Acción

Beleg Aklar ya está fuera de su funda...Fararwyn ordena su vestido...palida y confusa me mira con los ojos dilatados de la impresión. No me gustó lo que vi, es cierto...y mi brazo sostiene mi espada hacia ellos sin hallar todavía las palabras correctas para enrostrarle su acción...Delior, o quien conocí yo con ese nombre me habla, pero la ira y la impresión no me dejan escuchar...entonces...alguien baja del techo, y mirandonos habla relajadamente pero con timidez:

-Buenos Días!

El torrente de la confusión y la ira encontró su cauce, y dando un paso decidido giro mi brazo con rápidez. La fina punta de mi Beleg Aklar apuntó decididamente sobre la garganta de Findon, el intruso:

-Nada contra tí, pero nadie te ha invitado...tu vida o tu silencio es lo que pido...aquello que ahora tus ojos y oídos han sabido no debe salir de tí ¿Has entendido? -Giro la vista hacia Fararwyn, que aun más pálida intenta decirme algo -Tú no digas nada, hermana, tiempo habrá de hablar esto que ahora mismo no será...Tu hermano guardará silencio pero su corazón reclama una respuesta...

Siento a mis espaldas un ligero galopar...Veo venir al Beis, y no me agrada que vea lo que yo acabo de ver...miro nuevamente al intruso y bajando la espada le digo:

-Por favor, retirate, y no olvides que has compartido un secreto con Faramund de Ithillien...te va la vida en ello, y espero que lo que nos espera en este tiempo oscuro me permita poderla devolver...

Acción

El señor elfo, el señor enano y yo nos dirigimos al amanecer hacia la mansion de los hemanos rohirrim. Caminamos tranquilamente cuando contemplamos la escena entre el señor de Rhun y la Dama. Nos paramos y reimos por lo bajo ante lo ridiculo de la situacion. Despues, como no, la Dama grita por que es su costumbre y sus alaridos resuenan por toda la aldea . Y el señor elfo, mirandome, me dice. -Pues vaya una manera de respetar el descanso de los supervivientes de la batalla. -Yo asiento con la cabeza dandole la razon y añado. -Los supervivientes y los heridos. Si a estos dos todavia les queda energia, que se vayan a algun lugar tranquilo y que resuelvan sus problemas con cierto grado de intimidad. -Y en ese momento, aparece el hermano de la dama y, desenvainando su espada, se aproxima al señor de Rhun. -¿Intervenimos?. -Me pregunta el señor elfo. Yo sonrio y replico. -¿Para que?, es un bonito espectaculo el que estan montando. Veamos en que acaba. -Y en ese momento, Findon, el montaraz de Arnor se interpone entre ellos. Con rapidez, el hermano de la Dama apoya su espada en el cuello de Findon. Y con mayor rapidez aun, yo desenvaino mi daga, dispuesto a lanzarla. El hermano de la Dama le dice algo a Findon y, por lo que oigo, solo se le ocurre mencionarle uno de los refugios secretos que creo el Senescal de Gondor Turin II. Asombrado por esta falta de seriedad, yo avanzo. Junto a mi tambien lo hacen el señor elfo y el señor enano. Todos oimos en ese momento el galope de un caballo. Es el señor mago que se acerca al lugar de la escena. Lentamente, el hermano de la Dama va bajando su hoja del cuello de Findon. Y, tras advertirle, envaina su espada. Yo envaino mi daga y en ese momento intervengo. -Parece que todavia te quedan energias. Al menos para amenazar a un compañero que ha combatido junto a nosotros. -El hermano de la Dama se vuelve y me mira. Y yo añado. -Supongo que te daras cuenta de lo que podria haber ocurrido si no llegas a envainar tu espada. -El hermano de la Dama apoya su mano derecha en la empuñadura de su espada quza dispuesto a desenvainar. Yo sonrio al ver el patetico gesto y añado. -Como quieras. Tu mismo hombre de Rohan. Si lo haces, afronta las consecuencias. Sera tu problema, no el mio. No tendria piedad. ¿Me explico? -Y yo ni siquera me coloco en guardia por que la situacion me parece ridicula de principio a fin.

Acción

-Pues vaya una manera de respetar el descanso de los supervivientes de la batalla... a este paso, algunos van a tener cierta sordera...
Los gritos de Fararwyn hacen eco en toda la aldea. Afortunadamente no tengo resaca. Si no, esos gritos harían eco tortuosamente en mi cabeza cual martillo, para desgracia mía. De repente, se desenvainan las espadas contra el señor del Rhûn.
- ¿Intervenimos?- preguntó.
- ¿Para qué? No, es un bonito espectáculo la que están formando. Veamos en que acaba.
- Quizás debería de haber llamado a la gente de la aldea. Les haría gracia el espectáculo. Quizás, cada vez que pasemos por los pueblos, debamos de colgar carteles anunciando nuestra llegada... sí, sin duda sería un gran espectáculo, quizás acaben contratados en fiestas.- digo yo riendo.
Aparece Findon. De repente, Faramund le amenaza con su espada. ¿Pero qué demonios está haciendo? Ulbar desenvaina con mayor rapidez su daga. Yo apunto con mi arco, y Miquel prepara su hacha. Avanzamos.
-Parece que todavia te quedan energias. Al menos para amenazar a un compañero que ha combatido junto a nosotros. -dice ulbar, mientras el hermano de la dama se prepara quizás para desenvainar la espada. -Supongo que te daras cuenta de lo que podria haber ocurrido si no llegas a envainar tu espada- Como quieras. Tu mismo hombre de Rohan. Si lo haces, afronta las consecuencias. Sera tu problema, no el mio. No tendria piedad. ¿Me explico?
- No me parece correcto, amenazar de esa forma a Findon, que ha combatido con nosotros, que ha dado su vida por la nuestra. ¿Esa es la forma de agradecimiento que usáis los hombres de Rohan? Yo he estado en Rohan, y creo que allí las cosas se agradecen de mejor forma. Quizás en tu pueblo sea así. De todos modos... bah, no creo que merezca la pena malgastar saliva, ulbar...
Mo tardo en pegarle un empujón para alejarlo de Findon. Cae al suelo. La situación es un poco violenta, aunque me extraña, no le he empujado demasiado fuerte. ¿Estará fingiendo?
- Antes de empuñar una espada, aprende contra quien la debes utilizar.
La situación parece un poco extraña, pero me situo delante de Findon sin bajar mi arco. Miquel se acerca a mi lado con el hacha preparada. Ulbar no parece estar en guardia, dado que la situación es ridícula...

