Beleg Cúthalion

Raza o especie: Elfo Sinda.

Nacimiento: Edad de los Árboles.

Muerte: 490 P.E.

Grupos: Exploradores de Doriath.

Objetos: Belthronding su arco, Dailir su flecha.

Otros nombres: Arcofirme.

Beleg Cúthalion

Beleg, un elfo Sinda de Doriath, es recordado como uno de los más intrépidos y valientes guerreros de la Primera Edad, reconocido principalmente por su epíteto Cúthalion, que en sindarin significa "Arcofirme" o "Arco Fuerte" (de cú, "arco", y thalion, "fuerte, intrépido"), siendo la palabra "beleg" en sí misma un término sindarin para "grande" o "poderoso".

Vasallo leal del rey Elu Thingol, Beleg sirvió como jefe de los guardianes de la frontera de Doriath. De gran estatura y figura atlética, era sumamente ágil y un experto cazador y explorador en los bosques, donde solía vestir con tonos verdes, grises y marrones para camuflarse. Su arma principal era su gran arco de tejo negro, Belthronding, que según se decía, solo él tenía el poder de tensar, y utilizaba una flecha llamada Dailir. Tenía un carácter a veces esquivo, pero destacaba por su profunda lealtad, especialmente hacia quien sería su más entrañable amigo y compañero de armas, Túrin Turambar.

Junto a su amigo Mablung, otro de los grandes capitanes de los Sindar, Beleg participó en diversas hazañas. Tras la Dagor Bragollach, alrededor del año 458 de la Primera Edad, cuando Minas Tirith en Tol Sirion cayó ante Sauron, Beleg lideró un ejército de elfos armados con hachas y arcos para auxiliar a Halmir, señor de los Haladin, en el bosque de Brethil, aniquilando una legión de orcos que había invadido Beleriand Oriental; esta victoria detuvo por un tiempo las incursiones enemigas desde el norte, pues los orcos no se atrevieron a cruzar el Teiglin durante muchos años. 

Participó también en la peligrosa caza del lobo Carcharoth, junto al rey Thingol, Mablung, Beren Erchamion y el gran perro de caza Huan. A pesar de la prohibición de Thingol a los Sindar de Doriath de unirse a la guerra de los Noldor, Beleg y Mablung fueron los únicos Iathrim que se unieron a la Unión de Maedhros y lucharon en la desastrosa Nírnaeth Arnoediad, la Batalla de las Lágrimas Innumerables.

La conexión de Beleg con Túrin comenzó cuando el elfo guio al joven hijo de Húrin y a sus criados al reino de Doriath, donde Túrin fue acogido como pupilo del rey. Durante esta travesía, Beleg dio muestra de sus habilidades al encender fuego en leños húmedos. Con el tiempo, entabló una profunda amistad con el joven mortal, lo adiestró en las artes de la guerra y, durante un período en que Túrin se unió a Beleg en Dimbar, en las fronteras de Doriath, juntos opusieron férrea resistencia a las fuerzas de Morgoth, convirtiéndose en hermanos de armas.

El destino de Túrin dio un giro cuando tuvo que huir de Doriath tras causar la muerte accidental del elfo Saeros. El rey Thingol, no obstante, perdonó a Túrin, y Beleg obtuvo permiso para ir en su búsqueda y comunicarle el indulto. En su primera partida, Beleg consideró que su arco no era adecuado para esta misión y, de la armería de Thingol, eligió la espada negra Anglachel, forjada por Eöl el Elfo Oscuro y entregada a Thingol como tributo; la tomó a pesar de las advertencias de Melian la Maia sobre la malicia inherente a la espada. 

Beleg encontró la guarida de la banda de proscritos que Túrin ahora lideraba cerca de Amon Rûdh, pero Túrin estaba ausente y Beleg fue capturado y atado a un árbol por los forajidos. Al regresar Túrin y reconocer a su amigo, ordenó que lo liberaran, pero se negó a volver a Doriath. Beleg regresó entonces a Menegroth con la noticia.

