Mordor
Situación: Este de Eriador, Oeste de Rhûn
Época: Segunda y Tercera Edad
Otros nombres: País Negro, Tierra Tenebrosa, País de la Sombra, País Oscuro, País Sin Nombre (oestron).
El último lugar de Arda donde nadie que estuviese en sus cabales desearía ir. Su nombre producía escalofríos en todas las gentes y razas, siempre asociado al mal, el dolor y la dominación esclava.
GEOGRAFÍA.
Región de Endor, ubicada en el antiguo solar donde estaba el mar de Helcar, encerrada, excepto en el este, por un formidable muro natural que componían las Ephel Dúath y las Ered Lithui. Estas cordilleras llegaban a estar a menos de 100 metros una de la otra en el Paso de los Espectros y a menos de dos kilómetros en Carach Angren, formando entre ambas un enorme “cuenco” conocido como Udûn, un desolado valle de origen volcánico.
Tras Udûn, las tierras altas del país las ocupaban la Meseta de Gorgoroth, en cuya zona septentrional se encontraba el volcán Orodruin y, en un espolón de las Ered Lithui, la torre de Barad-Dûr, desde donde Sauron, el Señor de los Anillos, intentó esclavizar a toda la Tierra Media y sus gentes. En las tierras bajas se localizaban las regiones de Nurn y Lithlad, así como el mar interior de Nûrnen, apenas un pequeño vestigio de lo que fue el mar de Helcar. Encerrando todo el conjunto, como ya se ha dicho, las Ered Lithui y las Ephel Dúath constituían un infranqueable muro defensivo natural, que solo se podía abordar por el Morannon en el noroeste, por Imlad Morgul en el oeste y por el Paso de Nargil, en el arco meridional. Tan solo las llanuras de Rhûn y Khand, en el oriente, se abrían libremente ante Mordor, aunque eso resulto ser mucho peor para sus habitantes que para el propio País Negro.
El origen de Mordor hay que situarlo a finales de la Primera Edad, cuando se produjo la Guerra de la Cólera. Como en todos los anteriores enfrentamientos entre los Poderes, en el cataclismo subsiguiente la tierra sufrió cambios dramáticos que incluyeron el hundimiento de algunas zonas y el levantamiento de otras. Las fuerzas geológicas fueron incitadas a niveles superlativos y esto, como es lógico, repercutió en todas las regiones de Arda.
En la génesis de Mordor se pudieron haber sucedido los siguientes hechos: Como consecuencia del colapso de las Montañas de Hierro, se desataron fuerzas sísmicas de tal magnitud que las tierras más meridionales, las que ocupaba el mar de Helcar, sufrieron una elevación, lo que provocó el desagüe del mar interior en Belegaer. Estas fuerzas sísmicas despertaron una intensa actividad volcánica a gran escala, que provocó la rápida formación de las montañas circundantes. Seguramente esas mismas fuerzas, en otro arranque geológico, volvieron a nivelar el terreno, evitando que los últimos restos de Helcar (lo que serían los mares de Rhûn, en la frontera de estas tierras con Rhovanion, y de Nûrnen, en Mordor) terminaran de verterse en el océano.
En este intenso periodo geológico, la actividad volcánica fue de tal magnitud, que es posible que se llegase a formar un inmenso volcán de casi 9000 metros de altura y más de 70 kilómetros de base, que desmoronado, dio lugar al valle de Udûn. Existe la posibilidad, sin embargo, de que el valle se formase a partir de un muro circular, una cadena de roca ígnea producto del hundimiento de una gran piedra en el magma. Al hundirse hace subir la lava por el espacio en torno a ella, y al enfriarse forma valles de esas características. Además, dependiendo de su densidad, la lava puede fluir de forma intermitente formando pasos como los de Cirith Gorgor y Carach Angren.
