28 de febrero de 3019 de la Tercera Edad: La Batalla de Fangorn y la huida de los hobbits

Rohan - La Compañía del Anillo sigue caminos separados en este día crucial. Mientras Éomer y sus jinetes destruyen la hueste orca que retenía a Merry y Pippin (quienes huyen al bosque de Fangorn), Frodo y Sam encuentran a Gollum y lo convierten en su guía. En Gondor, Faramir descubre la barca donde reposa su hermano muerto.
28 de febrero de 3019 T.E.: La batalla de Fangorn y la huida de los Hobbits

La caza ha terminado con la sangre de los orcos derramada sobre las praderas de Rohan. Al amanecer, la caballería de la Marca, comandada por Éomer, cayó sobre los captores de los hobbits en las cercanías del bosque de Fangorn, poniendo fin a su oscura huida. Los Uruk-hai fueron exterminados, y en la contienda perecieron Grishnákh y Uglúk, líderes de la horda. No obstante, la victoria tuvo un precio: quince valientes jinetes, entre ellos Gárulf, no regresaron de la batalla.

No podíamos permitir que esas criaturas siguieran avanzando por nuestras tierras,” declaró un jinete sobreviviente. “Luchamos con furia al amanecer y no dejamos en pie a ninguno.

Mientras el fragor del combate terminaba, dos figuras pequeñas se deslizaban entre la hierba alta, escapando del horror que las rodeaba. Merry y Pippin, hasta entonces prisioneros de los orcos, aprovecharon la confusión para liberarse y adentrarse en las sombras de Fangorn, donde su destino daría un giro inesperado. Fue allí donde se encontraron con un ser que muchos en la Tierra Media creen solo un mito: el pastor de árboles, Bárbol. Bajo su resguardo, los hobbits hallaron refugio en la Sala del Manantial y probaron el misterioso brebaje de los ents.

Entretanto, lejos de Rohan, Frodo y Sam descendieron por las laderas escarpadas de Emyn Muil, con la amenaza de Mordor cada vez más próxima. Bajo la luz pálida de la luna, una sombra reptante los acechó desde las rocas. No era otra que Gollum, la criatura que una vez portó el Anillo. Tras un breve forcejeo, los hobbits lograron reducirlo, pero no sin antes descubrir en él un inesperado aliado para guiarles en su peligroso camino.

Lejos de estos acontecimientos, en las aguas del Anduin, un hombre contemplaba una visión que helaría su corazón. Faramir, hijo menor del Senescal de Gondor, vio descender el fúnebre bote de su hermano Boromir. “Se deslizó por el río con la solemnidad de un rey caído. Mi corazón supo en ese instante que la Sombra se cernía sobre Gondor con más amenaza que nunca”, relató más tarde. Con este presagio, la noticia de la muerte de Boromir pronto alcanzará Minas Tirith, con consecuencias inciertas.

El destino de la Compañía del Anillo sigue divergiendo, con cada grupo enfrentando pruebas que los acercan, inexorablemente, al destino final de la Tierra Media.