Osgiliath
Situación: Gondor
Época: Segunda Edad, Tercera Edad
Otros nombres: Ciudadela de las Estrellas (Sindarin)
Su nombre, en Sindarin, tiene el significado de “Ciudadela de las Estrellas”.
Gran ciudad de Gondor, la primera capital del Reino, construida a ambos lados del Anduin, y fundada en el 3320 de la Segunda Edad por los Fieles de Númenor Isildur y Anárion.
GEOGRAFÍA.
Ciudad y primera capital de Gondor, construida en el curso bajo del Anduin, en el límite de Anorien e Ithilien. Fueron los Númenóreanos los que, a lo largo de sus numerosos viajes a la Tierra Media, establecieron algunos muelles y pequeños fortines en la zona, aunque es solo tras la fundación de Gondor cuando los Dúnedain acometen la construcción de su capital aprovechando las construcciones ya existentes. La villa estaba asentada sobre las dos orillas, con una impresionante estructura sobre el río a la que se podría llamar puente, pero que en realidad era una verdadera ciudadela sobre la que descansaban algunos de los edificios más importantes de la ciudad.
Osgiliath se encontraba entre las ciudades de Minas Anor, a unos 30 kilómetros al oeste, y Minas Ithil, a unos 50 al este, y a pesar de ser la capital de uno de los reinos que más registros sobre la historia de los Días Antiguos nos ha legado, apenas hay descripciones de la ciudad. Solamente tenemos mención concreta de su puente, toda una demostración de que el arte de la ingeniería Númenóreana era dominado con insultante maestría por sus herederos de Gondor. A su paso por la ciudad el Río Grande, (basándonos en el estudio de sus características e historial, puesto que no existen datos registrados), debía medir entre tres y cinco kilómetros de ancho; Imaginarse una estructura de piedra con la suficiente anchura para albergar casas, torres y palacios de piedra; soportar diariamente el trasiego de miles de personas, vehículos y animales; que tenga que afianzarse en una zona donde el Anduin era muy profundo y caudaloso y salvando semejantes distancias, se puede comprender hasta que punto el genio de Númenor había despuntado en las ciencias y en las artes.
Se sabe que su extremo occidental estaba rematado por una puerta monumental flanqueada por dos grandes torres y se asume que sobre el puente se encontraba la Torre de la Piedra, que albergaba la Bóveda de Osgiliath, la estructura más simbólica de la ciudad donde se guardaba la más poderosa de las Palantiri del sur. Poco se puede añadir sobre la ciudad, orgullo de Gondor pero que a finales de la Tercera Edad no era más que un montón de ruinas.
HISTORIA.
Sobre lo que en un futuro sería Osgiliath, los intrépidos marineros Númenóreanos edificaron en sucesivos viajes diferentes muelles, fortines, almacenes, etc. Tras el anegamiento de Númenor los descendientes de Amandil llegaron a la Tierra Media, y mientras que su hijo Elendil fundó Arnor en el norte, sus nietos Isildur y Anarion establecieron el reino de Gondor en el sur. En principio sobre ambos reinos gobernaba Elendil pero ya desde entonces Gondor contó con una personalidad muy definida y distinta de Arnor.
Las crónicas hablan de que los reinos Dúnedain fueron fundados el mismo año del hundimiento de Elenna, el 3320 de la Segunda Edad, así que es de suponer que alrededor de esa fecha comenzó a erigirse la ciudad. Los dos hermanos remontaron el Anduin, llegaron a Pelargir y de ahí navegaron aguas arriba hasta llegar a las ya mencionadas edificaciones Númenóreanas, desde donde iniciaron la forja del que llegaría a ser el más poderoso de los reinos de los Hombres en la Tierra Media.
Tras poner los cimientos de Osgiliath, ambos hermanos iniciarían la construcción de otras dos plazas: Anarion edificó Minas Anor al oeste, en las faldas de las Ered Nimrais, e Isildur Minas Ithil en el este, en un valle de las Ephel Dúath. Las canciones nos hablan de que en un solo año ocurrieron el desastre de Númenor, la fundación de dos reinos, y la construcción de al menos cuatro grandes ciudades (Annúminas en Arnor). Esto nos sugiere que en el momento de su colapso, si bien estaba en lo más profundo de su corrupción moral y espiritual, Númenor se encontraba en el apogeo de su ciencia y su saber. En tan solo un año los escasos nobles Dúnedain que acompañaron a los descendientes de Amandil en su huida de Elenna consiguieron unir a los colonos Númenóreanos y a los nativos, organizarlos dentro de dos estados, fundar fortalezas y capitales y poner en marcha los mecanismos económicos y las infraestructuras para poder mantenerlos. Y de todos sus logros Osgiliath era la perla, una ciudad que nos imaginamos grande y populosa, llena de palacios y nobles edificios con un urbanismo sorprendente, el corazón de la fértil vega del bajo Anduin vigilada con celo por las torres de Anor e Ithil.
