Situación: entre las Montañas Nubladas y el río Celduin
Otros nombres: Tierras Ásperas (Sindarin), El Yermo
Su nombre, en Sindarin, tenía el significado de “Tierras Ásperas”.
GEOGRAFÍA.
Nombre genérico con el que se denominaba a todas las tierras entre las Montañas Nubladas y Rhûn, y desde las Montañas Grises hasta las Tierras Pardas y las Emyn Muil. Los territorios incluidos dentro de esos límites, a los que en ocasiones se refería como el Yermo, tenían una superficie de un millón de kilómetros cuadrados aproximadamente, de los que una quinta parte eran ocupados por el Bosque Negro. Tan extenso solar no tenía una estructura uniforme, y aunque había enormes diferencias entre áreas apenas separadas por un centenar de kilómetros, se podían distinguir dos grandes zonas con características bien distintas: por un lado las tierras orientales ocupadas por extensas llanuras de turberas sobre las que crecían ricos pastos y que fueron las que ocuparon el Reino de Rhovanion, y las occidentales, mucho menos homogéneas y más abruptas en su relieve. Estas últimas, a través de las numerosas descripciones que los antiguos registros nos han ido legando, muestran claros síntomas de haber sufrido una importante glaciación en tiempos remotos. Entre los ríos de Rhovanion, y al margen del Anduin y sus afluentes, se contaban el Río del Bosque, el Celduin y el Carnen.
Muchos eran los países y regiones dentro de las Tierras Ásperas pero entre los más famosos se encuentran los ya citados Bosque Negro y Reino de Rhovanion, los Valles del Anduin con la Carroca y los Campos Gladios, las Tierras Pardas, las regiones cercanas a Erebor y el Lago Largo, las Colinas de Hierro y probablemente Dorwinion y la Dagorlad; técnicamente Lothlórien y Fangorn también eran parte de Rhovanion, pero su personalidad como territorios era tal, (dos frondosos bosques mágicos aislados del mundo exterior) que siempre fueron considerados por separado.
HISTORIA.
La historia de las Tierras Ásperas es tan heterogénea como sus territorios, por lo que nos centraremos en los datos que tenemos sobre el extenso territorio oriental y sus habitantes, exponiendo los avatares del resto de las tierras en sus correspondientes entradas. Alrededor del siglo II de la Primera Edad el pueblo de los Hombres hizo su aparición en las praderas de Rhovanion proveniente de sus ancestrales hogares en Hildórien. La mayor parte siguió su camino hacia el oeste llegando hasta Beleriand y convirtiéndose en los Edain de los que descenderían posteriormente los Dúnedain de Númenor, y por ende los de Arnor y Gondor. Una parte de los que luego constituirían la Tercera Casa de los Edain, encontrando las fértiles llanuras un solar ideal para arraigarse, abandonaron el viaje y se establecieron en las amplias tierras entre Erebor, el Bosque Negro y Dorwinion.
Miles de años después, ya en la Tercera Edad, estaban constituidas como una confederación de pueblos de idéntica cultura y similar lengua a los que se denominó Hombres del Norte. Grandes amantes de los caballos y de las granjas campestres, eran parientes cercanos a los Hombres de Valle y de los de los Valles del Anduin, y lejanos de los Dúnedain de Gondor. Precisamente por este parentesco sus relaciones con los recién llegados fueron buenas, aunque su fidelidad para con los Gondorianos no estuvo al cien por cien asegurada. La región que ocupaban carecía de defensas naturales y era un paso franco por donde cualquiera podía transitar sin muchas dificultades; si las intenciones eran comerciales como las de los habitantes de Dorwinion, esto era una gran ventaja y los habitantes de la región (y de las regiones septentrionales) prosperaron gracias a ello; pero si las intenciones eran hostiles como las de los diversos pueblos Orientales, entonces la llanura de Rhovanion se convertía en una enorme “autopista sin peaje”.
