Húrin

Raza o especie: Hombre de los Adan

Nacimiento: 441 PE

Muerte: c.502 PE

Padres: Galdor y Hareth

Casado con: Morwen

Hijos: Túrin, Lalaith y Nienor

Hermanos: Huor

Grupos: Casa de Hador; Señor de Dor-Lómin

Otros nombres: Thalion; Húrin el Firme; Húrin el Inquiebrantable

Húrin

Adan de la Casa de Hador. Hijo de Galdor y de Hareth (hija de Halmir) y hermano de Huor. Esposo de Morwen y padre de Túrin, Lalaith y de Nienor. Nacido en el año 441 de la Primera Edad, se desconoce la fecha exacta de su muerte (si bien fue alrededor del año 502 P.E.). Tercer Señor de Dor-lómin. También conocido como Thalion (Sindarin, “Firme” “Fuerte”), como Húrin el Firme y como Húrin el Inquebrantable.

Se dice en las Crónicas que Húrin vivió por algún tiempo junto con su hermano Huor en el bosque de Brethil, pues cuando eran muy jóvenes fueron enviados allí por su padre en respuesta a la petición de Haldir, Señor de los Haladin, que deseaba agasajar a los hijos de Galdor conforme a las costumbres de los hombres de aquella época. En compañía de su hermano acudía con frecuencia a las guerras con los Orcos que por aquel entonces realizaban incursiones en las fronteras del bosque. Porque pese a ser de menor talla que sus padres era infatigable de cuerpo y mente, y se dice que heredó la agilidad innata de su madre que era innata de los Haladin, y de su padre conservó el valor y el espíritu guerrero propios de su linaje; también se decía que Húrin era la viva imagen de su abuelo Hador: claro de cara, cabellos dorados, animoso de corazón y de voluntad inquebrantable. En cierta ocasión se separaron del resto de la compañía y fueron perseguidos por los Orcos hasta el Vado de Britiach, y de no haber sido por el poder de Ulmo allí habrían muerto ya que el Señor de los Mares levantó una espesa niebla que los ocultó de sus perseguidores con lo que perdieron su rastro y no pudieron ser capturados. Tras esto, y sin saber dónde iban, se encaminaron a las Crissaegrim y fue allí que Thorondor les envió dos Grandes Aguilas para que les ayudaran y de este modo fueron llevados por los aires por sobre las Montañas Circundantes y depositados en la ciudad de Gondolin.

Corría el año 458 de la Primera Edad y Turgon les dio la bienvenida al reino que ningún mortal hubiera visto hasta ese momento pues se enteró de que pertenecían a la Casa de Hador, sobre la cual Ulmo le había advertido para que les tratara con bondad pues en el futuro le serían de ayuda cuando llegaran momentos de necesidad. Durante casi un año vivieron los hermanos como huéspedes en la casa del Rey y durante ese tiempo aprendió mucho de la ciencia y el saber de los Eldar. Turgon sintió un gran amor por los hermanos y era su deseo que se quedaran en su reino ya que la ley de la ciudad así lo exigía. Mas Húrin y Huor deseaban volver a estar entre los suyos y debido a que realmente no sabían dónde se encontraba Gondolin el Rey accedió a liberarlos previo juramento conforma al cual no podrían decir a nadie dónde habían estado ni lo que allí habían visto. Hecho el juramento las Aguilas transportaron de nuevo a los hijos de Galdor por la noche y los llevaron a Dor-lómin donde hubo gran alegría debido a que las nuevas que llegaban de Brethil los daban por perdidos. Galdor preguntó a sus hijos dónde habían estado pero éstos no dijeron una palabra, si bien se dice que no hizo falta que dijeran nada pues muchos intuyeron qué era lo que había pasado; y peor aún, puesto que la extraña desaparición y regreso de los hermanos llegó a oídos de Morgoth.

