El Portador del Anillo escapa de los Nâzgul en una heroica huida a través del vado del Bruinen
20 de octubre de 3018 de la Tercera Edad, Vado del Bruinen.
En un dramático enfrentamiento a orillas del río Bruinen, el Portador del Anillo, Frodo Bolsón, ha logrado cruzar el vado hacia Rivendel, escapando por poco de las garras de los terribles Nâzgul. El ataque de los Jinetes Negros, quienes habían seguido implacablemente al hobbit desde las tierras de Eriador, culminó en una persecución a gran velocidad cuando los espectros oscuros intentaron capturar a Frodo antes de que pudiera llegar a la seguridad de las tierras élficas.
Frodo, montado en el veloz caballo élfico Asfaloth, fue guiado hasta el Vado del Bruinen por Glorfindel, quien había salido a su encuentro días antes. Según testigos cercanos, los Nâzgul, liderados por el Rey Brujo de Angmar, casi lograron cerrar el paso a Frodo mientras se aproximaba al vado, pero el coraje y la velocidad de Asfaloth permitieron que cruzara las aguas en el último momento.
La huida culminó en un espectacular despliegue del poder de Elrond, Señor de Rivendel, quien, con la ayuda de Gandalf el Gris, convocó las aguas del río Bruinen para levantar una poderosa ola que barrió a los Jinetes Negros. Las aguas, cargadas de una fuerza mágica, adoptaron la forma de caballos galopantes, arrastrando a los Nâzgul río abajo. Aunque los Jinetes Negros, espíritus espectrales, no pueden ser destruidos de manera convencional, su derrota temporal en el vado ha sido vista como una victoria crucial para el Portador del Anillo y sus aliados.
"El poder de los Nâzgul es inmenso, pero hoy no lograron alcanzar su oscuro propósito," declaró Glorfindel tras el incidente. "El Anillo permanece fuera de sus manos, y Frodo está ahora bajo la protección de Rivendel."
El Portador del Anillo, sin embargo, se encuentra en un estado grave. La herida que recibió en la Colina de los Vientos por la hoja de Morgul del Rey Brujo sigue causando estragos en su cuerpo y espíritu, debilitándolo cada vez más. Una vez cruzado el río, Frodo fue llevado inmediatamente a Rivendel, donde los sabios elfos, bajo la dirección de Elrond, intentarán sanar el mal que lo consume.
Con la protección temporal ofrecida por las aguas del Bruinen, los habitantes de Rivendel se preparan para recibir a los viajeros y para la inminente reunión de sabios y líderes que decidirán el destino del Anillo Único. La amenaza de Mordor, aunque contenida por el momento, sigue siendo inminente, y muchos temen que los Nâzgul pronto regresen para continuar su cacería.
El desenlace de esta huida, aunque victoriosa, marca solo el comienzo de los desafíos que enfrentará la Comunidad del Anillo en su misión por destruir el artefacto más peligroso de la Tierra Media.