Las primeras invasiones de los Orientales se produjeron en el siglo III de la Tercera Edad y no encontraron oposición en los Hombres del Norte, que optaron por replegarse a tierras más septentrionales y conceder a los invasores un pasillo en el sur. Incluso, a causa de sus instintos aventureros, algunos de ellos se enrolaron como mercenarios en sus ejércitos. Por tanto, solo Gondor podía hacer frente a la amenaza y en el año 490, durante el reinado de Ostoher se produjeron las primeras batallas y se les repelió por primera vez. Su sucesor, Tarostar, pasó a la ofensiva conquistando todo el sur de Rhovanion y el occidente de Rhûn; por esto se le conoció por el nombre de Rómendacil “Vencedor del Este”. A pesar de su aparente no-beligerancia, un príncipe de Rhovanion del que no ha trascendido el nombre, apoyó a Gondor participando en la guerra con sus hombres. En el año 550 los Orientales fueron definitivamente expulsados y el sur de Rhovanion incorporado al reino Dunadan.
Los Hombres del Norte se convirtieron en aliados más sólidos y amigos más fieles, aunque la desconfianza que hacia ellos provocó el hecho de que algunos de sus guerreros se enrolasen en los ejércitos Orientales, no cesó completamente en las mentes de ciertos pro-hombres de Gondor. Eso no fue óbice para que en recompensa a esa amistad el rey Ciryandil les concediese alrededor del año 1000 todas las tierras que Gondor poseía en Rhovanion. La realidad es que los motivos del monarca no fueron completamente altruistas, y en esta decisión pesó mucho su interés en la conquista del sur y en la necesidad de tropas que esto llevaba consigo. Los Hombres del Norte suplirían a sus soldados en la misión de entorpecer futuras invasiones desde el este. La estructura de estos pueblos seguía siendo más o menos la misma que cuando se establecieron en la llanura de Rhovanion 4500 años atrás; no constituían un estado políticamente unido sino una confederación de diversas familias en la que algunos clanes tenían una mayor influencia y poder, a la cabeza de la cual se encontraba la tribu que ocupaba la región entre el bosque Negro y el Celduin, al sur del Lago Largo, y cuyo caudillo ostentaba el título oficioso de Rey de Rhovanion.
Ocurrió que, a causa de disputas y rivalidades entre algunas tribus, y por afanes de aventura y riqueza, durante los siguientes 250 años no fueron pocos los norteños que se enrolaron en los ejércitos Orientales, que volvían a preparar una invasión de Gondor. En los días de Narmacil I, mediados del siglo XIII, tuvieron lugar las primeras incursiones, y el regente, su sobrino Minalcar, encontró la manera de combatirlas. El Dunadan se percató que los Hombres del Norte eran unos estupendos jinetes y valerosos guerreros, y que tenerlos como enemigos sería una importante desventaja a la hora de iniciar una guerra; también era consciente de que el trasvase de algunos de sus guerreros a las filas Orientales no era por odio a Gondor, sino por las causas ya mencionadas, así que decidió invertir la situación e invitó a los mejores oficiales norteños a enrolarse en su propio ejército, concediéndoles altas graduaciones y privilegios. Como es lógico, los afortunados arrastraron tras de sí a sus respectivas tribus y clanes, y por primera vez la mayoría de los Hombres del Norte lucharon unidos bajo una misma bandera.
En el 1248 los ejércitos de Gondor avanzaron por Rhovanion y destrozaron a los Orientales, acabando con sus fortalezas al este del mar de Rhûn, bastantes kilómetros dentro de su territorio. Durante la guerra se forjó una buena amistad entre el regente y Vidugavia, el más poderoso de los príncipes del norte y auto nombrado rey de Rhovanion. Esta camaradería despertó un verdadero interés de Minalcar por sus lejanos parientes, y en el 1250 envió a su hijo Valacar a vivir con Vidugavia, para empaparse con la cultura, maneras y costumbres de los Hombres del Norte. El joven noble Dunadan quedó prendado de la sencillez y autenticidad de esas gentes, los más cercanos a los Dúnedain de los Hombres inferiores, excediendo sobremanera los designios de su padre al enamorarse de la hija de Vidugavia, la princesa Vidumavi y permanecer en Rhovanion durante varios años antes de volver a Gondor. Cundo lo hizo, ya se había desposado con Vidumavi y ya tenía un heredero, Vinitharya; esta fue la semilla de un gran mal para el reino.
