Nueva partida de rol
Cerrado
gandalf el beis
Desde:
11/09/2006
#62 Respondiendo a: Inglor
Acción
El enano que antes sorbia la cerveza plácidamente, hacia crujir ahora los huesos y armaduras de la oleada de enemigos (cada vez más nítidos a mis enturbiados ojos) a golpe de martillo. La ventana estaba próxima. A un lado distinguía el perfil de Abârmil, espetando las cabezas enemigas por en...
Acción
-¿Las vigas?¡Que cedan!Pero yo se de un enano(o dos) que no lo harán.-los trasgos volvían a entrar en la taberna por el hueco y no nos dejaban en paz.
Una flecha voló hacia el pecho del troll y, aprovechando su descuido, saqué mi hacha y se la hundí en la pierna, de un manotazo me apartó la criatura y fui a caer al lado de un pilar de la taberna, a mi lado un elfo de caros ropajes desenvainaba su espada y, entre dolores, le pregunté:
-¿Eres tú el mercader ese del que ha hablado el otro elfo?.-el elfo me mira de forma desconfiada y me dice:
-Sí.
-En ese caso.-me levanto y prosigo.-Sígueme.-Le agarro de la mano y tironeando de él con fuerza me dirijo hacia la salida, pero el troll se cruza en nuestro camino, mientras huye de las escasas flechas enemigas. En ese momento me acuerdo de que mi hacha sigue en el suelo, en algún lugar cerca del pilar y le digo al elfo:
-Sal, y luego espérame. Yo voy a por mi hacha...
-¿Las vigas?¡Que cedan!Pero yo se de un enano(o dos) que no lo harán.-los trasgos volvían a entrar en la taberna por el hueco y no nos dejaban en paz.
Una flecha voló hacia el pecho del troll y, aprovechando su descuido, saqué mi hacha y se la hundí en la pierna, de un manotazo me apartó la criatura y fui a caer al lado de un pilar de la taberna, a mi lado un elfo de caros ropajes desenvainaba su espada y, entre dolores, le pregunté:
-¿Eres tú el mercader ese del que ha hablado el otro elfo?.-el elfo me mira de forma desconfiada y me dice:
-Sí.
-En ese caso.-me levanto y prosigo.-Sígueme.-Le agarro de la mano y tironeando de él con fuerza me dirijo hacia la salida, pero el troll se cruza en nuestro camino, mientras huye de las escasas flechas enemigas. En ese momento me acuerdo de que mi hacha sigue en el suelo, en algún lugar cerca del pilar y le digo al elfo:
-Sal, y luego espérame. Yo voy a por mi hacha...
Entaguas
Desde:
21/04/2005
#1 Respondiendo a: Entaguas
¡Saludo fenómenos!
Hacía ya tiempo que no me pasaba por aquí, entre los exámenes y el ordenador que me ha dado estos meses bastantes problemas, apenas he podido pasar por aquí.
Bueno, ya que veo el foro del rol un poco ''pausado'', he pensado que quizás podríamos jugar una nueva partida de rol...
Acción
Las vigas empiezan a ceder...
- ¡Deprisa, salgamos de una puñetera vez, esto se derrumba!
No supe quién había dicho eso. De todos modos, tenía razón, un trozo de madera cayó delante mía justo cuando iba a atacar al troll. Si hubiera dado un paso más, aquel trozo de pared me hubiera aplastado. Afortunadamente, eso no había pasado, de no ser porque un misterioso lobo me gruñó y me hizo retroceder. Pero ahora solo quedaba una cosa, huir. Vi como un enano tenía ya al mercader, y le decía que iba a por su hacha. Viéndola cerca mía, la cogí y se la di.
- ¡Venga, salgamos antes de que el techo nos aplaste!- le dije al enano y al mercader élfico.
En aquel momento todo el mundo salieron en una estampida de la taberna, mientras se derrumbaba. Fuera de la taberna, parecía haber un poderoso pero desorganizado ejército de trasgos dispuestos a plantarnos cara. No había troll, y el que nos atacó en la taberna parecía estar muerto bajo los escombros. El mercader parecía tener algo de miedo. Por eso, me dirijí a los presentes(todos los PJ).
- Será mejor que os dirijáis a una torre de vigilancia que hay cercana aquí. Al lado, hay una pequeña cueva que os servirá de refugio. Solo tenéis quseguir recto por ese camino que véis allí, escondido entre los arbustos, no os será muy difícil encontrarl el lugar del que os hablo.
Un saludo . Solo tres acciones, por lo tanto, ni yo, ni Gandalf el beis podemos volver a postear más acciones. Además, no es obligatorio que posteéis tres acciones, creo que ya pronto podría colgar la narración si nadie continua.
Las vigas empiezan a ceder...
- ¡Deprisa, salgamos de una puñetera vez, esto se derrumba!
No supe quién había dicho eso. De todos modos, tenía razón, un trozo de madera cayó delante mía justo cuando iba a atacar al troll. Si hubiera dado un paso más, aquel trozo de pared me hubiera aplastado. Afortunadamente, eso no había pasado, de no ser porque un misterioso lobo me gruñó y me hizo retroceder. Pero ahora solo quedaba una cosa, huir. Vi como un enano tenía ya al mercader, y le decía que iba a por su hacha. Viéndola cerca mía, la cogí y se la di.
- ¡Venga, salgamos antes de que el techo nos aplaste!- le dije al enano y al mercader élfico.
En aquel momento todo el mundo salieron en una estampida de la taberna, mientras se derrumbaba. Fuera de la taberna, parecía haber un poderoso pero desorganizado ejército de trasgos dispuestos a plantarnos cara. No había troll, y el que nos atacó en la taberna parecía estar muerto bajo los escombros. El mercader parecía tener algo de miedo. Por eso, me dirijí a los presentes(todos los PJ).
- Será mejor que os dirijáis a una torre de vigilancia que hay cercana aquí. Al lado, hay una pequeña cueva que os servirá de refugio. Solo tenéis quseguir recto por ese camino que véis allí, escondido entre los arbustos, no os será muy difícil encontrarl el lugar del que os hablo.
Un saludo
. Solo tres acciones, por lo tanto, ni yo, ni Gandalf el beis podemos volver a postear más acciones. Además, no es obligatorio que posteéis tres acciones, creo que ya pronto podría colgar la narración si nadie continua.
¡Oh Orofarnë, Lassemista, Carnimirië!
¡Oh hermoso fresno, sobre tu cabellera qué hermosas son las flores!
¡Oh fresno mío, te vi brillar en un día de verano!
Tu brillante corteza, tus leves hojas, tu voz tan fresca y dulce:
¡qué alta llevas en tu cabeza la corona de oro rojo!
Oh fresno muerto...
¡Oh hermoso fresno, sobre tu cabellera qué hermosas son las flores!
¡Oh fresno mío, te vi brillar en un día de verano!
Tu brillante corteza, tus leves hojas, tu voz tan fresca y dulce:
¡qué alta llevas en tu cabeza la corona de oro rojo!
Oh fresno muerto...
elPeregrinoGris
Desde:
13/03/2004
#64 Respondiendo a: Entaguas
Acción
Las vigas empiezan a ceder...
- ¡Deprisa, salgamos de una puñetera vez, esto se derrumba!
No supe quién había dicho eso. De todos modos, tenía razón, un trozo de madera cayó delante mía justo cuando iba a atacar al troll. Si hubiera dado un paso más, aquel trozo de pared me hubiera aplasta...
Acción
Mientras mis compañeros socorrían a un enano, yo me dirigí hacia la puerta con la intención de contener a los trasgos que no dejaban de penetrar en el local. Junto a mi había dos elfos fornidos que debían ser los vigilantes del bosque. Yo golpeé a uno de esos trasgos con mi vara y uno de aquellos elfos le asestó una puñalada mortal en el costado.
La confusión iba en aumento mientras el fuego se extendía por la taberna y el humo hacía difícil hasta respirar. El olor a quemado y a sangre parecía avivar a los combatientes que luchaban cada vez de forma más encarnecida.
Justo en ese instante la pared de mi derecha se derrumbó y no a causa del fuego, sino por un enorme troll que asomó su cabeza a través del polvo y los escombros. Por el hueco que el troll había dejado entraban cada vez más y más trasgos. Un grupo estaba atacando con flechas al troll que parecía no inmutarse demasiado.
