retoño, que años después sería plantado en Minas Ithil y más tarde en Gondor, como símbolo de continuidad.

En el año 3310 de la Segunda Edad, Ar-Pharazôn comenzó a preparar una gran armada para invadir Aman, desafiando así la prohibición de los Valar. Amandil, consciente del desastre que se avecinaba, decidió emular a Eärendil y partió en secreto hacia el Oeste, con la esperanza de interceder por su pueblo ante los Valar.

Partió solo, acompañado únicamente por tres sirvientes, y nunca más se supo de él. Su destino es desconocido, y Tolkien nunca reveló si alcanzó Aman ni si fue escuchado. Sin embargo, poco después de su partida, ocurrió el hundimiento de Númenor (3319 S.E.), los barcos de Elendil y sus hijos fueron preservados y llegaron a salvo a la Tierra Media.

Amandil no sobrevivió al final de Númenor, pero su sabiduría, previsión y fidelidad salvaron a su linaje y al futuro de los Dúnedain. Su hijo Elendil fundó los reinos de Arnor y Gondor, y de sus descendientes nació la línea de reyes que culminaría con Aragorn Elessar, quien restauraría el trono en la Cuarta Edad.