Lugar de origen o emplazamiento habitual: Cuiviénen, Tierra Media, Tierras imperecederas, Aman.
Los Elfos
Son hijos de Ilúvatar, que los crea a semejanza de los Ainur, aunque de fuerza y estatura menor a éstos. Los elfos nunca mueren hasta que no muera el mundo, a no ser que los maten o consuma la pena, la edad no les quita fuerza y al morir se reúnen en las Estancias de Mandos, en Valinor, de donde pueden retornar llegado el momento. Ilúvatar no ha revelado que les espera a los elfos una vez que el mundo acabe.
Entre los trabajos de los Valar se cuenta que la valier Varda recogió el rocío plateado de las tierras de Telperion, con él hizo estrellas nuevas y más brillantes preparando la llegada de los Primeros Nacidos, por este motivo la llamaron Tintallë, la Iluminada, y los elfos más tarde le dieron el nombre de Elentári, Reina de las Estrellas. Cuando Varda finalizó estos trabajos y Menelmacar entró por primera vez en el cielo y el fuego de Helluin relumbró por primera vez en los confines del mundo los Hijos de la Tierra, los Primeros Nacidos de Ilúvatar, los Elfos despertaron junto a la laguna de Cuiviénen, el Agua del Despertar, que estaba muy lejos al Este de la Tierra Media y hacia el Norte, bahía del Mar Interior de Helcar, lugar donde estaban las raíces de las montañas de Illuin antes de que Melkor las derribara.
La laguna estaba iluminada de estrellas, se levantaron del sueño de Ilúvatar, y en silencio contemplaron antes que nada las estrellas del cielo y como fue lo primero que vieron amaron siempre esa luz y veneraron a Varda Elentúri por encima de cualquier Valar.
Durante mucho tiempo permanecieron allí, recorrieron la tierra maravillados y dieron nombre a todas las cosas. Como eran las únicas criaturas que hablaban se llamaron a sí mismos Quendi, “los que hablan a voces”. Oromë en una cabalgata los descubrió y los amó y los llamo Eldar, “el pueblo de las estrellas”. Muchos se aterraron a causa de Melkor, que fue el primero que los descubre y les manda sombras y espíritus malignos. Algunos fueron atrapados y bajo torturas y malas artes fueron convertidos en orcos.
Los Valar temían por la suerte de los Eldar y decidieron mandar a Oromë para que fueran a Valinor para vivir bajo la luz de los Árboles. Ingwë, Finwë y Elwë fueron los embajadores que llegaron a Valinor. A su llegada se sintieron sobrecogidos por la luz y volvieron a Cuiviénen aconsejando a los Elfos que siguieron el llamamiento de los Valar y fueran al Oeste.
Los que siguieron el consejo de los embajadores se les llamó Eldar, como Oromë les había puesto en un principio y los que decidieron quedarse Avari, los Renuentes, y no después de muchas décadas pudieron reunirse con los primeros.
Los primeros en entrar en Valinor fueron conducidos por Ingwë, nunca volvieron a la Tierra Media. Son los Vanyar, los Hermosos Elfos, muy queridos por Manwë y Varda. En segundo lugar llegaron los Noldor, el pueblo de Finwë, son los Elfos Profundos, amigos de Aulë. Los últimos en llegar los Teleri, Elfos del Mar, los Falmari, hacían música junto a las olas y como eran muy numerosos tenían dos señores, Elwë y Olwë.
Los Noldor lucharon en Aqualondë contra los Teleri, cuando huían de Valinor al no querer entregar los Silmarils a Yavanna para que recuperase la luz de los Árboles. Mandos pronunció la maldición y la Profecía del Norte y el Hado de los Noldor donde se decía que puesto que habían derramado la sangre de sus hermanos también morirían en la Tierra Media e irían a las estancias de Mandos y añorarán sus cuerpos y tendrán escasa piedad de aquellos que han asesinado y los que permanezcan en la Tierra Media y no comparezcan ante Mandos el mundo les fatigará y los agobiará un gran peso, y serán como sombras de arrepentimiento antes de aparezca una raza más joven.
Fuente de información: El Silmarillion