Raza o especie: Hombre
Nacimiento: 472 PE
Casado con: Idril Celebrindal
Hijos: Eärendil
Objetos: Dramborleg
Otros nombres: Eladar (en Sindarin, “Padre de la Estrella”) y Ulmondil (en Quenya, “Amante de Ulmo”)
Adan de la Casa de Hador, hijo de Huor y de Rían, esposo de Idril Celebrindal y padre de Eärendil. Nacido en el año 472 de la Primera Edad, se cuenta que fue el primero de los Hombres en ser contado entre los Eldar. También fue llamado Eladar (cuyo significado en Sindarin es el de “Padre de la Estrella”) y Ulmondil (del Quenya, cuyo significado es el de “Amante de Ulmo”).
Cuenta la leyenda que Tuor nació antes de que terminara el Año de la Lamentación (en el año 472 P.E.) en las tierras cercanas al Lago Mithrim porque su madre había partido en busca de noticias de su esposo Huor ya que había partido a la Nirnaeth Arnoediad y había pasado mucho tiempo sin que supiera nada de su suerte. Por ello decidió acudir sola al descampado para enterarse de lo ocurrido y allí habría muerto de no haber recibido la ayuda de los Elfos Grises que aún vivían en aquella región. Tras dar a luz a su hijo pidió a los Elfos que cuidaran de él y que le llamaran Tuor pues este era el nombre que su padre esperaba para su hijo, y antes de partir dijo a los Elfos que su hijo habría de ocupar un lugar de gran importancia en la historia y que por ello habrían de mirar por él con gran cuidado. Sin embargo un tal Annael, único de entre su pueblo en regresar de la Nirnaeth, le dijo a Rían que su esposo había caído en la batalla y que su cadáver estaba enterrado en un gran túmulo levantado por los Orcos. Se dice que entonces Rían, desesperada, se dirigió a Anfauglith y se tendió al lado del túmulo para morir de pena poco después.
Tuor por tanto quedó huérfano al poco de nacer, pero Annael y sus compañeros lo acogieron y educaron como si de su propio hijo se tratara, y el niño de tez blanca y rubios cabellos se hizo alto y fuerte (de hecho se dice que fue el más alto de todos los Edain de esta época) y con el paso de los años adquirió la sabiduría de los Elfos, y se decía que se parecía a los Príncipes de los Edain.
Con el paso de los años la vida en la región de Mithrim se hizo cada vez más peligrosa porque Morgoth envió a los Orientales a esta tierra y entre ellos iban muchos Orcos que daban caza a los Edain y a los Elfos que allí permanecían. Por ello Annael, en el año 488 P.E., reunió a Tuor y a los suyos para encaminarlos por la Puerta de los Noldor para así dirigirse a las Desembocaduras del Sirion, donde podrían vivir bajo la protección de Círdan. Mas cuando los Elfos abandonaron las cavernas en que vivían cayeron en una emboscada y Tuor fue hecho prisionero por los Hombres de Lorgan, quien al enterarse de la Casa a la que pertenecía lo trató con suma crueldad. Durante tres años tuvo que soportar la esclavitud, y en el año 491 P.E. aprovechó una oportunidad para escaparse, convirtiéndose en un proscrito muy peligroso que durante cuatro años sobrevivió en Mithrim dando muerte a muchos Orientales y Orcos, que desde entonces le temieron y le evitaron.
Pero Tuor lo que en realidad quería era encontrar la Puerta de los Noldor pues sabía que los días como proscrito acabarían algún día de mala manera con él. Sin embargo no lograba encontrar el camino secreto y fue entonces cuando Ulmo le escogió como instrumento para sus designios y despertó en el corazón del hijo de Huor un gran deseo de abandonar estas tierras, y por ello se dirigió a la planicie de Dor-lómin y desde allí se encaminó hacia el oeste en dirección a las montañas cercanas a la costa del mar. Durante este viaje Tuor se encontró con dos Noldor, Gelmir y Arminas, que le mostraron el camino a la Puerta de los Noldor con lo que Tuor atravesó el camino que el pueblo de Turgon construyera años atrás y gracias al cual llegó a Cirith Niniach, la Grieta del Arco Iris, llegando por fin a Nevrast, donde se enamoró al contemplar el ancho mar, y se dice que de todos los Hombres fue Tuor el primero en verlo.
