Región de Endor, que ocupaba 18.000 kilómetros cuadrados en el triángulo formado por las Montañas Nubladas al este, Enedwaith al oeste y Eregion al norte. El Viejo Camino del Sur marcaba su límite con Enedwaith, mientras que el río Glanduin lo hacía con la Acebeda. El país estaba dominado por pequeños cerros, entre amplias extensiones de terrenos, excelentes para pastos y algún tipo de cultivo poco exigente, y en su parte oriental por colinas más escarpadas, claros indicios de la proximidad de las Hithaeglir. Los tipos de roca de la región fueron descritos como de colores pardos y rojizos, lo que hace suponer formaciones ricas en cuarcita en las tierras más altas, cercanas a las Montañas Nubladas, o en arenisca en los extensos yermos occidentales.
No era un país de grandes bosques, abundando entre la vegetación, especialmente en el oeste, pequeños matorrales y praderas; solo en la parte oriental, más montañosa y húmeda, hacían su aparición densos bosques de pinos y abetos, mientras que en el norte es de suponer que enraizasen colonias de acebos procedentes de la vecina Eregion. Su clima era bastante severo, y aunque las precipitaciones eran abundantes, las temperaturas eran bajas, muy influenciadas por los vientos fríos procedentes de las montañas. En cuanto a su fauna, cabe destacar la presencia de los Crebain, aves emparentadas con los grajos, que en la época de la Guerra del Anillo estaban controladas desde la cercana Isengard por Saruman, el cual los utilizaba como mensajeros y espías.
HISTORIA.
Las Tierras Brunas entran en las canciones a partir de la Segunda Edad. Antes, con toda seguridad fueron atravesadas o bordeadas por Elfos y Hombres, pueblos ambos que marcharon desde sus hogares ancestrales en el lejano este hacia la Luz de occidente, pero nadie dejó una huella perdurable en su solar. Solo el pueblo de los Dunlendinos, emigrados desde las Montañas Blancas y de los que una parte se quedo en la Tierras Brunas, asocia su nombre al país. Eran estos un pueblo atrasado, inculto, supersticioso y fácilmente sugestionable. Sin embargo, eran muy buenos pastores y aunque no grandes guerreros, sí valientes, fieros y osados en el combate. Por causa de su falta de progreso, los Dunlendinos permanecieron aislados, agrupados en torno a pequeños clanes, lo que imposibilitó cualquier intento de crear una confederación o estado en la región. Solo las influencias externas conseguían de los Dunlendinos una cierta cohesión, sobre todo a la hora de lanzarlos al combate, y eso logró Sauron cuando en 1695 atacó Eregion desde las Tierras Brunas. Numerosas tribus de Dunlendinos se incorporaron a los ejércitos de Mordor cuando estos destruyeron Ost-in-Edhil en el 1697, y también, el armamento con el que intentó invadir Eriador en 1699 contaba con contingentes de Dunlendinos procedentes de las Tierras Brunas. Derrotados en el 1700, los supervivientes regresaron a su país, diezmados y abandonados por el Señor Oscuro.
La creación de Gondor a finales de la Segunda Edad, motivó un segundo aluvión de emigrantes Dunlendinos, expulsados por los Dúnedain de sus valles originales de las Ered Nimrais. Desde entonces, si es que ya no lo eran, los Hombres de las Tierras Brunas fueron enemigos no declarados de los Gondorianos. La zona estaba oficialmente dentro de los límites del nuevo reino, pero en la práctica, Gondor jamás tuvo un excesivo interés en mantener presencia y colonizar el país; ni sus condiciones naturales eran tentadoras, ni su situación estratégica excesivamente importante, puesto que el Paso de Rohan, en el sur, se controlaba realmente desde Isengard y Rohan.
Así, los siglos transcurrieron y llegó la Tercera Edad. Hacia el 1150, un grupo de Hobbits de la rama de los Fuertes se estableció en las Tierras Brunas, y allí permanecieron hasta el año 1630, cuando las noticias de la fundación de un país de los Hobbits en la lejana Sûza, en el reino de Arthedain, les animó a emigrar hacia allí. Es curioso, sin embargo, que a pesar de la supuesta poca civilización de los Dunlendinos, estos conviviesen con los Hobbits sin problemas, al igual que siglos después harían con los Enanos.
En el año 2510, se fundó en la provincia Gondoriana de Calenardhon, por entonces con una notable presencia de tribus Dunlendinas, el reino de Rohan, y los Jinetes de la Marca expulsaron a los últimos Dunlendinos que permanecían en sus praderas y en los valles de las Montañas Nubladas, creando una tercera oleada de refugiados que llegaron a las Tierras Brunas. Este nuevo éxodo si que trajo consigo un profundo resentimiento contra los Eorlingas y los Dúnedain, y éste odio consiguió, por primera vez, unificar a las diferentes tribus en lo más parecido a un estado que hubo jamás en las Tierras Brunas.
A partir de entonces, los Dunlendinos hostigaron abiertamente las fronteras de la Marca, y cuando se sintieron lo suficientemente fuertes, pasaron al ataque. En el año 2710 cruzan el Paso de Rohan y ocupan Isengard. Con la llegada en el 2754 de Wulf, hijo de Freca, un terrateniente de Rohan de origen Dunlendino muerto a manos del rey Helm, los Dunlendinos encontraron al líder que estaban necesitando. Aliado con los Haradrim, se unió al ejército que éstos habían desembarcado en el Isen en el 2758, e invade y conquista Rohan occidental. Sin embrago, el sobrino de Helm, Fréaláf, le sorprende un año después y le derrota y da muerte.
Rápidamente los Dunlendinos fueron expulsados sin piedad de toda Rohan y de Isengard, donde se permitió instalarse a Saruman para tener controlado el Paso. En el año 2770 se establecieron en las Tierras Brunas un contingente de Enanos refugiados de Erebor. Allí permanecieron hasta el 2800, sin que fuesen disturbados por los nativos. Estos, permanecieron en relativa calma hasta el 3018, cuando Saruman los incitó contra los Pueblos Libres, a los que había traicionado. Las malas artes del Mago llegaron al punto que, cruzando Orcos con Dunlendinos, creo una nueva versión de Uruks. Bajo el dominio del Istar traidor, los Dunlendinos, Uruks y Orcos derrotaron por dos veces a los ejércitos de Rohan en los Cruces del Isen, y atacaron Cuernavilla, pero allí fueron definitivamente vencidos por los Hombres de Rohan, ayudados por algunos Dúnedain y Elfos de Rivendel, y sobretodo, por los Ucornos procedentes de Fangorn. Prácticamente exterminados, los supervivientes a la Guerra del Anillo volvieron a las Tierras Brunas donde, convertidos en pastores y aislados unos de otros, terminaron por extinguirse como pueblo.