Acción

Los gritos de Fararwyn hacen eco en toda la aldea. Los gritos de Farawyn molestan a mi adormecido oído, pero me acostumbro en seguida, al ver el espectáculo.
- ¿Intervenimos?- pregunta Entaguas.
- ¿Para qué? No, es un bonito espectáculo el que están formando. Veamos en que acaba.
- Quizás debería de haber llamado a la gente de la aldea. Les haría gracia el espectáculo. Quizás, cada vez que pasemos por los pueblos, debamos de colgar carteles anunciando nuestra llegada... sí, sin duda sería un gran espectáculo, quizás acaben contratados en fiestas.- Dice Entaguas, entre carcajadas.
Aparece Findon. De repente, Faramund le amenaza con su espada, y con unos ojos asesinos que no te digo. Al instante Ulbar tiene su daga preparada para atacar, y yo agarro bien mi hacha y me adelanto unos pasos. Veo tambien como Entaguas coje fuertemente su arco y prepara un flecha. Nos acercamos hasta ellos y Ulbar interviene:
- Parece que todavia te quedan energias. Al menos para amenazar a un compañero que ha combatido junto a nosotros.Supongo que te daras cuenta de lo que podria haber ocurrido si no llegas a envainar tu espada. Como quieras. Tu mismo hombre de Rohan. Si lo haces, afronta las consecuencias. Sera tu problema, no el mio. No tendria piedad. ¿Me explico?
-No me parece correcto, amenazar de esa forma a Findon, - añade Entaguas- que ha combatido con nosotros, que ha dado su vida por la nuestra. ¿Esa es la forma de agradecimiento que usáis los hombres de Rohan? Yo he estado en Rohan, y creo que allí las cosas se agradecen de mejor forma. Quizás en tu pueblo sea así. De todos modos... bah, no creo que merezca la pena malgastar saliva, ulbar...
En ese momento, Entaguas le da un pequeño empujón a Faramund, para alejarlo de Findon. El rohirrim cae al suelo. No creo que la fuerza de Entaguas en ese acto fuera suficiente para tumbarlo, peeeroo...
-Antes de empuñar una espada, aprende contra quien la debes utilizar.
- ¡Bah! - digo yo al fin- marchémonos de aquí, esto me aburre. Espero que te sirva de lección Faramund, y que no oses volver a alzar una arma contra alguno de nosotros - hago un movimiento con Mithral para dar mayor émfasis a mis palabras-.
Entonces, tras unos segundos de silencio, Ulbar, Findon, Entaguas y yo marchamos, pero estamos a tiempo de oír un maldición de los labios del rohir y después:
- Almenos, yo no voy de taberna en taberna como un vagabundo.
Pese a que esas palabras tienen cierta pizca de cierto, no puedo controlar mi ira ante el despectivo comentario de Faramund. Cojo de nuevo mi hacha e inicio el camino de vuelta a él con las más malas intenciones.

Acción

El señor enano se gira bastante cabreado y se dirige hacia el hermano de la Dama. Este, rapidamente, se levanta y se dispone a empuñar de nuevo su espada. Tanto el señor elfo como yo flanqueamos al señor enano. Yo todavia no he desenvainado mis armas, pero ya estoy dispuesto. Me separo un poco del señor enano y observo al señor de rhun y a la dama por lo que pueda pasar. Y en ese momento, cuando el señor enano alza su hacha, todos vemos un relampago luminoso saltar desde el hacha hasta la empuñadura de la espada del hermano de la dama . Este, debido al impacto, cae hacia atras de nuevo. Todos contemplamos asombrados lo sucedido. El hermano de la dama, ayudado por esta se levanta y descubrimos que la joya maldita ahora tiene un nuevo dueño. Todos permanecemos ensilencio por unos instantes. Hasta que la risa del señor enano rompe ese silencio. Y, tras reir, el señor enano añade. -¡Creo que la joya a elegido finalmente a su autentico dueño!. ¡Cuidado a partir de ahora!. Me pregunto si seras capaz de aguantar lo que yo he tenido que soportar!. -Y en ese momento, en medio del grupo irrumpe el señor mago a caballo. El animal se encabrita y nos separa a unos de otros. El señor mago mira a ambos lados y dice. -¿Que es lo que ha estado a punto de ocurrir aqui?. -Y yo, adelantandome, sonrio y respondo. -Hemos estado a punto de explicar al hermano de la Dama que ciertos modales no nos gustan con nuestros conmpañeros de batalla. -Y en ese momento interviene el señor elfo. -¡Pero lo mas asombroso, ha sido el cambio de dueño de la joya!. -Y el señor mago alza las dejas sorprendido al oir al señor elfo. De inmediato mira a Delior y dice. -¿La joya tiene ahora un nuevo dueño?. Pues en otra ocasion nos preocuparemos de esto. Ahora tenemos otras prioridades. -Quiza el señor mago fuera a decir algo mas. Pero no tiene oportunidad. En ese momento, aparece otro rohirrim a la carrera y nos dice. -¡La prisionera ha escapado!. ¡Y ni siquiera sabemos como ha podido suceder!. ¡Hemos encontrado al carcelero muerto en medio de un charco de sangre!. -Y el señor mago, al oir esto, da una orden. -¡A caballo!. ¡Ante todo, no debemos dejar que escape!. -Y de inmediato todos salimos corriendo hacia las cuadras. Yo grito. -¡Ensillad los caballos, rapido!. -Y en un tono de voz mas normal , pregunto. -Señor verde, ¿estas ahi?. -Y desde mi derecha surje su caracteristica voz. -Naturalmente. ¿Donde te crees que estaba?. Hemos tenido una funcion muy divertida. ¿Creias que me la iba a perder?. -Yo sonrio al oir al señor verde y le digo. -Adelantate y detecta el rastro de la prisionera. Ya has oido al señor mago. ¡No debe escapar!. -Y noto como de pronto, cierta frialdad desaparece de mi lado derrecho. Ya en las cuadras, varios mozos han ido ensillando a los caballos. Al galope salimos uno tras otro. Todos formams tras el señor mago este dice. -¿Listos?. ¡Pues adelante!. -Al galope salimos de la aldea rohirrim. Pronto dejamos atras los ultimos dedificios y, ya en campo abierto, nos dirigimos hacia el unico lugar pon donde la dunledina puede escapar. Los vados del Isen. El señor enano va a la grupa de mi caballo y en ese momento me dice. -¡Que gran alivio siento al verme libre de esa puñetera joya!. -Yo sonrio al escuchar al señor enano. Pero cuando oigo su siguiente frase, rio a carcajadas. -¡¡Y, por cierto, tengo sed. Y ya sabes de que tipo!!. -Y es entonces cuando el señor enano y yo detectamos cierta frialdad a nuestra izquierda. Hasta el caballo se muestra nervioso de repente. Y la caracteristica voz del señor verde resuena a mi izquierda. -No esta demasiado lejos. Si apretais el paso en direccion noreste, la alcanzareis. -Y el señor mago, al oir esto, grita. -¡¡Adelante, a todo galope!!. ¡¡Tenemos que cazarla!!

Acción

El señor enano esta bastante enfadado. Se dirige de nuevo hacia ellos. Realmente en ningún momento he soltado mi arco, por lo que pudiera pasar...
Pero de repente, algo extraño pasa.
-¡Creo que la joya a elegido finalmente a su autentico dueño!. ¡Cuidado a partir de ahora!. Me pregunto si seras capaz de aguantar lo que yo he tenido que soportar!.
El señor enano estalla en carcajadas. Faramund mira incrédulo la joya. De repente, aparece Gandalf, y tras él, un rohirrim. La dundelina ha escapado. Maldición. Bueno, no es tarde. Ya dije en su tiempo que no debíamos de fiarnos de esa maldita mujer. Lo que me pregunto es como habría conseguido escapar. A saber lo que quería hacer el carcelero con ella.
- ¡Venga, vamos rápido, no debe escapar! ¡No perdamos ni un momento!
Con mi vista de elfo, miro el horizonte. Me parece ver una figura femenina a la lejanía.
- ¡Es la mujer! ¡Ahí está! ¡Rápido compañeros!- gritó casi afónico. Ulbar y Miquel estallan en carcajadas.
- No grites tanto, Entaguas, que luego dices que los demás...- dice ulbar riendo.
- Es verdad, disculpadme, ¡pero no puede escapar!- digo yo en un tono más tranquilo.
Ya estamos muy cerca. No tardamos en rodearla. La dundelina tiene sus manos manchadas de sangre y sujeta una espada. Bajamos del caballo tan rápido que apenas le da tiempo a hacer algo contra nosotros. Su espada sale volando, sin dar a nadie. La dejamos paralizada en el suelo.
- Creo que ha llegado la hora de interrogar a esta señorita... como se ha demostrado es peligrosa...- digo sacando la poción que tanto he mentado. En ese momento llega Fararwyn.
- ¡USTEDES NO VAN A INTERROGAR A ...!
El señor mago la frena con la mirada. Una mirada severa. Además, fararwyn se cae y tropieza. El señor verde aparece tras ella dejándola casi insconciente del susto.
- Es lo que tiene estar muerto. Verte no es muy agradable.
- ¡Venga, que todavía eres muy guapo!- dice ulbar riendo.
Mientras, Miquel me está ayudando a darle un par de tragos a la dundelina. Se bebe la mitad, y no bomita ni nada por el estilo. Los efectos no tardan en aparecer.
- ¡AAAH! ¡DAME AGUAAAAAA!
- Y decía que no hablaba...-dice el mago en susurros.
- Te daremos agua. Pero antes, debes hablar- le digo tajante, enseñándole una cantimplora de agua. Miquel y Ulbar la sujetan.
- ¡ESTA BIEN OS LO DIRÉ TODO! ¡PERO DAME AGUAAAA!
- Cuando hables.
- ¡AHHH! ¡MALDITO ELFO, NO LO SOPORTO...! AH ESTÁ BIEN... OS LO DIRÉ TODO LO QUE SE! ¡EL DUNDELINO... AL QUE PERSEGUÍS... VIVE Y SE ENCUENTRA AL OTRO LADO DEL ISEN... EN LAS ESTRIBACIONES DEL SUR DE LAS MONTAÑAS NUBLADAS... UNAS CINCUENTA MILLAS DE AQUÍ... RUMBO NORESTE...! ¡AH! ¡PERO DAME AGUA!
- ¡JAJAJAJAJA! ¡QUE HABLADORA LLEGA A SER!- decimos todos a la vez estallando en carcajadas.
Tras esto, le damos a beber otro poquito de poción para asegurarnos de que no miente. En efecto, no miente. Le damos agua, no hay más motivos para hacerla sufrir. Se la bebe entera y se va, entre gritos, pidiendo agua.
- Espero que le vaya mejor. No creo que haya motivos para perseguirla. Ya habéis oído muchachos. ¡Vamos hacia ese dundelino! ¡Señor verde, usted puede adelantarse!

