8 de marzo de 3019 de la Tercera Edad: Decisiones y caminos oscuros

Gondor y Rohan - Mientras los ejércitos de los Pueblos Libres se preparan para la guerra, los líderes toman caminos que cambiarán el curso de la historia. Desde las colinas de Rohan hasta los refugios ocultos de Gondor, el destino se entrelaza en la sombra de la amenaza de Mordor.
8 de marzo de 3019 de la Tercera Edad

Con la primera luz del alba, Frodo Bolsón y Samsagaz Gamyi partieron de Henneth Annûn, escoltados por Faramir y sus hombres hasta el límite de sus tierras. “Nos pidieron que los dejáramos partir solos”, nos explicó un soldado gondoriano que presenció la escena. “El capitán Faramir los miró largamente antes de despedirse, como si supiera que no volvería a verlos.” Acompañados por la siseante figura de Gollum, los hobbits continuaron su travesía hacia el sur y el este, adentrándose en tierras cada vez más áridas y hostiles.

En otro punto de la Tierra Media, la sombra de la profecía se hizo presente cuando Aragorn y la Compañía Gris cabalgaron al amanecer hacia los Senderos de los Muertos. “Partieron sin titubear, como si estuvieran llamados por algo más grande que ellos mismos”, nos relató un habitante del Valle de Sagrario. La visión de los jinetes perdiéndose en la negrura de la montaña provocó escalofríos en los testigos. La Piedra de Erech aguardaba a medianoche, y con ella el despertar de aquellos que habían roto sus juramentos.

Mientras tanto, Théoden y sus jinetes continuaban su camino hacia Sagrario, bajo cielos nublados que parecían anticipar la guerra. La gente del lugar observó su avance con solemnidad. “El rey cabalgaba en silencio, con la mirada fija en el horizonte”, relató un jinete. “Todos sabíamos que algo grande estaba por suceder.”

Más al sur, en un galope incesante, Gandalf y Pippin seguían su viaje hacia Minas Tirith. La silueta del Mago Blanco y su pequeño compañero atravesaba los valles con prisa, pues las sombras de Mordor crecían con cada hora que pasaba.

Los caminos de las gentes libres se bifurcan, cada uno con un propósito distinto, pero con un mismo fin: resistir la sombra que se cierne sobre la Tierra Media.