En aquel momento una gran viga de madera cayó del techo ardiendo y aplastando a varias personas que no logré identificar.
-¡Cuidado!¡Las vigas ceden! ¡Salid de ahí!
En ese momento todo el mundo sin distinción se dirigió atropelladamente hacia la calle. La taberna comenzó a desplomarse irremediablemente. Una vez fuera un elfo nos indicó un lugar cercano a donde nos dirigimos para refugiarnos de los trasgos.
Mientras mis compañeros socorrían a un enano, yo me dirigí hacia la puerta con la intención de contener a los trasgos que no dejaban de penetrar en el local. Junto a mi había dos elfos fornidos que debían ser los vigilantes del bosque. Yo golpeé a uno de esos trasgos con mi vara y uno de aquellos elfos le asestó una puñalada mortal en el costado.
La confusión iba en aumento mientras el fuego se extendía por la taberna y el humo hacía difícil hasta respirar. El olor a quemado y a sangre parecía avivar a los combatientes que luchaban cada vez de forma más encarnecida.
Justo en ese instante la pared de mi derecha se derrumbó y no a causa del fuego, sino por un enorme troll que asomó su cabeza a través del polvo y los escombros. Por el hueco que el troll había dejado entraban cada vez más y más trasgos. Un grupo estaba atacando con flechas al troll que parecía no inmutarse demasiado.
En aquel momento una gran viga de madera cayó del techo ardiendo y aplastando a varias personas que no logré identificar.
-¡Cuidado!¡Las vigas ceden! ¡Salid de ahí!
En ese momento todo el mundo sin distinción se dirigió atropelladamente hacia la calle. La taberna comenzó a desplomarse irremediablemente. Una vez fuera un elfo nos indicó un lugar cercano a donde nos dirigimos para refugiarnos de los trasgos.
Mithrandir, Mithrandir, cantaban los elfos, ¡oh Peregrino Gris!. Pues así les gustaba llamarlo.
Soy la espada en la oscuridad. Soy el vigilante del Muro. Soy el fuego que arde contra el frío, la luz que trae el amanecer, el cuerno que despierta a los durmientes, el escudo qu...
Soy la espada en la oscuridad. Soy el vigilante del Muro. Soy el fuego que arde contra el frío, la luz que trae el amanecer, el cuerno que despierta a los durmientes, el escudo qu...
burzumgad
Desde:
11/10/2005
#65 Respondiendo a: elPeregrinoGris
Acción
Mientras mis compañeros socorrían a un enano, yo me dirigí hacia la puerta con la intención de contener a los trasgos que no dejaban de penetrar en el local. Junto a mi había dos elfos fornidos que debían ser los vigilantes del bosque. Yo golpeé a uno de esos trasgos con mi vara y uno de aq...
Acción
De todo podía verse en los caminos de la Tierra Media por esos días, incluso aquel encuentro.
El elfo me saludó con un amplio ademán de su mano, y yo a él...
-Salud, Burzumgad- me sonrió Aglar acercándose para estrechar mi mano- ¿cómo ven las cosas por tu pequeño país?
-¿Pequeño? Espera a verlo, Aglar...a ver cuando nos visitas...
-¡No, gracias! A ver si termino sin cabeza donde colocar mi gorro- bromeó ese elfo al que conocía desde luego de la Guerra del Anillo.-Ahora en serio... ¿que te ha traído tan lejos de tus pagos?
- Una misión diplomática para los míos... como tú sabrás muy bien quedan elfos en Rivendell, aún después de la partida de Elrond...y fui a concertar pactos comerciales con ellos...
-¿Con éxito?
-Más o menos...sabes lo desconfiados que son los elfos... (reí) Ahhh...mis pies...necesitan descalzarse en una posada.
-Posada no se, pero aquí cerca no más y en los lindes del bosque tienes una taberna bastante confortable, “amigo orco”- me indicó Aglar con amplio gesto, y yo abrí los ojos.
-¿Dónde queda, exactamente?
**********************************************************
La taberna de marras estaba repleta de bote a bote, tanto que luego de un par de tragos y un pequeño descanso decidí ir a fumar afuera.
Nada personal, pero dentro el ambiente era algo tenso para mí: casi todos elfos o medio-elfos a los que ni conocía, y había varios enanos que parecían tener pocas pulgas, y uno de ellos, tuerto y parlanchín, parecía mirarme con mala cara.
En momentos en que empezaba a fumar vi acercarse a un hombre sonriente, cuyos ropajes de calidad apenas ocultaban a un antiguo montaraz.
-¡Abârmil, amigo mío!- dije abrazando al hombre que desde Ithilien me visitase con frecuencia.
-¿Qué haces aquí como poste? ¡Vamos a beber adentro!
-Demasiados elfos...
- Olvida que eres un orco...
-¡Es que no puedo!
Al fin me entró medio a empujones, y fue una suerte que yo aceptase: hallamos a Inglor, nuestro viejo camarada de aventuras, con el que bromeamos largamente.
Algunos otros elfos me miraban con aspereza, no obstante procuré conservar mi sangre fría.
De pronto y en el medio de la alegre algarabía, una flecha de penacho oscuro entró por la ventana, destrozando el cristal. Algunos parroquianos se miraron, pero eso era solo el principio: es que de pronto todos los vidrios volaron en añicos, y una turba de trasgos sucios, armados de sables y porras entró a la taberna por donde pudo.
Inglor y Abàrmil se volcaron a auxiliar a un enano aparentemente herido, mientras yo, sacando mi cimitarra eliminé a varios, mas sin percatarse de mi accionar, un oficial de Thranduil, elfo alto y arrogante, me amenazó con su espada.
–Tú también ríndete, espía, desde un primer momento sospeché...
-¿Me dejas trabajar?- dije al elfo altivo y lo empujé a un lado para eliminar a un oriental torvo que se nos venía encima. El oficial de Thranduil advirtió de pronto a mi lado a Inglor, algunos elfos y a Abârmil, a quién de seguro conocía.
--Ooh...sois entonces el señor de Morgul, aliado de nuestro...
-¡Si, de tu soberano, y mejor pelea y no molestes!!- le grité en la cara y el fulano se hundió en la lucha. ¿es que no aprendían, estos tíos?
La batalla arreciaba, y un troll maloliente entró destrozando la pared y aplastando a quién se le ponía delante. El enano estaba fuera de peligro, y dada la marea creciente de enemigos, Abârmil y yo arrojamos la mesa que hasta el momento nos estaba sirviendo de escudo contra ellos. En esos momentos la construcción pareció colapsar, y una nube de polvo nos hizo toser a todos. Un elfo de cabellera negra que por alguna razón me parecía remotamente familiar, gritaba dando órdenes, e indicó la torre vecina como lugar seguro.
-¡Vamos donde indica Entaguas!- gritó alguien.
¿Y quien era Enteguas? Ah, si, el elfo de melena negra, sin embargo no era él quién había hablado.
La confusión era tal cada uno tomó para su lado. Yo, no obstante, seguí a mis amigos, pero con mi cimitarra lista, no fuese cosa de una celada...
PD: perdonad la demora, es que ni antes de ayer ni ayer pude entrar en Elfenómeno.com. Me decia: "no se puede hallar el servidor" (?)
De todo podía verse en los caminos de la Tierra Media por esos días, incluso aquel encuentro.
El elfo me saludó con un amplio ademán de su mano, y yo a él...
-Salud, Burzumgad- me sonrió Aglar acercándose para estrechar mi mano- ¿cómo ven las cosas por tu pequeño país?
-¿Pequeño? Espera a verlo, Aglar...a ver cuando nos visitas...
-¡No, gracias! A ver si termino sin cabeza donde colocar mi gorro- bromeó ese elfo al que conocía desde luego de la Guerra del Anillo.-Ahora en serio... ¿que te ha traído tan lejos de tus pagos?
- Una misión diplomática para los míos... como tú sabrás muy bien quedan elfos en Rivendell, aún después de la partida de Elrond...y fui a concertar pactos comerciales con ellos...
-¿Con éxito?
-Más o menos...sabes lo desconfiados que son los elfos... (reí) Ahhh...mis pies...necesitan descalzarse en una posada.
-Posada no se, pero aquí cerca no más y en los lindes del bosque tienes una taberna bastante confortable, “amigo orco”- me indicó Aglar con amplio gesto, y yo abrí los ojos.
