Tras la Primera Batalla de los Poderes que los Valar mantuvieron con Melkor, Yavanna plantó en la Tierra Media las semillas que tenía preparadas y pidió a su esposo Aulë que construyera dos poderosas lámparas con las que iluminar el mundo. Varda se encargó de llenarlas de luz y Manwë las consagró, siendo posteriormente situadas sobre dos altos pilares, uno en el norte, donde colocaron a Illuin, y otro en el sur, coronado por Ormal. Las semillas de Yavanna comenzaron a brotar gracias a las luces de las lámparas y así apareció en el mundo la hierba, el musgo, los helechos y los árboles, siendo más abundantes en las regiones centrales de la Tierra Media, donde ambas luces se unían y donde se encontraba la morada de los valar: la isla de Almaren. A este tiempo se le conoció como la Primavera de Arda o las Edades de las Lámparas.
Textualmente:
La luz de las lámparas de los valar fluyó sobre la Tierra, de manera que todo quedó iluminado como si estuviera en un día inmutable.
Reunidos en Almaren y debido a la luz de Illuin, los valar no advirtieron la sombra de Melkor cuando éste regresó del Vacío Intemporal y comenzó a construir la fortaleza de Utumno en el norte de la Tierra Media. Para cuando se percataron de que el Vala renegado había vuelto, ya era demasiado tarde y éste asestó el primer golpe, derribando los pilares que sostenían las dos lámparas y provocando así su destrucción y el inicio de la denominada Segunda Batalla de los Poderes.
Una vez derribadas las lámparas, Melkor regresó a Utumno, donde los Valar no pudieron entrar ni iniciar un asedio, ya que necesitaban de todos sus poderes para contener las grandes catástrofes que asolaban Arda.
La luz derramada de Illuin y Ormal causó grandes incendios y la caída de los pilares hizo que las tierras se abrieran y los mares se levantaran, dañando las creaciones de los Valar y la simetría de Arda. Donde antes había estado el pilar de Illuin se formó el mar de Helcar, una de cuyas bahías era Cuiviénen, el lugar donde despertarían los elfos años después.
La morada de los Valar en Almaren fue destruida, terminando así la Primavera de Arda, y los Valar decidieron refugiarse en Aman, donde esperaban encontrarse a salvo del Mal.