Sitio de Isengard
Lugar: Isengard
Protagonistas: Ents, tropas de Saruman, Bárbol, Merry, Pippin
Año o época: 3-4 de marzo de 3019 TE
Asedio librado los días 3 y 4 de marzo del año 3019 de la Tercera Edad en Isengard llevado a cabo por los Ents de Fangorn.
Cuenta la historia que tras la reunión de la Cámara de los Ents, celebrada entre los días 30 de febrero y 2 de marzo del 3019 T.E., los Ents decidieron pasar a la acción y por tanto acordaron que irían a la guerra para luchar contra Saruman y sus odiados Orcos. Según lo que nos contaron Merry y Pippin en la Asamblea previa a la guerra se reunieron al menos cuatro docenas de Ents, pero este número se vio finalmente incrementado pues tras la tropa de los Ents, que partió esa misma tarde y que marchaba en una fila de a dos en dirección sur, marchaban cientos y cientos de Ucornos; y es que realmente eran tantos que daba la impresión de que el bosque entero se había puesto en movimiento para ir a la guerra.
El canto de los Ents era realmente estremecedor, al marchar marcaban el ritmo con los pies y golpeándose los flancos con las manos, y un silencio oscuro se arrastraba tras ellos provocado por los negros y peligrosos Ucornos. El ejército de los Ents descendió al Nan Curunír tras caer la noche, siempre seguidos de cerca por un bosque entero de Ucornos, y en las primeras horas de la noche se deslizaron por una larga garganta hasta la parte más alta del Valle del Mago. Tan pronto como dejaron atrás las colinas comenzaron a andar muy rápidamente, y poco después de la medianoche un bosque de altos árboles rodeaba toda la parte norte de Isengard. No se veían enemigos ni centinelas y por ello Bárbol, con Merry y Pippin sobre sus hombros, junto con algunos Ents avanzaron con sigilo hasta tener cerca las puertas de Isengard para ver qué estaba pasando y elaborar un plan de ataque.
Entonces resonaron las trompetas en Isengard y hubo una gran turbación en su interior. Los Ents se creyeron descubiertos entonces pero la causa de la turbación era otra porque las tropas de Saruman partían a la guerra contra Rohan y las Puertas de Isengard eran atravesadas por incontables enemigos. Filas y filas de Orcos, tropas de Orcos a lomos de grandes lobos, y muchos batallones de Hombres, algunos de ellos de maligno aspecto; Isengard había sido evacuada por Saruman y ahora todos sus efectivos partían a la guerra para acabar de un solo golpe con las tropas de los Rohirrim. Se dice que eran al menos diez mil enemigos y que tardaron una hora en franquear las puertas, para posteriormente dirigirse por la carretera hacia los Vados mientras que otros se desviaron hacia el este. Si bien era de noche, Merry creyó ver que los Ucornos comenzaron a moverse hacia el sur nada más cerrarse las puertas de Isengard pues según creyó se proponían ajustar cuentas con los Orcos por todos los males que habían causado en su bosque.
Una vez el ejército se había alejado de Isengard le llegó el turno a la tropa de Bárbol. Tras dejar a los Hobbits en el suelo se dirigió a las puertas de Isengard y empezó a golpearlas, llamando a gritos a Saruman. Isengard estaba protegida por un alto muro circular de piedra, como una cadena de acantilados, que discurría desde el flanco de la montaña y volvía de nuevo describiendo una curva, el llamado Anillo de Isengard tenía una única entrada, un gran arco excavado en la roca en la parte meridional, y a través de un túnel de piedra corría un pasadizo cerrado por dos poderosas piedras de hierro. Esta galería daba a una llanura circular de una milla de diámetro, en cuyo centro se alzaba, alta e inexpugnable, Orthanc, la ciudadela de Saruman.
Desde las murallas atacaron a Bárbol con flechas y piedras que sin embargo no lograron dañarlo pues la piel de un Ent es prácticamente invulnerable a las flechas y porque el veneno de las mismas no les causa ningún efecto. Cuando Bárbol tuvo clavadas unas cuantas flechas emitió un prolongado sonido y unos doce Ents acudieron a toda prisa a su llamada. En cinco minutos convirtieron en ruinas las grandes puertas y algunos se encontraban entonces desmenuzando los muros como si fueran migajas de pan. Los pocos defensores que aún permanecían en Isengard comenzaron a huir a través de las brechas que los Ents habían abierto en el Anillo de Isengard. Las dos o tres docenas de Hombres que fueron retenidos por los Ents fueron posteriormente liberados tras ser interrogados por éstos, sin embargo se cree que no quedó ni un solo Orco con vida puesto que el gran bosque de Ucornos que rodeaba toda Isengard se encargó de que ninguna de estas malvadas criaturas escaparan con vida.
Una vez los Ents hubieron destruido la mayor parte de las murallas de la parte sur del Anillo de Isengard Saruman, aterrorizado y abandonado por todos sus servidores, intentó escapar. Cuando los Ents forzaron la entrada huyó a toda prisa para refugiarse en Orthanc, y a punto estuvo de ser apresado por un Ent llamado Ramaviva, pero finalmente se escabulló por la puerta y evitó ser estrangulado en las escaleras que conducían a la entrada de Orthanc. Una vez a salvo en su inexpugnable torre no tardó en poner en funcionamiento sus terribles máquinas de guerra. En esos momentos muchos Ents habían irrumpido ya en Iengard, algunos siguiendo a Ramaviva y otros que atravesaron los muros desde el norte y el este cuando de pronto comenzaron a brotar llamaradas de los pozos y respiraderos que estaban repartidos por toda la explanada. Varios Ents sufrieron quemaduras, y uno de ellos, llamado Hayala, sucumbió bajo una lluvia de fuego líquido de la que no pudo escapar.