-¿Dónde queda, exactamente?
**********************************************************
La taberna de marras estaba repleta de bote a bote, tanto que luego de un par de tragos y un pequeño descanso decidí ir a fumar afuera.
Nada personal, pero dentro el ambiente era algo tenso para mí: casi todos elfos o medio-elfos a los que ni conocía, y había varios enanos que parecían tener pocas pulgas, y uno de ellos, tuerto y parlanchín, parecía mirarme con mala cara.
En momentos en que empezaba a fumar vi acercarse a un hombre sonriente, cuyos ropajes de calidad apenas ocultaban a un antiguo montaraz.
-¡Abârmil, amigo mío!- dije abrazando al hombre que desde Ithilien me visitase con frecuencia.
-¿Qué haces aquí como poste? ¡Vamos a beber adentro!
-Demasiados elfos...
- Olvida que eres un orco...
-¡Es que no puedo!
Al fin me entró medio a empujones, y fue una suerte que yo aceptase: hallamos a Inglor, nuestro viejo camarada de aventuras, con el que bromeamos largamente.
Algunos otros elfos me miraban con aspereza, no obstante procuré conservar mi sangre fría.
De pronto y en el medio de la alegre algarabía, una flecha de penacho oscuro entró por la ventana, destrozando el cristal. Algunos parroquianos se miraron, pero eso era solo el principio: es que de pronto todos los vidrios volaron en añicos, y una turba de trasgos sucios, armados de sables y porras entró a la taberna por donde pudo.
Inglor y Abàrmil se volcaron a auxiliar a un enano aparentemente herido, mientras yo, sacando mi cimitarra eliminé a varios, mas sin percatarse de mi accionar, un oficial de Thranduil, elfo alto y arrogante, me amenazó con su espada.
–Tú también ríndete, espía, desde un primer momento sospeché...
-¿Me dejas trabajar?- dije al elfo altivo y lo empujé a un lado para eliminar a un oriental torvo que se nos venía encima. El oficial de Thranduil advirtió de pronto a mi lado a Inglor, algunos elfos y a Abârmil, a quién de seguro conocía.
--Ooh...sois entonces el señor de Morgul, aliado de nuestro...
-¡Si, de tu soberano, y mejor pelea y no molestes!!- le grité en la cara y el fulano se hundió en la lucha. ¿es que no aprendían, estos tíos?
La batalla arreciaba, y un troll maloliente entró destrozando la pared y aplastando a quién se le ponía delante. El enano estaba fuera de peligro, y dada la marea creciente de enemigos, Abârmil y yo arrojamos la mesa que hasta el momento nos estaba sirviendo de escudo contra ellos. En esos momentos la construcción pareció colapsar, y una nube de polvo nos hizo toser a todos. Un elfo de cabellera negra que por alguna razón me parecía remotamente familiar, gritaba dando órdenes, e indicó la torre vecina como lugar seguro.
-¡Vamos donde indica Entaguas!- gritó alguien.
¿Y quien era Enteguas? Ah, si, el elfo de melena negra, sin embargo no era él quién había hablado.
La confusión era tal cada uno tomó para su lado. Yo, no obstante, seguí a mis amigos, pero con mi cimitarra lista, no fuese cosa de una celada...
PD: perdonad la demora, es que ni antes de ayer ni ayer pude entrar en Elfenómeno.com. Me decia: "no se puede hallar el servidor" (?)
Umbrías son las montañas, mas la ciudad brilla:Se diría una gran mortaja flotando entre el cielo y la tierra.
Quién se adelante hacia ella procedente de Ithilien la verá brillar cuando aún le resten millas para arribar la misma.
Quién llegue a ella desde el interior de Mordor la advertirá con...
Quién se adelante hacia ella procedente de Ithilien la verá brillar cuando aún le resten millas para arribar la misma.
Quién llegue a ella desde el interior de Mordor la advertirá con...
Nack3rz
Desde:
08/03/2008
#1 Respondiendo a: Entaguas
¡Saludo fenómenos!
Hacía ya tiempo que no me pasaba por aquí, entre los exámenes y el ordenador que me ha dado estos meses bastantes problemas, apenas he podido pasar por aquí
Bueno, ya que veo el foro del rol un poco ''pausado'', he pensado que quizás podríamos jugar una nueva partida de rol...
Acción
Con la mesa de escudo avanzamos, alentando al enemigo a la retirada de la taberna, tomamos la mesa como dijo el montaraz y la arrogamos a la gran ventana rompiéndola.
En ese momento un estrepitoso grito sonó, derrumbándose uno de los muros, tras la caída del muro se asomo una gran cabeza. Lo que faltaba –dije, acompañado de un suspiro, saque mi arco intentando herir al Troll pero un biga de madera se estrépito ente el Troll y yo, desviando mi tiro que fue a para a la cabeza de un hombre del este. La taberna estaba a punto de caerse cuando logre salir. Escuchando los gritos de que Entaguas tenía razón, que había que seguirlo no dude, aunque no pude escuchar donde, ni ver quien era.
Saludos
Con la mesa de escudo avanzamos, alentando al enemigo a la retirada de la taberna, tomamos la mesa como dijo el montaraz y la arrogamos a la gran ventana rompiéndola.
En ese momento un estrepitoso grito sonó, derrumbándose uno de los muros, tras la caída del muro se asomo una gran cabeza. Lo que faltaba –dije, acompañado de un suspiro, saque mi arco intentando herir al Troll pero un biga de madera se estrépito ente el Troll y yo, desviando mi tiro que fue a para a la cabeza de un hombre del este. La taberna estaba a punto de caerse cuando logre salir. Escuchando los gritos de que Entaguas tenía razón, que había que seguirlo no dude, aunque no pude escuchar donde, ni ver quien era.
Saludos
El ritmo del sonido aparta a la gente de la charlatanería vacía.
Entaguas
Desde:
21/04/2005
#1 Respondiendo a: Entaguas
¡Saludo fenómenos!
Hacía ya tiempo que no me pasaba por aquí, entre los exámenes y el ordenador que me ha dado estos meses bastantes problemas, apenas he podido pasar por aquí
Bueno, ya que veo el foro del rol un poco ''pausado'', he pensado que quizás podríamos jugar una nueva partida de rol...
Narración
Rápidamente, siguiendo las indicaciones de aquel elfo, huyeron del lugar en busca de refugio. El mercader elfo parecía algo cansado, y no miraba con buenos ojos al orco que le acompañaba, igual que otros cuantos del grupo. Además, no todos se conocían.
No tardaron en ver la torre, que era una vulgar atalaya de madera. Pero justamente cuando se acercaron, el lobo que acompañaba a Namsis, empezó a gruñir.
- Debe de sentir algún peligro, probablemente no estemos seguros aquí- dijo Burzumgad- yo también huelo a... enemigos.
De repente, de la cueva donde se les había indicado esconderse, salieron un grupo numeroso de trasgos y orientales. Casi al mismo tiempo, unos jinetes élficos salieron de la nada y cargaron contra ellos.
- Será mejor que nos sumemos al combate- sugerió el mercader elfo- los jinetes no son muchos y podrían verse en apuros sin nuestra ayuda. Además, una vez terminemos nos podrán informar de la situación o de otro escondite.
Saludos . Por cierto, el npj de Entaguas no os sigue, si no que se queda en la lucha de la taberna.
Rápidamente, siguiendo las indicaciones de aquel elfo, huyeron del lugar en busca de refugio. El mercader elfo parecía algo cansado, y no miraba con buenos ojos al orco que le acompañaba, igual que otros cuantos del grupo. Además, no todos se conocían.
No tardaron en ver la torre, que era una vulgar atalaya de madera. Pero justamente cuando se acercaron, el lobo que acompañaba a Namsis, empezó a gruñir.
- Debe de sentir algún peligro, probablemente no estemos seguros aquí- dijo Burzumgad- yo también huelo a... enemigos.
De repente, de la cueva donde se les había indicado esconderse, salieron un grupo numeroso de trasgos y orientales. Casi al mismo tiempo, unos jinetes élficos salieron de la nada y cargaron contra ellos.
- Será mejor que nos sumemos al combate- sugerió el mercader elfo- los jinetes no son muchos y podrían verse en apuros sin nuestra ayuda. Además, una vez terminemos nos podrán informar de la situación o de otro escondite.