Acción

Bajo del tejado tras una buena noche de sueño bajo las estrellas, y digo algo tímido buenos días. Pero me doy cuenta de que el rohirrim tenía las armas desenvainadas. Sin motivo alguno, me pone el cuchillo en la garganta, ordenando callar lo visto. Yo bajo los brazos, y justo cojo mi puñal y lo introduzco el manga. El hombre de Rhun y la dama observan la escena algo confusos. En ese momento, Entaguas,Ulbar y compañía vienen y empujan al rohirrim para evitar que me agrediera. Mi puñal está listo. El elfo tiene el arco listo. Parece que todos me aprecian, motivo que desconozco. Se produce un silencio algo incomodo, y ulbar me coge del hombro y me guía para que vaya con ellos. Mi furia es controlada con esfuerzo por mi propia persona. Aquello no quedaría impune. El rohirrim, algo más manso tras el empujón, se recupera sin embargo y da un comentario mordaz dirigido a los amantes dela cerverza, y algo insultante. El enano se vuelve, pero sin razón alguna, todo queda arreglado al parecer, cuando Gandalf nos convoca, para perseguir a la dunlendina que se había escapado, pero no tardamos en rodearla con nuestros caballos. En cuestión de minutos, la dunlendina, que al parecer no había dicho una palabra, confiesa todo sobre lo que andabamos buscando.

Veo una perdiz que va volando justo detrás de Faramund, aquel maldito rohirrim maleducado. Saco mi arco y apunto. La sigo con la mirada y diana. Al suelo. La flecha había silbado junto a la oreja del rohirrim, y este se había percatado de que era mía.
-Has fallado, dunadan -me dijo, vengativo, viniendo hacia mí con la espada alzada.
-No lo creo -le dije, mientras la perdiz, lanzada por Ulbar me aterrizaba en el regazo. -Cuida tus modales, rohir. Esto queda olvidado, pero la próxima vez no seré benigno. -y me alejé sin más discusiones, aunque alerta.

Acción

Tras la batalla de los vados, yo estaba muy herido... momentos mas tarde, unos cuatro rohirs me llevaron para que me curaran la heridas. Ulbar, el buen gondoriano siempre con sus bromas, me dijo algo... supongo que fue algo con motivo de risa, la verdad mis ánimos no estaban como para chistes... solo esbozé una sonrisa y me llevaron, es todo lo que recuerdo.
Mas tarde, me encontraba en un gran salon...yo estaba en una camilla y no podia moverme demasiado. Recorria el salon con mi orgullosa mirada, habian muchos soldados, heridos por todas partes, se escuchaban algunos gritos de dolor. Los rostros de otros soldados, simplemente estaban palidos y sin vida, no tardarian mucho en sacarlos de alli.
A mi lado, habia un jinete herido de avanzada edad, eso supuse por la forma en que vestía. Era bastante alto y fornido... me miraba curioso.
-Como van tus heridas muchacho?- me decia con su grave voz, intente responderle
-yo...- me interrumpió de inmediato -espera, llamaré para que te atiendan, no queremos mas muertos- el hombre soltaba una fuerte carcajada mientras alzaba su brazo para llamar a una mujer.
La mujer se acercaba rapidamente, era joven (calculo unos 18 o 19 años)... era muy hermosa, de largos cabellos claros y ojos verdes. Yo me impresioné rapidamente, la orgullosa expresion que llevaba en mi cara, de pronto se transformo en una estupida e innocente sonrisa, y claro, ella lo noto y lo demostró con una sonrisa.
Todo parecia perfecto... pero mientras ella se acercaba, yo perdia el conocimiento, y pronto me quedé dormido profundamente, pero no sin antes pensar:

Despues de eso, mis ojos se cerraron... lo extraño es que tras unos segundos(o almenos eso sentí) ya recuperaba la conciencia y todo lo bonito se terminaba, porque me habia despertado con un grito que provenia de mi propia garganta, asi es, sentia un gran dolor bajo mi hombro y la bella mujer estaba alli curandome, sus palidas manos estaban llenas de mi sangre, aplicaba un extraño unguento y limpiaba mi herida con blancos trapos que luego eran rojos. En fin, todo el encanto habia terminado y yo comenzaba a desmayarme nuevamente...mientras intentaba alcansarla con mi mano.
>
por supuesto, estas palabras jamás salieron de mi boca y me habia dormido nuevamente.

A la mañana siguiente(o eso supuse), ya me sentia mejor... con dolor, pero mejor. Me levante lentamente. Me percate de que ya no habia nadie a mi lado, aunque el amplio salon si seguia repleto de heridos. Busque a la mujer que me habia atendido, pero no parecia estar en el lugar, sentí desilucion... seguia buscandola con mi mirada, y solo encontre a un grupo de mujeres (eran 4) que a lo lejos, me miraban, hablaban entre ellas y de vez en cuando se reían... me sentí incomodo y ridiculo, asique... tomé mi anket que estaba en la camilla mientras pensaba.
>
hubo una pausa...

en ese momento, sin darme cuenta.. lanzé una carcajada... y para mi mala suerte, las cuatro mujeres (que aun parecian observarme) se miraron y se reían mas...
Sin, definitivamente este no sería mi dia...
Escuché, de pronto, la voz de Fararwyn, depues la de Faramund... y luego la de Ulbar, y luego la de Entaguas...parecia una pelea, y yo la verdad no tenia ánimos para unirme o intervenir en ellos... asique, en el salon de los heridos, me senté cerca de una ventana que daba a la plaza de la villa. Un soldado se sentó junto a mi, me ofrecio un licor que llevaba y charlamos un rato.
De pronto veo que todo el grupo corria hasta los establos.
-Mire, alli están mis compañeros...esos de los que le hablé- El hombre dio otro trago de licor -Con que...ellos son sus amigos, por que tanta prisa?- pense un momento y le respondi -No lo sé, deben estar en una de esas situaciones locas en las que suelen meterse- el hombre me miro sonriente -Pues debe ser importante, porque parece que ya se van-
Efectivamente, el grupo salia de los establos a todo galope. Mantuve una expresion de asombro, el soldado me miraba y no pudo contener su risa.

Fruncia mi ceño enfadado, mientras pensaba y el hombre me miraba espectante.