En el 1304 Minalcar se convierte en el decimonoveno rey de Gondor con el nombre de Rómendacil II. Para entonces, la parte más conservadora de la nobleza concentrada alrededor de Calimehtar, el hermano menor del rey, no veía con buenos ojos el interés del monarca por sus aliados septentrionales. Aunque como Dúnedain herederos de los Númenóreanos, descendientes a su vez de los Edain de las Tres Casas, especialmente de los de la Casa de Hador, de los cuales formaban parte originalmente los que luego fueron llamados Hombres del Norte, por sus venas corría probablemente una parte de la misma sangre que corría por las de los nobles caudillos norteños, estos señores de Gondor los seguían considerando inferiores, y este resentimiento fue creciendo a medida que los oficiales de Rhovanion iban adquiriendo más influencia dentro del ejército del reino.
Cuando la reina murió, -evidentemente al no ser de raza Númenóreana mucho antes de a lo que estaban acostumbrados los Gondorianos- empezó a surgir entre ellos el temor que el cruce con Hombres menores desvirtuase la estirpe real y la debilitase, y de este temor, unido a su condición de “extranjero”, pues había nacido y crecido en Rhovanion, nació su rechazo a que Vinitharya ocupase el trono. El líder de los rebeldes era Castamir, nieto de Calimehtar y almirante supremo de la flota, que abiertamente aspiraba al trono de Gondor. Cuando vio que Valacar jamás desheredaría a su hijo, optó por retirarse a Pelargir, sede del almirantazgo, donde ganó muchos adeptos. Prácticamente todas las tierras costeras simpatizaron con sus razones, y los Hombres de Anfalas, Belfalas (excepto los de Dol Amroth, y para afirmarlo nos basamos en la histórica fidelidad de sus príncipes para con los reyes y Senescales) y Lebennin fueron fácilmente seducidos; no olvidemos que Castamir era el Capitán de los Barcos, título que llevaba el jefe supremo de la flota, y que por ello gozaba de gran popularidad y aprecio entre los habitantes de las costas. En las primeras décadas del siglo XV, aún en vida de Valacar, ya se producen algunas pequeñas revueltas en los feudos del sur, pero es el año 1432, cuando Vinitharya accedió al trono, el del desencadenamiento de los hechos. El rey cambió su nombre por el de Eldacar pero esto no aplacó los ánimos de los habitantes del sur (y bastantes de las zonas interiores) que rechazaron su majestad y dominio: la guerra civil había comenzado. Los rebeldes de las ricas y pobladas tierras meridionales, fueron inclinando rápidamente la balanza de su lado, y en 1437 derrotaron a Eldacar en Osgiliath. El rey huyó a Rhovanion, pero su hijo Ornendil fue capturado y posteriormente ejecutado.
Durante la guerra los Hombres del Norte fueron fieles aliados del rey, a quien consideraban como uno de los suyos, y a su conclusión le cobijaron con celo y gran hospitalidad. Durante varios años Eldacar preparó un gran ejército en el norte, y cuando supo el descontento que en las provincias interiores había provocado la decisión de trasladar la corte de Minas Anor a Pelargir, decidió reconquistar su trono. El grueso de su ejército lo componían Hombres del Norte a los que se les fueron sumando gentes de Calenardhon, Anorien e Ithilien, y en 1447 tuvo lugar el encuentro de ambos bandos en los Cruces del Erui: Eldacar recuperó su trono.