Fuese de una manera o de otra, estamos hablando de fenómenos geológicos impensables en nuestro mundo actual, y que alcanzaban tales magnitudes, fuera del alcance de la imaginación, por la interacción de los Poderes de Arda. En cualquier caso, no existen registros que aporten pruebas sobre lo anteriormente descrito, siendo meras “especulaciones geológicas”, basadas en el análisis de las descripciones de la zona y del escaso historial geológico disponible. Lo único cierto es que producto de la Gran Batalla y la Eucatástrofe posterior, el mar de Helcar desapareció y la tierra de Mordor y sus montañas aparecieron sobre la faz de Arda. Una vez definido su territorio, las áreas que abarcaba el Muro de Mordor tenían una extensión algo superior a los 180.000 kilómetros cuadrados: si incluimos el terreno que ocupaban las montañas, los dominios de Sauron en la Tierra Tenebrosa alcanzaban unos 220.000 kilómetros cuadrados en total.
El valle de Udûn en el norte, cuyos posibles orígenes acabamos de describir, se mostraba como una enorme hondonada semicircular, dominada por las paredes de los Montes de Ceniza al norte, y las del Muro de la Sombra al sur. Estas, caían hacia la depresión formando sobrecogedores despeñaderos que albergaban numerosas cuevas en las que miles de Orcos se afanaban en sus repugnantes actividades cotidianas.
Separado de Dagorlad por Cirith Gorgor, la grieta de Carach Angren comunicaba el valle con la Meseta de Gorgoroth. Si en Udûn la sensación de vida era escasa, en Gorgoroth era nula; o mejor dicho, la sensación de muerte se hacia palpable en cada metro cuadrado de esa región maldita. Dominada por los 1400 metros del Monte del Destino y por la vigilante presencia de la Torre Oscura, la meseta se mostraba como una extensión de pura lava. Numerosas grietas comunicaban la superficie con las profundas bolsas de magma, y durante cientos de años la tierra había expulsado por ellas, lentamente, diferentes estratos basálticos de gran grosor. Junto con los diversos materiales expulsados por los volcanes, habían configurado la morfología estéril de Gorgoroth.
Y decimos volcanes, porque a pesar de que en las canciones solo se menciona al Orodruin, las descripciones del viaje de Frodo y Sam a través del altiplano son bastante reveladoras en ese aspecto: se mencionan estructuras pétreas como espolones, paredes, coladas y mesas, que no son sino “esqueletos” de antiguos volcanes. Ninguna vegetación crecía en este solar sulfuroso y agobiante que sin embargo mostraba trazas de gran actividad: numerosos campamentos militares salpicaban el paisaje; algunos de ellos de tal entidad que parecían pequeñas ciudades, todos ellos comunicados por una red de caminos de los que el más importante era el Camino de Sauron, que unía Barad-Dûr con el Monte del Destino, y del que un ramal continuaba hasta alcanzar las montañas del oeste.
Ese ere el panorama desolador que se mostró ante los Hobbits cuando cruzaron la meseta a finales de la Tercera Edad. El único paso natural descrito entre Mordor y Gondor se encontraba al oeste de Gorgoroth, donde terminaba el Camino de Sauron, y era el desfiladero de Cirith Morgul. Por este estrecho paso se llegaba al valle de Imlad Morgul, anterior a las tierras de Ithilien, y en cuya entrada se levantaba la ciudad de Rey Brujo, Minas Morgul, siempre amenazante y siniestra. Había un paso alternativo por encima del Paso de Morgul, y era el desfiladero de Cirith Ungol, que unía Imlad Morgul con la Torre de Cirith Ungol; desgraciadamente el paso era infranqueable, porque para alcanzar la torre había que cruzar por las grutas de Torech Ungol y enfrentarse a Ella-Laraña, un gigantesco arácnido que vivía en esas cuevas.
Volviendo a Gorgoroth, la meseta se encontraba abrigada por el Muro de Mordor, y por dos espolones que descendían de las montañas en el norte y el oeste. Entre estos espolones se encontraba el paso hacia Nurn, las tierras bajas de Mordor. Constituían la zona más extensa del país, con unos 120.000 kilómetros cuadrados cubiertos de cenizas volcánicas, en cuyo centro se extendía un gran lago interior, el Nûrnen. Las costas septentrionales del lago estaban ocupadas por una llanura donde la capa de ceniza era aún más gruesa que en el resto de Nurn. Esta llanura era conocida como Lithlad, considerada como el “Granero de Mordor”.