Esta acción de Saruman enfureció aún más a los Ents. Si ya eran terribles en su furia más aún lo fueron tras la acción de Saruman, porque aullaban y bramaban como si de una tempestad se tratase, y comenzaron a arrancar piedras y a arrojarlas contra la torre en un intento de echarla abajo. Sin embargo, en medio de esta tempestad de furia desatada, Bárbol gritó con una voz enorme y el desconcierto dio paso a un silencio absoluto. Orthanc era prácticamente indestructible, quizá algún hechizo protegía sus muros, y los Ents, en su intento de destruirla, habían comenzado a dañarse y a herirse al lanzarse con furia contra sus inalterables muros, y por tanto Bárbol decidió reunir a los Ents para acordar una estrategia de ataque que pudiera ser efectiva. Al amanecer del 3 de marzo del 3019 T.E. los Ents se dispersaron, no sin antes dejar una guardia para que vigilara la torre. Partieron en dirección norte y durante todo el día estuvieron ocupados, tanto los Ents como los Ucornos, cavando fosos y trincheras, y construyendo presas y diques con el objeto de juntar las aguas del Isen y de los arroyos y manantiales que encontraban en las cercanías. Anochecía cuando Bárbol volvió a la puerta donde le esperaban los dos Hobbits, y allí les advirtió de que debían abandonar la entrada y el túnel pues cuando cayera la noche el aluvión de agua que estaban acumulando pasaría por esa parte y por tanto sería peligroso estar en medio de su cauce.
Se cuenta que en la noche del 3 de marzo los Hobbits estaban buscando refugio para poder descansar cuando vieron aparecer a un jinete que se acercaba al galope tendido. Se trataba del mismísimo Gandalf, que a lomos de Sombragrís, se les acercó para preguntarles dónde se encontraba Bárbol ya que necesitaba hablar con él con urgencia. Fue entonces cuando Bárbol, que había escuchado la voz de Gandalf, salió al encuentro de su amigo, que le pidió ayuda para poder enfrentar al ejército de Saruman que por aquel entonces atacaba la fortaleza de Cuernavilla. De esta conversación poco sabemos, tan sólo que Bárbol dijo a los Hobbits que los Ucornos ayudarían a los Rohirrim en la Batalla de Cuernavilla, tal y como más tarde se pudo comprobar. Y tras anunciar esto los Hobbits no volvieron a ver a Bárbol hasta que Théoden llegara junto con Gandalf a Isengard dos días más tarde.
Era noche cerrada cuando rumores y crujidos llenaron la noche. Un ejército de cientos y cientos de Ucornos partían a la lucha, en dirección al Abismo de Helm, y a la medianoche de ese mismo día nos cuenta la leyenda que los Ents rompieron los diques que habían fabricado volcando todas las aguas que tenían contenidas en ellos a través de una brecha en el muro norte de Isengard, comenzando el anegamiento de toda la llanura comprendida entre sus muros. El agua arrasaba con furia todo lo que encontraba a su paso, grandes nubes de vapor y negras humaredas se extendían procedentes de los pozos y las cavernas subterráneas que aquí y allá salpicaban los alrededores de Orthanc. El caos pronto fue dueño del refugio de Saruman y el agua siguió inundándolo todo y arrastrando las inmundicias de los oscuros pobladores de Isengard, que ahora parecía una fuente enorme que no paraba de echar humo. En la mañana del día 4 de marzo el agua había penetrado en todos los agujeros y cavernas de la ciudadela y una espesa niebla lo cubría todo, y no fue hasta la noche que los Ents detuvieron la inundación y encauzaron de nuevo las aguas del Isen, que volvió a su antiguo cauce. A la mañana del día siguiente, el 5 de marzo, Bárbol anunció a los Hobbits que los Ucornos habían regresado victoriosos de la batalla, y tras esto Lengua de Serpiente regresó a Isengard permitiéndosele que se reuniera con su amo, que se encontraba aislado en la Torre de Orthanc. Ese mismo día Gandalf expulsó a Saruman de la Orden y del Concilio, y le partió la vara, derrotándolo y abandonándolo al cuidado de los Ents, que desde entonces lo mantuvieron bajo estrecha vigilancia para evitar que escapara con las llaves de Orthanc y para evitar que cometiera algún mal, pues aún podía ser peligroso. Y también ese mismo día se recuperó la Palantír de Orthanc pues fue arrojada del interior de la Torre en un último intento de Lengua de Serpiente de hacer el mal a sus enemigos.
Los Ents montaron guardia alrededor de Isengard, vigilando todo el valle en busca de posibles pasadizos por los que Saruman pudiera huir, y por consejo de Gandalf inundaron varias veces la llanura donde se erguía la Torre para asegurarse de que no existiesen posibles vías de escape que no hubieran sido descubiertas aún. Y desde entonces Bárbol dio un nuevo nombre al lugar: el Bosque Vigilante, del que Saruman no logró escapar hasta que Bárbol lo dejó marchar pensando que se había redimido y que no causaría daño a nadie, tras entregarle, claro está, las llaves de la Torre de Orthanc a Bárbol.
Con el paso del tiempo el círculo de piedras que rodeaba Isengard fue desapareciendo y las tierras antes cercadas fueron transformadas por los Ents en un jardín de árboles y huertas por el que corría un arroyo, y en su centro había un lago de agua cristalina donde se levantaba aún la inexpugnable Torre de Orthanc. El Patio del Arbol de Orthanc se llamó desde entonces, y su custodia fue recuperada por el Rey de Gondor que sin embargo cedió todo el valle a los Ents, encargándoles la vigilancia de la Torre para que nadie entrara en ella sin su permiso.