Ella-Laraña
Aquellos mismos ojos que Sam creía apagados y vencidos, allí estaban de nuevo, y relucían con un brillo feroz, arracimados en la cabeza que se proyectaba hacia adelante. Tenía grandes cuernos, y detrás del cuello corto semejante a un fuste, seguía el cuerpo enorme e hinchado, un saco tumefacto e inmenso que colgaba oscilante entre las patas; la gran mole del cuerpo era negra, manchada con marcas lívidas, pero la parte inferior del abdomen era pálida y fosforescente, y exhalaba un olor nauseabundo. Las patas de coyunturas nudosas y protuberantes se replegaban muy por encima de la espalda, los pelos erizados parecían púas de acero, y cada pata terminaba en una garra.
Así era Ella-Laraña, la última de los vástagos de Ungoliant que habitaban la Tierra Media. No se sabe bien cómo ni cuando llegó Ella-Laraña al sudeste de la Tierra Media, pero poco antes del año 1000 de la Segunda Edad, hizo su nido en la parte oeste de Mordor, en las Montañas de la Sombra en lo alto del paso que después fue llamado Cirith Ungol. El antro de Ella-Laraña era conocido también como Torech Ungol y se trataba de un largo túnel con muchas bifurcaciones y salidas secretas. Dentro de este antro reinaba la más negra y profunda de las oscuridades y un hedor insoportable.
Ella-Laraña solía alimentarse de los Hombres y Elfos que se aventuraban a las cercanías de su antro, aunque según fue aumentando el poder de Sauron comenzó a alimentarse principalmente de Orcos. Solía picar a sus víctimas en el cuello, inyectándoles un veneno que les dejaba inconscientes y entonces los envolvía en sus redes de seda y los colgaba en su antro. De esta manera, podía succionar su sangre caliente y se daba banquetes de carne viva. Sauron sabía donde vivía Ella-Laraña y era consciente de que ella, con su presencia, custodiaba el paso mejor que nadie, aunque Ella no era una sirviente de Sauron, sólo se servía a sí misma. De esta manera y para mantenerla contenta, el Señor Oscuro de vez en cuando mandaba prisioneros para proporcionarle diversión y comida.
En el año 2980 de la Tercera Edad, Ella-Laraña encontró a Gollum, quien regresó a su antro en 3019, prometiéndole carne fresca: Frodo y Sam, a quienes Gollum hace entrar en el Antro. Pero cuando la gigantesca araña está a punto de atacar a los Hobbits, Frodo utiliza la Redoma de Galadriel, ante cuya luz tan brillante Ella-Laraña decide retroceder.
Pero Ella-Laraña no se rindió y según los Hobbits escaparon de su antro, ella se escabulló por una de las salidas secretas. En cuanto tuvo la oportunidad, se deslizó sobre Frodo, le picó en el cuello y envolvió su pequeño cuerpo con sus redes. Pero antes de que se lo pudiera llevar, Sam la atacó. Empujado por una furia de la que nadie le hubiera creído capaz, Sam le amputó una de las garras gracias a Dardo. Seguidamente y tras una estocada certera, cegó uno de los grandes ojos arracimados. Luego, colocándose bajo la enorme araña, Sam asestó un par de golpes desesperados en el vientre de Ella.
Pero cuando Ella-Laraña, con el vientre abierto se está preparando para lanzarse a un mortal ataque contra Sam, y sin saber cómo de su boca brotaron las siguientes palabras:
o menel palan-diriel,
le nallon sí di´nguruthos!
A tiro nin, Fanuilos!"
Y entonces la Redoma de Galadriel comenzó a brillar como si fuera una antorcha, provocando el terror y un intenso dolor en los ojos de Ella-Laraña, haciéndola caer hacia atrás. Ella-Laraña intentó escabullirse arrastrándose por una abertura del sombrío alcantilado, pero Sam la persiguió, consiguiendo asestarle un último golpe en las patas.
No se sabe con certeza qué ocurrió después con esta monstruosa araña gigante, aunque es posible que muriera por las heridas inflingidas por Sam. O, quién sabe, también es posible que tras un largo sufrimiento consiguiera curarse para continuar sembrando el terror.