Miré al soldado y le dije adios, con un tono frio. Salí del salon convencido de que realmente no sería mi dia...llené mi cantimplora,compre unas raciones de viaje y busque mi caballo en los establos. cabalgé en la misma direccion del grupo... despues de unos momentos, bajé de mi caballo... y lleve una oreja hasta el suelo... podia sentir las pisadas de varios caballos en una direccion... asique volvia a montar en aquella direccion, no estarían muy lejos.
Avanze sin mucho apuro, de pronto divisé una figura...al acercarme me di cuenta de que era la dunledina, estaba agitada. Pero que hacia alli?, los del grupo la habian liberado? o ella habia escapado?...no, no era posible.
lo primero que me dijo fué:
-Agua! Agua!- le di agua de mi cantimplora, pero atento a todos sus movimientos.. cuando sació su inmensa sed, empece a hablarle:
-Será mejor que tengas una buena explicacion para estar aqui... y cuando digo buena, me refiero a una sin mentiras-
Parecia desesperada y me respondio mas rapido de lo que pensaba.
-Escapé...tus amigos ya me encontraron!... ya les dije, al noreste
al otro lado del Isen .. en las estribaciones del sur de las montañas nubladas-
Ella parecia desesperada,finji creerle, pero tampoco podia dejarla ir (tal ves está protegiendolos).
Tras sus palabras, me limité a actuar mas que a pensar en lo que hacía. Me acerque lentamente con una daga arrojadiza en mi mano, la mujer me miro aterrorizada e intento escapar... corrió unos pocos metros y arroje mi arma con fuerza y presicion, la daga penetro la cervical de su espina causandole una muerte instantanea. una vez recuperada mi arma, volvi a montar para seguir al grupo.me dispuse a meditar durante el trayecto.

Segui cabalgando, si los veía, me mantendria a raya...ni me acercaria para pedir una explicacion por mi abandono o por la extraña liberacion de la Dunledina... me mostraria hostil ante ellos cuando sea el momento de actuar, me servirian para llegar al objetivo... solo pensaba en una cosa...traicion... aunque ni yo podia creerlo, como podian traicionar todo lo que pretegian, y unirse al enemigo... no podian hacerlo despues de la menuda batalla en la que participó cada uno de ellos. Aquel hechicero gris del que hablaban las viejas historias no podia ser un sirviente del enemigo, pero los hechos de ahora hablaban por si solos. Actuaria con discrecion, oculto y silencioso.


//Bien, despues de muuucho rato, al fin puse mi accion...espero que les guste //

Acción(version completa)

//la de arriba esta mala, no salieron escritos los pensamientos del personaje //

Tras la batalla de los vados, yo estaba muy herido... momentos mas tarde, unos cuatro rohirs me llevaron para que me curaran la heridas. Ulbar, el buen gondoriano siempre con sus bromas, me dijo algo... supongo que fue algo con motivo de risa, la verdad mis ánimos no estaban como para chistes... solo esbozé una sonrisa y me llevaron, es todo lo que recuerdo.
Mas tarde, me encontraba en un gran salon...yo estaba en una camilla y no podia moverme demasiado. Recorria el salon con mi orgullosa mirada, habian muchos soldados, heridos por todas partes, se escuchaban algunos gritos de dolor. Los rostros de otros soldados, simplemente estaban palidos y sin vida, no tardarian mucho en sacarlos de alli.
A mi lado, habia un jinete herido de avanzada edad, eso supuse por la forma en que vestía. Era bastante alto y fornido... me miraba curioso.
-Como van tus heridas muchacho?- me decia con su grave voz, intente responderle
-yo...- me interrumpió de inmediato -espera, llamaré para que te atiendan, no queremos mas muertos- el hombre soltaba una fuerte carcajada mientras alzaba su brazo para llamar a una mujer.
La mujer se acercaba rapidamente, era joven (calculo unos 18 o 19 años)... era muy hermosa, de largos cabellos claros y ojos verdes. Yo me impresioné rapidamente, la orgullosa expresion que llevaba en mi cara, de pronto se transformo en una estupida e innocente sonrisa, y claro, ella lo noto y lo demostró con una sonrisa.
Todo parecia perfecto... pero mientras ella se acercaba, yo perdia el conocimiento, y pronto me quedé dormido profundamente, pero no sin antes pensar:
(-nooooo!... no puedo... desmayarme... ahora, nooo... que mala... suerte...)
Despues de eso, mis ojos se cerraron... lo extraño es que tras unos segundos(o almenos eso sentí) ya recuperaba la conciencia y todo lo bonito se terminaba, porque me habia despertado con un grito que provenia de mi propia garganta, asi es, sentia un gran dolor bajo mi hombro y la bella mujer estaba alli curandome, sus palidas manos estaban llenas de mi sangre, aplicaba un extraño unguento y limpiaba mi herida con blancos trapos que luego eran rojos. En fin, todo el encanto habia terminado y yo comenzaba a desmayarme nuevamente...mientras intentaba alcansarla con mi mano.
(-otra vez nooo... no te dije mi... nombre... ara... vir...)
por supuesto, estas palabras jamás salieron de mi boca y me habia dormido nuevamente.

A la mañana siguiente(o eso supuse), ya me sentia mejor... con dolor, pero mejor. Me levante lentamente. Me percate de que ya no habia nadie a mi lado, aunque el amplio salon si seguia repleto de heridos. Busque a la mujer que me habia atendido, pero no parecia estar en el lugar, sentí desilucion... seguia buscandola con mi mirada, y solo encontre a un grupo de mujeres (eran 4) que a lo lejos, me miraban, hablaban entre ellas y de vez en cuando se reían... me sentí incomodo y ridiculo, asique... tomé mi anket que estaba en la camilla mientras pensaba.
(-Están hablando de mi?!... vaya, tal ves ellas conoscan a aquella muchacha... no, no hay tiempo y gandalf requiere de mi presencia... además, el grupo debe estar preocupado por mi..)
hubo una pausa...
(-preocupados por mi?! , pero que dices Aravir... deberias escucharte!)
en ese momento, sin darme cuenta.. lanzé una carcajada... y para mi mala suerte, las cuatro mujeres (que aun parecian observarme) se miraron y se reían mas...
Sin, definitivamente este no sería mi dia...
Escuché, de pronto, la voz de Fararwyn, depues la de Faramund... y luego la de Ulbar, y luego la de Entaguas...parecia una pelea, y yo la verdad no tenia ánimos para unirme o intervenir en ellos... asique, en el salon de los heridos, me senté cerca de una ventana que daba a la plaza de la villa. Un soldado se sentó junto a mi, me ofrecio un licor que llevaba y charlamos un rato.
De pronto veo que todo el grupo corria hasta los establos.
-Mire, alli están mis compañeros...esos de los que le hablé- El hombre dio otro trago de licor -Con que...ellos son sus amigos, por que tanta prisa?- pense un momento y le respondi -No lo sé, deben estar en una de esas situaciones locas en las que suelen meterse- el hombre me miro sonriente -Pues debe ser importante, porque parece que ya se van-
Efectivamente, el grupo salia de los establos a todo galope. Mantuve una expresion de asombro, el soldado me miraba y no pudo contener su risa.
(-vaya, estos se olvidaron completamente de mi... no se supone que... como demonios me dejan aqui!)
Fruncia mi ceño enfadado, mientras pensaba y el hombre me miraba espectante.
(-No importa... me han encomendado una mision y he de cumplirla... con o sin ellos, hay que encontrar al dunledino ese...pero que planean estos!...)
Miré al soldado y le dije adios, con un tono frio. Salí del salon convencido de que realmente no sería mi dia...llené mi cantimplora,compre unas raciones de viaje y busque mi caballo en los establos. cabalgé en la misma direccion del grupo... despues de unos momentos, bajé de mi caballo... y lleve una oreja hasta el suelo... podia sentir las pisadas de varios caballos en una direccion... asique volvia a montar en aquella direccion, no estarían muy lejos.
Avanze sin mucho apuro, de pronto divisé una figura...al acercarme me di cuenta de que era la dunledina, estaba agitada. Pero que hacia alli?, los del grupo la habian liberado? o ella habia escapado?...no, no era posible.
lo primero que me dijo fué:
-Agua! Agua!- le di agua de mi cantimplora, pero atento a todos sus movimientos.. cuando sació su inmensa sed, empece a hablarle:
-Será mejor que tengas una buena explicacion para estar aqui... y cuando digo buena, me refiero a una sin mentiras-
Parecia desesperada y me respondio mas rapido de lo que pensaba.
-Escapé...tus amigos ya me encontraron!... ya les dije, al noreste
al otro lado del Isen .. en las estribaciones del sur de las montañas nubladas-
Ella parecia desesperada,finji creerle, pero tampoco podia dejarla ir (tal ves está protegiendolos).
Tras sus palabras, me limité a actuar mas que a pensar en lo que hacía. Me acerque lentamente con una daga arrojadiza en mi mano, la mujer me miro aterrorizada e intento escapar... corrió unos pocos metros y arroje mi arma con fuerza y presicion, la daga penetro la cervical de su espina causandole una muerte instantanea. una vez recuperada mi arma, volvi a montar para seguir al grupo.me dispuse a meditar durante el trayecto.
(-Ella era un peligro...actué bien, si la dejaba ir, podria volver a servir al enemigo en un dos por tres... no dude en hacerlo, tenia ganas de hacerlo... actué bien)
Segui cabalgando, si los veía, me mantendria a raya...ni me acercaria para pedir una explicacion por mi abandono o por la extraña liberacion de la Dunledina... me mostraria hostil ante ellos cuando sea el momento de actuar, me servirian para llegar al objetivo... solo pensaba en una cosa...traicion... aunque ni yo podia creerlo, como podian traicionar todo lo que pretegian, y unirse al enemigo... no podian hacerlo despues de la menuda batalla en la que participó cada uno de ellos. Aquel hechicero gris del que hablaban las viejas historias no podia ser un sirviente del enemigo, pero los hechos de ahora hablaban por si solos. Actuaria con discrecion, oculto y silencioso.