Sin embargo la gracia de la capital apenas duró 109 años: desde el 3429 –y salvo unos siglos posteriores de paz- Osgiliath estuvo en primera línea de sucesivas desgracias que terminaron con su brillo e importancia, y que a la larga desencadenaron su total ruina. En ese año Sauron, que había vuelto a Mordor tras la destrucción de Atalantë y que jamás pensó que fuera posible que los escasos supervivientes fuesen capaces de fundar estados tan poderosos en tan poco tiempo, decidió atacar con renovadas fuerzas a los Dúnedain herederos de Númenor.
El ataque se produjo desde el valle de Morgulduin, a cuya entrada se encontraba Minas Ithil, siendo la embestida tan fuerte e inesperada que la ciudad cayó rápidamente. El ejército de Mordor avanzó con rapidez por Ithilien cortando la retirada de Isildur, que solo pudo huir hacia los dominios de su padre en Arnor. En poco tiempo la provincia cayó en sus manos y si Osgiliath no resistía, Arnor, Pelargir y todos los feudos del sur se abrirían francos para Sauron. La defensa de la ciudad la dirigió Anarion, que pronto probó que el poder de Gondor era mucho mayor del que Sauron había imaginado. El asalto a la ciudad fue rechazado y en pocos meses Ithilien era recuperado. Sin embargo, Minas Ithil permaneció en poder de Mordor, constituyendo una continua amenaza para los habitantes del feudo oriental de Gondor.
Tras la derrota de Sauron a manos de la Ultima Alianza de Elfos y Hombres y el reintegro de la Torre de la Luna a Gondor, dio comienzo la Tercera Edad, y con ella una época de casi cinco siglos de paz, prosperidad y crecimiento en Gondor, de los que emergió como primera potencia de la Tierra Media. Para Osgiliath, sin embargo, empezaron pronto los signos de la lenta y progresiva pérdida de importancia que en los sucesivos siglos iba a experimentar. Desde el comienzo de la Tercera Edad los reyes acostumbraban a pasar los veranos en Minas Anor, pero poco a poco las estadías de los reyes en la Torre del Sol fueron dilatándose hasta llegar a pasar más tiempo allí que en la capital. También, los Reyes de los Barcos dedicaron más esfuerzos al engrandecimiento de sus flotas y el desarrollo de los puertos del sur, siendo Pelargir un nuevo foco de creciente importancia en Gondor.
Al llegar al siglo XI, con la conquista de Harad y los dominios del Reino del Sur más allá de Rhovanion y de las Montañas Blancas, el poder de los Dúnedain de Gondor llegó a su máximo exponente, alcanzando el grado más cercano a la gloria y majestad que en su día gozaron sus antepasados los Dúnedain de Númenor. A partir de entonces la lenta cuesta abajo en la que entró el reino fue afectando más y más a su capital hasta que en el año 1432, con la subida al trono de Eldacar estalló la guerra civil. Para entonces, aunque la Ciudadela de las Estrellas seguía siendo oficialmente la capital del reino, en la práctica los reyes pasaban casi todo el tiempo en Minas Anor, ya convertida en principal ciudad de Gondor.
La primera parte del conflicto terminó con un largo sitio a la capital que fue finalmente tomada por los rebeldes a sangre y fuego en el 1437. La ciudad fue arrasada y entre los edificios que sucumbieron estaba la Torre de la Piedra, que se derrumbó sobre el río perdiéndose para siempre la Palantir de Osgiliath. El usurpador, Castamir, causó una gran matanza, excediéndose sobremanera a las necesidades de una campaña bélica, y con el rey depuesto huido, descargó su ira contra el joven príncipe Ornendil ejecutándole cruelmente. Tras su triunfo, el usurpador, que hasta que se hizo con el trono ostentaba el título de Capitán de los Barcos, trasladó la capital de Osgiliath a Pelargir. Arrasada, quemada, con su distinción arrebatada, sin su Palantir, con la actividad económica floreciendo en Minas Anor y Pelargir, la decadencia de la ciudad avanzó a pasos agigantados.
Diez años después, ayudado por sus parientes de Rhovanion, el rey Eldacar lanzó una ofensiva que recuperó Osgiliath, Minas Anor, Minas Ithil y concluyó con la derrota y muerte de Castamir en Lebennin. Osgiliath recuperó su condición de capital pero estaba herida de muerte. Durante los dos siglos posteriores una gran parte de sus habitantes emigraron hacia los diferentes feudos del reino que gozaban de mayor prosperidad. Los edificios que fueron cerrándose empezaron a deteriorarse seriamente y extensas zonas de la ciudad comenzaban a quedar completamente desiertas.