Siete años después de la Dagor Bragollach Morgoth envió un gran ejército contra la región de Hithlum. Era el año 462 P.E. y en el sitio de Eithel Sirion Galdor fue muerto por los Orcos en el mismo sitio en que cayera Hador Lórindol. En esta batalla Húrin, pese a su juventud, atacó a los Orcos con gran furia y en medio de una gran matanza los venció y los dispersó por Anfauglith. También Fingon tuvo dificultades para contener el ataque pero con la ayuda de Círdan obtuvo una gran victoria sobre el Enemigo. Desde la muerte de su padre Húrin se convirtió en Señor de Dor-lómin y tal y como hicieran sus antepasados siguió prestando un fiel servicio al Rey Fingon defendiendo su fortaleza y convirtiéndola en un bastión contra el Poder de Angband.

Alrededor del año 460 P.E. tomó por esposa a Morwen Eledhwen, de la Casa de Bëor, y cuantro años más tarde nació en Dor-lómin su hijo Túrin, que habría de ser en años posteriores grande y poderoso entre los Hijos de Ilúvatar. En el año 466 P.E. nació su hija Lalaith, pero tres años más tarde los oscuros vientos de Angband trajeron la peste a Hithlum y su hermosa hija murió en ese mismo año (el 496 P.E.).

Durante la Nirnaeth Arnoediad, en el año 472 P.E., Húrin partió a lomos de su caballo Arroch con un gran ejército de Dor-lómin, en el que también se encontraba su hermano Huor, y formó parte del ala derecha del ejército del Rey Fingon. Esta batalla se contará en el lugar correspondiente pero aquí diremos que Morgoth obtuvo un gran triunfo sobre Elfos y Hombres, y que el recuerdo del horror vivido aquel día aún es recordado en tristes canciones. Porque en la batalla fueron muchos los que encontraron la muerte y Fingon fue separado de Turgon y de los Hombres de Dor-lómin y fue muerto por Gothmog, Señor de los Balrogs, y también murieron muchos ilustres entre los Edain como Haldir o Hundar. En la batalla los ejércitos de Turgon y de Húrin fueron rechazados al Marjal de Serech y como el enemigo aún no había tomado aún el paso del Sirion Húrin instó a Turgon para que huyera de la batalla puesto que Gondolin representaba la última esperanza de resistencia contra el poder de Morgoth. Huor, que en ese instante estaba junto a Húrin, predijo al Rey que la salvación de Hombres y Elfos provendría de su linaje y le insistió en que se pusiera a salvo puesto que de Gondolin se alzaría el salvador de la Tierra Media. Tras escuchar las palabras de los hermanos decidió hacerles caso y se dirigió a los pasos del Sirion emprendiendo la huida gracias a que la retaguardia fue defendida por los hombres de Dor-lómin, que no querían abandonar estas tierras.

Se canta que la resistencia de los Edain de la Casa de Hador fue la más afamada y renombrada de los antiguos relatos, y gracias a ella Turgon escapó indemne de las garras de Morgoth. Pero el precio a pagar fue muy alto porque las huestes innumerables de Angband rodearon a los Edain y Huor cayó muerto por una flecha, como también fueron cayendo todos los hombres de Dor-lómin hasta que finalmente sólo quedó en pie Húrin el Inquebrantable. Se dice que entonces tiró el escudo al suelo y que cogiendo su hacha con las dos manos gritaba cada vez que lanzaba un golpe un famoso grito de guerra que perdura en los relatos antiguos: “Aurë entuluva!” (“¡Ya se hará un nuevo día!). Setenta veces lanzó este grito, y setenta Orcos cayeron bajo el filo de su hacha, pero Morgoth había ordenado que lo capturaran vivo y los Orcos se lanzaron sobre él hasta que cayó abrumado por el peso y ya no pudo seguir luchando. Húrin fue encadenado por Gothmog y llevado a Angband a presencia de Morgoth, comenzando para el hijo de Galdor el que quizá fuera el más grande suplicio padecido por hombre alguno. El Enemigo quiso que le revelara dónde se encontraba Gondolin y le amenazón con interminables tormentos si no se lo decía, pero Húrin, valeroso entre los Edain, no se dejó amilanar ante el Ojo de Morgoth y por ello nunca le reveló nada de lo poco que en realidad sabía, y en lugar de esto dicen los Maestros de Tradición que tuvo el coraje de burlarse de Melkor por lo que Húrin y toda su familia fueron maldecidos por el Vala Oscuro. Además fue condenado a permanecer en un sitial de Thangorodrim desde el cual contemplaría todas las desdichas que habrían de suceder a su familia, y todo lo que veía era siempre manipulado por Morgoth, pues pretendía cultivar en el padre de Túrin todo el odio que pudiera por todos aquellos que en realidad eran sus aliados. Húrin nunca pidió clemencia o la muerte al Oscuro, y con valor desmedido afrontó con orgullo su horrible condena.

