Melkor

Raza o especie: Vala.

Nacimiento: En el Principio. Ainulindalë.

Muerte: Dagor Dagorath.

Padres: Eru Ilúvatar.

Hermanos: Hermano de Manwë en el pensamiento de Ilúvatar.

Grupos: Ainur

Objetos: Grond, Silmarils, Corona de Hierro, Angainor.

Otros nombres: Melko, Morgoth, Bauglir, Belegûr, Belegurth, Enemigo, Enemigo Oscuro del Mundo, Enemigo de los Valar, Amo, Señor de la Tierra Media, Amo de los Destinos de Arda, Señor de Todos, Poder del Terror y el Odio, Rey Oscuro, Rey del Mundo, Amo de las Mentiras, Corruptor, Mano Negra, Negro Enemigo del Mundo y Señor Oscuro.

Melkor y Ungoliant frente a los Dos Árboles: John Howe

Vala. Hermano de Manwë en el pensamiento de Ilúvatar. El más poderoso de todos los Ainur de Arda y del que emana todo mal.

En principio era uno de los Nueve Aratar, pero su nombre quedó eliminado y desde entonces sólo se habla de los Ocho Aratar. Normalmente conocido como Morgoth (Sindarin, “El Enemigo Negro”) recibió más nombres como Bauglir (Sindarin, “Opresor”) o como Belegûr, que era la forma Sindarin de Melkor que apenas era usada (porque se alteró intencionadamente por Belegurth, “Inmensa Muerte”) Aparte recibió muchos sobrenombres y títulos entre los que destacan: Enemigo, Enemigo Oscuro del Mundo, Enemigo de los Valar, Amo, Señor de la Tierra Media, Amo de los Destinos de Arda, Señor de Todos, Poder del Terror y el Odio, Rey Oscuro, Rey del Mundo, Amo de las Mentiras, Corruptor, Mano Negra, Negro Enemigo del Mundo y Señor Oscuro.

Cuenta la Ainulindalë que cuando la Música de los Ainur estaba siendo interpretada Melkor entretejió temas propios en la Canción. Su discordancia se alzaba en medio de la armonía de sus hermanos y cada vez que hacía esto Ilúvatar detenía la Música y comenzaba un nuevo tema, pues ninguno podía prosperar si no partía de El. A Melkor le fueron dados los más grandes dones de poder y conocimiento, y aparte de ser el más poderoso de los Ainur tenía parte de los dones de todos sus compañeros (y de hecho dicen los Sabios que este espíritu era coevo de Manwë y hermano suyo en el pensamiento de Ilúvatar) Se dice que ardía en deseos de dar Ser a las cosas procedentes de su pensamiento y que por ello había ido con frecuencia al Vacío en busca de la Llama Imperecedera, fuente de la vida y la creación, mas nunca habría de encontrarla porque ésta se encontraba con Ilúvatar y sólo a El le pertenecía. Tras el tercer tema Ilúvatar se puso en pie y la Música cesó. Advirtió al Vala rebelde que ningún tema podía ser alterado sin su consentimiento y por ello Melkor se sintió avergonzado, y nació en él un rencor secreto y un deseo cada vez más fuerte de dominio y poder.

Cuando Ilúvatar mostró a los Ainur la visión de lo que se había cantado en la Música Melkor fingió tener deseos de ir al Mundo para ordenarlo en pos de los Hijos de Ilúvatar pero tal y como luego se vio lo que en realidad deseaba era convertirse en el Rey del Mundo, sometiendo a Elfos y Hombres para así ordenarlo todo a su antojo sin tener en cuenta los designios del Unico.

Las antiguas Crónicas dicen que la Primera Guerra tuvo lugar antes de que Arda estuviera acabada. Porque nada más descender los Valar a la tierra se libró una larga guerra, también conocida como Primera Batalla de los Poderes, que causó graves tumultos. 1500 años valianos más tarde llegó a Arda el Vala Tulkas, ante cuyo poder y fuerza inmensa Melkor emprendió la huida y por un tiempo hubo paz en el Mundo. Al igual que los otros Valar también tomó forma visible pero ésta era de aspecto oscuro y terrible pues mucho era el odio que acumulaba, y durante esta guerra dedicó todo su empeño en destruir lo que sus hermanos hacían, derribando montañas y secando mares. Realmente poco se sabe de esta larga guerra pues se produjo antes de la llegada de los Primeros Nacidos, aunque lo que sí sabemos es que de este modo la faz de la Tierra comenzó a tomar forma.