//Bien, despues de muuucho rato, al fin puse mi accion...espero que les guste

Acción

Hemos cruzado al fin el vado del Isen. Ante nosotros todavian humean las piras en donde tadavia se consumen los cadaveres de los orcos muertos en la batalla. Dejamos atrás el tumulo en donde descansan los guerreros rohirrim y elfos caidos caidos heroicamente en la defensa del vado y proseguimos cabalgando internandonos en las tierras brunas. Ante nosotros se despliega ahora un paisaje llano y rocoso. Debemos reducir la valocidad de nuestras monturas por el peligro de que tropiezen y se rompan alguna pata. Giramos hacia el norte y, al atardecer, aparecen ante nosotros las impresionantes moles de piedra que componen las etribaciones del sur de las montañas nubladas. A nuestro alrededor, comienzan a aparecer bosquecillos de pinos aislados. Y, a cubierto de uno de estos bosquecillos, nos detenemos. Pues frente a nosotros, se encuentra nuestro objetivo. Desde el lindero del bosquecillo, observamos atentamente. Ante nosotros, hay una colina no emasiado alta con la cima aplanada. Parece un pequeño altiplano. Y en lo alto, podemos distinguir una empalizada con una unica entrada. La entrada consta de dos torretas que flanquean un porton de madera. Y la vigilancia es constante. En las torretas, podemos distinguir a varios dunledinos montando guardia. Y, ante las puertas abiertas, patrulla otro grupo de dunledinos. Y el señor enano me mira, sonrie y dice. -¡Parece que no va a ser facil!. ¡Mejor!. ¡Yo todavia tengo ganas de seguir destripando a todo el que se nos cruce!. -Y yo sonrio ante el animo del señor enano, y digo. -No te cansas, ¿eh?. Desde luego, se nota que este es tu deporte favorito. -El señor enano rie al oir mi comentario. Rie hasta que el señor elfo interviene diciendo. -Pongamonos serios. Debemos trazar un plan para entrar ahi y capturar a nuestro objetivo. -Yo asiento con la cabeza al oir al señor elfo y digo. -Creo que de eso se puede ocupar muy bien nuestro señor verde. -y de inmediato, todos notamos cieta frialdad en torno nuestro. No hay duda, el señor verde esta entre nosotros. -Muy bien. Yo puedo ocuparme de echar un vistazo, pero creo que antes deberiamos ocuparnos de otro asunto. -El señor mago mira extrañado hacia el lugar desde donde surge la voz del señor verde y pregunta. -¿Otro asunto, que asunto?. Y aunque no le vemos, todos podemos llegar a notar la sonrisa del señor verde por el tono de su voz. -Nos han seguido. -Y de inmediato, todos nos separamos y nos abrimos por el bosquecillo entre los arboles. El señor mago se ocupa de que los caballos no hagan ningun ruido, el señor elfo trepa hasta un arbol con su arco preparado, el señor de rhun imita al señor elfo tambien con su arco preparado. El señor enano, el nuevo señor montaraz y yo nos adelantamos y permanecemos a cubierto entre unos matorrales con ls armas empuñadas. Y los dos hermanos de Rohan, bueno. No se muy bien lo que hacen y tampoco me preocupan. Pero yo observo la mirada de odio que le lanza el nuevo señor montaraz al hermano de la Dama y digo. -Ahora no es el momento para problemas personales. -Lo se. -Me replica Findon. -Pero no creas que lo que ha pasado lo voy a olvidar facilmente. -Hasta nosotros llega entonces el sonido de unos cascos de caballo. Todos esperamos tensos el momento de entrar en accion cuando la voz del señor elfo nos advierte. -¡quietos!. No es un enemigo. Se trata de nuestro señor Arnoriano. -Y todos nos relajamos al oir al señor elfo. Yo envaino mis armas y, poniendome en pie, me adelanto. El señor Arnoriano me ve en ese momento y dirije su caballo hacia el bosquecillo que ocupamos. Cuando llega hasta mi, desmonta cuidadosamente. Yo me percato de la lentitud de su movimiento y digo mientras cojo las bridas del caballo. -Ahun no te has recuperado de tus heridas. -Y el señor Arnoriano sonrie al oirme y me replica. -¿Y que?. ¿Creias que me iba a perder la diversion?. -¡¡Bien dicho!!. -Dice el señor enano con tono de aprobacion. -¡Ese es el estilo que la situacion exige. ¡¡Nuestro estilo!!. -Y tanto el señor Arnoriano como yo sonreimos al oir a nuestro señor enano. -Veo. -Le digo al señor enano. -Que la solucion de tu problema con la maldicion de la joya te ha relajado bastante. -y el señor enano asiente con la cabeza y me replica. -¡No sabes el peso que me he quitado de encima!. ¡¡Harto, estaba muy harto!!. -Yo rio al oir al señor enano y contesto. -No mas que yo de la dunledina. -Pues, precisamente. -Interviene el señor Arnoriano en ese momento. -Me la encontre cuando sali al galope siguiendoos. Ha dejado de ser un problema. Yo me he ocupado de ella. -Y todos nos damos cuenta del tono con que lo ha dicho el señor Arnoriano. -¡Pues muy bien hecho!. -Dice el señor elfo tras saltar del arbol que ocupaba. El señor enano y yo observamos su salto y, curiosamente, el señor elfo ni se tropieza con alguna rama ni se acaba estampando contra alguna piedra. Algo extraño, sin duda. -De esta manera. -Añade el señor elfo. -Nos evitamos problemas en el futuro. -¡Señores!. -Interviene en ese momento el señor mago. -No olvidemos nuestra prioridad. Tenemos una mision que cumplir. -Cierto. -Interviene Findon, nuestro nuevo señor montaraz. -Y debo decir que el asalto del objetivo me parece una tarea muy dificil. -Todos miramos de nuevo la fortificacion de los dunledinos. Y, como no, es el señor enano el que propone la primera idea. -¡Sin problemas!!. ¡Llegamos, tomamos al asalto la empalizada, entramos destripando a todo el que se nos cruce, destrozamos todo lo que haya en nuestro camino, agarramos al imbecil del dunledino y salimos usando el mismo metodo con el que entramos. El que se nos cruce, acaba destripado!. ¿A que estamos esperando?. -Y yo, sorprendido pese a que ya deberia estar acostumbrado a nuestro señor enano, digo. -Señor verde, por favor, reconoce la zona. -Y todos escuchamos la risa del señor verde que va desapareciendo popco a poco. -¿Y este de que se rie?. -Me pregunta el señor enano. -A saber. -Respondo yo aguantandome las ganas de reir. -Ya sabes que tiene un sentido del humor un poco particular. -Mientras, el señor Arnoriano examina la fortificacion enemiga y dice. -Lo que no entiendo, es que hacen aquí este monton de ratas dunledinas. -Creo que yo lo se. -Interviene el señor mago. -Los orcos han intentado controlar el pao de Rohan y los Dunledinos tratan de cortar el camino del norte entre Gondor y toda Eriador. Esto dejaria aislado todo el sur y seria imposible enviar refuerzos en caso de guerra desde el norte. Lo que no se es quien puede star detras de este esfuerzo del enemigo. Mas aun estando tan cerca el anillo de Isengard. Y no olvidemos que en esa antigua fortaleza de Gondor habita ahora Saruman el blanco. Cabeza del concilio y lider de mi orden. -Yo me encojo de hombros tras oir al señor mago y digo. -No me importa quien puede estar detras. Ese no es nuestro problema. Nuestro problema es descubrir como nos vamos a colar ahi dentro para cazar a nuestro objetivo. -¿Que?, -interviene de nuevo el señor enano. -¿No te ha gustado mi plan?. -Y yo rio ya sin poder contenerme pero no respondo al señor enano. Entretanto, el tiempo va pasando y, al fin, el señor verde regresa con su informe. Y claro, aparece entre nosotros de repente y sin avisar. Tras recuperarnos de la aparicion del señor verde, todos escuchamos su informe. -Ahi dentro hay al menos unos cien dunledinos. Y si, judgando por la descripccion que tenemos, el jefe de todos ellos parece ser nuestro objetivo. No he visto ni una sola mujer o niños. Es, sin duda, un campamento militar. Y otra cosa. Nuestro objetivo parece tener una escolta constante de estos nuevos semi orcos. -Y, tras oir al señor verde, todos observamos con renovado interes la fortaleza enemiga. Y, mientras nos decidimos, comienza a anochecer.