Thingol volvió a enviar a Beleg, y Melian le otorgó lembas, un regalo que en la Primera Edad solo una reina elfa podía conceder. Un año después de su despedida, Beleg encontró a Túrin en Amon Rûdh, en las estancias de Mîm, el Enano Mezquino, conocidas como Bar-en-Danwedh, y esta vez recibió una calurosa bienvenida. Al no poder persuadir a Túrin de regresar, Beleg decidió unirse a su banda. Juntos, con Túrin portando el Yelmo Dragón de Dor-lómin, se convirtieron en capitanes temidos por los siervos de Morgoth, y la región que dominaron fue conocida como Dor-Cúarthol, la "Tierra del Arco y el Yelmo". 

Durante este tiempo, Beleg curó a Andróg, uno de los proscritos, de una herida de flecha, lo que despertó el odio de Mîm, quien no solo detestaba a los Elfos, sino que también consideraba a Andróg su enemigo. Finalmente, Mîm, capturado por orcos, traicionó a la banda revelando su refugio.

Tras una feroz batalla en la cima de Amon Rûdh, todos los hombres de la banda fueron asesinados y Túrin fue capturado por los orcos. Beleg fue atado y dejado con vida, ya que Mîm había exigido encargarse personalmente de él. Sin embargo, Andróg, aunque mortalmente herido, logró ahuyentar a Mîm y cortar las ataduras de Beleg antes de sucumbir. A pesar de sus propias heridas, Beleg, con la fuerza y el conocimiento de un guerrero de élite, se recuperó y partió inmediatamente en persecución de los orcos para rescatar a su amigo.

Beleg siguió el rastro de los orcos hasta el interior de Taur-nu-Fuin, la Floresta de la Noche. Allí se encontró con Gwindor, un elfo de Nargothrond que había escapado recientemente de la esclavitud en las minas de Morgoth tras ser capturado en la Nírnaeth Arnoediad. Gwindor había visto pasar a la hueste orca y se unió a Beleg en la empresa de rescate. Esa noche, en medio de una gran tormenta, avistaron el campamento orco. Beleg, utilizando su sorprendente habilidad con el arco, mató uno por uno a los lobos que vigilaban el campamento. Luego, lograron sacar al inanimado Túrin, quien estaba inconsciente debido a la tortura, y lo llevaron a un lugar apartado. 

Mientras Beleg comenzaba a cortar las ataduras de los tobillos de Túrin con Anglachel, la hoja resbaló e hirió accidentalmente el pie de su amigo. Túrin despertó abruptamente, atormentado por los recuerdos de las torturas, y al ver en la oscuridad una figura inclinada sobre él con una espada, creyó que uno de sus captores iba a torturarlo de nuevo. En un súbito arrebato de furia y autodefensa, arrebató Anglachel a Beleg y, sin reconocerlo, le dio muerte en el acto.

Así, el trágico sino de Túrin acabó con la vida del leal elfo, creando una de las paradojas más dolorosas de la historia de la Tierra Media. Beleg fue enterrado en el mismo lugar por un desconsolado Túrin y Gwindor, junto a su arco Belthronding. La espada Anglachel, al derramar la sangre de su amo, se volvió negra y embotada, pero Gwindor la tomó, considerando que era mejor usarla para la venganza contra Morgoth que dejarla en la tierra. 

Una vez recuperado del shock, Túrin compuso una canción en honor a su amigo caído, llamada "Laer Cú Beleg", el "Canto del Gran Arquero", que solía cantar en momentos de tristeza. El espíritu de Beleg, mientras tanto, esperaría su destino final en las Estancias de Mandos. Años más tarde, la propia espada, rebautizada Gurthang, le recordaría a Túrin este crimen antes de que él se quitara la vida con ella.


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