Situación: Gondor, Este de las Montañas Blancas
Época: Segunda y Tercera Edad
Otros nombres: Minas Anor (antiguo nombre), Torre de Guardia o Ciudad Guardada (oestron); Mundburgo (rohírrico). Llamada también Torre de Anor y Ciudad de los Reyes. Según Ghân-buri-Ghân y los woses, Ciudad de Piedra y Casas de Piedra, por los materiales usados en su larga construcción.
GEOGRAFÍA.
La arquitectura de la colosal fortaleza de Anor/Tirith fue variando según las necesidades y realidad de la plaza. Hay que reseñar que fue concebida como fortaleza, posteriormente fue la sede estival de la corte para finalmente transformarse en la capital y principal ciudad de Gondor.
De la ciudad que edificó Anarion más de tres mil años antes a la que abandonó Elessar a fines de la Tercera Edad había una gran diferencia, así que aquí describiremos Minas Tirith en el momento de la Guerra del Anillo. La ciudad era un prodigio de la ingeniería Númenóreana, aprovechando las facilidades que la naturaleza ofrecía. Anarion eligió una elevación de roca, casi simétrica, unida por una estribación a las faldas orientales del Monte Mindolluin, y de la que asomaba un afilado espolón a la manera de la quilla de un barco. La gran estribación y las paredes verticales de la montaña constituían un estratégico punto de fácil defensa, mientras que el espolón ofrecía unas fantásticas prestaciones de vigilancia: aprovechando estas facilidades, el príncipe Númenóreano fortificó el perímetro del cerro, al que llamó Colina de la Guardia e inició la construcción de la plaza.
Más de tres mil años después la ciudad era la más grande y poderosa de toda la Tierra Media. Aunque estaba limitada al escaso kilómetro cuadrado del área de la colina, la ciudad creció hacia arriba, edificada sobre sus faldas en siete niveles, cada uno de los cuales estaba encerrado por una muralla. La gran muralla inferior estaba levantada sobre bastiones de tierra, en los cuales se asentaban con firmeza, y se construyó con la misma indestructible piedra negra que formaba la torre de Orthanc.
Mirando hacia el este, protegidas por dos grandes torreones, se encontraban las Grandes Puertas, detrás de las cuales arrancaba el gran espolón de piedra que se elevaba hasta la altura de la ciudadela. Todos los niveles –excepto el primero, el quinto y el séptimo- tenían una disposición similar, aunque una característica singular que los diferenciaba era que las puertas de sus respectivas murallas estaban situadas en el extremo opuesto al anterior. Aparte de este detalle, su trazado era parecido: Entre muralla y muralla una calle principal recorría el perímetro de todos los niveles y atravesaba el espolón, con dos hileras de casas a sus lados. Entre estas casas se dibujaban numerosas calles y callejones de menor rango. La única diferencia del primer nivel con el resto era que su calle principal – la Rath Celerdain o Calle de los Lampareros, cuyo único edificio mencionado es la Hostería Vieja- no atravesaba el espolón sino que pasaba frente a éste a la altura de las Grandes Puertas.
El quinto nivel era también similar al resto, excepto que la calle principal no alcanzaba las paredes del Mindolluin sino que formaba un círculo alrededor de la colina. La razón era que en este nivel la estribación que unía la colina con la montaña alcanzaba su cota, y sobre ella se construyeron los Recintos Sagrados, la zona funeraria de la ciudad, atravesada por la Rath Dínen o Calle del Silencio, y donde se encontraban las Casas de los Reyes y los Senescales, magníficos mausoleos de ambas familias. El séptimo nivel era el de la ciudadela, donde se encontraban los edificios más nobles como la Casa del Rey, donde se habilitó la preciosa Plaza del Manantial, hogar del Árbol Blanco y donde, por supuesto, se alzaba majestuosa la gran torre blanca de Ecthelion.
HISTORIA.