off-topic(importante)

Bien me pego una vuelta para darle estos avisos que debemos tener en cuenta todos, a partir de ahora:

- El narrador, a partir de ahora, será Delior...puesto al interés y entusiasmo que ha puesto en la partida ultimamente.
-Las narraciones solo saldran los sabados, asi , los jugadores podran pensar bien en sus acciones (tienen varios dias durante la semana).
-Tratar de que las acciones no modifiquen las futuras narraciones...(ej: si el master dice "llegan hasta Rivendel, es porque llegan hasta Rvendel y no hasta la comarca " ) esto es para no interrumpir en la trama principal del master.
(la ultima accion de Ulbar NO biene al caso, porque YO le di las indicaciones de la trama de la historia )
-Tratar de no llevar sus acciones mas alla de sus pjs correspondientes (ej: si yo escribo "Entonces me lanzo al ataque con mi espada, a mi lado estava Entaguas quien usaba su daga y no su arco esta vez")... esto es para no modificar las actitudes o el caracter de otro personaje, en fin, para no perjudicar a otro pj)
-Meditar bien las acciones antes de postearlas (esto va para todos, incluyendome), no hagamos cosas de las que despues podamos arrepentirnos, a menos que este totalmente planeado y vaya de acuerdo al caracter del personaje.


Bien eso es todo por ahora...
Saludos!

NARRACION

Luego de la llegada de Aravir, el grupo nuevamente está completo. Los Gemelos se mantienen alejados y a cubierto en el extremo contrario del bosquecillo, amplio y cuyos árboles son espaciados y no muy frondosos. Gandalf siente que el grupo y no los caballos a su cuidado son su atención en este momento. Sosteniendo las riendas de los animales, tira de ellas hasta el árbol más cercano y las amarra cuidadosamente. Los animales no sienten el cambio y se dedican sin éxito a tratar de mordisquear las piñas en el suelo a su alrededor. Comienza pacientemente a reunir a todo el grupo, y con gesto ceñudo indica silencio en voces y movimientos; los dunledinos están demasiado cerca y alrededor para cometer semejante desatino. El Mago, al notar la falta de los hermanos, le indica a Aravir que los llame. El montaraz lleva sus dedos a la boca y los silbidos, muy semejantes al cantar de los pájaros, surcan el aire sin temor hasta ellos; se ve a lo lejos como se yerguen ligeramente sobre los estribos de sus cabalgaduras para oír, y luego, sin ruido se acercan hasta reunirse con todos.

Gandalf habla al grupo y pide a Brosovich que se mantenga por delante de ellos como centinela para prevenir cualquier sorpresa

GANDALF: Aravir, ya sabes como es la cosa. Al que buscamos está en esa fortificación.

ARAVIR: (A todo el Grupo) Como ya le conté a Ulbar, yo encontré a la dunledina y le di muerte. Se que ella me indicó como a ustedes la ubicación de quien buscamos, pero si tengo una duda: Ella dijo donde se encontraba pero no nos dio su descripción.

Las caras de todos cambian de un momento a otro, Brosovich interviene diciendo que Aravir tiene razón, que los semiorcos pueden acompañar un señuelo, al terminar de decir esto la fría presencia de brosovich deja de sentirse, Ulbar mira a Entaguas y lo increpa “ella hablo, pero nosotros no preguntamos como era”, Gandalf mira a Findon como diciéndole que cuente nuevamente lo que el había visto luego de la batalla de los vados. Findon mirando a Gandalf interviene diciendo que el había visto a una pequeña compañía de dundelinos que corrían como si algo o alguien los persiguiera o como que si sus vidas estuvieran en peligro. No se cuantos eran en total por que se movían muy compactamente como para que los que los persiguieran no supieran su numero, creo que si, saben que buscan a alguien pero sin la descripción creo que no podemos tomar por asalto la empalizada como dice el señor enano. Un gruñido se siente, todos miran a Miquel y este comienza a maldecir a la dunledina. Gandalf mira a todos y con una voz resuelta dice que en esas condiciones las posibilidades de éxito son mínimas, más aun sin saber quien es el dunledino traidor.

A medida que se va conversando el tema, se dan cuenta que ya es media tarde, Aravir pregunta a Fararwyn si hay algún refugio cercano a ese sector. Fararwyn le responde que no, ninguno. Ante el gesto de sorpresa del montaraz, ella replica diciendo que lo obvio ahora es buscar refugio e información.



NOTA: descripciones
• Un día para capturar a la dunledina
• Cinco días desde la aldea hasta la fortificación dunledina

Nota del Narrador: en tiempo, aproximadamente son las cinco de la tarde, los posteos son individuales y ahora las decisiones de que se hace son personales.