Durante mucho tiempo se dedicó a pervertir a muchos espíritus que habitaban en Eä, siendo el principal de todos ellos, y el más poderoso, ese espíritu de naturaleza Maia al que los Eldar llamaron Sauron, y que se convirtió en edades posteriores en el heredero natural de toda la corrupción y de las criaturas malignas que moraban en el mundo que fueron fruto del poder disperso de Melkor.

En el año 1900 de la conocida como Edad de las Lámparas Aulë creó los dos grandes pilares, Illuin y Ormal, y con ellos una luz inmutable cubrió toda Arda produciéndose una eclosión de vida y color ante cuya belleza Melkor sintió una gran envidia, maquinando su venganza por haber sido expulsado de Arda. Comenzó entonces a horadar la tierra y en el año 3400 de esta Edad finalizó la construcción de su fortaleza llamada Utumno, y se dice que de ella brotaba la esencia de su mal que consiguió marchitar la Primavera de Arda (que comenzó con la construcción de las Dos Lámparas). Los Valar se dieron cuenta de que el Corruptor había regresado, pero antes de que pudieran enfrentarle, en el año 3450, Melkor atacó por sorpresa derribando los dos pilares de las Lámparas provocando de nuevo graves daños en la simetría de Arda que fueron apaciguados a duras penas por los Valar. Este ataque se conoció luego como Segunda Batalla de los Poderes, pero en esta ocasión los Valar no pudieron someter a Melkor ya que se refugió en su fortaleza de Utumno y la prioridad en aquel momento era la de salvar todo lo que pudieran de la ruina. Tras este ataque finalizó la Primavera de Arda y la morada de los Valar en Almaren fue destruida por lo que éstos buscaron refugio en la Tierra de Aman, porque pensaron que allí podrían defenderse mejor de los ataques del Enemigo.

Poco después Yavanna creó los Dos Arboles y con su luz comenzó la llamada Edad de los Arboles. En esta edad sólo había luz en Valinor y el resto de la Tierra Media permanecía a oscuras quedando durante mucho tiempo bajo el dominio de Melkor, que expandía cada vez más y más su poder, corrompiendo animales y plantas y todo aquello que le pudiera ser de utilidad para sus negros propósitos. A principios de esta edad construyó una nueva fortaleza en el oeste conocida como Angband y que fue mandada por Sauron. También corrompió a numerosos espíritus Maiar, los Balrogs, convocados y pervertidos en Utumno, y para ese entonces ya tenía a su servicio a muchas criaturas malignas que acechaban en los bosques de la Tierra Media.

Los años pasaron y en el 1080 de esta edad los espías de Melkor descubren a los Elfos, que despertaron en Cuiviénen en el año 1050. Se dijo entonces que Melkor había capturado a muchos Elfos y que con sus oscuras artes los pervirtió y convirtió en los terribles Orcos, creados como mofa de los Primeros Nacidos, y que se convirtieron en los más fieros enemigos de los Quendi. Las leyendas nos hablaron del Jinete Oscuro, que perseguía y capturaba a los Elfos que se perdían, pero los Sabios no saben si se trataba de algún servidor del Enemigo o si bien era un engaño para que los Elfos se apartaran de Oromë cuando éste los encontrara (ya que este Vala acudía con frecuencia a la Tierra Media para dar caza a los siervos de Melkor y en busca de los Primeros Nacidos)

Cinco años valianos más tarde, Oromë encontró a los Elfos e informó a los Valar del acontecimiento. En el consejo celebrado se decidió hacerle la guerra para recuperar el dominio de Arda de nuevo y fue así que entre los años 1090 y 1092 se produjo la Gran Guerra de los Dioses, o Tercera Batalla de los Poderes, en la cual los servidores de Melkor huyeron ante la ira de los Dioses. La tierra crujió y la forma del Mundo cambió de nuevo, y en el año 1092 comenzó el sitio de Utumno durante el cual Melkor envió a sus Balrogs que fueron derrotados por los Valar. Y por fin, en el año 1099, las puertas de la fortaleza fueron derribadas y Tulkas luchó con Melkor y le venció, sujetándolo posteriormente con la cadena Angainor.

