13 de Enero de 3019 de la Tercera Edad. Día de enfrentamientos y revelaciones: La Compañía alcanza las puertas de Moria bajo constante amenaza
En una jornada marcada por peligros y decisiones trascendentales, la Compañía del Anillo sobrevivió a un segundo ataque de huargos al amanecer y logró alcanzar las Puertas del Oeste de Moria al anochecer. Sin embargo, su llegada a este antiguo bastión enano no estuvo exenta de contratiempos, ni de una despedida dolorosa.
Las primeras horas del día estuvieron marcadas por un nuevo ataque de los huargos. "La primera señal fue un coro de aullidos," relató Aragorn a nuestro corresponsal, que sigue de cerca los movimientos de la expedición. "Pero esta vez llegaron más rápido, como si algo los estuviera impulsando con mayor ferocidad."
Legolas, quien vigilaba el campamento, dio la alarma. "Eran más numerosos que la noche anterior," declaró el elfo. "Disparé tantas flechas como pude, pero su determinación era aterradora." La Compañía, agotada pero resuelta, se organizó para defenderse. Gandalf utilizó su magia para iluminar la oscuridad y repeler a las bestias, mientras Aragorn y Gimli lideraban el combate cuerpo a cuerpo. Tras una lucha encarnizada, los huargos se retiraron, dejando un rastro de incertidumbre.
Sin tiempo para descansar, la Compañía reanudó su marcha hacia Moria, el antiguo reino enano conocido por sus salones majestuosos y su historia plagada de tragedias. Boromir, en declaraciones a nuestro reportero, expresó su escepticismo. "Confiar en la seguridad de un lugar abandonado durante siglos es arriesgado, pero entiendo que las circunstancias no nos dejan muchas opciones."
El trayecto fue largo y lleno de tensión. Sam Gamyi, siempre atento a Bill, el poni que transportaba provisiones, comentó: "No puedo evitar sentir que nos siguen. Algo o alguien está detrás de nosotros." Frodo Bolsón, el Portador del Anillo, pareció especialmente inquieto durante el día, aunque evitó hacer comentarios a nuestra fuente.
Al llegar al lago frente a las Puertas del Oeste, la Compañía enfrentó otro momento difícil: despedirse de Bill. Aragorn explicó que no era posible llevar al poni a través de los oscuros pasajes de Moria. Sam, visiblemente afectado, se despidó de su fiel compañero con lágrimas en los ojos. "Es un buen poni," dijo, acariciando el cuello de Bill. "Espero que encuentre su camino de regreso a casa."
Mientras la Compañía se preparaba para entrar, Gandalf trabajó con paciencia para descifrar la inscripción en la puerta: "Di amigo y entra". Sin embargo, justo cuando lograron abrir el paso, fueron atacados por el Vigilante del Agua, una criatura monstruosa que emergió del lago.
"Fue como si la oscuridad misma tomara forma," describió Gimli tras el enfrentamiento. El Vigilante atacó con ferocidad, obligando a la Compañía a refugiarse en Moria. Antes de que pudieran reagruparse, la criatura derribó las puertas, bloqueándoles la salida. "Ahora no hay retorno," declaró Gandalf, con tono grave.
Aunque la Compañía avanzó hacia los oscuros corredores de Moria, hay indicios de que no están solos. Aragorn y Legolas mencionaron haber visto fugaces movimientos en la penumbra, mientras Frodo admitió sentir una presencia persistente. "Algo o alguien nos sigue," dijo el Portador del Anillo. "Y no creo que sea amigable."
El día terminó con la Compañía adentándose en las profundidades de Moria, conscientes de los peligros que les esperan. Por ahora, su misión continúa, pero las sombras se cierran cada vez más sobre ellos.
Seguiremos informando sobre los avances y los retos que enfrenta la Compañía del Anillo mientras recorren estas tierras llenas de misterio y peligro.