Entonces llegó la Gran Plaga. En el año 1636 un viento maligno del este trajo a Osgiliath una devastadora epidemia. Desde la capital, la enfermedad se propagó por todo el occidente de la Tierra Media provocando la mayor crisis demográfica de su historia. En la Ciudadela de las Estrellas el resultado fue dramático y quien no pereció salió huyendo. Toda la familia real cayó enferma y falleció. Cuando la plaga cesó un año después, los habitantes que habían huido a Ithilien recusaron volver a instalarse en la ciudad. Osgiliath era ya una ciudad fantasma, con el olor de la muerte inundando sus calles y edificios. No era más aquella altiva y majestuosa ciudad fundada por Isildur y Anarion y no tenía ningún sentido mantener el trono en ella.
En el año 1640 el rey Tarondor trasladó la capital a Minas Anor y Osgiliath murió como ciudad. Desde entonces tuvo un uso exclusivamente militar, como puesto avanzado, cuartel general y destacamento pero jamás nadie volvió a vivir en ella. No obstante y a pesar de su ruina, su defensa y control eran primordiales para contener cualquier invasión –y viceversa, como llave de entrada en Gondor-, y siempre hubo fuertes cantidades de tropas acantonadas en la ciudad, lo que hizo que algunos edificios se mantuvieran en pie y operativos.
La Gran Plaga obligó a desplazar tropas desde puestos avanzados al interior del reino y la peor de sus consecuencias fue el relajamiento en la vigilancia de las fronteras orientales y las de Mordor. En el año 1944 los Aurigas invadieron Ithilien Norte, y aunque derrotados en la Batalla del Campamento fue un anuncio de los duros momentos que el futuro tenía preparado para los Hombres de Gondor. Durante más de trescientos años el Mal volvió a ocupar la Tierra Tenebrosa sin que los Dúnedain pudiesen ni siquiera sospecharlo, así que cuando lanzó su golpe éste fue contundente. En el año 2000 el volcán Orodruin volvió a rugir una vez más anunciando el movimiento dentro de Mordor. Por el valle de Morgulduin las fuerzas de Sauron, tal y como hicieran más de dos mil años antes, avanzaron sitiando Minas Ithil. En el 2002 la ciudad cayó en poder del Rey Brujo, el lugarteniente de Sauron que la rebautizó como Minas Morgul. Desde entonces el papel de Osgiliath como bastión defensivo y de vigilancia la convirtió en protagonista y objeto del deseo de Sauron. En el 2475 una nueva ofensiva de las tropas de Mordor invadió Ithilien y conquistó Osgiliath. Los refuerzos llegados desde Minas Anor (ya bautizada como Minas Tirith) liderados por el Senescal Boromir I, consiguieron recuperar la antigua capital, pero los violentos combates que se produjeron entre sus ruinas terminaron por destruir lo poco que quedaba en pie, incluido el gran puente. A partir de ese momento Osgiliath fue el primer bastión defensivo de Gondor puesto que Ithilien era una tierra por la que los Orcos y los Uruk-Hai campaban relativamente a sus anchas, atacando granjas y poblados y hostigando a los viajeros que cruzaban la provincia.
Finalmente en el 2901 Ithilien quedó prácticamente desierta de pobladores Gondorianos, y se puede decir que desde esa fecha era un territorio de Mordor. Los papeles se invirtieron y partidas de Montaraces salidos de Osgiliath y Cair Andros patrullaban en pequeños grupos las tierras de Ithilien, atacando los campamentos y patrullas Orcas. Esta situación se prolongó hasta los prolegómenos de la Guerra del Anillo cuando en un primer ataque los ejércitos del Señor de los Anillos penetraron en Osgiliath en junio del 3018. Consiguieron hacerse con el lado oriental de la ciudad pero fueron bravamente contenidos por los hijos del Senescal, Boromir y Faramir. Un año después, cuando se produjo la gran ofensiva de Sauron, Osgiliath fue finalmente tomada por los siervos del Señor Oscuro en las horas previas a la Batalla de los Campos de Pelennor. Esto ocurría el 10 de marzo, pero la inesperada victoria de los Pueblos Libres en Minas Tirith dio un gran vuelco a la situación. El día 18 las tropas de Gondor a la cabeza de las cuales iba el rey Elessar entraron en Osgiliath y liberaron la ciudad para siempre. Tras el final de la Guerra del Anillo la prosperidad y la paz volvieron a señorear en la Tierra Media y la buenaventura alcanzó definitivamente al Reino Unificado y sus aliados. Sin embargo, no consta en ningún texto si Osgiliath fue reconstruida y repoblada. Solo cabe especular que si Aragorn Elessar trasladó su corte al norte, reconstruyendo la ciudad de Annúminas, que estaba en completa ruina al igual que Osgiliath, no es descartable pensar que no hiciese lo propio con la Ciudadela de las Estrellas.