12 de Enero de 3019 de la Tercera Edad. La Compañía es rechazada por el Caradhras y enfrenta el ataque de los Huargos

12 de Enero de 3019 de la Tercera Edad.
12 de Enero de 3019 de la Tercera Edad. La Compañía es rechazada por el Caradhras y enfrenta el ataque de los Wargos

Acebeda (Eregion).* Después de su intento fallido de cruzar el Paso del Cuerno Rojo, la Compañía del Anillo se vio obligada a retroceder hasta Acebeda. Exhaustos y desanimados, acamparon en una colina cercana, pero la noche les trajo un peligro inesperado: un ataque de una manada de Huargos.

Aragorn, quien lidera la expedición junto a Gandalf, explicó a nuestro corresponsal los desafíos que enfrentaron en el Paso del Cuerno Rojo. "Caradhras no solo nos rechazó con nieve y viento, sino con una maldad que no puedo atribuir sólo a la naturaleza. La montaña parece estar bajo el control de una voluntad oscura." Ante la imposibilidad de continuar, la Compañía decidió regresar a Acebeda para reevaluar su estrategia.

El campamento se estableció en una colina con buena visibilidad del terreno circundante. Legolas, el elfo del Bosque Negro, vigilaba los alrededores con su aguda vista, mientras Gimli preparaba el lugar para una posible defensa. "No podemos permitirnos ser tomados por sorpresa," declaró el enano.

Poco después de caer la noche, los primeros indicios del peligro aparecieron. "Un aullido largo y escalofriante resonó en la distancia," relató Sam Gamyi. "Era como si la oscuridad misma estuviera llamando a sus hijos." Gandalf, con rostro serio, reunió a la Compañía en formación defensiva. "Son Huargos," dijo. "Y no han venido por casualidad."

El ataque no tardó en materializarse. Los Huargos, enormes y feroces, surgieron de la oscuridad, rodeando la colina en un intento de desgastar las defensas del grupo. Legolas describió la escena: "Sus ojos brillaban como carbones encendidos. Eran muchos, pero también desesperados."

Gimli, con su hacha en mano, luchó junto a Aragorn y Boromir en la primera línea. "Son criaturas cobardes," gritó el enano durante el enfrentamiento. "¡Pero mi hacha les enseñará a no subestimar a un hijo de Durin!" Boromir, por su parte, utilizó su escudo para proteger a los hobbits mientras desenvainaba su espada para repeler a los atacantes.

Gandalf, posicionado en el centro, utilizó su vara y recitó palabras de poder que iluminaron la noche y dispersaron a los Huargos más cercanos. "La luz puede ser nuestra mejor arma contra estas criaturas," dijo tras el combate. "Pero su número y organización son preocupantes."

Finalmente, tras un intenso enfrentamiento, los Huargos se retiraron, dejando un inquietante silencio tras de sí. Aragorn y Legolas confirmaron que no había bajas en la Compañía, aunque varios miembros sufrieron heridas menores. "No fue una victoria," admitió Aragorn. "Fue una advertencia."

La Compañía permanece en Acebeda, recuperándose y planificando su próximo movimiento. Gandalf y Aragorn discuten alternativas para continuar la misión sin exponerse a más riesgos innecesarios. Por ahora, los Pueblos Libres pueden tomar un respiro, pero la sombra del Enemigo sigue acechando.

Seguiremos informando sobre los desafíos y decisiones de la Compañía del Anillo mientras continúan su misión crucial.