Nuevo libro sobre Tolkien y los Inklings
Tal y como encontramos en el diario Times Online, ha salido a la venta en Gran Bretaña un nuevo libro sobre la obra de J.R.R. Tolkien y los Inklings:
The Company they Keep: C. S. Lewis and J. R. R. Tolkien as writers in community, escrito por Diana Pavlac Glyer.
Según leemos en el artículo, "Hay magia en la última línea de El Señor de los Anillos. Recordando: el impasiblemente valiente Sam Gamyi, tras haber visto cómo su amigo Frodo Bolsón partió desde los Puertos Grises hacia una cierta forma de muerte, regresa a La Comarca donde encuentra a su mujer y sus hijos esperando con la promesa de una vida tranquila, lejos de la masacre de la Guerra del Anillo. J.R.R. Tolkien finaliza con la frase: "Bueno, estoy de vuelta - dijo." Es una emotiva y a la vez subestimable conclusión que nos devuelve a la prosa de la simplicidad hogareña de los primeros capítulos, tras la forma épica arcaica de El Retorno del Rey.
Sin embargo, tal y como nos dice Diana Pavlac Glyer en su erudito y perceptivo estudio "The Company They Keep" (La Compañía Que Mantuvieron), éste no era el final que J.R.R. Tolkien había pensado originalmente para su trilogía (sic.). Él tenía en mente un epílogo (que podéis leer aquí), situado dieciséis años después de los eventos del resto del libro, que podrían haber provisto de otra superflua visión de la vida doméstica de la Familia Gamyi. En esta versión, que fue finalmente eliminada, un Sam con el pelo cano lee las historias de sus aventuras a sus hijos, entretejiéndolas con historias de magos y orcos y árboles que caminaban. Incluso existe la sugerencia de que Sam ha estado narrando la historia de El Señor de los Anillos tal cual, antes de que, finalmente, abandonemos La Comarca definitivamente, dejando a Sam y Rosa en un estado de total felicidad conyugal, narrando sus historias junto al fuego.
Lo que impidió a Tolkien publicar este final fue su pertenencia a los Inklings - el renombrado círculo de escritores y académicos de Oxford que se reunieron durante 17 años y que contaba con miembros como C.S. Lewis, Charles Williams y E. R. Edison, autor de La Serpiente Ouroboros, entre otros. Fueron ellos quienes le advirtieron del excesivo sentimentalismo de la escena, argumentando que no añadía nada sustancial a una narrativa que ya había sobrepasado con creces la "Continuación de El Hobbit" que le habían solicitado los editores (a J.R.R. Tolkien). Glyer sugiere que este incidente es un buen ejemplo de cómo los Inklings afectaban al trabajo de los demás, a pesar del hecho de que, en años posteriores, sus miembros frecuentemente insistían en que en sus reuniones actuaban más como en un club social que como un club de escritores, dejando de lado cualquier sugerencia por influyente que fuera".
Según leemos en el artículo, "Hay magia en la última línea de El Señor de los Anillos. Recordando: el impasiblemente valiente Sam Gamyi, tras haber visto cómo su amigo Frodo Bolsón partió desde los Puertos Grises hacia una cierta forma de muerte, regresa a La Comarca donde encuentra a su mujer y sus hijos esperando con la promesa de una vida tranquila, lejos de la masacre de la Guerra del Anillo. J.R.R. Tolkien finaliza con la frase: "Bueno, estoy de vuelta - dijo." Es una emotiva y a la vez subestimable conclusión que nos devuelve a la prosa de la simplicidad hogareña de los primeros capítulos, tras la forma épica arcaica de El Retorno del Rey.
Sin embargo, tal y como nos dice Diana Pavlac Glyer en su erudito y perceptivo estudio "The Company They Keep" (La Compañía Que Mantuvieron), éste no era el final que J.R.R. Tolkien había pensado originalmente para su trilogía (sic.). Él tenía en mente un epílogo (que podéis leer aquí), situado dieciséis años después de los eventos del resto del libro, que podrían haber provisto de otra superflua visión de la vida doméstica de la Familia Gamyi. En esta versión, que fue finalmente eliminada, un Sam con el pelo cano lee las historias de sus aventuras a sus hijos, entretejiéndolas con historias de magos y orcos y árboles que caminaban. Incluso existe la sugerencia de que Sam ha estado narrando la historia de El Señor de los Anillos tal cual, antes de que, finalmente, abandonemos La Comarca definitivamente, dejando a Sam y Rosa en un estado de total felicidad conyugal, narrando sus historias junto al fuego.
Lo que impidió a Tolkien publicar este final fue su pertenencia a los Inklings - el renombrado círculo de escritores y académicos de Oxford que se reunieron durante 17 años y que contaba con miembros como C.S. Lewis, Charles Williams y E. R. Edison, autor de La Serpiente Ouroboros, entre otros. Fueron ellos quienes le advirtieron del excesivo sentimentalismo de la escena, argumentando que no añadía nada sustancial a una narrativa que ya había sobrepasado con creces la "Continuación de El Hobbit" que le habían solicitado los editores (a J.R.R. Tolkien). Glyer sugiere que este incidente es un buen ejemplo de cómo los Inklings afectaban al trabajo de los demás, a pesar del hecho de que, en años posteriores, sus miembros frecuentemente insistían en que en sus reuniones actuaban más como en un club social que como un club de escritores, dejando de lado cualquier sugerencia por influyente que fuera".
Comentarios: (0)
Tienes que entrar para ver los comentarios.