Los Fieles de Númenor
Origen: Surgió como partido durante el reinado del rey Tar-Ancalimon en Númenor desde el 2251 S.E.
Integrantes: ver ficha
Otros nombres: Los Fieles, Elendili, Nimruzîrim, The Faithful (V.O.)
En la legendaria isla de Númenor, a lo largo de la Segunda Edad, la sociedad se dividió en dos facciones ideológicas opuestas: los Fieles y los Hombres del Rey. Los Fieles, conocidos en quenya como Elendili o en adûnaico como Nimruzîrim ("Amigos de los Elfos"), se distinguieron por su inquebrantable lealtad a los Valar y a Ilúvatar, en marcado contraste con las políticas de los últimos Reyes de Númenor y la mayoría de la población, representada por los Hombres del Rey.
Desde el reinado de Tar-Ancalimon (2251 S.E.), la brecha entre ambos grupos se acentuó. Los Fieles se aferraron a las antiguas costumbres, mantuvieron lazos con los Elfos de Tol Eressëa y continuaron utilizando las lenguas élficas, a pesar de la creciente hostilidad. Respetaron la Prohibición de no navegar hacia el Oeste impuesta por los Valar. Aunque compartían el miedo a la muerte con el resto de los númenóreanos, los Fieles creían, a diferencia de los Hombres del Rey, que la muerte era un "Don de los Hombres", no un mal. Esta fe en las palabras de los mensajeros de los Valar fue su distinción más significativa.
La opresión de los Fieles fue en aumento. Originalmente asentados en el oeste de Númenor, el rey Ar-Gimilzôr (vigésimo tercer rey) los forzó a reubicarse al este, cerca de Rómenna, para limitar su contacto con los Elfos, a quienes los Reyes consideraban "espías de los Valar". Se les prohibió el uso de las lenguas Eldarin y fueron vigilados. Incluso el Meneltarma, el santuario de Ilúvatar, se volvió inaccesible para ellos bajo pena de muerte por orden de Ar-Pharazôn.
Los Fieles también establecieron asentamientos en la Tierra Media, como Pelargir (2350 S.E.), donde, a diferencia de los Hombres del Rey que buscaban subyugar a los nativos, ellos no lo hicieron. Construyeron sus colonias lejos de las de los Hombres del Rey, que se concentraban más al sur, como en Umbar. Además, viajaban al norte, a Lindon, para interactuar con los Elfos.
Hubo un breve respiro durante el reinado de Tar-Palantir, hijo de Ar-Gimilzôr e Inzilbêth (una Fiel). Tar-Palantir intentó revertir las políticas de sus predecesores, mostrando amabilidad hacia los Fieles y permitiendo el uso de las lenguas élficas, lo que provocó una guerra civil. Sin embargo, su reinado fue efímero, ya que su sobrino, Ar-Pharazôn, tomó el Cetro tras su muerte, intensificando la opresión.
La situación de los Fieles empeoró drásticamente con la llegada de Sauron a Númenor, inicialmente como prisionero de Ar-Pharazôn. Sauron, incapaz de derrotar a los númenóreanos por la fuerza, los corrompió. Convenció a Ar-Pharazôn de que Ilúvatar era una mentira y Melkor el verdadero "Señor de todo", prometiendo la inmortalidad a cambio de adoración y sacrificios humanos. Los Fieles se convirtieron en las principales víctimas de estos sacrificios, acusados falsamente de conspirar contra el Rey.
Ante la inminente expedición de Ar-Pharazôn a Aman para reclamar la inmortalidad a los Valar, Amandil, el último Señor de Andúnië y líder de los Fieles, intuyó la catástrofe. Viajó hacia el Oeste en un intento desesperado de implorar misericordia, y aconsejó a su hijo Elendil preparar nueve barcos. Amandil desapareció, pero gracias a su previsión, Elendil y sus hijos lograron escapar de la Caída de Númenor, siendo arrastrados por una tormenta hacia la Tierra Media. Allí, fundaron los reinos de Arnor y Gondor, legando el espíritu de los Fieles a las futuras generaciones.