Acción

Gandalf reunió al grupo y nos habló. Aravir tubo una duda sobre a cual de aquellos dundelinos era el nuestro. Yo digo mi opinión.
- ¿Descripción? ¿Acaso necesitamos descripción? ¡Bah, bueno! Se supone que será el jefe. Aquel al que protegen. No creo que sea uno más entre los soldados, no tiene mucho sentido.
- Quizás sea solo para despistar- dice Aravir.
- Bah, para despistar... ¡son unos hombres salvajes que se cortan las uñas con piedras, acompañados de unos orcos cuyo cerebro está formado por paja! ¡No son grandes reyes con dotes estratégicas del reino de Númenor!
Ulbar me increpa aún así un poco desconfiado. Solo Miquel parece estar de acuerdo conmigo. Deberíamos de asaltarles ya sin ningún tipo de retraso. Pero no todo el grupo parece ser de nuestra opinión.
En ese momento, fararwyn nos propone buscar refugio. No me parece una idea descabellada, pero no me parece correcta.
- No creo que convenga buscar refugio. Les perderíamos la pista. Subámonos a unos árboles, acampemos cerca del campamento... no debemos de perderles de vista.
En ese momento una idea cruza mi mente. Como si una antorcha se iluminara en una inmensa oscuridad. Perfecto. Llamé al señor verde. Realmente habíamos estado desaprovechando sus dotes de espionaje.
- ¡Señor fantasma!
- Creíais que me llamábais señor verde- dijo apareciendo trás de mí, con una carcajada que heló el ya de por sí gélido ambiente.
- Ve al campamento dundelino. Eres el único de nosotros que puede pasar desapercibido. Averigua cuál es nuestro dundelino... ¡Espera, un momento!
Con mi vista élfica, parece ser que un pequeño grupo de dundelinos, una docena, se acercaban. Acababan de salir del campamento. Hasta ahora parece ser que habíamos pasado desapercibido para ellos. A la cabeza de ellos, iba un dundelino, fuerte y barbudo, mejor armado que los demás.
- Ese debe ser nuestro hombre...- les digo al resto del grupo- quizás debamos atacarle ya.. no, sería insensato sin asegurarnos de que es nuestro hombre... ¡señor verde, espíasle, parece que hablan! ¡Escondámonos!
Nos subimos a los árboles. Las voces roncas de los dundelinos ya empiezan a resonar por todo el valle. Desde nuestra posición no les escuchamos muy bien. De repente, el señor verde aparece ante nosotros de improviso, y Aravir casi se cae del árbol del susto.
- Es nuestro hombre- nos dice- para asegurarme he recorrido en un momento el campamento.
- Joder, eres más rápido que un meara...- dice Gandalf al señor fantasma.
- El jefe, el que va a la cabeza es nuestro hombre- continúa el señor verde- parece ser que han salido a cazar, pero parece ser que están huyendo. En el campamento han dejado unos impostores. Es el que nos mandaron en Rivendel, todo concuerda por lo que les he oído decir a ellos y en el campamento...
- ¿Pero cómo puedes estar tan seguro?- dice la dama fararwyn.
- ¡Ahora no es el momento!- interrumpe ulbar- ¡Se acerca!
Los dundelinos ya están cerca. Es el momento justo para emboscarles.

Acción

- ¡Ahora no es el momento!- interrumpe ulbar- ¡Se acerca!
Los dundelinos ya están cerca. Es el momento justo para emboscarles

- Debemos actuar raudos.-nos avisa Gandalf
- Por supuesto, y sin supervivientes- añado yo.
-¡No!- dice el mago-. El jefe bárbaro es de vital importancia, no debe sufrir daño alguno.
-Ya lo sé, solo probava a ver si cambias de opinion.
-¡Atent...!- empieza a decir Aravir.
Ya he saltado del árbol.
Los demás compañeros me siguen, excepto los arqueros. Con las flechas de Findon y Entaguas cubriendonos, atacamos al enemigo, el primero a acercarse a mi es el mismisimo jefe al que buscamos. No puedo permitir que me mate pero tampoco puedo matarle. Infravalorándome, el dunlendino me ataca con su vieja pero afilada espada con un movimiento en diagonal hacia abajo. Paro el golpe y desvio la espada hacia un lado, al tiempo que doy un vuelta completa y le golpeo en toda la sucia cara con lo plano del hacha. Cae al suelo inconsciente.
Otro hombre de gran estatura se abalanza sobre mi, un flecha surca los cielos y se claba en el ojo del individuo. Ha sido Entaguas. Ulbar se me acerca por detrás y me da un golpecito en la cabeza.
- ¡Vamos, señor enano, que ya llevo dos!
"Vamos, señor enano, que ya llevo dos"...¡bah!...Cuando le pille a solas....
Las flechas agotan las existencias de dunlendinos, pero me sorprendo al ver que cesan su silbido.
Me giro y veo a otra media docena detrás de los árboles, Entaguas les dispara flechas, igual que Aravir y Delior. Pero Findon no. Él dispara contra unos pocos barbaros que huían de nuestras garras, no lo consiguen.
El gran dunlendino ronca sonoramente en medio de sus hombres muertos, le escupo en la cara y me alejo de él mientras le levantan.

Acción

El capitan dunledino yace en medio de un monton de cadaveres. Yo sonrio pues hemos sido rapidos y letales. El señor verde se eleva por encima de nosotros y, tras comprobar el terreno a nuestro alrededor, nos dice. -No nos han oido. No detecto ningun movimiento. -¡Muy bien!. -Digo yo. -Vamos, que alguien me ayude. -Y entre el señor elfo, el señor Arnoriano y yo, arrastramos al dunledino hasta donde tenemos a los caballos. Tras atarlo de pies y manos, lo subimos a la grupa del caballo de Entaguas y el señor elfo nos dice. -¡Pues vaya carga que me ha caido encima!. -Eres el mas ligero de todos nosotros. -Le explico yo- y si cuando despierte este imbecil intenta algo, le vuelves a sacudir para que no moleste. -Y hasta nosotros llega la risa del señor enano. -¿Despertarse?. ¡Tranquilo, tardara un buen rato en lograrlo!. -Y todos sonreimos al oir al señor enano. Con el dunledino ya en la grupa del caballo del señor elfo, todos vamos montando en nuestros caballos. El señor enano sube a la grupa del mio y me dice. -Mantente cerca del caballo del señor elfo. Si el imbecil se despierta y da problemas, yo me encargo. -¡Es un alivio oirte, señor enano!. -Dice el señor elfo y yo añado. -Tranquilo, señor enano. No olvides que tenemos que entregar el paquete vivo. -Y todos oimos el gruñido del señor enano. En ese momento interviene el señor Arnoriano. -¿Y ahora que?, ¿mision cumplida?. -No del todo. -Le responde el señor mago. -Todavia nos falta entregarlo en Rivendel. -Entonces. -Digo yo mirando al señor mago. -¿A que esperamos?. -Y el señor mago sonrie y da dos ordenes. -¡Adelante!. ¡Al galope!. -Y todos salimos del bosquecillo galopando sobre nuestros caballos. En cabeza se situan nuestros montaraces uno al lado del otro. Tanto Aravir como Findon conocen perfectamente el camino que debemos seguir. Tras ellos, cabalgan los dos hermanos de Rohan. El señor de Rhun lo hace junto al señor mago y el señor enano y yo, lo hacemos al lado del señor elfo. Y el señor enano, de vez en cuando mira al dunledino que rebota como un fardo en la grupa del caballo de Entaguas. Y tras un rato me dice. -¡Cuantos problemas nos ha dado este desgraciado!. -Pero no soy yo el que le responde. Por un instante, tanto el señor enano como yo sentimos un ya familiar escalofrio y el señor verde dice. -¿Problemas?, no se. Yo me he divertido bastante. -¿Seguro?. -le digo yo al señor verde. -Creo recordar que todavia no has solucionado tu problema con la bebida. -El señor verde me mira y me replica. -¿Ah, soy yo el que tiene problemas conla bebida?. -¡Claro!. -Le contesto yo. -Estas muerto y no puedes beber. ¡Y eso si es un problema muy grave! -Y tanto el señor verde como el señor enano como yo reimos mientras cabalgamos hacia el norte. Cabalgamos sin descanso durante el resto del dia hasta el anochecer. Cuando ya el so se pone y nos es imposible proseguir, el dunledino se despierta tras un gemido. Entre el señor elfo y yo lo bajamos de la grupa del caballo y cuando esta sentado en el suelo, todavia atado, el señor enano se le acerca. Empuña su hacha y, sonriendo, le dice. -¿Te gusta?. Ya has visto lo que es capaz de hacer. Si nos das algun problema, creeme. No dudare en emplear su filo.- El dunledino mira con odio al señor enano y replica. -¿A donde me llevais, perros?. -Y yo sonrio al oir el insulto y digo. -Procura no hablar a menos que se te dirija la palabra. Y nuestro destino no es asunto tuyo. No me hagas olvidar que eres un prisionero. No estoy de humor para aguantar tus insultos. -Y el señor Arnoriano se me acerca en ese momento. Se inclina sobre el dunledino y, tras comprobar la fuerza de las ataduras del prisionero, rasga un trozo de su capa y le amordaza la boca. -Listo. -Añade sonriente mirandos al señor enano y a mi. -Solo se la quitaremos cuando le toque comer y beber. -Tras establecer turnos de guardia, todos descansamos esa nochesin que se produzca ningun incidente. Al amanecer, todos estamos ya en pie y listos para proseguir nuestro viaje. Durante diez dias cabalgamos sin interrupcion. Hasta que al atardecer del decimo dia, ante nosotros aparecen las ruinas de Thabard. Todos el terreno alrededor del vado esta inundado. Sobre las pestilentes aguas estancadas, se alzan las ruinas de los dos castillos gemelos que protegian el puente sobre el Agua gris. Y alrededor de estos castillos, tan solo quedan algunos muros medio derruidos. Esto es todo lo que queda de la antaño orgullosa ciudad de Cardolan. Tanto Aravir como Findon contemplan con cierto gardo de tristeza el paisaje. Y Aravir dice. -Mucho hemos perdido a traves de los largos siglos de guerra. Pero esto, es quiza lo peor de todo. Aquí fue donde golpeo con mas fuerza la terrible plaga que asolo todo el norte. Familias enteras morian en sus casas sin que nada pudieran hacer. -Cierto. -Añado yo. -En Gondor murieron por la enfermedad hasta el Rey Telemnar y todos sus hijos. Tambien fue una epoca terrible en Osgiliath.¡Pero escucha!- Añado con una sonrisa feroz . No importa lo fuerte que nos golpee el enemigo. ¡Siempre devolveremos el golpe!. Y sera asi hasta que solo uno de los dos bandos quede en pie. Y supongo que sabes quien sera el que logre la victoria al final. -Y Aravir sonrie de una manera parecida a la mia y añade. -La sangre de los hijos del Oessternesse es demasiado fuerte para permitir la derrota. ¡No importa lo que nos cueste!. La oscuridad sera contenida y tarde o temprano llegaran tiempos mejores. -Sera mejor que acampemos. -Nos dice Findon. -Pronto oscurecera. Y mañana tendremos un dia ocupado vadeando el Agua gris.