Aunque el Nûrnen era un lago salado, lo que imposibilitaba usar sus aguas para el regadío, si que mantenía el subsuelo de sus alrededores con una alta humedad. En cualquier otra zona de Mordor este hecho hubiese resultado irrelevante ya que el calor interno de la tierra junto con las elevadas temperaturas del exterior hubiesen provocado una rápida evaporación, pero en la Lithlad se daban unas curiosas condiciones. Su superficie se componía de estratos de roca erosionada, que dan lugar a tierras muy fértiles; combinadas con las capas de cenizas y la humedad del subsuelo se producían condiciones muy ventajosas para ciertos cultivos, ya que la ceniza es uno de los medios más eficaces contra la evaporación. Así, cereales y otras especies de secano podían prosperar en las llanuras de Lithlad.
Además, a pesar que no se citan sus nombres, cuatro ríos cruzaban la región para morir en el lago, y aunque es poco probable que fuesen caudalosos, e incluso que en algunos tramos estuviesen secos, si que darían condiciones favorables para la agricultura en las zonas cercanas a sus desembocaduras. Dos venían del norte, de las Ered Lithui, y otros dos lo hacían desde las Ephel Dúath, uno desde el oeste y otro desde el sur. En el nacimiento de este último se encontraba el Paso de Nargil, la vía natural de comunicación hacia Harad desde Mordor. Finalmente, las tierras de Mordor estaban libremente abiertas por el este, como abrazando con sus brazos montañosos las llanuras de Rhûn y Khand.
De la flora y fauna del País Tenebroso poco se puede contar: Las zonas próximas a las montañas, de las que todavía nacían arroyos de agua fresca, aunque amarga y untuosa, eran zonas moribundas pero aún no estaban muertas. Se describe alguna vegetación áspera y retorcida, árboles achaparrados, matorrales grisáceos cubiertos de líquenes y muchas zarzas y otras plantas espinosas. Es aquí donde se describe la única vida animal de Mordor, mosquitos, tábanos y una especie autóctona de insecto alado, las Moscas de Mordor, más grandes que las comunes y con una gran mancha roja en la cabeza, a la manera de un gran ojo de fuego.
HISTORIA.
En las montañas que se formaron a finales de la Primera Edad al este del Anduin, halló refugio una criatura malvada con forma de araña; era Ella-Laraña, la más poderosa de las descendientes de Ungoliath. Se instaló en las grietas conocidas como Torech Ungol y allí medró en busca de toda vida...
Al margen de este dato, la historia de Mordor comienza alrededor del año 1000 de la Segunda Edad, cuando Sauron, alarmado por el creciente poder de Númenor, eligió estas tierras con tan magnífica fortificación natural como refugio desde donde lanzar sus planes de venganza y conquista. Casi inmediatamente comenzó a erigir un baluarte desde donde gobernar su nueva patria, la Torre Oscura de Barad-Dûr. Durante los primeros siglos de su reinado, se dedicó a atraer y a criar diversas criaturas malignas, supervivientes de la Primera Edad, comenzando así a forjar un gran ejército.
En esa época, solo el miedo y la superchería eran sus armas, y con ellas inició una sutil influencia en los supersticiosos pueblos de Harad al sur, Rhûn al norte y Khand al este. No obstante, esa influencia no se hizo palpable hasta varios siglos después. Mientras, se dedicó a organizar su reino y a conjurar para lograr el dominio de todo Endor. Hacia el año 1200 Sauron abandonó Mordor, y con la hermosa forma de Annatar, el Señor de los Dones, intentó seducir a los Eldar de la Tierra Media. No lo logró con Gil-Galad ni con Círdan en Lindon, pero sí que obtuvo la amistad de Celebrimbor en Eregion.
Junto al artesano Noldo, Annatar forjó los Nueve Anillos de los Hombres y los Siete de los Enanos, y adquirió la ciencia necesaria para ejecutar su obra maestra. Hacia el año 1575 regresó a Mordor, y rodeado de los fuegos del Orodruin comenzó a fabricar su Anillo. Entre ese año y 1590, Celebrimbor forjó los Tres Anillos de los Elfos, que al no haber sido tocados por Annatar, habían escapado parcialmente a su influencia. Pero la sabiduría adquirida por el Maia había sido la suficiente como para saber como ligar el poder de esos anillos al suyo. El Anillo Único fue acabado alrededor del año 1600, y en él Sauron depositó gran parte de su poder, malicia y voluntad. Con el Anillo, si no podía dominar los Tres Anillos de los Elfos, si que podía controlarlos, por lo que no suponían una seria amenaza a sus propósitos. El resto de Anillos de Poder estaban totalmente supeditados a la voluntad del Único, y aunque en los Enanos no se manifestaron de manera especialmente útil (por las características tan peculiares de esta raza), en los Hombres cumplieron exactamente su cometido. Con el Anillo a pleno rendimiento, el Maia maléfico termino de construir su fortaleza de Barad-Dûr, y se sintió con el suficiente poder como para mostrarse abiertamente como quien realmente era: Sauron el Grande, lugarteniente de Melkor llamado Morgoth, el Vala renegado y primer Señor Oscuro, nuevo soberano de los Poderes del Mal.