Durante un tiempo vivió en esta región y un deseo y una inquietud por los dominios del Rey del Mar le crecía en el corazón día a día, hasta que cuando llegó el otoño vio algo que le pareció una señal: siete cisnes que volaban hacia el sur. Tuor siguió el camino que le marcaban las aves y llegó a las estancias de Vinyamar y al entrar en el recinto descubrió las armas que Turgon dejara allí muchos años atrás por orden de Ulmo. Tuor se vistió con la cota y el yelmo, y cogió el escudo y la larga espada, y de cada cisne tomó una pluma que colocó en la cresta de su yelmo, y armado con estas magníficas armas se encaminó a la playa. Fue entonces cuando Ulmo se le presentó y le ordenó que buscara el Reino de Gondolin pues en Tuor estaba depositada la única esperanza de salvación para Hombres y Elfos, y para que cumpliera esta misión le dio una capa que le ocultaría de los ojos enemigos. Tuor aceptó la misión del Vala y a la mañana siguiente se encontró con Voronwë, que había sido salvado de la furia de Ossë por el Rey del Mar (y que era el único superviviente de entre todos los mensajeros enviados por Turgon al Oeste para pedir la ayuda de los Valar). El hijo de Huor contó a Voronwë la misión impuesta por el Vala y éste aceptó guiar a Tuor hasta el Reino Escondido.
Por muchos peligros pasaron los intrépidos aventureros y en la crueldad del invierno a punto estuvieron de sucumbir. Durante el largo y duro camino se encontraron con el rastro de la devastación de Glaurung, con numerosas patrullas de Orcos e incluso cruzaron su camino con el de Túrin, pariente de Tuor, y en el resto de sus vidas nunca más se volvieron a ver. Finalmente, y aún en el año 495 P.E. (después de la destrucción de Nargothrond) llegaron a las Puertas Guardadas y la guardia los tomó prisioneros pues se habían violado las leyes del reino al haber guiado Voronwé a un hombre mortal hasta el Reino Escondido. Tuor fue conducido a través del Orfalch Echor a través de las Siete Puertas y llevado ante la presencia de Echtelion donde dejó que todos vieran las armas que tomó en Vinyamar, y se dice que de su interior surgió la voz del Vala Ulmo pidiendo audiencia con el Rey Turgon. Todos quedaron asombrados y ahora nadie tenía dudas de que este hombre era en realidad un enviado del Rey del Mar y por ello fue conducido a la presencia del Rey. Allí el poder del Vala se manifestó de nuevo y de boca de Tuor salieron de nuevo las palabras de Ulmo.
Tuor advirtió a Turgon de que la Maldición de Mandos caería pronto sobre Gondolin y le conminó a que abandonara la ciudad para dirigirse por el Sirion al mar, donde el Vala tenía poder para protegerlos. Pero por aquel entonces Turgon se había vuelto orgulloso en exceso y consideraba su ciudad inexpugnable para cualquier enemigo que osara atacarla y por ello desoyó los consejos del Señor de las Aguas. De todos modos Turgon ordenó cerrar las Puertas de las Montañas Circundantes y Tuor se vio obligado a permanecer en la ciudad pues ahora nadie podía salir de allí bajo ningún concepto. Los años pasaban y durante este tiempo aprendió mucho de la ciencia y el saber de los Eldar, y se hizo aún más poderoso de lo que ya de por sí era, y sucedió que Idril, hija del Rey Turgon, volvió su corazón hacia él y entre ambos surgió el amor. Ahora bien, Maeglin, sobrino del Rey, sentía cada vez más odio por el hijo de Huor pues su más profundo deseo era el de poseer a Idril a toda costa y a sus ojos el intruso se la había arrebatado y se elevaba cada vez más en los favores del Rey, que lo consideraba casi como a un hijo. Y así fue que en el año 502 P.E. Tuor desposó a Idril celebrándose una gran fiesta en la ciudad puesto que los habitantes amaban y respetaban al noble mortal, lo cual acrecentó aún más si cabe el odio de Maeglin, que ahora buscaba la venganza.