Acción

( ya cansados todos con la cabalgata y mas aun yo mis parpados se caen por si solos veo como todos estan casi igual, pero se que no es el tiempo aun para descanasar y en un rato de que todos estan distraidos, salgo silenciosamente del pequeño campamento improvisado, pero se que no es el momento veo la silueta verde del señor verde que esta conversando con gandalf y salgo, veo que nadie me siga y ya a un rango prudente subo a masul y a todo galope para que la noche sea mi sombra y para que los enemigos solo escuchen mi cabalgata)

(ya al amanecer veo como partes de los bosquesitos an sido quemados o talados, pero espero llegar luego a algun ppuesto de vigia que exista por el sector para prober que cuando llegen mis camaradas con el prisonero, podamos descansar tranquilos y seguir nuestra mision)

Acción

Será mejor que acampemos -sugerí. Todos parecieron estar de aceuerdo, y montamos un pequeño campamento. Estabamos en las proximidades de las ruinas de Tharbad. Con tristeza recordé cómo mis antepasados murieron a causa de la gran plaga, obra de... dejé de recordar al darme cuenta de que apretaba los dientes con furia. Sacudí la cabeza y quité la montura a mi caballo para tener algo que sirviera de almohada. No era capaz de dormirme, a causa de alguna extraña razón. Vi cómo una figura se erguía del suelo y se encaminaba hacia su caballo. No importaba, sería alguno de mis compañeros. Me dormí y me despertó un sonido. El prisionero se revolvía, y esto había despertado a gran parte de mis compañeros. Me acerqué al dunlendino y le miré con indiferencia. Luego fui a lavarme la cara y me senté junto a las brasas del fuego, esperando que mis compañeros se despertaran.

Acción

La batalla contra los Dunledinos fue rapida... en gran parte, el señor enano y Ulbar se encargaron de ellos. Por fin, ya teniamos a nuestro prisionero... difinitivamente un gran alivio.
Lo primero que hice fue sacar un pedaso de mi capa y tapar la boca del prisionero... asi no intentaria gritar ni mucho menos insultarnos.
La marcha continuo durante varios dias... hasta nuestra llegada a Tharbard... Si, no eran mas que las ruinas de un antiguo poderío. Una hermosa ciudad, cuyas ruinas estaban desplegadas encima del agua pestilente y estancada.
La nostalgia se apoderó de nuestros corazones, el de los hombres de Arnor y Gondor. Mas que todos, podiamos comprender la perdida de aquel lugar. Pero alli estaba Ulbar, dandonos el apoyo a mi y a Findon... y tenia razon, simpre podemos levantarnos y dar un golpe mas fuerte al nemigo, siempre hay esperanza... y seguramente la habia para el olvidado reino.
Nos detuvimos alli para acampar, durante la noche, sentí que el prisionero se movia demasiado... me levanté rapidamente y le di una fuerte patada en el rostro... se quejó durante unos minutos pero luego se quedó en silencio...mas que nada porque algunos de mis compañero comenzaban a levantarse enojados por el ruido, y de seguro el Dunledino no querria una dosis de patadas en grupo.
Luego me fui a dormir... aunque solo fue un par de horas, el descanso fue reparador...me desperté y alli estaba Findon...
Findon estaba sentado cuidando de las brazas, me hacerque y me senté a su lado...
- Que ganas de beber algo caliente-
Sonreí un momento y mire las grises aguas que nos rodeaban...
-Ni lo sueñes... estas aguas harán que nos enfermemos, en el mejor de los casos...
Al mismo tiempo, Ulbar se levantaba mientras intentaba contener una carcajada .
-he oído que el ron calienta el estomago!-
Comence a reirme despues de eso. -Si, claro!....has oido!-
nuestras risas solo fueron acalladas por Findon...
-Ya, silencio... dejemos dormir al resto del grupo... a ver si ellos consiguen descanso en este lugar... que no nunca podré.

Nos mantuvimos en silencio un rato. Luego Findon nos preguntaba:
-Hey...donde está Delior?-
Yo lo mire algo serio y resignado.
-Ni su montura está... acaso podriamos confiar en un hombre como él...es decir , lleva mucho tiempo con nosotros...pero ya sabes..sigue siendo un hombre...del...
-Del este!?- exclamo Findon, repentinamente
Ulbar reia a carcajadas.
-Y recien te das cuenta!?... vamos no te creo,ni que estuvieras tan ciego!

Por un momento me distraje... miraba al horizonte y vi lo que parecia ser una luz muy debil, seguramente una fogata. Con rapidez, hice una señal a Findon, para que apagara nuestra fogata. El montaraz dio varios pisotones a las brazas.
Ulbar se subio a lo alto de unas ruinas que parecían pertenecer a una antigua torre. Observó con cuidado para no ser visto.
- No son tantos... como unos cuatro... son pequeños, pero estan muy lejos... podrian ser trasgos o medianos...la verdad no se puede distingir desde aqui... hay acercarse un poco mas- Nos dijo el gondoriano mietras miraba directamente a los desconocidos.
Sin mas palabras... tomé mi arco y findon el suyo...Ulbar desenvainó su espada y fué a la cabeza de la expedicion... el resto seguía dormido. Nosotros no dejariamos que cualquier individuo pisara este lugar, que alguna ves nos perteneció. Era nuestro deber como hombres del oeste.