Al año siguiente fue llevado a Valinor y condenado a pasar tres edades en una prisión de Mandos, periodo durante el cual la paz volvió a la Tierra. Fue a causa de esto que creció en Melkor un profundo odio por los Elfos pues, aunque no participaron en la batalla, los consideraba culpables de su caída. Pasaron las tres edades de confinamiento y Melkor fue llevado de nuevo a juicio en el año 1400. Allí fingió estar arrepentido y rebajándose a los pies de Manwë pidió el perdón de los Valar, diciéndoles que prestaría su ayuda para enmendar los males que había cometido y los Dioses decidieron concederle la libertad con la restricción de que no podría abandonar los confines de Valmar. Al principio trabajó con sus hermanos y con los Elfos ayudándoles con sus consejos y trabajos pero el corazón de Melkor estaba corrompido desde el principio de los tiempos y en sus pensamientos más íntimos sólo buscaba el momento de emprender su venganza.

Y así fue que pocos años más tarde comenzó a propagar sus mentiras principalmente entre los Noldor (pues a éstos les agradaban sus muchos conocimientos, y escuchaban atentamente sus palabras) y a hablar en contra de los Valar. Les informó de la próxima llegada de los Hombres (de los que los Valar no habían dicho nada a los Eldar) y les engañó diciéndoles que en realidad los Dioses les habían convocado en Aman para tenerlos bajo su dominio ya que con la llegada de los Hombres serían relegados en el dominio de Arda.

Años más tarde, en el 1450 de esta Edad, Fëanor crea la más renombrada obra de los Eldar: los Tres Silmarils. Desde entonces los deseos del Vala rebelde se volcaron sobre ellos y deseó poseerlos por encima de todas las cosas. Los engaños difundidos por Melkor provocaron la desconfianza de los Noldor en los Valar y causaron un grave enfrentamiento entre Fëanor y su hermanastro Fingolfin tras el cual el hijo de Finwë fue sometido a juicio en el que los engaños del Enemigo quedaron al descubierto, provocando que Melkor huyera de Valinor en el año 1490. Pero aún seguía siendo su máximo deseo poseer los Silmarils de Fëanor y vengarse de los Valar y por ello en el año 1492 se internó en la región de Avathar, al sur de Aman, y pidió ayuda a Ungoliant (un demonio oscuro con forma de araña) para llevar a cabo sus planes.

Y así fue que tres años más tarde y con la ayuda de su nuevo aliado los Dos Arboles fueron muertos, y la Oscuridad cayó sobre el Reino Bendecido. Los Valar reaccionaron persiguiendo a los agresores pero ya era demasiado tarde porque Ungoliant tejió tras de sí una nube oscura de No Luz que detuvo y desorientó a sus perseguidores y por ello no pudieron ser capturados. No contento aún Melkor se dirigió al norte, a Formenos, y dio muerte a Finwë robándole los Silmarils, tras lo cual se encaminó junto con Ungoliant hacia el norte, en dirección al yermo de Araman, pues era su intención refugiarse en su fortaleza de la Tierra Media. En la región de Lammoth estuvo a punto de sucumbir ante el ataque de la gigantesca araña, pues Ungoliant, no satisfecha con todas las gemas robadas del tesoro de Formenos, exigió al Enemigo que le entregara también los Tres Silmarils. Melkor se negó ante tal petición y la araña le atacó y a punto estuvo de estrangularlo con sus redes, y de no haber sido por la ayuda de los Balrogs (que acudieron ante el terrible grito de su Amo) quizá no hubiera podido escapar de Ungoliant, que finalmente cedió ante los látigos de fuego de los siervos del Oscuro y huyendo de ellos buscó refugio bajo las Ered Gorgoroth, en la Tierra de Beleriand.

Cuando Fëanor se enteró del robo de los Silmarils y del asesinato de su padre lo llamó Morgoth, el Negro Enemigo del Mundo, y desde que Fëanor le diera este nombre sólo así lo conocieron los Eldar en las posteriores guerras que contra él se libraron. Melkor huyó por fin en dirección a las ruinas de Angband y reuniendo a todos sus servidores construyó las cumbres triples de Thangorodrim, y las bestias y los Orcos se multiplicaron en preparación de innumerables ejércitos.

