“Cuando [Bilbo] miró fuera, vio a la luz de los relámpagos los gigantes de piedra abajo en el valle; habían salido y ahora estaban jugando, tirándose piedras unos a otros; las recogían y las arrojaban en la oscuridad, y allá abajo se rompían o desmenuzaban entre los árboles. Luego llegaron el viento y la lluvia, y el viento azotaba la lluvia y el granizo en todas direcciones, por lo que el refugio de la roca no los protegía mucho. Al rato estaban todos empapados hasta los huesos y los poneys se encogían, bajaban la cabeza, y metían la cola entre las patas, y algunos relinchaban de miedo. Las risotadas y los gritos de los gigantes podían oírse por encima de todas las laderas.”
(El Hobbit, “Sobre la colina y bajo la colina”)
Al leer El Hobbit, ¿a quién no le ha llamado la atención este pasaje en el que se describe a los Gigantes de Piedra? Una escena terrorífica, fácilmente imaginable en circunstancias similares: nuestros protagonistas se encuentran en medio de una enfurecida tormenta en las montañas y los efectos de la misma parecen convertirse en una pesadilla para Bilbo. Pero, tal y como podemos comprobar justo más adelante, estos gigantes no son producto de la imaginación febril del hobbit. Tanto Thorin como Gandalf se sienten inquietos por la “presencia” de los Gigantes:
“-¡Esto no irá bien! -dijo Thorin-. Si no salimos despedidos, o nos ahogamos, o nos alcanza un rayo, nos atrapará alguno de esos gigantes y de una patada nos mandará al cielo como una pelota de fútbol.
-Bien, si sabes de un sitio mejor, ¡llévanos allí! –dijo Gandalf, quien se sentía muy malhumorado, y no estaba nada contento con los gigantes.”
(El Hobbit, “Sobre la colina y bajo la colina”)
Lo cierto es que mucha gente duda de la existencia de los Gigantes, reduciéndolos a una especie de “metáfora” de la tormenta. Pero si seguimos leyendo en El Hobbit, volvemos a encontrar referencias a los Gigantes que ya no están directamente relacionadas con la tormenta. Así, como podremos comprobar, Gandalf parece dar por sentada su existencia:
“-Tendría que salir a buscar un gigante más o menos decente para que bloquee otra vez la puerta -dijo el mago-, o pronto no habrá modo de cruzar las montañas.”
(El Hobbit, “De la sartén al fuego”)
Y cuando se encuentran con Beorn, los incluye en el relato de sus aventuras:
“-Hubo una terrible tormenta; los gigantes de piedra estaban fuera lanzando rocas, y al final del desfiladero nos refugiamos en una cueva, el hobbit, yo y varios de nuestros compañeros...”
(El Hobbit, “Extraños aposentos”)
Pero realmente, ¿qué tipo de criaturas serían estos gigantes? Hasta el momento no se ha podido determinar, y el hecho de que (hasta hace poco) sólo se supiera de ellos por El Hobbit, no ayudaba a aclarar su naturaleza. Esto ha dado origen a varias posibilidades, que los aficionados a la obra de Tolkien han debatido durante años. Por un lado, hay gente que piensa que los Gigantes realmente serían Hombres, sólo que de un tamaño excepcionalmente grande. Para otras personas los Gigantes no serían otra cosa que algún tipo de Troll y el hecho de habitar en las montañas justificaría su necesidad de morar en cavernas para ocultarse de la luz del sol. Por otro lado, hay gente que opina que podría tratarse de «Espíritus de la Naturaleza» asociados a las montañas y las tormentas. Por último, algunas personas opinan que se trata «simplemente» de Gigantes, criaturas presentes en la mayoría de las mitologías (e incluso, dentro de la propia obra de Tolkien, como es el caso de Egidio, el Granjero de Ham).
A favor de esta última opción, se podría tener en cuenta la siguiente nota al pie de una carta escrita por J.R.R. Tolkien en la que habla sobre El Señor de los Anillos, donde se dice lo siguiente:
*Hay aún más hobbits y se sabe más sobre ellos en la nueva historia. Aparece Gollum, y Gandalf figura en primer término; intervienen enanos, y aunque no hay dragones (hasta ahora), habrá un Gigante; [...]