Celebrimbor, al comprender su enorme error, repartió los Tres Anillos que fueron ocultados ante el Único. Seguro de su poder, los ejércitos de Mordor salieron por primera vez del País Tenebroso en el 1693 con le propósito de invadir toda el occidente de la Tierra Media. Ocho años después, los escasos supervivientes regresaron a Mordor derrotados, pero en el camino habían asolado Eriador, sitiado Rivendel y destruido el reino de Acebeda, acabando con la vida del propio Celebrimbor. A pesar de su fracaso, Mordor se convirtió en la primera potencia de la época, ayudado por el poder del Anillo Único.
Tras su primer revés, Sauron se dedicó a vigilar pasivamente el occidente –sobre todo las actividades de la otra gran potencia del momento, Númenor-, y pasó a la acción en el este. Cuando a partir del año 1800 los Númenóreanos empiezan a extender sus dominios en la Tierra Media, Sauron decide cosechar en el este lo que empezó a sembrar a comienzos del segundo milenio. En esa época inicia el control de los pueblos de Rhûn, Khand y Harad, a los que somete mediante el terror y entre los que instaura diversos cultos en honor de Morgoth. Con el Anillo de su lado, Sauron empieza a tener un control casi omnipotente.
Durante esos siglos consigue recuperar los Nueve Anillos de los Hombres –que habían sido entregados a diversos reyes y hechiceros de todo Endor- y convertir a sus portadores en esclavos. Hacia el año 2251 se tienen las primeras noticias de los Nazgûl, los Espectros del Anillo, esclavos de su poder y terroríficos servidores de Sauron. Mientras, los Númenóreanos seguían construyendo más fuertes y puertos, llegando a edificar construcciones en las Montañas Blancas e incluso en las Hithaeglir. El choque entre ambas “superpotencias” estaba destinado a producirse antes o después, así que cuando Sauron se auto proclamó Señor de los Hombres, los orgullosos reyes de Númenor no pudieron resistirlo.
En el año 3261, Ar-Pharazôn, último rey de Elenna, desembarcó en Umbar con el objeto de enfrentarse a su rival. El ejército que trajo consigo era tan gigantesco, que ni el poder del Anillo pudo controlar el miedo en las tropas de Sauron, que ante la vista de tan descomunal armamento no quisieron presentar batalla. Abandonado por su ejército, Sauron trazó un nuevo plan, y se dejó prender siendo llevado prisionero a Númenor en el 3262.
Tras ser el principal responsable de la destrucción de Andor, sobrevivió a la anegación de la isla en el 3319, aunque nunca más pudo asumir una forma hermosa. Con la de un horrible guerrero, de piel negra como quemada y marchita, regresó a Mordor en el 3320, volviendo a reunir a sus engendros para la nueva tarea de combatir a los incipientes reinos Númenóreanos en el exilio, Arnor y –especialmente- Gondor. En el 3429 atacó el Reino del Sur, tomando la ciudad de Isildur, Minas Ithil, ocupando Ithilien y amenazando la capital Osgiliath. Rechazado en Ithilien, mantuvo, no obstante, el control de Ithil, y la amenaza sobre Gondor. Un año después, Gil-Galad inspira la Última Alianza de Elfos y Hombres, y convoca un gran ejército con el que se presentó en Dagorlad en el 3434. La victoria de la Alianza abrió las puertas de Mordor, que fue invadido y la torre de Barad-Dûr sitiada. En el 3441, ante la presión de la Alianza, Sauron, junto a los Nazgûl sale a combatir en persona las huestes de los Pueblos Libres.