Para los Hombres del Norte transcurrieron los doscientos años más prósperos de su historia, favorecidos por los diferentes reyes de Gondor. Muchas de sus gentes fueron invitadas a instalarse dentro de las fronteras del reino, y así lo hicieron la mayoría ayudando de este modo a repoblar el país. Todo parecía ir bien hasta que en el 1635 ocurrió una gran desgracia que marcaría el destino de estos territorios; en ese año el invierno fue especialmente severo y las gentes y las bestias tuvieron que aislarse durante semanas hacinados en granjas y establos. En ese contexto llegó a Rhovanion la Gran Peste que, proveniente de las tierras del este, asoló la Tierra Media durante ese año y los dos siguientes, siendo su efecto dramático en la región; más de la mitad de la población y de los caballos pereció en la epidemia, y esto, unido a los también desastrosos efectos que tuvo en Gondor, convirtió de nuevo la llanura de Rhovanion en un portal de entrada franca para posibles invasiones, y si estas no se produjeron antes fue porque la Gran Plaga también tuvo sus efectos en Rhûn y los pueblos Orientales. Pero en 1851 un nuevo pueblo oriental hizo su aparición en el oeste de Rhûn. Al igual que sus antecesores, eran bastante numerosos, pero a diferencia de estos, su tecnología militar era muy superior, incluso a la de Gondor, y en 1856 se lanzaron a la ofensiva. Los Hombres del Norte fueron barridos sin contemplaciones y huyeron impotentes ante el avance demoledor de estos nuevos y temibles Orientales de poderosas armas, que luchaban y ocupaban las tierras conduciendo enormes carromatos y cuadrigas, y que fueron conocidos bajo el nombre de Aurigas.
El rey de Gondor acudió con un gran ejército al que se le unieron los supervivientes de entre los norteños, pero en el sur del Bosque Negro, en la que se llamó Batalla de los Llanos, los Hombres de Gondor y del Norte fueron conscientes de la enorme superioridad de los Aurigas demasiado tarde; el rey Narmacil II cayó en la batalla, y en las operaciones de retirada lo hizo Marhari, caudillo de los Hombres del Norte. Los Aurigas ocuparon todo Rhovanion hasta el Anduin y esclavizaron cruelmente a sus habitantes. De los que consiguieron huir, una parte lo hizo hacia el sur, internándose en Ithilien e integrándose en Gondor; otros fueron al norte y se mezclaron con sus parientes cercanos de Valle y Esgaroth, pero el grueso principal de los Hombres del Norte que no cayeron en las garras de los Aurigas, comandados por el hijo de Marhari, Marhwini, cruzaron el Anduin con miles de caballos y allí esperaron el desarrollo de los acontecimientos.
Hacia finales de siglo la situación en Rhovanion era de extrema tensión; la severidad y crueldad de los Aurigas no había aplacado en lo más mínimo el carácter rebelde e independiente de los Hombres del Norte, y entre ellos se arraigaba el firme propósito de estallar en una revuelta no más los Aurigas iniciasen una nueva campaña bélica. Marhwini recibió noticias de estas intenciones y trazó un plan para llevarlas a cabo. Envió mensajeros al rey de Gondor, Calimehtar (que por supuesto, no tenía nada que ver, salvo su lejano parentesco, con el hermano menor de Rómendacil II) informándole de un inminente ataque de los Aurigas por los Codos del Anduin y de los proyectos de revuelta en Rhovanion. El rey comprendió enseguida el plan de Marhwini y en 1899 marchó sobre los Codos desde Ithilien; los Aurigas se lanzaron a su encuentro pero los Gondorianos en vez de presentarles batalla fueron cediendo terreno y alejando al gran ejército de cuadrigas de sus casas y puntos de aprovisionamiento en el norte. Cuando llegaron a Dagorlad los valientes Dúnedain se volvieron y esperaron la furiosa acometida de los Orientales; la batalla fue muy dura, y en ella, no sin enormes pérdidas, los Aurigas impusieron su superioridad; pero en el momento más crítico, cuando parecía que Gondor iba a sucumbir, los Hombres de Marhwini, que habían cruzado el río y seguido de lejos a los Orientales, atacaron por la retaguardia al enemigo haciéndoles huir hacia sus hogares. Los Gondorianos, destrozados aunque victoriosos, decidieron no perseguirles, pero Marhwini les estuvo acosando sin desmayo durante días, hasta que tuvieron los árboles del Bosque Negro a la vista.