Engarzó entonces las Tres Joyas en una Corona de Hierro (motivo por el cual sus manos siempre fueron negras) y se nombró a sí mismo Rey del Mundo, y desde entonces nunca se quitó la Corona pese a que su peso era abrumador; y nunca, a excepción de cierta ocasión, volvió a empuñar un arma pues por temor a perder las Joyas no abandonaba nunca su refugio en las profundidades de la tierra. Allí se erguía en su alto trono, y aunque aún podía cambiar de apariencia siempre mantuvo una forma aterradora, y se dice que sólo los más poderosos podían soportar su mirada. Los Noldor comandados por Fëanor decidieron recuperar los Silmarils a toda costa desoyendo el consejo de los Valar (por lo que pronunciaron el famoso juramento por el que fueron malditos) y por ello se dirigieron a Beleriand para hacerle la guerra a su enemigo librándose un conjunto de batallas conocidas como las Guerras de Beleriand, de las cuales se habla en el lugar correspondiente.

Sin embargo diremos aquí que la Primera Batalla, acontecida en el año 1497, fue promovida por Morgoth, que fue derrotado, y tras la misma Melian, esposa del Rey Thingol, desplegó la llamada Cintura de Melian como protección para el Reino de Doriath. Poco más tarde se libró la Segunda Batalla, la Dagor-nuin-Giliath, donde el ejército de los Noldor obtuvo la victoria sobre los Orcos de Melkor, mas Fëanor cayó en una emboscada siendo muerto por los Balrogs de Angband. Pese a su muerte los Hijos de Fëanor y el resto de los Noldor decidieron seguir adelante con el juramento que realizaran en Aman y se empeñaron aún más en lograr su propósito de recuperar las Joyas, pues la Maldición de Mandos les empujaba a su triste destino.

Tras estas primeras batallas los Valar crearon la Luna y el Sol y con la primera salida de los astros dio comienzo la llamada Primera Edad del Sol, y con su inicio los Hombres despertaron en Hildórien. Al ver estos nuevos astros Melkor y sus sirvientes se sintieron confundidos y se escondieron bajo la tierra pues detestaban la inesperada luz que envolvía el Mundo. Melkor había dispersado mucho de su poder en la corrupción de las criaturas malignas que creaba (si bien en realidad sólo podía corromper a las criaturas y seres ya existentes pues el poder de crear y de dar vida sólo pertenece a Ilúvatar) y no tenía suficientes fuerzas como para atacar las luces directamente y por ello envió a sus servidores que nada pudieron hacer y como contrapartida extendió sobre sus dominios una extensa nube de negros vapores que rechazaban la luz de la Luna y el Sol.

En el año 60 de la Primera Edad tuvo lugar la Dagor Aglareb, la Tercera Batalla, en la que los Noldor obtuvieron la mayor de sus victorias derrotando por completo a los Orcos que habían entrado en Beleriand y que no tuvieron más remedio que retroceder hasta Angband, donde se inició el llamado Sitio de Angand, que duró casi cuatrocientos años del Sol.

En los años que siguieron a esta batalla el Enemigo permaneció relativamente inactivo, y en el año 155 de esta Edad lanzó un ataque con un ejército de Orcos que fueron derrotados por Fingolfin en el Estuario de Dengrist, y se dice en las Crónicas que en este tiempo pensó por primera vez en los Dragones, que en años posteriores causaron muchos males en toda la Tierra Media. Corría el año 260 y Glaurung, Padre de los Dragones, salió de Angband y atacó a los Noldor que mantenían el Sitio. Pero era muy joven aún y su armadura era aún débil y por ello fue rechazado por Fingon y sus arqueros permaneciendo por muchos años inactivo en la fortaleza de su señor.

Siguió entonces la llamada Larga Paz, que duró casi doscientos años y durante los cuales sólo hubo pequeñas escaramuzas en las fronteras, y en toda Beleriand hubo desarrollo y prosperidad. Sin embargo en años anteriores la actividad de Melkor no se había limitado a Beleriand ya que con el despertar de los Hombres, en el año 1 de esta Edad, los espías le informaron de su aparición en Hildórien, y los Maestros de Tradición sostienen que el Vala abandonó su refugio y se presentó a los Hombres, engañándolos y sometiéndolos para usarlos como aliados y como peones para sus negros propósitos.

Nadie sabe a ciencia cierta qué ocurrió realmente, pero lo que sí sabemos es que en años posteriores muchos hombres se aliaron con Melkor, y se hicieron malvados y de corazones oscuros; pero no todos porque algunos de ellos se rebelaron y se negaron a ser sometidos por el Enemigo y para ello emprendieron un largo viaje en dirección al Oeste. Fueron estas las Tres Casas de los Edain, y la primera de ellas, conocida como Casa de Bëor, hizo su entrada en Beleriand en el año 310 de la Primera Edad. Hasta más tarde no llegarían los Haladim y el Pueblo de Marach, y al poco tiempo trabaron amistad con los Eldar prestándoles gran ayuda en las posteriores guerras de los Noldor, ganándose así el odio de Morgoth, que nunca pudo soportar el no tenerlos bajo su yugo.

En una noche oscura y sin luna del año 455 Melkor lanzó un terrible ataque con Glaurung a la cabeza seguido de un séquito de Balrogs y un número de Orcos hasta entonces nunca visto. Esta fue la Cuarta Batalla, la Dagor Bragollach, y tan súbita y potente fue la envestida de Angband que los Noldor no pudieron resistir y se puso fin al Sitio de Angband. Muchos Eldar y Hombres fueron muertos en esta batalla y desde entonces la Guerra se fue extendiendo por toda Beleriand pues ahora el poder de Melkor era abrumador. Se dice que al año siguiente Fingolfin, desesperado por la ruina de los Noldor, desafió al mismísimo Morgoth a que se enfrentara cuerpo a cuerpo. Y dicen los Sabios que no lo hizo de buen agrado pero finalmente acudió al envite ataviado con una armadura negra y con un aspecto imponente se batió con el Rey de los Noldor ante las puertas de Angband. Con su maza llamada Grond atacó repetidamente a Fingolfin pero no logró alcanzarlo. Sin embargo el Rey Noldorin le hizo siete heridas antes de caer al suelo, y una más cuando el Enemigo le partió el cuello que provocó una herida en el pie del Vala que le hizo cojear por siempre. Melkor quebró entonces el cuerpo de Fingolfin y cuando se dispuso a lanzárselo a los lobos, acudió Thorondor, que atacó con fiereza su cara causándole unas cicatrices que nunca logró curar.

El poder del Vala ensombrecía ahora las tierras del norte de Beleriand, y comenzó una cacería contra todo Hombre o Elfo que estuviera a su alcance, lo que provocó que los habitantes de las tierras bajo su área de influencia buscaran refugio en otras tierras. Sin embargo no todo iba a ser favorable para el Señor Oscuro porque en el año 466 Beren, con la ayuda de su amada Lúthien, consiguió penetrar en Angband y robar un Silmaril de la Corona de Hierro de Morgoth. La furia que sintió en ese momento no se puede describir con palabras; la tierra tembló y Thangorodrim echó humo y fuego, pero las Aguilas de Thorondor pusieron a salvo a Beren y a Lúthien y los llevaron a las fronteras de Doriath, y desde entonces Melkor nunca logró recuperar este Silmaril, por lo que su ira fue muy grande.

Esta hazaña hizo ver a Maedhros que el poder de Melkor no era absoluto y que se le podía atacar, y por este motivo se produjo lo que se conoció como la Unión de Maedhros, en el año 468, cuyo objetivo era el de reunir todas las fuerzas posibles para atacar el poder de Angband. Mas dicen los Sabios que la Maldición que pesaba sobre los Noldor hizo que el hijo de Fëanor no recibiera toda la ayuda esperada pese a lo cual un año más tarde logró expulsar a los Orcos del norte de Beleriand, acción que alertó al Señor Oscuro de las intenciones de los Eldar y los Edain y por ello envió a muchos Hombres antaño corrompidos y los infiltró en los ejércitos de los Edain.

Corría el año 472 cuando se produjo la Quinta Batalla, conocida como Nirnaeth Arnoediad, en la que las legiones de Orcos y lobos junto con los Balrogs y los Dragones se enfrentaron a los ejércitos de los Noldor y los Edain. Y ese día Melkor obtuvo la victoria gracias a la traición de los Orientales, pues en mitad del combate arremetieron contra el ejército de los Noldor cuando la batalla se inclinaba a favor de Maedhros y los suyos. Muy grande fue la victoria del Señor Oscuro ese día porque aparte del triunfo en el campo de batalla logró que los Hombres se dieran muerte entre ellos y porque la traición de los Orientales a los Eldar despertó un odio entre pueblos que deberían haberse mantenido unidos, y desde ese día los Elfos no quisieron trato alguno con los Hombres (a excepción de las Tres Casas, pues fueron los únicos que se mantuvieron a su lado).

El poder de Angband se extendía ahora por casi toda Beleriand y los Orcos y los lobos avanzaban imparables hacia el sur hasta los límites de Ossiriand. Tan sólo el Reino de Doriath se mantenía a salvo y muchos exiliados por las guerras buscaron refugio en los Puertos, donde Círdan era el Señor. Al año siguiente de la Nirnaeth Melkor lanzó una ofensiva sobre Eglarest y Brithombar con lo que Círdan y su pueblo tuvieron que huir en barcos y buscar refugio en la isla de Balar, donde sus enemigos no podrían atacarles puesto que no disponían de barcos ni sabían del arte de la navegación.

La voluntad maligna del Señor Oscuro se centraba ahora en Turgon pues sabía que había escapado de la matanza ocurrida durante la Nirnaeth Arnoediad y por ello comenzó a escrutar intensamente las tierras entre Anach y el curso superior del Sirion pues esta región estaba fuertemente vigilada por las Aguilas, que impedían que los espías se acercaran al lugar donde creía que se encontraba Gondolin (aparte de que Húrin rebeló, años más tarde, la región donde se encontraba el Reino de Turgon a los espías de Morgoth cuando tras su liberación intentó ser acogido en la Ciudad Escondida).

Y así fue como en el año 509 los Orcos capturaron a Maeglin y lo llevaron a Angband donde Melkor esperaba ansioso para poder interrogarlo. Se cometió entonces la peor traición de los Días Antiguos pues Maeglin contó a Morgoth dónde se encontraba la Ciudad Escondida, llegando incluso a revelarle cómo podría atacarla a cambio de que le cediera el señorío de la ciudad y la posesión de Idril Celebrindal, esposa de Tuor. Melkor preparó un gran ejército compuesto por Orcos y lobos, y con ellos iban los Balrogs y los numerosos descendientes de la prole de Glaurung, y al año siguiente atacó la ciudad provocándose una cruenta batalla conocida como la Caída de Gondolin, de la cual se habla en el lugar correspondiente. La ciudad fue arrasada y sólo una parte de sus habitantes logró escapar y guiados por Tuor encontraron refugio en las Bocas del Sirion.

Al fin Turgon estaba muerto y su reino arrasado, ahora el dominio de la Tierra Media estaba al alcance de su mano (recordar que Glaurung destruyó Nargothrond en el 495 y que la Ruina de Doriath se produjo en el año 503), faltaba muy poco para tan esperado momento, y ya nada podía fallar. Cuando la situación se hizo insostenible en Beleriand los Valar decidieron ayudar a los restos de los Pueblos Libres que resistían a duras penas el incesante avance de los ejércitos de Angband. Y todo esto porque en el año 542 Eärendil, hijo de Tuor y el más poderoso marinero de los cantos, acudió a Valinor y pidió la ayuda de los Dioses en nombre de los Dos Linajes (pues no en vano era un Medio-Elfo). Tras reunirse en consejo los Valar decidieron preparar un ejército mandado por Eönwë que estaba compuesto por los Vanyar y por los Noldor de Finarfin (los Teleri sólo ayudaron a manejar los barcos que debían transportar este enorme ejército).

Durante tres años se hicieron los preparativos para la guerra y cuando el Ejército de los Valar arribó a las costas de Beleriand en el año 545 se dice que toda la Tierra Media se estremeció con su llegada, y las trompetas de Eönwë sonaron con una furia atronadora. Melkor no esperaba este ataque ya que en su negro corazón no cabía la piedad y por ello pensaba que los Dioses ya no ayudarían a los Noldor, pero aún así su poder había crecido tanto que la región de Anfauglith no podía contener a sus numerosos ejércitos.