(J.R.R. Tolkien: Cartas, carta nº 35)
Es decir, según este texto, parece que en el momento de redactar esta carta (2 de febrero de 1939) el autor pensaba que un Gigante formaría parte también de El Señor de los Anillos, aunque no tenemos muchos más datos ni sabemos si sería uno de los Gigantes de Piedra como los que aparecen en El Hobbit. Posiblemente este Gigante sea el que aparece en uno de los borradores de El Señor de los Anillos. Un Gigante que iba a llamarse... ¡Bárbol!
Me capturaron en Fangorn y el Gigante Bárbol me tuvo cautivo por muchos y fatigosos días. Fueron días de gran desesperación, porque yo regresaba de prisa a la Comarca para ayudarte. Acababa de enterarme que habían enviado a los jinetes.
(El Retorno de la Sombra, “Hacia la cima de los vientos y Rivendel”)
Esto es lo que cuenta Gandalf a Frodo una vez que el Hobbit despierta en casa de Elrond, en estos primeros borradores, que según Christopher Tolkien pueden fecharse por esa misma época en la que Tolkien había escrito la carta antes mencionada. Además, seis meses después (según cálculos de C. Tolkien), nos encontramos con que Tolkien escribió:
Frodo se encuentra con el Gigante Bárbol en el neldoreth'>Bosque de Neldoreth cuando anda en busca de sus compañeros perdidos; el gigante lo engaña mostrándose cordial, pero en realidad está aliado con el Enemigo.
(El retorno de la Sombra, “Nuevas dudas y nuevos proyectos”)
Como podemos ver, este Gigante era, evidentemente, un ser malvado aliado con Sauron. El personaje desapareció en la versión definitiva, aunque Tolkien terminó rescatando su nombre para “entregárselo” a Bárbol, el Ent (de hecho, la palabra Ent en anglosajón significa “Gigante”).
Pero no sólo Bárbol «procede» de un gigante, al parecer, algo similar también podría haber ocurrido con los otros Ents, según un comentario de Christopher Tolkien que podemos encontrar el El Retorno de la Sombra:
De acuerdo con lo que mi padre escribió originalmente, Sam decía: «¿pero qué me cuentas de esos..., cómo los llamas... gigantes? Dicen que vieron a uno que era casi tan grande como una torre o por lo menos como un árbol más allá de los Páramos del Norte no hace mucho tiempo». Cuando se estaba escribiendo el texto, esto fue sustituido por: «¿Pero qué me cuentas de esos hombres-árboles, esos... gigantes? Dicen que vieron a uno que era casi tan grande como una torre», etc. (¿Es posible que este pasaje (que se repite en la CA, pág. 67) sea el primer antecedente de los Ents?)
(El Retorno de la Sombra, “Una historia antigua”)
De todos modos, tal y como podemos observar a lo largo de estos primeros manuscritos, los Gigantes están más presentes en el proceso creativo de Tolkien de lo que pueda parecer a la vista del resultado final. Así, gracias al borrador del capítulo de El Señor de los Anillos "Una Historia Antigua" (antecesor de "La Sombra del Pasado"), podemos averiguar que los gigantes son seres antropomorfos de gran tamaño y fuerza:
En todas partes había nuevos trolls, aún más maléficos; se hablaba de Gigantes, Gente Grande mucho más grande y fuerte que los Hombres [? considerados comúnmente como] la Gente Grande, y no más estúpidos que ellos, que en verdad solían actuar con gran astucia y emplear poderes mágicos. Y también se hablaba vagamente de cosas y criaturas todavía más espantosas que los trasgos, trolls o los gigantes.
