Año 484 de la Primera Edad: Túrin, hijo de Húrin, mata a Saeros y huye de Doriath

Menegroth, Reino Escondido de Doriath – La tragedia de Túrin Turambar comienza a revelarse. Aunque fue acogido con honores en la corte de Thingol tras la Nirnaeth Arnoediad, un acto impulsivo desencadena su caída: la muerte de Saeros y su huida del Reino Escondido marcan el inicio de su camino hacia el exilio. Una historia de orgullo, ira y destino que empieza a teñirse de oscuridad.
Túrin se enfrenta a Saeros en Menegroth

Se respira hoy un aire tenso en las estancias de Menegroth. Los salones del Rey Elu Thingol, habitualmente repletos de armonía élfica y voz de laúdes, despiertan ahora bajo el peso de una tragedia: Túrin Turambar, hijo de Húrin el Inquebrantable, ha desaparecido tras un grave incidente que ha culminado con la muerte del elfo Saeros, uno de los consejeros del Rey.

Todo comenzó, como tantas veces ocurre, con palabras más afiladas que espadas. Durante una cena en los salones de Menegroth, Saeros se burló abiertamente del linaje de Túrin y de la dignidad de su madre, Morwen Eledhwen. El joven, que había sido acogido como hijo adoptivo por el mismo Thingol tras la Nirnaeth Arnoediad, no pudo contener su furia: arrojó una copa a Saeros, lo que encendió una disputa que se prolongó hasta el amanecer siguiente.

Saeros, herido en su orgullo, aguardó a Túrin al día siguiente mientras este se disponía a abandonar Menegroth en dirección a las fronteras. Lo atacó con espada y escudo, pero Túrin, más fuerte y rápido, lo dominó. Humillado, Saeros fue despojado de sus ropas y obligado a correr por el bosque. Lo que debía ser una lección en el honor y la prudencia terminó en fatal desenlace: el elfo, desesperado, intentó un salto imposible sobre un arroyo y cayó a su muerte.

Testigos como el cazador Mablung llegaron cuando ya era tarde. Túrin, agitado y consciente de que había sobrepasado la línea entre justicia y exceso, se negó a volver con ellos para ser juzgado por el rey. “Abjuro de su Ley y de su juicio”, declaró, antes de internarse en los bosques al oeste del Sirion, más allá del alcance de la Cintura de Melian.

Túrin había vivido en Doriath desde el año 473, acogido con amor por Thingol en honor a su padre, Húrin Thalion. Educado entre los Elfos, compañero de armas de Beleg Arcofirme, Túrin era amado por muchos. Pero su sombra interior, alimentada por años de pérdida, pesares y el creciente poder de Morgoth, parece haber guiado su mano una vez más hacia la desgracia.

Se desconoce su paradero actual. Lo que es seguro es que la Casa de Hador pierde hoy más que un heredero: pierde el cobijo de uno de los últimos refugios libres de Beleriand.

“Una muerte ya es bastante”, dijo Mablung al verle partir.
“Yo no la quise —respondió Túrin—, pero no guardo duelo por ella.”

¿Ha comenzado ya la tragedia del más atribulado de los hijos de los Hombres?