El Cetro de Annúminas, una vara plateada, perteneció originalmente a los Señores de Andunië, para pasar posteriormente a representar el poder en el Reino de Arnor.
Se desconoce cómo, cuándo y quién lo fabricó, pero durante toda la Segunda Edad, fue propiedad de los descendientes de Silmarien. Elendil se llevó el Cetro, junto al Anillo de Barahir y las Palantiri, antes del hundimiento de Númenor. Durante la Tercera Edad, la vara pasó a ser el símbolo de los Reyes de Arnor, y con la división del Reino en el 861, de los Reyes de Arthedain. Tras la destrucción de este último en 1975, el Cetro de Annúminas se conservó en Rivendel, junto al resto del legado de Isildur.
Elrond no entregó la vara a Aragorn en 2951, cuando se le reveló que era el heredero de los Reyes, ya que según el Medio-Elfo, Aragorn “tenía que ganárselo”. Finalmente, el Cetro de Annúminas volvió a manos de Aragorn el día de su boda con Arwen, y se volvió a establecer como símbolo de la realeza de Arnor.