(El Retorno de la Sombra, “Una historia antigua”)
Y aún más: en una de las revisiones de los Apéndices, cuando habla sobre los nombres de los Hobbits, Tolkien llegó a afirmar que:
Todos sonarían igualmente extraños, mientras que para los Hobbits los nombres personales indicaban muchas cosas distintas. Unos derivaban de la historia antigua y de viejas leyendas hobbits; otros, de historias sobre los Elfos y los Hombres e incluso enanos y gigantes.
(Los Pueblos de la Tierra Media, “El apéndice sobre las lenguas”)
Por supuesto, todas esas referencias a "gigantes" no deben tomarse como una prueba concluyente a favor de su existencia. Pero sí parecen ser una demostración de que, al menos, Tolkien pensó en incorporar a los Gigantes a su propia mitología.
Recientemente, además, con la publicación de The Lord of the Rings: A Reader`s Companion, sus autores Hammond y Scull nos ofrecen dos borradores de Tolkien, hasta ahora inéditos, para explicar el origen de “El Cuello de Tarlang”. En el segundo de los borradores (un poco más amplio) se dice lo siguiente:
El Cuello era una larga arista de piedra, sobre la que subía el camino, que unía la masa principal de la sierra con la ramificación (que contenía tres picos) que separaba la llanura de Erech de Lamedan. [Añadido: Tarlang, originalmente el nombre de esta arista, se tomó luego como un nombre personal]. [Lo que sigue fue puesto entre paréntesis y marcado con “no copiar esto”:] Realmente Tarlang era con toda probabilidad el nombre original de esta arista o cuello (significa "tortícolis"), y el camino que por ahí discurría era difícil y laborioso, y sólo era utilizado por aquellos que tenían gran necesidad o prisa. Pero debido a que lang “cuello”, era utilizado con frecuencia en geografía, también fue aplicado para designar el cuello de hombres y animales, mientras Tarlang era un nombre de hombre poco común* [Añadido: *en el origen el apodo de "tortícolis" era aplicado a hombres arrogantes o altaneros], allí creció una leyenda local para explicar el nombre. Se dijo que cuando “en los días antiguos” algunos gigantes estaban construyendo las Montañas Blancas como una pared para mantener a los Hombres fuera de su tierra en la costa, uno de ellos llamado Tarlang tropezó y cayó sobre su cara y resultó muerto. Los otros gigantes utilizaron su cuerpo para completar la pared en ese punto, pero dejaron el cuello yaciendo hacia el sur, llevando hacia las tres montañas de la espuela: Dol Tarlang "Cabeza de Tarlang", Cul Veleg "Gran Carga" y Cul Bin "Pequeña Carga". La interrupción en su cuello se mostraba como una depresión en la arista, cerca del empalme con la Cabeza de Tarlang, sobre la que discurría el camino. En consecuencia, el Tarlang se llamó Achad Tarlang utilizando otra palabra para “cuello” (Q [uenya] axo), refiriéndose apropiadamente sólo a la parte ósea vertebral y no incluyendo la garganta, llamándose generalmente en la vernácula Lengua Común Cuello de Tarlang.
(The Lord of the Rings: A Reader`s Companion)
(Traducción al castellano Elfenomeno.com)
¿Y qué podemos sacar en claro de esta nueva cita?
- Según lo que se dice en este texto, podría desmentirse la posibilidad de que los Gigantes fueran de origen humano, pues éstos, supuestamente, parecen ser una raza que en aquellos tiempos tenía como objetivo no dejar pasar a los Hombres.
- Por otro lado, y aunque el término “Días Antiguos” es muy vago en cuanto a que se puede utilizar para señalar cualquier época anterior, habitualmente se refiere a la Primera Edad del Sol, por lo que podríamos suponer que los Gigantes al menos existen a partir de esta Edad.
Pero, ¿hasta qué punto la “leyenda de Tarlang” demuestra que los Gigantes “existieron” en la Tierra Media? Realmente no lo hace, pero al menos deja claro que el concepto de los Gigantes también está presente en el Gondor de El Señor de los Anillos y no sólo en El Hobbit, ya fuera como seres enormes vagamente recordados... o simplemente como parte de la leyenda.
(c) Paola Castagno. En exclusiva para Elfenomeno.com