Finalmente derrotado, el príncipe Isildur cortó su dedo, apoderándose del Único, propiciando su caída y la de los Espectros del Anillo. Sauron pasó a las Sombras, pero el precio a pagar fue enorme. Por parte de los Pueblos Libres cayeron en la guerra nombres tan ilustres como los de Oropher, (rey de los Elfos Silvanos del Bosque Negro, padre de Thranduil y por lo tanto abuelo de Legolas), Gil-Galad (rey supremo de los Elfos), Elendil (Rey de Arnor y Gondor) o Anarion (co-príncipe de Gondor, hijo de Elendil y hermano de Isildur). Minas Ithil fue recuperada y con la amenaza de Sauron destruida, la historia estaba preparada para pasar página: la Segunda Edad del Sol había tocado a su fin.
Cuando comenzó la Tercera Edad, Mordor era una tierra deshabitada y vigilada. Si quedaban Orcos en sus cavernas, estos jamás se aventuraron a salir a la luz solar, junto con la poca voluntad de explorar el País Tenebroso por parte de los Gondorianos, hizo que nunca se produjese ningún encuentro. Los Dúnedain se limitaron a controlar Mordor desde fuera, para lo cual construyeron una serie de fortalezas, en las Montañas de la Sombra principalmente, en las que acantonaron tropas. Las más famosas eran las Torres de los Dientes, a la entrada de Cirith Gorgor, el castillo de Durthang dominando Udûn y las Morgai, y la Torre de Cirith Ungol, vigilando ambas, la meseta de Gorgoroth (con el volcán y la sombra de la Torre Oscura en el horizonte), y el Paso de los Espectros.
Sin embargo a principios de la Tercera Edad, el Anillo Único no fue destruido, por lo que el espíritu de Sauron perduró, y poco a poco fue recuperando su poder. Junto a los Nazgûl volvió a ascender hacia el año 1000, aunque con una identidad falsa, estableciéndose en Dol-Guldur. Sin poder volver a Mordor, se dedico a minar con pequeños golpes a los Dúnedain, instigó un reino maléfico en el norte, y volvió a retomar su influencia sobre los pueblos orientales y sureños. En el 1636 una gran plaga se cernió sobre toda la Tierra Media, seguramente provocada por el propio Sauron. El caso es que la mortalidad fue dramática y provocó una crisis demográfica a escala continental que fue aprovechada por el Señor Oscuro para retomar su antiguo poder.
Los pueblos Orientales empezaron a hostigar Gondor y ya no se pudo mantener las guarniciones que vigilaban Mordor, por lo que la Tierra Tenebrosa quedó de nuevo abierta a la oscuridad. A partir del año 1640 los Nazgûl volvieron a entrar en el reino, reorganizándolo para la futura llegada de su señor. En el 1975 es derrotado el Rey Brujo en el Norte y es probable que por esa época regresase a Mordor. El caso es que para el año 2000 ya estaba al frente de la tropas de Sauron, e inició un repentino asalto a Gondor. Ese año sitia Minas Ithil y en el 2002 la conquista, transformándola en su residencia y cambiando su nombre por el de Minas Morgul. La Palantir de la Torre de la Luna cayó en poder del Señor de los Nazgûl, y Mordor volvía a ser una seria amenaza para Gondor y toda la Tierra Media.
En el 2043 el Rey Brujo reta al recién coronado rey de Gondor, Eärnur, uno de los responsables de su derrota en Fornost en el 1975. El nuevo rey no aceptó el reto, pero éste fue renovado en el 2050 y esta vez el monarca cayó en la provocación y cabalgó hacia Minas Morgul desapareciendo para siempre. Con este hecho se interrumpió la dinastía real de Gondor, acelerando aún más su decadencia. Después de estos acontecimientos, por órdenes de Sauron, los Espectros del Anillo se mantuvieron inactivos en Mordor, esperando nuevas noticias de su señor. El Señor Oscuro –conocido entonces como Nigromante- se retiró al este en el 2063 y unos cuantos años de relativa tranquilidad se vivieron en el oeste.
