Voronwë

Raza o especie: Elfo Noldo.

Nacimiento: Vinyamar, Primera Edad del Sol.

Padres: Aranwë

Hijos: Corazoncito

Grupos: Casa de Fingolfin, Gondolindrim.

Otros nombres: Aranwion, Bronweg (en los primeros escritos

Voronwë: Marta
Voronwë es un Elfo Noldo, hijo de Aranwë y madre Teleri; perteneciente a la Casa de Fingolfin, nacido en Vinyamar en la Primera Edad del Sol.

Su nombre es quenya y puede traducirse como “El Firme”, aunque se especula con que seria mas bien un epessë, un apodo honorífico, como se puede ver en “Mardil Voronwë”. Su sobrenombre Aranwion significa “Hijo de Aranwë”.

Voronwë heredó de su madre (una Elfo Gris de las Falas que era pariente del propio Círdan cuyo nombre no se menciona en las Crónicas) el amor por el mar y los barcos. Voronwë fue el fruto de la unión de pueblos que se produjo en Nevrast durante los primeros años del reinado de Turgon. En el año 116 de la Primera Edad marchó junto con los del pueblo de Turgon en dirección a Gondolin, siendo acompañado en este viaje por su padre Aranwë (de su madre nada se dice en estas historias).

Tras los ataques de Morgoth a Eglarest y Brithombar en el año 473 de la Primera Edad Círdan tuvo que huir de sus tierras tomando refugio en la Isla de Balar. Poco después estos hechos fueron conocidos por Turgon tomó plena conciencia del poder real de Morgoth y se dio cuenta de que también su reino estaba en peligro. Por tanto envió mensajeros al nuevo asentamiento de Círdan con la esperanza de que le ayudara a construir los barcos que sus mensajeros necesitaban en pos de viajar al Oeste para pedir la ayuda de los Señores del Occidente. Voronwë fue uno de los mensajeros enviados por el Rey de Gondolin a causa del parentesco que lo unía con Círdan; sin embargo Voronwë se demoró en el camino pues era un Elfo joven que poco había visto de la Tierra Media, y cuando llegó a Nan-tathren durante la primavera todo lo que allí veía atraía su atención y lo deleitaba, y su pensamiento se alejó de los Noldor y los Teleri. Pero no era su destino olvidar la misión que se le había encomendado y de repente un gran deseo despertó en su corazón y construyendo una balsa con ramas de sauce partió navegando por el Río Sirion donde los vientos lo empujaron hacia el mar.

De este modo llegó Voronwë, último de entre los mensajeros enviados a Círdan, justo cuando de los siete barcos pedidos por Turgon sólo faltaba uno por ser totalmente acabado.

Uno a uno los barcos se hicieron al Gran Mar y de todos ellos ninguno regresó, ni se volvieron a tener noticias de su paradero o destino. Mientras tanto Voronwë sentía la llamada del mar y se deleitaba aprendiendo la ciencia del mar enseñada por sus parientes, y cuando el último barco estuvo por fin acabado se preparó ansioso para partir rumbo a la Tierra de los Valar. Voronwë y los demás marineros partieron en el barco contruído por los Teleri y se adentraron en el Belegaer. Durante siete años navegaron por sus hostiles aguas de norte a sur, pero nunca hacia el Oeste pues los Valar impedían les impedían llegar a su morada. Desesperados y fatigados decidieron regresar a la Tierra Media, mas cuando divisaban el Monte Taras se levantó un gran viento acompañado de nubes y truenos procedentes del Oeste. Las grandes olas y los rayos de la tormenta destruyeron la embarcación, y cuando sólo quedaba el casco del navío unas grandes olas acabaron con las vidas de todos los marineros; sin embargo Voronwë fue alzado por una ola que lo depositó en tierra firme cerca de Vinyamar, y de este modo fue salvado por Ulmo de la furia de Ossë.

En Vinyamar se encontró el hijo de Aranwë con Tuor, pues tal era el destino que Ulmo había deparado al bravo marinero. Corría el año 495 de la Primera Edad y Tuor le contó los designios que el Rey del Mar y le pidió que le guiara a las escondidas puertas de Gondolin. Voronwë no salía de su asombro pero en boca de Tuor Ulmo le explicó sus designios y aceptó guiar al hijo de Huor. El poder del Vala protegía a Tuor en este viaje, y de todos modos tuvieron que superar muchas dificultades, evitando a los numerosos grupos de Orcos que se extendían por todo el norte de Beleriand. Cuenta la leyenda que finalmente, y en ese mismo año, llegaron a Gondolin en el invierno y de este modo se cumplió el designio que Ulmo tenía previsto y que, como más tarde se vio, resultó fundamental en la lucha contra el poder de Morgoth. Voronwë regresó por tanto a su hogar y de él nada más dicen los relatos de los Días Antiguos (aunque no es menos cierto que en las antiguas Crónicas se dice que tras el perdón de los Valar, a finales de la Primera Edad, regresó a Tol Eressëa y que allí tuvo un hijo llamado Corazoncito, que fue el amo de La Cabaña del Juego Perdido y que en edades posteriores conoció y conversó con Aelfwine, si bien puede que se trate de una antigua leyenda).


Fuentes:

- El Silmarillion

- Cuentos Inconclusos

- El Libro de los Cuentos Perdidos II



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