Al año siguiente nació Eärendil, el Medio-Elfo, y los días transcurrieron en paz durante varios años y la beatitud inundaba la ciudad, pero lo que nadie sabía es que Morgoth había capturado a Maeglin en el año 509 P.E., y que este había informado al Enemigo de la ubicación y de las defensas de la ciudad a cambio de que le concediera el señorío del reino y la posesión de Idril Celebrindal. Así sucedió que al año siguiente (en el 510 P.E.) Morgoth lanzó sus ejércitos de Orcos y lobos contra la ciudad en un inesperado ataque en el que también participaron los balrogs y numerosos dragones descendientes de Glaurung. Grande y triste fue en verdad la Caída de Gondolin y muchas hazañas llevaron a cabo los Eldar en defensa de su ciudad ese día. Pero no menos recordadas son las hazañas llevadas a cabo por Tuor pues se dice que con su hacha Dramborleg dio muerte a innumerables Orcos, que retrocedían y salían huyendo al verle esgrimir su poderosa arma, y con ella dio muerte a grandes capitanes del Enemigo como Balcmeg y Othrod, que sólo aparecen mencionados en los más antiguos escritos de los Sabios. Durante el saqueo de la ciudad logró salvar a Idril y Eärendil que habían caído en manos de Maeglin, y tras luchar con el traidor le dio muerte arrojándole por sobre las murallas de la ciudad.
Mas ya todo estaba perdido y no había esperanza alguna de resistir por más tiempo en la ciudad y por ello Tuor reunió los restos del pueblo de Gondolin que pudo encontrar y los guió por un sendero secreto que tiempo atrás había mandado construir su esposa Idril en previsión de una posible tragedia. Durante la huida perdió la vida el valeroso Glorfindel luchando contra un Balrog y su pérdida fue llorada amargamente por los exiliados, pero recibieron la ayuda de Thorondor y sus Grandes Aguilas y lograron finalmente descender al valle del Sirion y desde allí se dirigieron a la Tierra de los Sauces donde descansaron por un tiempo.
En el año 511 P.E. los exiliados conducidos por el padre de Eärendil se establecieron en las Bocas del Sirion uniéndose a las gentes de Elwing, hija de Dior. Allí vivieron y prosperaron con el paso de los años pues de la Isla de Balar llegaron los marineros de Círdan que se dedicaron a la fabricación de barcos y a surcar las costas siempre bajo la protección de Ulmo.
Los años pasaron y Tuor sentía cada vez más el paso de los años y una gran nostalgia por el mar que día a día crecía más y más y por ello, en el año 525 de esta misma Edad, construyó el navío Eärráme (“Ala del Mar”) y junto con su esposa Idril se hizo a la mar rumbo al Oeste, y desde entonces nada más se dice acerca de él o de su esposa en las Crónicas. Sin embargo algunos dijeron que finalmente fue admitido en la gloria del Reino Bendecido y que sólo a él se le concedió pertenecer a los Primeros Nacidos, uniéndose con los Noldor y quedando así desvinculado del destino de los Hombres.
Tuor por tanto cumplió con su destino y tal y como su padre Huor predijera de su descendencia vino al mundo la salvación de Elfos y Hombres, porque su hijo Eärendil logró llegado el momento que los Valar derrotaran a Morgoth en la Guerra de la Cólera, pero esta historia será contada en otro lugar.
Fuentes: