Lugar de origen o emplazamiento habitual: Thargelion; Estolad; Talath Dirnen y Brethil

Otros nombres: Pueblo de Haleth; Hombres de Brethil; Segunda Casa de los Edain

Los Haladin constituyen la Segunda Casa de los Edain y su entrada en Beleriand se produce en el año 313 de la Primera Edad, estableciéndose primero en Thargelion, donde viven hasta que son atacados por los Orcos.

Conducidos por Haldad, los Haladin supervivientes de estos ataques retroceden hasta la zona de tierra situada entre el Ascar y el Gelion, donde levantan una empalizada y en el año 375 de la Primera Edad son asediados por los Orcos hasta que consiguen ser rescatados por Caranthir. Después de este asedio muchos de los Haladin, guiados por Haleth, llegan a Estolad, donde se asientan entre los años 376 y 390 de la Primera Edad. Pero al año siguiente (391 PE), los Haladin vuelven a reemprender la marcha, cruzando el Britiach, dirigiéndose hacia Talath Dirnen y Brethil.

En el año 422 de la Primera Edad, el Rey Thingol de Doriath permite a los Haladin que se instalen en Brethil a cambio de vigilar y defender los Cruces del Teiglin. De esta manera, durante muchos años los Haladin protegen el flanco septentrional de Nargothrond y su número va aumentando gracias a la llegadas de refugiados procedentes tanto de su propio pueblo, como de la Primera Casa de los Edain, tras la pérdida de Dorthonion.

Los Haladin se mantuvieron fuertes hasta la Nirnaeth Arnoediad (la Quinta Batalla de Beleriand) en el año 472 de la Primera Edad, durante la cual sufrieron grandes pérdidas mientras cubrían la retirada de Fingon. En el año 495, los Haladin fueron derrotados en Brethil, dejando via libre al saqueo de Nargothrond, llevado a cabo por Glaurung. Después de esto, los Haladin permanecen en los bosques, llevando a cabo emboscadas contra los Orcos en cuanto se les presentaba la ocasión. Entre los años 496 y 499 de la Primera Edad, Turin vive con los Haladin, adoptando el nombre de Turambar.

Según podemos leer en los Cuentos Inconclusos, el Pueblo de Haleth hablaba una lengua extraña que no estaba emparentada con el resto de las lenguas y que mantuvieron entre ellos. Aunque tuvieron que aprender Sindarin para comunicarse con los Eldar y con los demás Atani, solían hablarlo de forma entrecortada, mientras que los que no solían salir de sus fronteras, no lo hablaban en absoluto. Aún así, los Haladin eran considerados aliados leales y guerreros temibles, aunque solían enviar compañías pequeñas a guerrear lejos de sus fronteras, pues no eran un pueblo muy numeroso y centraban su interés, sobre todo, en proteger sus propias fronteras. El pueblo de Haleth sobresalía sobre todo en la lucha en los bosques y ni siquiera los Orcos entrenados y preparados para este tipo de lucha solían atreverse a enfrentarse a ellos. Para la lucha, los Haladin solían utilizar hachas.

Sin embargo, los Haladin eran un pueblo que tenía muchas "rarezas". Entre éstas, destacaba el hecho de que gran parte de sus guerreros fueran mujeres, como es el caso de la propia Haleth, aunque es cierto que éstas pocas veces iban a luchar a tierras extrañas en las grandes batallas. Se trataba de una costumbre muy antigua y era debida a su escaso número. Además, muchas de las mujeres de este pueblo (cuyo número era menor al de los hombres) permanecían solteras. Otra costumbre que se consideraba "extraña" en los Haladin era la presencia entre ellos de los Drúedain, con los que convivían de forma armónica y complementaria y sobre los que creían que tenían poderes mágicos.

Los Haladin eran de menor estatura que los hombres de la Casa de Bëor, utilizaban pocas palabras para hablar y no les gustaban las grandes aglomeraciones de gente.