11 de marzo de 3019 de la Tercera Edad: La guerra alcanza todos los frentes
En la oscuridad de Cirith Ungol, Gollum visitó a Ella-Laraña. Por un instante, al regresar y observar a Frodo Bolsón dormido, pareció titubear. Tal vez un recuerdo fugaz lo detuvo, una sombra de lo que alguna vez fue. Pero su deseo por el Anillo Único era más fuerte, y la traición ya estaba en marcha.
Mientras tanto, en Minas Tirith, el Senescal Denethor tomó una decisión que muchos consideraron fatal: envió a su hijo Faramir a Osgiliath. “Vi su rostro cuando recibió la orden”, comentó un soldado de la guarnición. “Sabía que era una misión imposible, pero no protestó. Montó su caballo y partió con su compañía sin dudar.” En la fortaleza, los preparativos para la inminente batalla continuaban, mientras la sombra de Mordor se cernía sobre la Ciudad Blanca.
Más al sur, Aragorn y la Compañía Gris cruzaron Linhir y entraron en Lebennin, seguidos por los Hombres Muertos del Sagrario. “Nunca vi algo así”, confesó un aldeano que presenció su llegada. “Los enemigos huían antes de que las espadas se alzaran. Era como si el aire mismo les trajera la muerte.” Allí, Aragorn llamó a Angbor de Lamedon a unirse a su marcha hacia Pelargir, con un mensaje claro: “El Heredero de Isildur os necesita.”
En el oeste, los rohirrim seguían su galope hacia Minas Tirith. En el este de Rohan, sin embargo, la guerra golpeó con fuerza: invasores llegados desde el norte irrumpieron en las tierras de la Marca. “No esperábamos un ataque por este flanco”, explicó un jinete. “Pero Rohan no caerá sin luchar.”
Aún más lejos, en los límites de Lothlórien, la amenaza de Dol Guldur se hizo presente. Las huestes de orcos asaltaron los bosques dorados, pero la resistencia élfica fue feroz. “Los árboles resonaban con los cánticos de guerra y el resplandor de la magia se alzaba en la sombra”, dijo un testigo que observó la batalla desde el Anduin. Finalmente, los orcos fueron rechazados, pero la lucha había sido intensa.
La guerra ha alcanzado cada rincón de la Tierra Media. Mientras unos resisten y otros marchan hacia el combate, la hora final se acerca con paso firme.