Dicen las Crónicas que durante 28 años aguantó Húrin este suplicio, y que durante este periodo vio impotente cómo la ruina se cernía sobre su pueblo y sus seres queridos asistiendo a los acontecimientos que provocaron la muerte de sus hijos y la desesperación de su esposa; y todo lo que veía estaba manipulado por las falsas percepciones que Morgoth le tansmitía, pues sólo le dejaba ver lo que a él más le interesaba, e incluso lo que le permitía ver estaba cubierto con un velo de engaños y de maldad. Porque el propósito del Enemigo era culpar de lo sucedido a Thingol y a Melian ya que era mucho el odio que por ellos sentía, y por esto pensó que había llegado el momento de liberar a Húrin para así causar más dolor y sufrimiento a Hombres y Elfos. Corría el año 500 P.E. y un Húrin envejecido y demacrado salió de Angband portando un callado y una espada. Se dice en algunos escritos que incluso salió acompañado de un ejército de Orcos, pues formaba parte del engaño de Morgoth el hacer creer a todo el que lo viera que estaba aliado con el Enemigo y que ya no era el Húrin de antaño sino sólo un peligroso espía del Oscuro.

Nada más atravesar Anfauglith se dirigió a Hithlum donde los Orientales sintieron un gran miedo pensando que se trataba de un enviado de Melkor. Ya en su propia tierra, de la que fuera Señor, fue rechazado incluso por su propia gente pues pensaban que estaba aliado con Morgoth, y Lorgan, Señor de los Orientales, no quiso darle muerte cuando se presentó ante él pues se dio cuenta de que su libertad sólo traería desdichas a todo aquel que tuviera trato con Húrin. Las noticias de la liberación del padre de Túrin se propagaron por muchos sitios con gran rapidez y allí donde fuera Húrin el engaño de Morgoth siempre iba por delante y era evitado y temido, y por ello se encaminó a Dimbar pensando que quizá Turgon, en recuerdo de su heroica defensa gracias a la cual salvó su vida en la Nirnaeth, querría acogerlo. Pero Turgon, que fue informado de la llegada de su antiguo aliado por Thorondor, había cerrado por completo las entradas a la ciudad y el Rey de Gondolin no quiso acogerlo pensando que estaba sometido al Oscuro. Viendo que era ignorado por los Eldar llamó a grandes gritos a Turgon, y se dice que este fue el primero de los males que su libertad provocó ya que los espías que vigilaban a Húrin oyeron sus gritos e informaron a Morgoth, que de este modo supo con certeza la región donde se encontraba Gondolin. La noche cayó y un sueño premonitorio hizo que Húrin se encaminara a Brethil pues mientras dormía había escuchado la voz de su esposa Morwen. Al día siguiente llegó al Britiach y ya de noche avanzó hasta los Cruces del Teiglin y en Cabed Naeramarth se reencontró con su esposa, que yacía de rodillas al lado de la tumba de sus hijos.