Saludos
. Por cierto, el npj de Entaguas no os sigue, si no que se queda en la lucha de la taberna.
¡Oh Orofarnë, Lassemista, Carnimirië!
¡Oh hermoso fresno, sobre tu cabellera qué hermosas son las flores!
¡Oh fresno mío, te vi brillar en un día de verano!
Tu brillante corteza, tus leves hojas, tu voz tan fresca y dulce:
¡qué alta llevas en tu cabeza la corona de oro rojo!
Oh fresno muerto...
¡Oh hermoso fresno, sobre tu cabellera qué hermosas son las flores!
¡Oh fresno mío, te vi brillar en un día de verano!
Tu brillante corteza, tus leves hojas, tu voz tan fresca y dulce:
¡qué alta llevas en tu cabeza la corona de oro rojo!
Oh fresno muerto...
burzumgad
Desde:
11/10/2005
#68 Respondiendo a: Entaguas
Narración
Rápidamente, siguiendo las indicaciones de aquel elfo, huyeron del lugar en busca de refugio. El mercader elfo parecía algo cansado, y no miraba con buenos ojos al orco que le acompañaba, igual que otros cuantos del grupo. Además, no todos se conocían.
No tardaron en ver la torre, que er...
Off-topic.
Vamos de prisa, y a buen ritmo.
Como os aclaro algo más arriba, estuve unos dias sin entrar a la web, y me sorprendió lo rápido que se postea. XD
Vamos a ver si puedo colgar algo entre hoy y mañana.
Vamos de prisa, y a buen ritmo.
Como os aclaro algo más arriba, estuve unos dias sin entrar a la web, y me sorprendió lo rápido que se postea. XD
Vamos a ver si puedo colgar algo entre hoy y mañana.
Umbrías son las montañas, mas la ciudad brilla:Se diría una gran mortaja flotando entre el cielo y la tierra.
Quién se adelante hacia ella procedente de Ithilien la verá brillar cuando aún le resten millas para arribar la misma.
Quién llegue a ella desde el interior de Mordor la advertirá con...
Quién se adelante hacia ella procedente de Ithilien la verá brillar cuando aún le resten millas para arribar la misma.
Quién llegue a ella desde el interior de Mordor la advertirá con...
Abârmil
Desde:
17/09/2003
#69 Respondiendo a: burzumgad
Off-topic.
Vamos de prisa, y a buen ritmo.
Como os aclaro algo más arriba, estuve unos dias sin entrar a la web, y me sorprendió lo rápido que se postea. XD
Vamos a ver si puedo colgar algo entre hoy y mañana.
Acción
Salir de la taberna me produjo un placer indescriptible, sentía los pulmones ardiendo por el humo inhalado y la suave brisa me reconfortaba, pero no había tiempo de disfrutarlo, un elfo con cuyo rostro ya me había cruzado anteriormente en mis vagabundeos nos indico la huida más fácil de aquella matanza. Le hicimos rápidamente caso y tras enfrentarnos a varios trasgos y orientales, abrimos brecha entre los enemigos.
Entre la espesura topamos con un claro donde gobernaba una atalaya de madera junto a una cueva bastante frecuentada según las pisadas, restos y arbustos arrancados. Entonces el lobo de uno de los que nos acompañaban comenzó a inquietarse, miré a Burzumgad reclamando su portentoso olfato. Apenas terminó su frase nuevas alimañas brotaron de la caverna, que se vieron sorprendidos por el ataque de unos jinetes elfos. - De nuevo a la caza - grité. Envainé mi espada y tomé mi arco, soltando dos flechas consecutivamente que acertaron a sus objetivos. El choque de fuerzas impedía otro disparo seguro, así que alcé de nuevo la espada y cargué sin demora. Me salió al paso un trasgo, ataqué sin pensar y éste me esquivó, ¡era rápido como el rayo! Comenzó a asestar rápidas estocadas con su corta cimitarra que apenas lograba detener con mi larga espada, una de ellas incluso me rozó el hombro izquierdo. Se tomó un descanso, nos miramos fijamente, parecía algo cansado, entonces me decidí, corrí los dos metros que me separaban de él lanzándole mi espada como si fuera una lanza, seguidamente tomé mi puñal del cinto y, mientras bateaba mi espada hacia su lado izquierdo, le agarré su muñeca diestra para que no pudiera reaccionar y le clavé el puñal en el cuello.
- Uff, ¿Adonde nos has traído, elfo? - grité, pero no estaba allí para contestarme.
Salir de la taberna me produjo un placer indescriptible, sentía los pulmones ardiendo por el humo inhalado y la suave brisa me reconfortaba, pero no había tiempo de disfrutarlo, un elfo con cuyo rostro ya me había cruzado anteriormente en mis vagabundeos nos indico la huida más fácil de aquella matanza. Le hicimos rápidamente caso y tras enfrentarnos a varios trasgos y orientales, abrimos brecha entre los enemigos.
Entre la espesura topamos con un claro donde gobernaba una atalaya de madera junto a una cueva bastante frecuentada según las pisadas, restos y arbustos arrancados. Entonces el lobo de uno de los que nos acompañaban comenzó a inquietarse, miré a Burzumgad reclamando su portentoso olfato. Apenas terminó su frase nuevas alimañas brotaron de la caverna, que se vieron sorprendidos por el ataque de unos jinetes elfos. - De nuevo a la caza - grité. Envainé mi espada y tomé mi arco, soltando dos flechas consecutivamente que acertaron a sus objetivos. El choque de fuerzas impedía otro disparo seguro, así que alcé de nuevo la espada y cargué sin demora. Me salió al paso un trasgo, ataqué sin pensar y éste me esquivó, ¡era rápido como el rayo! Comenzó a asestar rápidas estocadas con su corta cimitarra que apenas lograba detener con mi larga espada, una de ellas incluso me rozó el hombro izquierdo. Se tomó un descanso, nos miramos fijamente, parecía algo cansado, entonces me decidí, corrí los dos metros que me separaban de él lanzándole mi espada como si fuera una lanza, seguidamente tomé mi puñal del cinto y, mientras bateaba mi espada hacia su lado izquierdo, le agarré su muñeca diestra para que no pudiera reaccionar y le clavé el puñal en el cuello.
- Uff, ¿Adonde nos has traído, elfo? - grité, pero no estaba allí para contestarme.
All that is gold does not glitter,
Not all those who wander are lost;
The old that is strong does not wither,
Deep roots are not reached by the frost.
From the ashes a fire shall be woken,
A light from the shadows shall spring;
Renewed shall be blade that was broken,
The crownless again shall...
Not all those who wander are lost;
The old that is strong does not wither,
Deep roots are not reached by the frost.
From the ashes a fire shall be woken,
A light from the shadows shall spring;
Renewed shall be blade that was broken,
The crownless again shall...
burzumgad
Desde:
11/10/2005
#70 Respondiendo a: Abârmil
Acción
Salir de la taberna me produjo un placer indescriptible, sentía los pulmones ardiendo por el humo inhalado y la suave brisa me reconfortaba, pero no había tiempo de disfrutarlo, un elfo con cuyo rostro ya me había cruzado anteriormente en mis vagabundeos nos indico la huida más fácil de aque...
Acción
En las cercanías del ruinoso atalaya volví a tener problemas con los soldados de Thranduil. Era inexplicable que aquellos elfos ni me recordaran, a apenas unos cortos años de que yo militase para su señor. Afortunadamente mis amigos presentes alegaban a ni favor cada vez que yo me veía en apuros.
Nuevos enemigos surgieron del interior de una cueva cercana. Atacaban con saña, desordenadamente y con aparente carencia de líderes. No más pude aclarar mi situación ante los elfos más necios, me hundí en el combate. Los trasgos eran de razas pequeñas y no presentaban un peligro excesivo salvo por su número. Más riesgoso era pelear contra los orientales, fuertes y aguerridos. Mientras ellos y nosotros cruzábamos filos y mientras oía los gritos de guerra de aquellos combatientes, ininteligibles para nuestros oídos, se lo pregunté a Abârmil, que estaba a mi lado.
-A ver si lo sabes, tú que has viajado- le dije, un poco a los gritos.
-¿Te parece momento de responder??