Mientras todo eso ocurría, los esclavos de Rhovanion se alzaron contra sus amos, ayudados por refugiados de Erebor, Valle y el Bosque Negro. Tomados por sorpresa, muchas granjas, fuertes y puestos avanzados de los Aurigas fueron destruidos y quemados, pero en el pueblo de los opresores los niños y las mujeres jóvenes tenían instrucción militar y estaban armados, y los esclavos y parias que se les oponían no eran un terrible enemigo, por lo que la rebelión no tuvo el éxito esperado. Si bien el diezmado ejército se retiró al este del Mar de Rhûn, los Hombres del Norte, sin el apoyo de Gondor, no podían derrotar a los fieros granjeros Orientales, así que Marhwini volvió a reunir a los supervivientes y fugitivos, y de nuevo cruzó el Anduin. Los Hombres del Norte jamás volvieron a vivir en sus ancestrales tierras originales; emigraron por el curso del río hasta llegar a las zonas más septentrionales de los Valles del Anduin. De este grupo no se tuvieron noticias hasta cientos de años después, y cuando de ellos se supo respondían al nombre de Éothéod.
La alianza de Marhwini y Gondor no sería en vano, a pesar de que sus consecuencias solo se apreciarían varios siglos después. Aún así, el hijo del caudillo norteño, Forthwini, todavía realizó un último servicio a Gondor al informar al rey Ondoher de las nuevas maquinaciones de los Aurigas. Estos permanecieron en algunas zonas del país hasta que en el 1944 recibieron refuerzos del este y lo volvieron a intentar. Llevaban ya años realizando osadas incursiones a través de los Estrechos del Bosque hasta los Valles del Anduin, pero cuando llegaron sus parientes desde Rhûn se lanzaron a un ataque total contra los Dúnedain. Tras una primera victoria frente al Morannon (donde lucharon bravamente los Hombres del Norte) en la que mataron al rey y su hijo el príncipe Artamir, invadieron Ithilien, pero allí fueron definitivamente derrotados en la Batalla del Campamento y desaparecieron de la historia. En el Morannon luchó junto a los Hombres del Norte el príncipe Faramir, el cual también cayó en una escaramuza con los Aurigas y murió en brazos de Marhwini. Después de informar a Minohtar, capitán del ala izquierda del ejército Dúnedain, de la muerte del príncipe, Marhwini, Forthwini y su pueblo se retiraron definitivamente hacia el norte asentándose cerca de las fuentes del Anduin.
Desde entonces y hasta la mitad del tercer milenio Rhovanion quedó desierta y es a partir de esta época cuando empezó a ser conocida como el Yermo. En el año 2510 Rhovanion fue objeto de una nueva invasión de Orientales; esta vez fueron los Balchoth que invadieron Gondor cruzando los Codos del Anduin. El ejército del Senescal Cirion salió a su encuentro pero fueron severamente castigados en los Campos de Celebrant. La llegada desde el lejano norte de los Éothéod, aquel pueblo de jinetes descendientes de Marhwini y los Hombres del Norte, salvó, no solo el curso de una batalla que tras la intervención de los Orcos de las montañas estaba perdida, sino el destino de todo un reino. Como recompensa los Éothéod recibieron la provincia de Calenardhon que desde entonces fue conocida como Rohan. Una incursión en el 2545 y la gran ofensiva durante la Guerra del Anillo, fue la última vez que los Orientales disturbaron la llanura de Rhovanion hasta su derrota definitiva en el 3019. En la Cuarta Edad Rhovanion no fue nuevamente colonizada, la liberación de Eryn Lasgalen hizo que la mayor parte de los pueblos humanos se instalaran bajo sus frondosos árboles, aunque es probable que algunas familias aisladas volviesen a gozar de sus hermosas praderas.