Maedhros
Raza o especie: Elfo Noldo.
Nacimiento: Valinor, Edad de los Árboles.
Muerte: Beleriand, 587 de la Primera Edad.
Hermanos: Maglor, Celegorm, Curufin, Caranthir, Amrod y Amras.
Grupos: Casa de Fëanor, Unión de Maedhros.
Objetos: Silmaril.
Localizaciones: Himring, Frontera de Maedhros.
Maedhros fue el mayor de los siete hijos de Fëanor y Nerdanel, y, por consiguiente, el hermano mayor de Maglor, Celegorm, Curufin, Caranthir, Amrod y Amras.
Su padre le dio el nombre de Nelyafinwë (Quenya, “Tercer Finwë”). Su nombre materno fue Maitimo (Quenya, “Bien Formado”) pues se dice que era hermoso de cuerpo. Entre sus hermanos y demás parientes era conocido por el sobrenombre Russandol (Quenya, “Cabeza de Cobre”) a causa del color cobrizo de sus cabellos, que (junto con sus dos hermanos menores, Amrod y Amras) había heredado directamente de su madre y del padre de esta, Mahtan. Sin embargo, el nombre por el que más comúnmente se le recuerda en las crónicas es su nombre en lengua Sindarin, Maedhros (algunas fuentes escrito Maedros, Maidros, o Maidhros), que traduce a la lengua de los Elfos Grises los primeros elementos de su nombre materno (Quenya maiti > Sindarin maed) y de su sobrenombre (Quenya russa > Sindarin ross).
En las primeras menciones que de él se hace en las crónicas de los Días Antiguos se cuenta cómo (junto con sus hermanos) abandonó con su padre la ciudad Tirion para compartió con él sus años de destierro en Formenos; cómo fue él quien, cuando Morgoth mató Finwë y robó el Silmaril, llegó a Taniquetil a la cabeza de sus hermanos e informó de los hechos a Manwë y a Fëanor; y cómo, junto con sus hermanos, pronunció tras su padre el terrible Juramento de Fëanor y partió con él hacia la Tierra Media en persecución de Morgoth. Así, atrapado por el juramento y por la obediencia que a su padre debía, participó en los terribles actos que la locura vengativa de Fëanor desataría durante la Huída de los Noldor: la Matanza de los Hermanos de Alqualondë, y el abandono de los parientes en Araman y la posterior quema de los barcos.
Con la muerte de su padre tras la Dagor-nuin-Giliath al poco tiempo de llegar a la Tierra Media, Maedhros, a quien ahora correspondía el gobierno de los Noldor Exiliados, fue engañado con promesas de rendición y la entrega de uno de los Silmarils y capturado por Morgoth que, tal y como cuentan las crónicas lo colgó por la muñeca derecha en lo alto de un precipicio de Thangorodrim. Allí permaneció hasta la llegada de Fingolfin con las huestes que habían sido abandonadas en Araman, cuando Fingon, con la ayuda de Thorondor logró rescatarlo cortando la mano de la que estaba sujeto a la roca; y se dice que en adelante vivió para empuñar la espada con la izquierda más mortalmente de lo que lo había hecho con la derecha.
Como gesto de gratitud y de arrepentimiento por la deserción de Araman, Maedhros renunció a todo derecho al gobierno de los Noldor Exiliados en favor de su tío Fingolfin (padre de Fingon), que en adelante asumió el título de Rey Supremo de los Noldor en el Exilio. Esta circunstancia no fue muy bien recibida por sus hermanos, por lo que, con el fin de evitar nuevos enfrentamientos, Maedhros se trasladó al este con todos los seguidores de Fëanor y se instaló en la colina de Himring, estableciendo lo que se conocería como la Frontera de Maedhros.
Tras la grandiosa victoria de los Noldor en la Dagor Aglareb en el año 60 de la Primera Edad, quedó establecido el Sitio de Angband, del que las fuerzas de Maedhros y sus hermanos conformaban el flanco oriental, donde sus jinetes recorrían vigilantes la vasta y desierta llanura de Lothlann, al este de Ard-galen y al noreste de Himring.