Y en efecto, no había lugar ni tiempo para curiosidades. Ya lo discutiríamos luego, pues hay que conocer al enemigo.
En las cercanías del ruinoso atalaya volví a tener problemas con los soldados de Thranduil. Era inexplicable que aquellos elfos ni me recordaran, a apenas unos cortos años de que yo militase para su señor. Afortunadamente mis amigos presentes alegaban a ni favor cada vez que yo me veía en apuros.
Nuevos enemigos surgieron del interior de una cueva cercana. Atacaban con saña, desordenadamente y con aparente carencia de líderes. No más pude aclarar mi situación ante los elfos más necios, me hundí en el combate. Los trasgos eran de razas pequeñas y no presentaban un peligro excesivo salvo por su número. Más riesgoso era pelear contra los orientales, fuertes y aguerridos. Mientras ellos y nosotros cruzábamos filos y mientras oía los gritos de guerra de aquellos combatientes, ininteligibles para nuestros oídos, se lo pregunté a Abârmil, que estaba a mi lado.
-A ver si lo sabes, tú que has viajado- le dije, un poco a los gritos.
-¿Te parece momento de responder??
Y en efecto, no había lugar ni tiempo para curiosidades. Ya lo discutiríamos luego, pues hay que conocer al enemigo.
Umbrías son las montañas, mas la ciudad brilla:Se diría una gran mortaja flotando entre el cielo y la tierra.
Quién se adelante hacia ella procedente de Ithilien la verá brillar cuando aún le resten millas para arribar la misma.
Quién llegue a ella desde el interior de Mordor la advertirá con...
Quién se adelante hacia ella procedente de Ithilien la verá brillar cuando aún le resten millas para arribar la misma.
Quién llegue a ella desde el interior de Mordor la advertirá con...
Nack3rz
Desde:
08/03/2008
#70 Respondiendo a: Abârmil
Acción
Salir de la taberna me produjo un placer indescriptible, sentía los pulmones ardiendo por el humo inhalado y la suave brisa me reconfortaba, pero no había tiempo de disfrutarlo, un elfo con cuyo rostro ya me había cruzado anteriormente en mis vagabundeos nos indico la huida más fácil de aque...
Acción
Partimos entonces al refugio, viendo que Entaguas se quedaba a pelear, en lo que quedaba de la taberna, lo salude con una reverencia con mi cabeza, devolviéndome el saludo con un amistoso gesto con la mano, y luego desapareció en la batalla.
Entonces volví mi cabeza hacia el grupo que se había adelantado, cuando los alcance divisando la torre de vigilancia, un lobo gruño, pensé en ese momento que era por que lo había mirado feo un par de veces, pero escuchando las conversaciones de que podía ver enemigos cerca comencé a percibir un olor fétido, por lo cual dije para mis adentros, pudo haber sido el orco, o el lobo, o yo…en ese momento unos trasgos y orientales salen de una cueva, al mismo tiempo unos jinetes élficos aparecieron de la nada con la intención de acabar con los trasgos y los orientales. Con el grito de un Elfo atacamos al enemigo ayudando a los jinetes a eliminarlos.
Encontrándome con un pequeño trasgo al que atravesé, no muy profundo, pero lo suficiente para dejarlo tendido en el suelo para asestar el golpe final, cuando levante la espada que chorreaba un liquido negro y algo espeso, en ese preciso instante un oriental se dispuso a atacarme, al cual conseguí eliminar después de intrincada pelea que termino con mi pequeño cuchillo en la garganta del oriental me dispuse a eliminar mi primer objetivo, pero este había desaparecido, pero no el charco de sangre…
Ja! Saludo
Partimos entonces al refugio, viendo que Entaguas se quedaba a pelear, en lo que quedaba de la taberna, lo salude con una reverencia con mi cabeza, devolviéndome el saludo con un amistoso gesto con la mano, y luego desapareció en la batalla.
Entonces volví mi cabeza hacia el grupo que se había adelantado, cuando los alcance divisando la torre de vigilancia, un lobo gruño, pensé en ese momento que era por que lo había mirado feo un par de veces, pero escuchando las conversaciones de que podía ver enemigos cerca comencé a percibir un olor fétido, por lo cual dije para mis adentros, pudo haber sido el orco, o el lobo, o yo…en ese momento unos trasgos y orientales salen de una cueva, al mismo tiempo unos jinetes élficos aparecieron de la nada con la intención de acabar con los trasgos y los orientales. Con el grito de un Elfo atacamos al enemigo ayudando a los jinetes a eliminarlos.
Encontrándome con un pequeño trasgo al que atravesé, no muy profundo, pero lo suficiente para dejarlo tendido en el suelo para asestar el golpe final, cuando levante la espada que chorreaba un liquido negro y algo espeso, en ese preciso instante un oriental se dispuso a atacarme, al cual conseguí eliminar después de intrincada pelea que termino con mi pequeño cuchillo en la garganta del oriental me dispuse a eliminar mi primer objetivo, pero este había desaparecido, pero no el charco de sangre…
Ja! Saludo
El ritmo del sonido aparta a la gente de la charlatanería vacía.
Findon
Desde:
30/01/2007
#72 Respondiendo a: Nack3rz
Acción
Partimos entonces al refugio, viendo que Entaguas se quedaba a pelear, en lo que quedaba de la taberna, lo salude con una reverencia con mi cabeza, devolviéndome el saludo con un amistoso gesto con la mano, y luego desapareció en la batalla.
Entonces volví mi cabeza hacia el grupo que se ha...
Acción
Tras salir como pudimos de la taberna, siguiendo las instrucciones de un elfo que se había quedado peleando en la contienda de la ya seguramente ruinosa taberna, que nos había indicado que debíamos ir en una dirección, hasta una cueva , donde pensé que quizá encontráramos refugio. Pero, paradójicamente, ese hueco en la montaña al que ansiábamos llegar se convirtió, cómo no, en un peligro más, pues una horda de enemigos salió de ella, y al mismo tiempo de un flanco cargaron unos jinetes elfos. Nuestro improvisado grupo de camaradas, se dispuso de nuevo con premura para un nuevo combate. Mi puñal, todavía con sangre de trasgo en su filo, se hundió de nuevo en la espalda de un enemigo descuidado, y formé de nuevo con mis compañeros, en un mar de puñaladas, flechas, sangre y gritos de dolor y de guerra. Los lanceros elfos habían conseguido diezmar a muchos contrincantes en su carga, y los que íbamos a pie sencillamente teníamos que matar a todos los que pudiéramos, aprovechando que su atención estaba dividida entre los jinetes y nosotros. Esta vez un oriental me hacía frente. Con varios golpes que esquivé a duras penas, pues se notaba que era un excelente luchador, me di cuenta de que este enemigo sería difícil de batir. Desafortunadamente para él, un lancero pasó arrollándole y vi cómo su cabeza era segada por el destello de una cimitarra elfa.
Tras salir como pudimos de la taberna, siguiendo las instrucciones de un elfo que se había quedado peleando en la contienda de la ya seguramente ruinosa taberna, que nos había indicado que debíamos ir en una dirección, hasta una cueva , donde pensé que quizá encontráramos refugio. Pero, paradójicamente, ese hueco en la montaña al que ansiábamos llegar se convirtió, cómo no, en un peligro más, pues una horda de enemigos salió de ella, y al mismo tiempo de un flanco cargaron unos jinetes elfos. Nuestro improvisado grupo de camaradas, se dispuso de nuevo con premura para un nuevo combate. Mi puñal, todavía con sangre de trasgo en su filo, se hundió de nuevo en la espalda de un enemigo descuidado, y formé de nuevo con mis compañeros, en un mar de puñaladas, flechas, sangre y gritos de dolor y de guerra. Los lanceros elfos habían conseguido diezmar a muchos contrincantes en su carga, y los que íbamos a pie sencillamente teníamos que matar a todos los que pudiéramos, aprovechando que su atención estaba dividida entre los jinetes y nosotros. Esta vez un oriental me hacía frente. Con varios golpes que esquivé a duras penas, pues se notaba que era un excelente luchador, me di cuenta de que este enemigo sería difícil de batir. Desafortunadamente para él, un lancero pasó arrollándole y vi cómo su cabeza era segada por el destello de una cimitarra elfa.