La llamada Paz Vigilante acabó con el regreso de Sauron del este, de donde llegó con un ejército en el 2460, instalándose de nuevo en Dol Guldur. Las ordenes del Nigromante llegaron a Mordor, y fuerzas Uruks procedentes de Minas Morgul invadieron Ithilien y conquistaron la parte oriental de Osgiliath en el 2475. De nuevo fueron rechazados por los Hombres de Gondor, pero Ithilien nunca volvió a ser controlada por el reino Dunadan. A pesar de su aparente retirada, patrullas de Orcos se paseaban por la región, emboscando tropas y atacando viajeros. Poco a poco, la región fue siendo abandonada por sus habitantes hasta que para el año 2901 no quedaban más que Orcos en Ithilien, (salvo algunos heroicos clanes que aguantaron medio siglo más). Los Dúnedain actuaron entonces a la inversa, mandando pequeñas patrullas de Montaraces para hostigar a los Orcos, pero se renunciaba ya al control de Ithilien, que oficiosamente era parte de Mordor.
Unos años antes, en el 2850, el Nigromante había conseguido reunir tres de los Siete Anillos (pues ya sospechaba que su Anillo no había sido destruido), y fue cuando Gandalf el Gris descubrió su verdadera identidad. Fue expulsado de Dol Guldur en el 2941 y un año después, en secreto, regresó por fin a Mordor tras casi tres mil años. Con gran parte de su poder recuperado, se manifiesta como Sauron en el 2951, vuelve a recuperar el control de Dol Guldur, e inicia la reconstrucción de Barad-Dûr. La potencia de Mordor vuelve a ser incontestable, y junto con sus aliados Orientales y Sureños se encontraba en la mejor disposición para conquistar el mundo definitivamente.
Los último habitantes originales de Ithilien sucumbieron finalmente en el 2953 y un año después el Monte del Destino estalló de nuevo en llamas. En el año 3000, Sauron, usando la Palantir, embauca a Saruman y le convierte en su títere. El Señor de los Anillos, plenamente consciente de la existencia del Único, residía ya en su fortaleza de Barad-Dûr. Aun no tenía poder para adoptar forma, pero la fuerza del Anillo, que ya buscaba el encontrarse con su dueño, le hacía aumentar en capacidad y control. Por esa época se manifestaba como un Gran Ojo sin párpado, penetrante e inquisitivo.
En el 3009 Gollum penetra en Gondor y es hecho prisionero. Objeto de inenarrables torturas, confiesa el paradero del Anillo y es liberado en el 3017. Los Nazgûl son enviados en busca de La Comarca durante ese año y el 3018, pero fracasan al tiempo que queda establecida la Misión del Anillo. Jamás pudo imaginar Sauron que nadie quisiese destruir su Anillo, por lo que no contempló esa posibilidad y se concentró en la conquista de Gondor, paso previo a la de todo el Arda. Durante todo ese año llegaron a Mordor enormes cantidades de tropas Sureñas y Orientales, que unidas a las ya acantonadas en el reino, componían un ejército en apariencia imbatible. En junio atacaron Osgiliath, pero la orilla occidental resistió hasta el año siguiente.
En marzo del 3019 los acontecimientos se precipitan: Un ejército del Morannon toma Cair Andros e invade Anorien, al tiempo que el armamento de Morgul rompió la resistencia de Osgiliath. La batalla de los Campos de Pelennor parecía el punto y final para los Pueblos Libres, pero la inesperada derrota de Sauron dio un giro a los acontecimientos. Mientras, los Hobbits Frodo Bolsón y Samsagaz Gamyi, junto con Gollum, habían penetrado en Mordor por Cirith Ungol. Tras superar la traición de Smeagol, el ataque de Ella-Laraña y su estancia en la Torre de Cirith Ungol, los Hobbits alcanzaron por fin Sammath Naur, las cámaras del volcán donde Sauron forjó su Anillo 4860 años antes.
En el momento que se libraba la Batalla del Morannon, el Anillo Único cayó en los fuegos donde fue forjado y todas las criaturas ligadas a él se consumieron: Ese fue el definitivo final de Sauron y los Espectros del Anillo. La Torre Oscura se derrumbó y su poder jamás volvió a alzarse en este mundo. Con el advenimiento de la Cuarta Edad, la tierra de Mordor quedó desierta en el norte, mientras que en el sur, algunos de los esclavos de Sauron, ya liberados, permanecieron en las regiones costeras del mar de Nûrnen.