Pero en el 455 de la Primera Edad la embestida de Morgoth y la subsiguiente batalla, conocida como la Dagor Bragollach, significó el final del largo Sitio y la caída de Dorthonion. La Frontera de Maedhros fue asaltada, y las fuerzas de Morgoth lograron abrirse paso a través del el Paso de Aglon, obligando a Celegorm y Curufin a huir y buscar refugio en Nargothrond. Pero la fortaleza de Himring resistió, y en ella encontraron refugio tanto los que habían huído de Dorthonion como Maglor y las fuerzas orientales. Mas se cuenta cómo los Orcos huían ante la cara de Maedhros, pues el recuerdo del tormento sufrido en Thangorodrim hacía de él un adversario temible, de modo que logró cerrar nuevamente el Paso de Aglon. Aunque terminada la Dagor Bragollach, en adelante la guerra no cesó en el norte.
La hazaña que en los años siguientes llevaran a cabo Beren y Lúthien hicieron ver con claridad a Maedhros que Morgoth no era invencible, pero que, si le daban tiempo, terminaría por destruirlos a todos uno por uno, a menos que se formase una nueva alianza y se estableciera un consejo común. Así pues, 18 años después de la derrota en la Dagor Bragollach, Maedhros puso en marcha los planes para establecer lo que se conocería como la Unión de Maedhros. Pero el Juramento y las atrocidades que de éste habían resultado jugaban en contra de sus designios. Orodreth se negó a enviar fuerzas desde Nargothrond debido a la conducta de Celegorm y Curufin tras la partida de Finrod en ayuda de Beren. Por su parte, atados por el juramente, Maedhros y sus hermanos habían exigido a Thingol de Doriath la devolución del Silmaril rescatado por Beren y Lúthien, provocando la cólera del Rey (cuyo amor por los hijos de Fëanor era ya escaso debido a la Matanza de Alqualondë). Aún así, Maedhros contó con la ayuda de los Enanos de las Montañas Azules y con la alianza de los últimos Hombres que habían llegado a Beleriand, los Orientales de los Pueblos de Bór y de Ulfang. En el oeste, Fingon (ahora Rey Supremo de los Noldor tras la muerte de Fingolfin) y los hombres de la Casa de Hador contaron además con la ayuda del Pueblo de Haleth, llegado de Brethil, y los elfos provenientes de las Falas. Incluso a Gondolin llegaron noticias de los preparativos de Maedhros.
Y aunque las maniobras de Maedhros lograron expulsar a las fuerzas de Morgoth del norte e incluso Dorthonion quedó libre durante algún tiempo, su precipitación sólo sirvió para advertir a Morgoth del levantamiento que se preparaba entre los Elfos y sus aliados, lo que le permitió prepararse y enviar espías y traidores entre ellos. Así, cuando en el 472 de la Primera Edad, Maedhros y Fingon estaban prestos para lanzar su ofensiva contra Angband, las maquinaciones de Morgoth se pusieron en marcha retrasando el encuentro de las huestes orientales, comandadas por Maedhros, y las occidentales, bajo el mando de Fingon (y Turgon, que había salido por sorpresa de Gondolin a la cabeza de las tropas de la Ciudad Escondida); y llevando la traición entre los que se suponía eran aliados, pues los Hombres de Ulfang atacaron la retaguardia de las huestes de Maedhros y, junto con las propias fuerzas de Angband y la ayuda de otros orientales convocados a escondidas por Ulfang, desmoronaron casi por completo el ejercito oriental y obligaron a los supervivientes a retirarse en dirección al monte Dolmed. Fue esta la Nirnaeth Arnoediad, la Batalla de las Lágrimas Innumerables, que supuso el fin de la Unión de Maedhros y la destrucción de los últimos reductos del cerco que había constituido el Sitio de Angband.
Se dice en las crónicas que Maedhros y sus hermanos, y los restos de los que habían seguido a Fëanor llevaron en adelante una existencia salvaje en los bosques de Ossiriand, mezclándose con los Elfos Verdes. Pues la Frontera de Maedhros ya no existía, el Paso de Aglon estaba repleto de Orcos, y la fortaleza de Himring guarnecida con fuerzas de Morgoth.