"La vida tiene el sentido que nosotros le damos y en ello reside la grandeza del hombre" -Friedrich Nietszche.
Inglor
Desde:
03/07/2006
#73 Respondiendo a: Findon
Acción
Tras salir como pudimos de la taberna, siguiendo las instrucciones de un elfo que se había quedado peleando en la contienda de la ya seguramente ruinosa taberna, que nos había indicado que debíamos ir en una dirección, hasta una cueva , donde pensé que quizá encontráramos refugio. Pero, para...
Acción
Dejando atrás el vocerío de la taberna, cuyos asaltantes eran mantenidos a raya por algunos valientes que tambien habían plantado cara, tuvimos vía libre hasta la maltrecha atalaya. Una vez allí, apenas tuve tiempo para preguntar si alguien tenía idea de a que vino el repentino asalto a la taberna: el ambiente se cargó y todos miraron con inquietud a la cueva mencionada por el elfo Entaguas, de la que ahora salía todo un enjambre de trasgos que arremetían con furor. Instantes después, habiendo disparado Abârmil apenas un par de flechas (mortalmente certeras), una reducida caballería elfa cargó contra el costado del grupo enemigo. Disparé a los trasgos más alejados del encontrón, cubriendo al resto de los camaradas que también se habían sumado a la contienda.
Un grito de auxilio provino desde el flanco derecho. Un elfo había sido derribado de su montura y se defendía a duras penas de cinco trasgos. Avancé hasta quedar a unos cuatro metros del desigual combate y acabé con dos de ellos a flechazos y el elfo cayó al suelo herido por un corte en la pierna. Contuve, esta vez con el sable, a los tres restantes y un caballero arroyó a dos, lo cual decantó la pugna a mi favor. El elfo se arrastró hasta mí agradeciéndome la intervención.
- ¡Un placer compañero, pero no seas necio y arrastrate hacia la espesura, donde no te vean, y ya me lo agradecerás después, que esta cuadrilla de ovejas sin pastor no va a acabar conmigo!- dije sonriénole.
“Espero que su ilustrisimo señor pueda aclararnos algo de los motivos de la presencia de esta manada de cerdos en su bosque” pensé mientras me arrojaba al combate.
Dejando atrás el vocerío de la taberna, cuyos asaltantes eran mantenidos a raya por algunos valientes que tambien habían plantado cara, tuvimos vía libre hasta la maltrecha atalaya. Una vez allí, apenas tuve tiempo para preguntar si alguien tenía idea de a que vino el repentino asalto a la taberna: el ambiente se cargó y todos miraron con inquietud a la cueva mencionada por el elfo Entaguas, de la que ahora salía todo un enjambre de trasgos que arremetían con furor. Instantes después, habiendo disparado Abârmil apenas un par de flechas (mortalmente certeras), una reducida caballería elfa cargó contra el costado del grupo enemigo. Disparé a los trasgos más alejados del encontrón, cubriendo al resto de los camaradas que también se habían sumado a la contienda.
Un grito de auxilio provino desde el flanco derecho. Un elfo había sido derribado de su montura y se defendía a duras penas de cinco trasgos. Avancé hasta quedar a unos cuatro metros del desigual combate y acabé con dos de ellos a flechazos y el elfo cayó al suelo herido por un corte en la pierna. Contuve, esta vez con el sable, a los tres restantes y un caballero arroyó a dos, lo cual decantó la pugna a mi favor. El elfo se arrastró hasta mí agradeciéndome la intervención.
- ¡Un placer compañero, pero no seas necio y arrastrate hacia la espesura, donde no te vean, y ya me lo agradecerás después, que esta cuadrilla de ovejas sin pastor no va a acabar conmigo!- dije sonriénole.
“Espero que su ilustrisimo señor pueda aclararnos algo de los motivos de la presencia de esta manada de cerdos en su bosque” pensé mientras me arrojaba al combate.
-Si, es cierto- dijo la primera Voz. -Creo que deberíamos dar un nombre a esa comarca. ¿Cual sugiere?
- El Maletero se encargó de ello hace ya algún tiempo- dijo la segunda voz. - El tren de Niggle-Parish está a punto de salir: eso es lo que ha venido gritando durante años. Niggle-Parish. Le...
- El Maletero se encargó de ello hace ya algún tiempo- dijo la segunda voz. - El tren de Niggle-Parish está a punto de salir: eso es lo que ha venido gritando durante años. Niggle-Parish. Le...
gandalf el beis
Desde:
11/09/2006
#74 Respondiendo a: Inglor
Acción
Dejando atrás el vocerío de la taberna, cuyos asaltantes eran mantenidos a raya por algunos valientes que tambien habían plantado cara, tuvimos vía libre hasta la maltrecha atalaya. Una vez allí, apenas tuve tiempo para preguntar si alguien tenía idea de a que vino el repentino asalto a la t...
Acción
Mi hacha estaba inquieta, algo olía mal allí. El elfo nos había mandado por ese camino, aunque yo, pensé, estaría preparado. De repente, un grupo de trasgos y hombres de tez cetrina salieron de la cueva. Yo, que iba más un poco rezagado (al fin y al cabo, soy un enano) saqué mi hacha y en ese momento, un grupo de caballeros elfos salió, lanzas en ristre, de la nada. Cuando conseguí salir del asombro, descargué mi hacha hacia el grupo de enemigo, y esta salio volando y se clavo en el pecho de un hombre oriental. El otro enano estaba cerca de donde había caído el hombre y le grité:
-¡¡Coge el hacha!!¡¡Coge el hacha!!
En ese momento desenvainé mi espada y corrí hacia los trasgos. Uno de ellos cayó con el yelmo hendido y otro recibió un puntapié en el estómago. Al rato estaba ensartado por una lanza élfica. Las fuerzas enemigas habían sido mermadas pero algún elfo también termino en el suelo, en medio de una mancha carmesí. Ciego de ira, descargué mi espada contra un oriental, quien la detuvo con relativa facilidad.El hombre llevaba una indumentaria más trabajada que los demás y su musculatura era mayor. Debía ser el jefe. El caso es que desenvainó una daga y me la hundió en un brazo, donde mi cota de malla no llegaba...
Mi hacha estaba inquieta, algo olía mal allí. El elfo nos había mandado por ese camino, aunque yo, pensé, estaría preparado. De repente, un grupo de trasgos y hombres de tez cetrina salieron de la cueva. Yo, que iba más un poco rezagado (al fin y al cabo, soy un enano) saqué mi hacha y en ese momento, un grupo de caballeros elfos salió, lanzas en ristre, de la nada. Cuando conseguí salir del asombro, descargué mi hacha hacia el grupo de enemigo, y esta salio volando y se clavo en el pecho de un hombre oriental. El otro enano estaba cerca de donde había caído el hombre y le grité:
-¡¡Coge el hacha!!¡¡Coge el hacha!!
En ese momento desenvainé mi espada y corrí hacia los trasgos. Uno de ellos cayó con el yelmo hendido y otro recibió un puntapié en el estómago. Al rato estaba ensartado por una lanza élfica. Las fuerzas enemigas habían sido mermadas pero algún elfo también termino en el suelo, en medio de una mancha carmesí. Ciego de ira, descargué mi espada contra un oriental, quien la detuvo con relativa facilidad.El hombre llevaba una indumentaria más trabajada que los demás y su musculatura era mayor. Debía ser el jefe. El caso es que desenvainó una daga y me la hundió en un brazo, donde mi cota de malla no llegaba...
burzumgad
Desde:
11/10/2005
#75 Respondiendo a: gandalf el beis
Acción
Mi hacha estaba inquieta, algo olía mal allí. El elfo nos había mandado por ese camino, aunque yo, pensé, estaría preparado. De repente, un grupo de trasgos y hombres de tez cetrina salieron de la cueva. Yo, que iba más un poco rezagado (al fin y al cabo, soy un enano) saqué mi hacha y en es...
Acción
Me aparté de unos elfos presumidos, de esos que hasta para matar se consideran artistas. El tiempo me había demostrado que combato mejor solo. Hendí las cabezas de unos cuantos enemigos y salvé a más de un elfo, a pasar de todo mis aliados en este lance.
De pronto, un oriental gigantesco, de armadura ricamente decorada se abrió paso a golpes de espada "el jefe de los atacantes" me dije, pues se lo veía bravo y (aunque cruel) peleaba con genuino entusiasmo.
