Destrucción: 26 de febrero de 3019 TE
Creador(es) o propietario(s): Boromir
Gran cuerno de asta de buey salvaje del Este, guarnecido de plata y adornado con caracteres antiguos, que llevaba Boromir, sujeto a un tahalí. Este cuerno, según la costumbre, era llevado por el primogénito de la casa de la que descendía Boromir y se decía que si se hacía sonar dentro de Gondor, su llamada no sería desoída.
A la partida de Rivendel, Boromir hace sonar el cuerno, pues es su costumbre dejar "gritar" el cuerno en las partidas. También lo hizo sonar en Moria, cuando se vieron rodeados por los Orcos y el poderoso y desafiante sonido del cuerno, hizo que los orcos e incluso el propio Balrog, titubearan. Pero el cuerno de Boromir sonó por última vez en Amon Hen, cuando Boromir intentó defender a Merry y Pippin de los Uruk hai, y esta vez con su llamada pedía ayuda a sus compañeros. Pero Aragorn, Legolas y Gimli llegaron demasiado tarde y Boromir resultó muerto. Sin embargo, antes de partir a rescatar a Pippin y Merry deciden darle un funeral a Boromir: para ello lo ponen en una de las barcas, con sus armas y armas de los enemigos vencidos; y sobre su regazo, le colocan el gran cuerno hendido y la empuñadura y los fragmentos de su espada.
Cuando Frodo y Sam hablan con Faramir en el refugio de Henneth Annûn, Faramir les cuenta que había oído la última llamada del cuerno de su hermano, como si fuera un eco en su mente; pero tres noches más tarde vio en el Anduin una barca, envuelta en una luz pálida. En ella estaba Boromir, pero no llevaba el cuerno consigo. Pero más tarde el cuerno apareció partido en dos, y ambos trozos llegaron a la orilla por separado: el primero, en unos cañaverales cercanos a las cascadas del Entaguas donde vigías de Gondor montaban guardia, y el segundo fue encontrado girando en la corriente por un Gondoriano que cumplía una misión.
Las dos partes, que probaban en Gondor la muerte de Boromir, le fueron dadas de inmediato al Senescal Denethor. De esta forma el cuerno de Boromir llegó hasta su padre, quien lo sostenía sobre sus rodillas, esperando a tener noticias sobre la muerte de su hijo.