Perdida ya toda esperanza de derrotar a Morgoth y recuperar de los Silmarils que adornaban su corona, con el paso de los años los pensamientos de los hijos de Fëanor se volvieron la única posibilidad que les quedaba de volver a ver una de las joyas de su padre. Pues se decía que en Doriath regía ahora Dior, hijo de Beren y Lúthien, y que en su cuello lucía abiertamente el Silmaril que sus padres habían arrebatado a Morgoth. Por tanto, en el 505 de la Primera Edad los hijos de Fëanor celebran consejo y algunos hablaron de asaltar Doriath y recuperar lo que por derecho les pertenecía, pero Maedhros contuvo a sus hermanos y envió mensajes reclamando la joya de su padre. Ante la falta de respuesta por parte de Dior, Maedhros terminó por ceder, y los hijos de Fëanor asaltaron Doriath de improviso en pleno invierno, dando lugar a la Segunda Matanza de los Hermanos. En el asalto Dior perdió la vida, mas no antes de dar muerte a Celegorm, Curufin y Caranthir. Mientras tanto, Elwing hija de Dior, escapaba con el Silmaril entre los refugiados que abandonaban Doriath y buscaban refugio en los Puertos del Sirion. Se cuenta en las crónicas cómo los vengativos sirvientes de Celegorm se apoderaron de los dos hijos menores de Dior (Eluréd y Elurín), abandonándolos en los bosques para que murieran de hambre, y cómo Maedhros, arrepentido, los buscó en vano durante largo tiempo.
Seis años más tarde (512 P.E.) llegaron nuevas a los restantes hijos de Fëanor de que el Silmaril se encontraba en los Puertos del Sirion; mas, en un primer momento, Maedhros, arrepentido del mal que habían hecho en Doriath, renuncia al Juramento. Durante 36 años el Juramento pareció olvidado, pero el tormento de su incumplimiento terminó por prevalecer, y nuevamente Maedhros opta por enviar mensajes exigiendo el Silmaril. Recibió la negativa de Elwing y de todo el pueblo de refugiados de la desembocadura del Sirion, pues sentían que la bendición de la joya recaía ahora sobre casas y barcos y los curaba de las miserias vividas. Así, nuevamente arrastrados por las palabras que tantísimo tiempo atrás habían pronunciado, los hijos de Fëanor destruyeron los puertos en la Tercera Matanza de los Hermanos, y, nuevamente también, el Silmaril se les escapó de las manos en el último momento cuando Elwing, en su huída, se lanzó al mar con la joya al cuello y la llevó hasta Eärendil. Pero esta vez Maedhros no permitió que los hijos de Eärendil y Elwing sufrieran el mismo destino que los hermanos de ésta, de modo que se hizo cargo de los jóvenes Elrond y Elros y cuidó de ellos.
Y se cuenta cómo, cuando Vingilot se elevó por primera vez en el cielo y Maedhros contempló la luz que Eärendil lucía en la frente comprendió que se trataba del Silmaril que como una señal brillaba ahora en el Occidente. Y fue ésta la señal de la inminente derrota de Morgoth, pues los Valar enviaron a Eönwë a la cabeza de un ejército para enfrentarse a él, y así se desató la que sería recordada como la Guerra de la Cólera. Larga fue la guerra, pero al final, derrotadas todas sus fuerzas, Morgoth fue hecho prisionero por Eönwë, y éste separó los dos Silmarils que aún adornaban su corona.
Y narran las crónicas que, arrastrado una vez más por el Juramento, aunque fatigado y lleno de aversión, Maedhros estaba dispuesto a un último intento desesperado de recuperar las joyas de su padre, y convenció a Maglor (dispuesto ya a aceptar las consecuencias del quebrantamiento del Juramento antes de causar más daño), y juntos se infiltraron a escondidas en el campamento de Eönwë y matando a los guardias se hicieron cada uno con una de las joyas y escaparon (pues Eönwë así se lo permitió). Pero las joyas les quemaban la carne, pues, debido a todo el mal a que el Juramento les había empujado, sus manos ya no tenían derecho a los Silmarils, de modo que lleno de angustia y desesperación Maedhros se arrojó a una gran grieta ardiente.
Y así pereció el mayor de los hijos de Fëanor, arrastrando a las profundidades de la tierra una de las joyas que lo habían arrastrado a él y a sus hermanos a pronunciar el Juramento que había marcado toda su amarga existencia.