El grandote pasó a mi lado sin registrar mi presencia (o acaso me tomó por uno de los suyos) atacando al enano elegante que estaba casi a mi lado. El enano se midió con su filo y ambos forcejearon, mas de pronto el jefe invasor sacó una daga con la mano izquierda y, en ademán veloz, hirió al enano en el brazo.
El herido no dio al atacante la satisfacción de un grito de dolor, intentó repeler el golpe, pero cayó al suelo a causa de la hemorragia. El recuerdo de Dimas, mi antiguo y querido compañero de aventuras acudió a mi corazón...sin pensar casi en lo que hacía, salté sobre el jefe oriental quién, tomado por sorpresa recibió el golpe de mi cimitarra en pleno yelmo. El casco resistió el ataque, pero el cimbronazo del golpe mareó al oriental y eso era todo lo que yo necesitaba. Tomé al enano y lo cargué sobre mi hombro, quitándolo del fragor de la batalla. Cuando lo coloqué en tierra ya en lugar seguro, lo sentí respirar pesadamente.
-¡No temas ni intentes atacarme!- dije viendo que los ojos del enano llamearon al descubrirme acuclillado ante él- estamos del mismo bando, aunque te cueste creerlo...
Me aparté de unos elfos presumidos, de esos que hasta para matar se consideran artistas. El tiempo me había demostrado que combato mejor solo. Hendí las cabezas de unos cuantos enemigos y salvé a más de un elfo, a pasar de todo mis aliados en este lance.
De pronto, un oriental gigantesco, de armadura ricamente decorada se abrió paso a golpes de espada "el jefe de los atacantes" me dije, pues se lo veía bravo y (aunque cruel) peleaba con genuino entusiasmo.
El grandote pasó a mi lado sin registrar mi presencia (o acaso me tomó por uno de los suyos) atacando al enano elegante que estaba casi a mi lado. El enano se midió con su filo y ambos forcejearon, mas de pronto el jefe invasor sacó una daga con la mano izquierda y, en ademán veloz, hirió al enano en el brazo.
El herido no dio al atacante la satisfacción de un grito de dolor, intentó repeler el golpe, pero cayó al suelo a causa de la hemorragia. El recuerdo de Dimas, mi antiguo y querido compañero de aventuras acudió a mi corazón...sin pensar casi en lo que hacía, salté sobre el jefe oriental quién, tomado por sorpresa recibió el golpe de mi cimitarra en pleno yelmo. El casco resistió el ataque, pero el cimbronazo del golpe mareó al oriental y eso era todo lo que yo necesitaba. Tomé al enano y lo cargué sobre mi hombro, quitándolo del fragor de la batalla. Cuando lo coloqué en tierra ya en lugar seguro, lo sentí respirar pesadamente.
-¡No temas ni intentes atacarme!- dije viendo que los ojos del enano llamearon al descubrirme acuclillado ante él- estamos del mismo bando, aunque te cueste creerlo...
Umbrías son las montañas, mas la ciudad brilla:Se diría una gran mortaja flotando entre el cielo y la tierra.
Quién se adelante hacia ella procedente de Ithilien la verá brillar cuando aún le resten millas para arribar la misma.
Quién llegue a ella desde el interior de Mordor la advertirá con...
Quién se adelante hacia ella procedente de Ithilien la verá brillar cuando aún le resten millas para arribar la misma.
Quién llegue a ella desde el interior de Mordor la advertirá con...
lo Miquel III
Desde:
08/06/2006
#76 Respondiendo a: burzumgad
Acción
Me aparté de unos elfos presumidos, de esos que hasta para matar se consideran artistas. El tiempo me había demostrado que combato mejor solo. Hendí las cabezas de unos cuantos enemigos y salvé a más de un elfo, a pasar de todo mis aliados en este lance.
De pronto, un oriental gigantesco,...
Acción
Doy un puñetazo con mi mano diestra al primer trasgo que se tropieza conmigo.
- ¡Ja! Puede que hacha no tenga, pero sigo teniendo fuerza!
Los enemigos se cuentan por docenas, agarro la pierna de uno de ellos y lo tumbo violentamente al suelo. Como si de un muñeco de paja se tratara, este cae como un plomo y empiezo a sacudirlo, una y otra vez. Cuando lo dejo fuera de combate, me giro y miro hacia atrás, descubriendo que estoy a tiempo de esquivar la afilada espada de un malvado oriental. Me lanzo de bruces al suelo, evitando así ser herido. Sin embargo, mi oponente está atento y no me deja ir. "Maldición! Debo pensar algo rápido!". Pero no hay tiempo, el salvaje está a dos pasos de mí. Me levanto rápidamente, dispuesto a ofrecer defensa y con los puños levantados. Todo pasa muy rápido; en cuestion de un segundo, veo al otro enano indicandome la posición de una hacha. "Bién! Aule bendiga a los enanos!!"
Hago una finta para esquivar de nuevo la setocada del oriental y me abalanzo sobre el arma, aprovechando el impulso para hacer un giro de 180 grados y darle con la recién adquirida hacha en toda la cara.
- Uno menos... - susurro, con una sonrisa en los labios.
De pronto, habiendo derribado ya a otros enemigos, centro mi atención en el compatriota enano que me prestó ayuda antes. Está herido y con un orco encima.
- Cuidado! - grito, con mi hacha levantada y correindo hacia allí.
Doy un puñetazo con mi mano diestra al primer trasgo que se tropieza conmigo.
- ¡Ja! Puede que hacha no tenga, pero sigo teniendo fuerza!
Los enemigos se cuentan por docenas, agarro la pierna de uno de ellos y lo tumbo violentamente al suelo. Como si de un muñeco de paja se tratara, este cae como un plomo y empiezo a sacudirlo, una y otra vez. Cuando lo dejo fuera de combate, me giro y miro hacia atrás, descubriendo que estoy a tiempo de esquivar la afilada espada de un malvado oriental. Me lanzo de bruces al suelo, evitando así ser herido. Sin embargo, mi oponente está atento y no me deja ir. "Maldición! Debo pensar algo rápido!". Pero no hay tiempo, el salvaje está a dos pasos de mí. Me levanto rápidamente, dispuesto a ofrecer defensa y con los puños levantados. Todo pasa muy rápido; en cuestion de un segundo, veo al otro enano indicandome la posición de una hacha. "Bién! Aule bendiga a los enanos!!"
Hago una finta para esquivar de nuevo la setocada del oriental y me abalanzo sobre el arma, aprovechando el impulso para hacer un giro de 180 grados y darle con la recién adquirida hacha en toda la cara.
- Uno menos... - susurro, con una sonrisa en los labios.
De pronto, habiendo derribado ya a otros enemigos, centro mi atención en el compatriota enano que me prestó ayuda antes. Está herido y con un orco encima.
- Cuidado! - grito, con mi hacha levantada y correindo hacia allí.
Me encuentro mal,
por favor, llevadme a un bar.
Yo no me encuentro nada bien,
Llevadme a mí también.
Sé de un lugar donde hacen una poción
que da fuerza al espíritu, enaltece el corazón.
¡¡Alza tu cerveza, brinda por la libertad, bebe y vente de fiesta, el infierno es este bar!!
por favor, llevadme a un bar.
Yo no me encuentro nada bien,
Llevadme a mí también.
Sé de un lugar donde hacen una poción
que da fuerza al espíritu, enaltece el corazón.
¡¡Alza tu cerveza, brinda por la libertad, bebe y vente de fiesta, el infierno es este bar!!
burzumgad
Desde:
11/10/2005
#77 Respondiendo a: lo Miquel III
Acción
Doy un puñetazo con mi mano diestra al primer trasgo que se tropieza conmigo.
- ¡Ja! Puede que hacha no tenga, pero sigo teniendo fuerza!
Los enemigos se cuentan por docenas, agarro la pierna de uno de ellos y lo tumbo violentamente al suelo. Como si de un muñeco de paja se tratara, es...
Off-topic.
Jo!
Ta bueno, Lo Miquel.
Es momento de empezar a interactuar entre nosotros.
Saludos.
Jo!
Ta bueno, Lo Miquel.
Es momento de empezar a interactuar entre nosotros.
Saludos.
Umbrías son las montañas, mas la ciudad brilla:Se diría una gran mortaja flotando entre el cielo y la tierra.