Tras la caída de Minas Ithil en el año 2002 de la Tercera Edad, la fortaleza de Anor, convertida en el primer baluarte de Gondor ante la amenaza que desde la cercana Mordor se cernía, cambió su nombre por el de Tirith, quedando expresada así su fuerte vocación de vigilancia y defensa, y quien sabe si por recordar y homenajear a la mítica fortaleza que levantó Finrod en la antigua Beleriand casi 6000 años antes. En aquellos días el monarca regente era Eärnur, que había estado directamente vinculado a la derrota que sufrió el Rey Brujo en Fornost en el año 1975. Tal vez como venganza, el Señor de los Nazgûl retó a Eärnur en los años 2043 y 2050: el irritable Rey fue contenido en la primera ocasión por su Senescal Mardil, pero la segunda vez Eärnur ya no quiso atender a razones, y con una pequeña escolta se dirigió a Minas Morgul. Nunca nadie volvió a verle de nuevo, y ante su desaparición y la ausencia en la familia real de aspirantes adecuados para reinar, el control del reino le fue encomendado temporalmente a Mardil “esgrimiendo el bastón de mando y gobierno en nombre del rey, hasta que él vuelva”.
Los Senescales fueron sucediéndose uno tras otro evidenciando con el paso del tiempo la imposibilidad del retorno del Rey; no obstante, no se podía comprobar que Eärnur hubiese muerto, por lo que aunque los Senescales tenían en la práctica los mismos poderes que los reyes, no llegaron a ser nunca considerados como tales. Desde el gobierno de Mardil, Minas Tirith pasaría por aproximadamente 4 siglos de paz. En 2475, dos años antes de morir el Senescal Denethor I, Osgiliath fue tomada durante algún tiempo por Uruks procedentes de Mordor; Boromir hijo de Denethor los derrotó y recuperó todos los territorios conquistados, pero Osgiliath quedó en ruinas y fue definitivamente abandonada. Además, Boromir resultó herido en batalla: la infección de la herida quebró su salud poco a poco, y moriría en 2489.
A Boromir le sucedió Cirion, quien encontró el reino en una de las peores situaciones de su historia: por el norte atacaban los salvajes Balchoth, habitantes de Rhovanion aliados de Dol Guldur, mientras los Corsarios hacían lo propio en las costas del sur. Cirion comprendió pronto la gravedad de la situación y en 2510 envió desde Minas Tirith mensajes a los pueblos aliados del norte solicitando su ayuda. La aparición de los Éothéod liderados por Eorl el Joven salvó a Gondor del desastre. Los hombres del norte persiguieron a través de Calenardhon a los Balchoth, y tras la victoria Cirion les cedió aquellas tierras a perpetuidad al mismo tiempo que el líder norteño pronunció su famoso Juramento de Eorl, por el que comprometía a su pueblo a acudir en cualquier circunstancia en ayuda de Gondor.
Dos siglos de tranquilidad transcurrirían desde entones, durante los cuales, -concretamente en el año 2698 y bajo la senescalía de Ecthelion I- se reconstruyó la Torre Blanca, brillante remate de la ciudadela y símbolo de la ciudad. Desgraciadamente, como siempre ocurrió a lo largo de la historia de Gondor, la calma sólo anunciaba futuros males por venir. La tendencia comenzaría cuando el Senescal Beren vio su reino atacado por 3 grandes flotas procedentes de Umbar y Harad, al mismo tiempo que los Rohirrim eran barridos de sus tierras por los Dunlendinos. No sería hasta la llegada del siguiente Senescal, Beregond, cuando se obtuvo la victoria definitiva y desde Minas Tirith se pudo ayudar a Rohan.
Bajo la nueva Senescalía, el reino volvió a coger fuerzas, pero Rohan había sufrido mucho y su debilidad fue aprovechada astutamente por Saruman para solicitar las llaves de Isengard a Beregond, quien se las cedió gustoso en 2759. No mucho después, en el 2852, el Senescal Belecthor II murió al mismo tiempo que lo hacía el Árbol Blanco, vástago del de Minas Ithil y descendiente a su vez de Nimloth, del que lamentablemente no se encontró ningún nuevo vástago. El hijo de Belecthor, Túrin II, se encontró con el país rodeado de enemigos: sobre todo Ithilien se despoblaba ante las continuas incursiones de Orcos, por lo que el Senescal construyó en Ithilien refugios secretos (a destacar Henneth Annûn) y fortificó la isla de Cair Andros; por desgracia, estas medidas no evitaron la invasión de las tierras al este del Anduin en 2885, y fue finalmente gracias a la ayuda del Rey Folcwine de Rohan (quien perdió sus dos hijos en batalla) que Gondor obtuvo la victoria.
