Esta crítica tiene unos pocos spoilers.
Va mucho tiempo desde que envié a ElFenomeno.com mis críticas de las películas de El Señor de los Anillos. Muchas cosas han cambiado desde entonces, en el cine, en el Mundo y en mi vida. 11 años desde que se estrenó La Comunidad del Anillo aquel 19 de diciembre de 2001. Una de las mayores novedades, el resurgimiento del cine en 3D, una (en mi opinión) sobrevalorada característica que. aunque nos hace disfrutar más de las películas que vemos en el cine, en todos los casos en los que le di mi oportunidad me sentí estafado, ya que creo que no valió la pena pagar 2 o 3 euros más para ver la película con gafas que, en algunos casos incluso estaban defectuosas o que (lo que es peor) el 3D era un pegote artificial que apenas se notaba en la película. Quizá, por eso, y a pesar de considerarme tolkiendili, no me fio del megabombazo de los 48 fps y no quiero pagar de más por si acaso esta vez la tecnología merece la pena.
Preferí el 2D y fui a la Sala 7 de Cinesa Marineda City, que se llenó bastante (aunque no del todo) a eso de las 23:00 horas. Lo peor: el calor infernal que hacía allí. ¿Lo mejor? Buena compañía, y la sensación de estar rodeado de quienes vieron la trilogía original y venían, una vez más, a disfrutar de un nuevo viaje por la Tierra Media.
Pero vayamos con la crítica de la película, que es lo que piden los amigos de ElFenomeno.com. Creo que debo verla más veces para asimilar todos los detalles con los que nos regalaron PJ y su tropa, pero creo que es una buena película y una excelente adaptación. El neozelandés debió quedar escaldado de las críticas por los Elfos en Helm o Arwen usurpando el papel de Glorfindel que una enorme cantidad de escenas, diálogos, caracterizaciones y hasta la atmósfera de la película están calcadas, no sólo de El Hobbit sino de buena parte de la obra de Tolkien. ¿Y los guiños a los fans? Gandalf olvidándose de los nombres de los pobrecicos Alatar y Pallando (los magos azules) fue lo más gracioso de una película capaz de introducir el humor sin que llegue a resultar cargante, algo que George Lucas no pareció entender en La Amenaza Fantasma.
La película es más lenta que las anteriores (lógico, por otra parte), y tiene algunas cosas mejorables, pero han conseguido que, incluso los cambios del libro (como el final, justo antes de la llegada de las águilas) queden bastante bien.
Si tengo que quedarme con una escena: Acertijos en las tinieblas. Andy Serkis y Martin Freeman bordan una escena casi como siembre me la había imaginado. Radagast, en cambio, no me convenció para nada. Y los elfos de Rívendel (con acennito en la I, como en inglés) parecían, por momentos, una parodia de sí mismos.
En definitiva: disfruté como un enano (Thorin, concretamente) y ya cuento los días para ver las escenas que faltan para la edición extendida de una película que siempre estará entre mis favoritas.