Tras un brevísimo diálogo Morwen falleció ese mismo día la ponerse el sol, y su esposo se quedó junto a ella hundido y desolado, y se dice que en ese día su corazón se volvió de piedra y que deseó la muerte. Pero al poco tiempo el frío y la lluvia le hicieron salir del trance y furioso decidió acudir a Brethil para vengarse de los daños sufridos por su familia y tras cavar la tumba de su esposa se encaminó al reino de los Haladin. Al acercarse a las fronteras fue detenido por los hombres de Avranc quienes lo humillaron y lo llevaron preso a la presencia de Hardang, que por aquel entonces era el Caudillo de los Hombres de Brethil. Húrin fue acusado de estar aliado con Morgoth y Hardang lo trató con gran desprecio lo cual provocó que Húrin, en un arranque de furia (pues culpaba a los Haladin de haber abandonado a su esposa como si de un perro se tratara) le arrojó un taburete que lo hirió en la frente consecuencia de lo cual el hijo de Galdor fue acusado de tener como misión el matar al Caudillo ya que con su ataque se reafirmaron en sus sospechas de que estaba enviado por el Enemigo para cumplir tal propósito.

En el juicio a que fue sometido recibió la ayuda de Manthor (que era pariente suyo pues descendía de Hiril, hermana de Hareth), que logró desmontar las acusaciones de Avranc y de Hardang, haciendo ver a los Haladin allí reunidos que Húrin no tenía trato alguno con el Oscuro y que el trato dispensado por el Cacique de los no era el propio de un Señor de los Haladin. La mayoría de los allí congregados dieron la razón a Manthor y estalló una revuelta en contra de Hardang que fue muerto durante la refriega, con lo que el pariente de Húrin fue aclamado por los Haladin como su nuevo Cacique. Manthor explicó entonces a su pariente que no sabían que Morwen estaba en Cabed Naeramarth porque nadie osaba acercarse al lugar que todos temían a causa de los hechos allí acontecidos. Húrin comprendió entonces lo sucedido y pudo perdonar al Pueblo de Brethil, mas al día siguiente Manthor fue muerto por una flecha lanzada por Avranc, con lo cual el padre de Túrin abandonó Brethil con una profunda pena por tan injusta muerte (y de la cual se consideraba en parte culpable).

Pero aún no habían terminado los oscuros planes que Morgoth había designado para esta Adan y Húrin se encaminó a Nargothrond, donde llegó en el año 501 P.E. Allí dio muerte a Mîm, el Enano Mezquino, y recuperó el Nauglamír pues se disponía a llevarlo a Doriath como “pago” por lo que consideraba que Thingol y Melian habían dispensado un pésimo trato a su familia. Al año siguiente llegó a las fronteras del reino élfico y tras esto fue llevado a presencia de los monarcas. Delante de Thingol Húrin le arrojó a los pies el Collar de los Enanos y le acusó de no haber cuidado a sus hijos, pero Melian, con sus sabias palabras, le hizo ver que estaba embrujado por Morgoth y que las cosas no habían sucedido como él pensaba ya que habían hecho todo lo posible por evitarles los males que sufrieron.

Se dice que en ese momento la negra nube que envolvía a Húrin se disipó y quedó inmóvil, pues se dio cuenta de todos los engaños con que el Oscuro había nublado su mente, y en ese instante fue realmente consciente de lo que había sucedido y de que sólo había sido una marioneta en manos de Melkor. Tras despedirse de Thingol abandonó las Mil Cavernas, y se cuenta que nadie era capaz de mirarle a la cara por lo inenarrable del dolor y la desesperación que en ella se reflejaban. Húrin ya no quiso seguir viviendo y es muy probable que ese mismo año se quitara la vida arrojándose al mar occidental, y de este modo terminó la historia del que fuera el más poderoso guerrero de los Hombres. Mas los Sabios dicen que cuando llegue la Dagor Dagorath Melkor será definitivamente vencido y que cuando Túrin le dé muerte con su Espada Negra serán vengados todos los males causado a Húrin y a su pueblo.


Fuentes: - El Silmarillion - Los Cuentos Inconclusos - La Guerra de las Joyas


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