GEOGRAFÍA.

Región de Endor, al norte de Beleriand. Estaba limitada al norte por Ard-Galen, al este por Lothlann y el paso de Anglon, al oeste por los Valles de Sirion, y al sur por las regiones belerianas de Dimbar, Nan Dun-Gorthed, Dor Dínen y Himlad. Abarcaba un área alrededor de 24.000 kilómetros cuadrados. Dorthonion era un impresionante macizo, elevado en medio de las llanuras de Beleriand y Ard-Galen. De esta última apenas se despegaba poco a poco, en una sucesión de pequeños valles y lomas, cada vez a una altitud mayor. En su parte sur, sin embargo, las laderas de la meseta caían hacia Beleriand en forma de precipicios terribles, y oscuros y profundos valles. Por lo escarpado de sus aristas, lo inaccesible del terreno, y por la maligna presencia que allí había, estos montes fueron llamados Ered Gorgoroth; los Montes del Terror. El origen de estos abruptos pliegues es tectónico, lo que sugiere la presencia de fallas y justifica una antigua actividad volcánica y sísmica. El único paso natural que había para llegar a Beleriand era Anach, un desfiladero que unía la meseta con Nan Dun-Gortheb. Más al oeste, las cadenas de Crissaégrim y Echoriath, ambas de origen volcánico, envolvían el valle de Tumladen, en cuyo interior se escondía la ciudad de Gondolin. En el este, también existían montañas de altura considerable: La presencia de glaciares en tiempos antiguos, como así lo testifica la existencia de lagos del tipo “tarn”, es decir, pequeños pero muy profundos, formados por los depósitos glaciales que solo se dan a cierta altura, es buena prueba de ello. El centro de la meseta estaba formado por páramos donde se alzaban unas típicas formaciones llamadas “corestones” (Que se podrían traducir como “piedras de adentro”), y que consistían en pequeños montículos de cantos rodados, probablemente de granito, formados por un fenómeno periglacial consistente en la acción conjunta de agua y hielo. Los páramos, además, eran terrenos pantanosos y el exceso de agua impedía el crecimiento de coníferas. No ocurría esto en el norte, donde reinaban los pinos y abetos desde los Valles de Sirion hasta el país de Ladros en el este. Como ya hemos dicho, la falta de agua no era el problema de Dorthonion; aún así, solo se tienen registros de dos accidentes acuáticos: el lago Aeluin, sito en el este y que encaja perfectamente en la descripción que de los “tarns” hemos hecho anteriormente; y el río Rivil, que nacía en los páramos y moría en los valles del oeste, en el Sirion. El clima en Dorthonion no era precisamente benigno. Por su altura, por su situación interior, bastante alejado del mar, y por la influencia de los vientos helados de las Ered Engrin, era del tipo continental. Los veranos eran cortos y frescos y los largos inviernos castigaban estas tierras con frecuentes nevadas y temperaturas varios grados bajo cero.

HISTORÍA.

En la región se establecieron primero las gentes de Angrod y Aegnor, y posteriormente, en el siglo IV de la Primera Edad, la Primera Casa de los Edain. No obstante, la araña Ungoliant, cuando huyó de los Balrogs que defendieron a Melkor, ya hacía muchos años que habitaba los oscuros valles y precipicios de Ered Gorgoroth, donde había procreado numerosos vástagos. Los asentamientos de Elfos y Hombres en el norte fueron barridos durante la Dagor Bragollach, y el territorio cayó en manos de Orcos y otros aliados de Morgoth. Durante un breve tiempo, la Unión de Maedhros consiguió restablecer el dominio en Dorthonion, pero con la derrota en la Nirnaeth Arnoediad, el país se perdió para siempre. Solo la banda de proscritos de Barahir deambulaba por sus tierras. El estallido de la Guerra de la Cólera, determinó el destino de Dorthonion, que como todas las tierras del norte fue anegada por el cataclismo, excepto una pequeña porción occidental, que formó la isla de Tol Fuinen (que junto a la isla de Himling formaban las Islas Occidentales) frente a las costas noroccidentales de la Tierra Media.