Tercera Batalla de los Poderes
Lugar: Tierra Media.
Protagonistas: Melkor y los Valar.
Año o época: 1090 de las Edades de los Árboles.
En las Edades de los Árboles los Valar se reunieron en el Anillo del Juicio, para definir que hacer ante la inminencia del despertar de los Elfos. Fue entonces que tanto Yavanna, como Oromë contaron las terribles cosas que sucedían en la Tierra Media. Entonces Tulkas propuso hacer la Guerra contra Melkor. Pero en esa ocasión Mandos lo detuvo recordándole que los Elfos debían despertar en la oscuridad y bajo la luz de las estrellas.
Cuando Oromë volvió con la noticia del despertar de los Elfos y de como temía por ellos por causa de Melkor, en el 1086 de las Edades de los Árboles, Manwë, tras consultar con Ilúvatar los volvió a reunir. Allí les trasmitió la necesidad de recobrar el dominio de Arda, "a cualquier precio", y liberar a los Quendi del peligro de Melkor.
De este modo, en el 1090 de las Edades de los Árboles, los Valar se pusieron en marcha y cruzaron a la Tierra Media, iniciándose la denominada Tercera Batalla de los Poderes. Melkor les salió al encuentro en el noroeste, en las cercanías de Angband, pero el poder de los Valar fue tal que pusieron en fuga a sus enemigos. La región quedó muy destruida y los servidores del Señor Oscuro huyeron a Utumno.
Entonces los Valar llegaron a Cuiviénen y montaron guardia para proteger a los Elfos. En cambio Tulkas y Oromë junto a un gran ejército pusieron sitio a Utumno en el 1092 de las Edades de los Árboles.
Muchas Batallas se sucedieron ahí hasta que en el 1099 de las Edades de los Árboles, Tulkas derribó al fin las grandes puertas y penetró en las profundidades de Utumno. Allí luchó contra Melkor, lo tendió de bruces contra el suelo, dominándolo, y lo ató fuertemente con la cadena Angainor. Al término de la Tercera Batalla de los Poderes, Melkor fue llevado ante Manwë quien lo condenó por Tres Edades como prisionero en las Estancias de Mandos, y la Tierra Media tuvo paz por muchos años.
Textualmente:
Melkor salió al encuentro de la arremetida de los Valar en el noroeste de la Tierra Media, y toda esa región quedó muy destruida. Pero la primera victoria de los ejércitos del Occidente fue rápida, y los servidores de Melkor huyeron ante ellos a Utumno. Entonces los Valar cruzaron la Tierra Media y montaron guardia en Cuiviénen; y desde entonces los Quendi nada supieron de la gran Batalla de los Poderes, salvo que la Tierra se sacudía y rugía por debajo de ellos y que las aguas se levantaban y que en el norte brillaban luces como de fuegos poderosos. Largo y penoso fue el sitio, y muchas batallas se libraron delante de las puertas de Utumno, que los Elfos sólo conocieron de oídas. En ese tiempo cambió la forma de la Tierra Media, y el Gran Mar que la separaba de Aman se volvió más ancho y profundo; e irrumpió en las costas y abrió un golfo en el sur. Muchas bahías menores aparecieron entonces entre el Gran Golfo y Helcaraxë, lejos, al norte, donde la Tierra Media y Aman casi se unían. De éstas la Bahía de Balar era la principal; y en ella desembocaba el poderoso Río Sirion que descendía de las altas tierras recién levantadas en el norte: Dorthonion y las montañas en torno a Hithlum. La desolación se extendió por las tierras del norte lejano en esos días; pues allí fue excavada la profunda Utumno y en esos abismos ardían muchos fuegos y se ocultaban las huestes que servían a Melkor.
Pero al fin las puertas de Utumno fueron derribadas y los techos se hundieron, y Melkor se refugió en el más profundo de los abismos. Entonces Tulkas se adelantó como campeón de los Valar y luchó con él y lo tendió de bruces; y lo sujetó con la cadena Angainor que Aulë había forjado, y lo llevó cautivo; y de este modo hubo paz en el mundo durante un largo tiempo.
Pero los Valar no descubrieron todas las poderosas bóvedas y cavernas ocultas con malicioso artificio bajo las fortalezas de Angband y Utumno. Muchas cosas malignas había aún allí, y otras se dispersaron V volaron en la oscuridad, y erraron por los sitios baldíos del mundo, a la espera de una hora más maligna; y a Sauron no lo encontraron.
"De la llegada de los Elfos y el cautiverio de Melkor", El Silmarillion