Quién se adelante hacia ella procedente de Ithilien la verá brillar cuando aún le resten millas para arribar la misma.
Quién llegue a ella desde el interior de Mordor la advertirá con...
Quién se adelante hacia ella procedente de Ithilien la verá brillar cuando aún le resten millas para arribar la misma.
Quién llegue a ella desde el interior de Mordor la advertirá con...
lo Miquel III
Desde:
08/06/2006
#78 Respondiendo a: burzumgad
Off-topic.
Jo!
Ta bueno, Lo Miquel.
Es momento de empezar a interactuar entre nosotros.
Saludos.
Off-topic.
Jojojo! Gracias, gracias
. Esperando narración del master entagüil ^^
Jojojo! Gracias, gracias
. Esperando narración del master entagüil ^^
Me encuentro mal,
por favor, llevadme a un bar.
Yo no me encuentro nada bien,
Llevadme a mí también.
Sé de un lugar donde hacen una poción
que da fuerza al espíritu, enaltece el corazón.
¡¡Alza tu cerveza, brinda por la libertad, bebe y vente de fiesta, el infierno es este bar!!
por favor, llevadme a un bar.
Yo no me encuentro nada bien,
Llevadme a mí también.
Sé de un lugar donde hacen una poción
que da fuerza al espíritu, enaltece el corazón.
¡¡Alza tu cerveza, brinda por la libertad, bebe y vente de fiesta, el infierno es este bar!!
Abârmil
Desde:
17/09/2003
#78 Respondiendo a: burzumgad
Off-topic.
Jo!
Ta bueno, Lo Miquel.
Es momento de empezar a interactuar entre nosotros.
Saludos.
Acción
Continuaba asestando heridas mortales a todo enemigo cercano, había entrado en una especie de frenesí asesino, la mente estaba en blanco, sentía como si mi mano fuera más rápida que mi cerebro, mataba sin pensar, simplemente me dejaba llevar por un ímpetu desmesurado. Me di cuenta de que matar se había convertido en algo tan natural como respirar, me asusté. Detuve mi sanguinaria embestida y mire en derredor confundido, alcancé a ver, entre aquella jungla de aceros decorados con sangre, el rostro de Burzumgad, me hizo un gesto que orientó mis ojos a un enorme oriental cuya indumentaria reconocí como la clásica de la nobleza del este. El orco se abalanzó sobre el fornido hombre dejándolo traspuesto momentáneamente, instante que Burzum aprovechó para socorrer a un enano de barba parda trenzada que yacía herido en el suelo. Salí corriendo para defender a los dos camaradas y en el camino me vi luchando codo con codo con un enano de barba pelirroja y un solo ojo. Al poco estábamos enhiestos ante el noble oriental con Burzum y un furioso enano a nuestras espaldas. El hombre del este ya estaba plenamente recuperado, clavó sus lacerantes ojos sobre nosotros dos, levantó su espada con ambas manos hasta la altura del pecho, apretó los dientes y se encaminó hacia nuestra posición.
- ¡Aquí camaradas, aquí! - grité a la improvisada compañía que habíamos formado y que ahora estaba un tanto dispersa. - Vamos enano - le dije a mi nuevo compañero -, mandemos a ese ser al infierno, nadie toca a un enano y queda sin castigo.
Una sonrisa se esbozó entre la barba pelirroja y en su ojo sentí una fuerza descomunal. Miramos al frente hacia nuestro enemigo, el suelo temblaba.
Continuaba asestando heridas mortales a todo enemigo cercano, había entrado en una especie de frenesí asesino, la mente estaba en blanco, sentía como si mi mano fuera más rápida que mi cerebro, mataba sin pensar, simplemente me dejaba llevar por un ímpetu desmesurado. Me di cuenta de que matar se había convertido en algo tan natural como respirar, me asusté. Detuve mi sanguinaria embestida y mire en derredor confundido, alcancé a ver, entre aquella jungla de aceros decorados con sangre, el rostro de Burzumgad, me hizo un gesto que orientó mis ojos a un enorme oriental cuya indumentaria reconocí como la clásica de la nobleza del este. El orco se abalanzó sobre el fornido hombre dejándolo traspuesto momentáneamente, instante que Burzum aprovechó para socorrer a un enano de barba parda trenzada que yacía herido en el suelo. Salí corriendo para defender a los dos camaradas y en el camino me vi luchando codo con codo con un enano de barba pelirroja y un solo ojo. Al poco estábamos enhiestos ante el noble oriental con Burzum y un furioso enano a nuestras espaldas. El hombre del este ya estaba plenamente recuperado, clavó sus lacerantes ojos sobre nosotros dos, levantó su espada con ambas manos hasta la altura del pecho, apretó los dientes y se encaminó hacia nuestra posición.
- ¡Aquí camaradas, aquí! - grité a la improvisada compañía que habíamos formado y que ahora estaba un tanto dispersa. - Vamos enano - le dije a mi nuevo compañero -, mandemos a ese ser al infierno, nadie toca a un enano y queda sin castigo.
Una sonrisa se esbozó entre la barba pelirroja y en su ojo sentí una fuerza descomunal. Miramos al frente hacia nuestro enemigo, el suelo temblaba.
All that is gold does not glitter,
Not all those who wander are lost;
The old that is strong does not wither,
Deep roots are not reached by the frost.
From the ashes a fire shall be woken,
A light from the shadows shall spring;
Renewed shall be blade that was broken,
The crownless again shall...
Not all those who wander are lost;
The old that is strong does not wither,
Deep roots are not reached by the frost.
From the ashes a fire shall be woken,
A light from the shadows shall spring;
Renewed shall be blade that was broken,
The crownless again shall...
elPeregrinoGris
Desde:
13/03/2004
#80 Respondiendo a: Abârmil
Acción
Continuaba asestando heridas mortales a todo enemigo cercano, había entrado en una especie de frenesí asesino, la mente estaba en blanco, sentía como si mi mano fuera más rápida que mi cerebro, mataba sin pensar, simplemente me dejaba llevar por un ímpetu desmesurado. Me di cuenta de que mat...
Off-topic
Intentaré colgar la acción esta noche. Si no tengo tiempo, quizás lo mejor sea dejarlo ahora que estamos empezando. No se si me va a dar tiempo a colgar las acciones que ando bastante liado.
Namarië
Intentaré colgar la acción esta noche. Si no tengo tiempo, quizás lo mejor sea dejarlo ahora que estamos empezando. No se si me va a dar tiempo a colgar las acciones que ando bastante liado.
Namarië
Mithrandir, Mithrandir, cantaban los elfos, ¡oh Peregrino Gris!. Pues así les gustaba llamarlo.
Soy la espada en la oscuridad. Soy el vigilante del Muro. Soy el fuego que arde contra el frío, la luz que trae el amanecer, el cuerno que despierta a los durmientes, el escudo qu...
Soy la espada en la oscuridad. Soy el vigilante del Muro. Soy el fuego que arde contra el frío, la luz que trae el amanecer, el cuerno que despierta a los durmientes, el escudo qu...
Namsis
Desde:
09/12/2006
#81 Respondiendo a: elPeregrinoGris
Off-topic
Intentaré colgar la acción esta noche. Si no tengo tiempo, quizás lo mejor sea dejarlo ahora que estamos empezando. No se si me va a dar tiempo a colgar las acciones que ando bastante liado.
Namarië
Off-topic
Muy buenas señores,
Aprovechando que tengo a mano un ordenador queria hacer saber que estoy en espera de tener internet, asi que de momento me sera complicado escribir las acciones. Continuar que yo en cuanto ya disponga de el me reengancho.
Nada más, un saludo y a disfrutar
Muy buenas señores,
Aprovechando que tengo a mano un ordenador queria hacer saber que estoy en espera de tener internet, asi que de momento me sera complicado escribir las acciones. Continuar que yo en cuanto ya disponga de el me reengancho.
Nada más, un saludo y a disfrutar
"He gleams like a star
And the sound of his horn´s
Like a raging storm
Proudly the high lord
Challenges the doom
Lord of slaves he cries"
"No queda sino batirse"- Quevedo y Villejas
And the sound of his horn´s
Like a raging storm
Proudly the high lord
Challenges the doom
Lord of slaves he cries"
"No queda sino batirse"- Quevedo y Villejas