Época: 1500 Edad de los Árboles
Otros nombres: Isil (en Quenya)Ithil (en Sindarin), Rána (Noldor)
La Luna para los Elfos es de género masculino, pues representa la última hoja del árbol Telperion, que era tratado en masculino. La última flor de Telperion es llevada por Tilion, un Maia de Oromë que admiraba Telperion antes de ser muerto por Morgoth y Ungoliant.
La primera en surcar los cielos fue la Luna, y cuando lo hizo por primera vez, los Noldor que cruzaban el Helcaraxë terminaron su travesía y tocaron sus trompetas en señal de triunfo y también como un reto contra Morgoth, mientras gritaban y tocaban a las puertas de Thangorodrim, las torres que guardaban Angband.
Después de que la Luna saliera y se pusiera siete veces (en el año 1500 de la Edad de los Árboles), salió por fin el Sol, que fue el momento del despertar de los Hombres en Hildorien. En El Silmarillion también se dice que el plan de Varda era que en el cielo estuviera Anar y al ponerse que estuviera Isil, para que la luz en el cielo también se alternara como antaño lo hacía la luz de los Dos Árboles; pero Tilion estaba maravillado por la luz de Anar y la bella Arien, y se sentía siempre atraído hacia ella, y empezó a desviarse de su ruta y a retrasarse, acercándose al Sol, pero por su luz y calor, se provocaban sombras y quemaduras en Isil (de esta manera se explican las fases lunares y el hecho de que a veces se ve en el cielo al Sol y la Luna a la vez). De la misma forma, La Luna a veces llegaba a estar tan cerca del Sol que lo tapaba completamente, dejando Arda en sombras (explicando así los eclipses). Varda se preocupó por todo esto, pero por intercesión de Irmo y Estë, Valar de los sueños y el descanso, que decían que estando Arda llena de luz ya no habría momentos de descanso, y también para que sus estrellas se volvieran a ver en todo su esplendor sin luz que no las dejara ver, Varda decidió dejar a la Luna y el Sol en los movimientos que a la fecha tienen (explicando así también el hecho de que hay noches en que no sale la Luna).
En parte, por todas estas alteraciones se puede decir que se explican también cosas como el hecho de que un año solar no dura 365 días exactos, sino con una fracción extra, al igual que los días no duran 24 horas exactas. Los cráteres de la Luna se explican por una primera guerra que hizo Melkor contra estos astros una vez que salieron, pues su luz era un completo reto a su poder, y Melkor envió a sus criaturas a herirlos, cosa que lograron con la Luna, pero no pudieron contra el Sol (aunque de hecho las manchas solares podrían explicarse así también).
En otra historia alternativa (que aparece en El Anillo de Morgoth), la Luna era antes parte de la Tierra, y Melkor la arrancó de ella como parte de la guerra que tenía con los Valar al crear el mundo, mucho antes de que Yavanna creara la vida animal o vegetal en ella. Así, la Luna fue para Melkor una burla de la Tierra, donde vivía circundando a la misma y vigilándola, pero los Valar lo expulsaron de ahí, y quedó el astro en ese lugar, muy frío a veces, infernal otras, vacío, gris y sin vida (una descripción muy real de la superficie lunar). En esta historia también se habla de cómo Melkor hirió al Sol y la Luna, provocando los eclipses, e hiriendo estrellas provocando las lluvias de estrellas (todo lo que es una versión distinta de la forma en que se narra el origen de estos fenómenos en El Silmarillion). Pero esta historia, además de que no quedó al final plasmada en El Silmarillion, no está muy completa respecto a todo lo demás, aunque respondiera mejor a cuestiones como una Tierra redonda desde el inicio, como parece que J.R.R. Tolkien quiso plasmar alguna vez en su historia.
Entre otras cosas interesantes que involucran a la Luna en la obra de Tolkien, está el hecho de que él mismo, cuando escribió varios pasajes de El Señor De Los Anillos, lo hizo pensando en sincronizar varios de los eventos con fases lunares: el ejemplo más claro está al entrar y salir de Lórien, los Hobbits notan que el aspecto de la Luna es el mismo, como si no hubieran pasado ni un día en Lórien, y luego les aclaran que aunque esa es la "magia" del lugar, la verdad es que estuvieron todo un mes (lunar) ahí, y las notas de Tolkien (en La Traición de Isengard, explicadas por su hijo) contienen las anotaciones respecto a las fases de la Luna respectivas que debían existir en cada parte del viaje de La Compañía. Otro ejemplo está en la Luna llena que tanto Frodo y Sam ven en Ithilien, como Pippin también en Minas Tirith, y el esfuerzo que el autor tuvo que poner para sincronizar los eventos de acuerdo a las fases lunares, o el relato de El Hobbit, también basado en fases lunares para algunos pasajes.
Otros términos relacionados: Ku (tal vez en desuso, del Léxico Qenya): la Luna creciente; Silmo (en desuso, del Léxico Qenya): la Luna; Silmarinko (en desuso, del Léxico Qenya): la esfera lunar.