En 2953, ya bajo la Senescalía de Turgon, ocurrió lo que llevaba siglos anunciado: Sauron volvió a mostrarse abiertamente y volvió a Mordor. Ante aquello, todos los que todavía vivían en Ithilien huyeron al otro lado del Anduin. Dos años después moriría Turgon, al mismo tiempo que Saruman fortificaba Isengard.
Ecthelion II, hijo de Turgon, hizo todo lo que estaba en su mano para recuperar la antigua fuerza del reino; aunque eso ya era imposible, consiguió algunos grandes logros gracias a la ayuda de un hombre sabio y experto en el arte de la guerra: se hizo llamar Thorongil, pero en realidad era Aragorn, hijo de Arathorn, Dúnedain, Capitán de los Montaraces del Norte y heredero directo de Isildur, aunque esto último era por entonces desconocido. Gracias a su mando, las flotas de los Corsarios de Umbar fueron incendiadas sin sufrir apenas bajas, aunque tras aquello Thorongil no volvió a Minas Tirith sino que marchó con rumbo desconocido.
Denethor II fue el hijo de Ecthelion y el último Senescal regente. Bajo su mandato, el poder de Sauron alcanzó su punto álgido; la Guerra del Anillo comenzó en 3018, con un Gondor aplastantemente inferior comparado a su enemigo. Al principio, Denethor sólo tenía indicios (más o menos claros) de ello, pero tras la muerte de su mujer Finduilas, se decidió a usar la Palantiri de la Torre Blanca en busca de más información. Consiguió su objetivo, pero debido a que Sauron controlaba la piedra de Minas Morgul el Senescal sólo veía lo que su enemigo quería. Así, la piedra mostró a Denethor la incomparable fuerza de Mordor, y el Senescal vio clara su próxima y total derrota: esto, unido al golpe que le supuso la muerte de su hijo Boromir (el 26 de Febrero de 3019), le trastocó profundamente.
A principios de marzo la gran ofensiva estaba en marcha, y el día 13 los Orcos penetraron en Pelennor, sitiando la ciudad al día siguiente. En las primeras horas del día 15 las Grandes Puertas de Minas Tirith cedieron ante el empuje de las huestes de Mordor. El Señor de los Nazgûl se dispuso entonces a entrar en la plaza, pero la intervención de Gandalf lo evitó en primera instancia: la llegada de los Rohirrim con el alba y de Aragorn al mando de las naves de los Corsarios cambió el signo de la batalla y con ello el destino de la Tierra Media.
Durante la gran batalla de los Campos del Pelennor cayó Théoden, el noble rey de Rohan, y junto a él fueron heridos su sobrina Eowyn y el Hobbit Merry -quienes, no obstante, mataron al Rey Brujo- así como el hijo del Senescal, Faramir. Los nombres legendarios que terminaron de abrillantar su aureola en aquella gloriosa jornada fueron los de gentes como Gandalf, Aragorn, Legolas, Gimli, Eomer, o Imrahil; sin embargo, desgraciadamente el Senescal, creyéndolo todo perdido se inmoló vivo junto con la Palantiri con la creencia (errónea) de que su malherido hijo Faramir también había muerto.
Con la amenaza que planeaba sobre Minas Tirith aniquilada, el día 18 partió de la ciudad el ejército que se dirigió hacia el Morannon. Con la destrucción del Anillo Único –y por ende de Sauron y de casi todos sus engendros- Minas Tirith volvió a ser la poderosa y floreciente capital de Gondor. Los Enanos reconstruyeron las Grandes Puertas, se encontró y replantó un nuevo vástago del Árbol Blanco y la ciudad vio la coronación de Aragorn con el nombre de Elessar y su boda con la dama Elfa Arwen, hija de Elrond. Elessar estableció el Reino Unificado, y como se ha dicho, Minas Tirith permaneció como capital de Gondor; no obstante, Elessar decidió nombrar como capital del nuevo reino a la antigua capital de Arnor, Annuminas, y en ella se estableció. El ciclo histórico de Minas Anor/Tirith quedaba resuelto y a partir de entonces el mito y la leyenda se hicieron dueños de su pasado.