Palantír

Creación: Edad de los Árboles

Creador(es) o propietario(s): Fëanor, Amandil, Elendil, Saruman, Sauron, Aragorn

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Piedras con propiedades ‘mágicas’ que permitían ver acontecimientos y comunicarse entre ellas a grandes distancias.

Fueron creadas por el mismísimo Fëanor en Valinor, y los Noldor se llevaron al menos siete de ellas a Beleriand. Se sabe que al menos una Palantír no llegó a la Tierra Media, la Piedra Maestra que controlaba al resto, guardada en la Torre de Avallonë, en Tol Eressea. Al final de la Segunda Edad, cuando Númenor empezó a caer y el poder de Sauron crecía año a año, los Elfos entregaron siete Palantíri a Amandil, el líder de los Fieles de Oesternesse. Su hijo Elendil las volvió a llevar a la Tierra Media en su huída de Númenor, rescatándolas así del hundimiento de la Isla. De esta forma, en el año 3320 las siete piedras se repartieron entre distintas ciudades y fortalezas de Gondor y Arnor , con el objetivo de facilitar la comunicación entre los dos reinos, debido principalmente a las grandes distancias y dimensiones de los territorios del Exilio. La historia posterior de cada piedra es larga y compleja: algunas se perdieron, otras cayeron en manos de Sauron, y a finales de la Tercera Edad, su uso y su memoria se habían olvidado casi por completo.

Las palantíri eran esferas perfectas. Parecían hechas de cristal o algún material similar, de color negro opaco cuando no eran utilizadas. De superficie suave al tacto, no se podían rayar, y en principio eran irrompibles, aunque se suponía que un calor intenso podían fundirlas o al menos estropearlas. No tenían un tamaño uniforme, las más pequeñas medían unos 30 centímetros de diámetro, y las más grandes llegaban a ser imposibles de transportar por un solo hombre. Las Palantíri menores tenían dos ejes virtuales, que debían orientarse correctamente para poder ser usadas: el vertical debía apuntar hacia el centro de la Tierra, el horizontal debía tener dirección Norte-Sur.

Permitían ver lugares y acontecimientos a gran distancia, aunque de forma aleatoria y borrosa. Sólo una gran fuerza de voluntad del vidente le habilitaban para enfocar algo en concreto con el detalle y la escala deseados. Para orientar la dirección de la visión, bastaba desplazarse alrededor de la piedra. Además, una Palantír podía comunicarse con otra a distancia: Dos personas mirando a sus respectivas piedras intercambiaban información mediante el pensamiento (las Palantír no transmitían sonido alguno). En principio, bastaba con pensar en algo de forma consciente y deliberada para que el corresponsal lo oyera en su cabeza. Sin embargo, alguien con gran fuerza de voluntad era capaz de ‘interrogar’ a la contraparte, sonsacándole pensamientos no deseados.

Las Palantíri de Arnor fueron la Piedra de Annúminas, la Piedra de Amon Sûl y la Piedra de Elostirion. Las cuatro de Gondor se distribuyeron en la Piedra de Orthanc, la Piedra de Anor, la Piedra de Ithil y la Piedra de Osgiliath.

La etimología es sencilla: ‘Palantír’ significa ‘visión lejana’ (palan=’lejos’, tir=’ver, vigilar’)


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