Entre los años 545 y 587 de la Primera Edad se libró la llamada Guerra de la Cólera y con ella se puso fin al poder de Morgoth. Los Orcos y los Balrogs fueron barridos como hojas, y al Ejército de los Valar se sumaron los supervivientes de los Edain y se dice que ningún enemigo podía detener su victorioso avance. Melkor recurrió a su última esperanza y de Angband salieron los dragones alados, a cuya cabeza estaba Ancalagon el Negro, el más grande de los dragones alados en toda la historia de Arda. Este ataque del Señor Oscuro fue efectivo en un principio y obligó al Ejército de los Valar a retroceder ante su empuje, pero cuando el signo de la batalla parecía decantarse a favor de Melkor hizo su aparición Eärendil, y alrededor de su navío Vingilot estaban Thorondor y todas las Grandes Aguilas. El hijo de Tuor dio muerte a Ancalagon y lo arrojó sobre las Torres de Thangorodrim, que fueron derribadas por el impacto de esta inmensa bestia y fue así, y tras una dura batalla en los aires, que casi todos los dragones fueron muertos y el poder de los Valar acorraló a Morgoth en lo más profundo de Angband.

Dicen los Maestros de Tradición que a Melkor le rebanaron los pies y que fue atado de nuevo con la cadena Angainor, tras lo cual Eönwë recuperó los dos Silmarils de la Corona de Hierro. Tras la derrota de Melkor el Ejército de los Valar regresó al Occidente y los Noldor de Beleriand recibieron el perdón de los Valar con lo que la Maldición descansó por un tiempo. Tal fue la ruina causada en la batalla que las tierras se quebraron y el mar entró en ellas, resultado de lo cual se produjo el hundimiento de Beleriand, cuyas bellas tierras sólo perviven en la memoria de las antiguas leyendas.

El Negro Enemigo del Mundo fue llevado a Valinor y tras ser juzgado fue ejecutado y su espíritu fue expulsado al Vacío en el año 590, para lo cual fue necesaria la intervención de Ilúvatar pues los Valar no podían realizar tal acción (y se dice que con la expulsión de Morgoth al Vacío Intemporal acabaron los llamados Días Antiguos, iniciándose la Segunda Edad del Sol). 

Pero el mal sembrado por Melkor no pudo ser eliminado del todo, porque es como una semilla que queda enterrada, y de vez en cuando florece y se reproduce. Buena prueba de ello fue el levantamiento de Sauron durante la Segunda y la Tercera Edad, pues fue el heredero natural del poder disperso de Morgoth, también conocido como la Mácula de Arda (y por ello se dice que la Tierra Media entera era el Anillo de Morgoth). 

Mas este no será el final definitivo del Poder del Terror y el Odio, ya que Mandos predijo en su Segunda Profecía que en tiempos aún por llegar Melkor escapará del Vacío, y de vuelta en Arda destruirá el Sol y la Luna provocando una gran destrucción en la Tierra. Esto es lo que se conoce, en los antiguos escritos, como la Dagor Dagorath, o Ultima Batalla, en la que Melkor será enfrentado por Tulkas, por Manwë o por Eönwë (según qué fuente consultemos, pues incluso hay quien dice que podría ser necesaria una intervención de Ilúvatar) para ser derrotado de modo definitivo (en algunos relatos se dice que será la Espada Negra de Túrin la que le dará muerte). Y con la llegada de el Fin de los Días y la destrucción de Arda (pues los Sabios dicen que para eliminar la Mácula deberá ser destruida por completo) los planes de Eru se verán culminados con la Arda Curada, también conocida como Arda Rehecha, que estará libre de la Mácula de Melkor. Debemos entender aquí que la existencia del mal sembrado por Melkor estaba prevista por Eru Ilúvatar y que en realidad no era más que un instrumento del Unico para lograr sus más altos propósitos, y es que por algo dijo Ilúvatar antes incluso del principio de las cosas:

Y tú, Melkor, verás que ningún tema puede tocarse que no tenga en mí su fuente más profunda, y que nadie puede alterar la Música a mi pesar. Porque aquel que lo intente probará que es sólo mi instrumento para la creación de cosas más maravillosas todavía, que él no ha imaginado.


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