Yavanna

Raza o especie: Ainu; Vala

Padres: Ilúvatar

Casado con: Aulë

Hermanos: Vána

Grupos: Aratar

Otros nombres: Kementári

Yavanna: María Lombide Ezpeleta
El nombre de Yavanna es de origen Quenya y se puede traducir como “Dadora de Frutos”.

La Valië Yavanna era hermana mayor de Vána y esposa de Aulë en el pensamiento de Ilúvatar y formaba parte de los Ocho Aratar. También fue conocida como Kementári (Quenya: “Reina de la Tierra”) y era considerada como la más venerable de las Reinas de los Valar después de Varda.

Yavanna es amante de las cosas que crecen en la tierra (llamadas olvar), desde los árboles gigantes al musgo de las piedras; aunque también es protectora de las avees y los animales y en general de todos los seres capaces de transportarse de un lugar a otro (los kelvar) Dicen las antiguas Crónicas que suele asumir la forma de una mujer alta que viste de verde, aunque también hay ocasiones en que aparece como un gran árbol coronado por el sol, con raíces que nadan en las aguas de Ulmo y hojas que son mecidas por los vientos de Manwë.

Se dice en las leyendas que cuando los Valar entraron en Arda tuvo lugar la Primera Guerra (o Primera Batalla de los Poderes) antes incluso de que el Mundo estuviera acabado. Esta Guerra acabó con la llegada del Vala Tulkas, en el año 1500 de la llamada Edad de las Lámparas. Tras la Guerra los Valar se pusieron a trabajar en el ordenamiento de los mares y las montañas y Yavanna plantó en la tierra las semillas que tenía preparadas largo tiempo atrás. Por petición suya Aulë construyó en el año 1900 de esta Edad dos grandes lámparas, Illuin y Ormal, porque había necesidad de luz en la Tierra, y fue entonces, con la luz de las Lámparas, cuando las semillas plantadas por Yavanna comenzaron a germinar y a brotar con gran rapidez, y se dice que acudieron toda clase de bestias que moraron en bosques y lagos comenzando de este modo lo que se conoció como Primavera de Arda, que duraría por muchos años hasta que en el año 3450 de esta Edad Melkor destruyó las Grandes Lámparas provocando una gran destrucción que dañó la simetría de la Tierra y que puso fin a la Primavera de Arda.

Tras el desastre los Valar abandonaron la Tierra Media pues su morada en Almaren quedó destruida y por ello se instalaron en Aman, donde pensaron sería más fácil protegerse de los posibles ataques de su Enemigo. Tras los muros de las Pélori los Valar acumularon grandes cantidades de luz y todo lo que pudieron salvar de la ruina, y se dice que la tierra de Valinor fue todavía más bella que la Tierra Media, y que allí nada se marchitaba o deterioraba porque la tierra fue bendecida y consagrada por los Valar. Y dicen los Maestros de Tradición que cuando Valinor estuvo acabada y Valmar edificada Yavanna consagró el montículo de Ezehollar y que durante largo tiempo permaneció allí sentada. Entonó entonces un canto de poder y Nienna regó el montículo con sus lágrimas resultado de lo cual nacieron dos esbeltos brotes mientras que sólo se escuchaba la bella voz de Kementári que cantaba en presencia de los Valar.

Bajo su melodía los árboles crecieron y se hicieron hermosos y esbeltos y de ellos emanaba una luz celestial que causó gran alegría y deleite a los allí presentes. Corría el año 3500 de la Edad de las Lámparas y Yavanna había creado la más renombrada de sus creaciones, los Dos Arboles de Valinor, y con su luz comenzaron los Días de la Bendición de Valinor y la Cuenta del Tiempo. Laurelin y Telperion se llamaban estos árboles y entorno a su destino e historia se tejen todos los relatos de los Días Antiguos.

Durante la Edad de los Arboles las Tierras Exteriores seguían en penumbra (pues la luz de los Dos Arboles sólo cubría parte de Valinor) y abandonadas y por ello Yavanna acudía con frecuencia y reparaba los daños causados por el creciente poder de Melkor en el Norte por lo que siempre instaba a sus compañeros a hacerle la guerra al Oscuro pues pensaba que esta habría de librarse antes de la llegada de los Primeros Nacidos. Manwë decidió no emprender la guerra contra Melkor y por ello Yavanna puso a dormir a las muchas criaturas nacidas durante la Primavera de Arda para que no envejecieran y fueran corrompidas en espera de que llegase el momento en que habrían de despertar del llamado Sueño de Yavanna; y también por aquel entonces dio vida a los Ents, los Pastores de Arboles, que protegían los bosques de aquellos que quisieran dañarlos.

En el año 1000 de esta Edad la Reina de la Tierra predijo la llegada de los Hijos de Ilúvatar y auguró que su despertar estaba cercano, y una vez más instó a los Valar a recobrar el dominio de Arda atacando a Melkor, mas en esta ocasión se desestimó de nuevo su petición pues según Mandos aún no había llegado la hora.

Los años pasaron y los Quendi despertaron en Cuiviénen y años más tarde los Valar combatieron con Melkor, venciéndole y encerrándole por tres edades en una prisión de Mandos. Los Eldar iniciaron el viaje al Oeste bajo la guía de Oromë y ya en Aman los Vanyar y los Noldor vivían en Tirion, en lo alto de Túna. Se dice que estos Eldar amaban por encima de todas las cosas al Arbol Blanco y por ello Yavanna hizo para ellos a Galathilion, que aunque no daba luz propia estaba hecho a imagen de Telperion. Des este árbol, plantado bajo la Torre de Ingwë, procedieron Celeborn (el árbol de Tol Eressëa) y Nimloth (el árbol de Númenor), y de este último procedió el Arbol Blanco de Gondor que fue llevado por los Exiliados de Númenor a la Tierra Media y que volvió a florecer en los tiempos del Rey Elessar, ya en edades posteriores.

Pero cuando hubieron pasado casi 15.000 años desde su floración (en el año 1495 según el cómputo de esta Edad) los Dos Arboles fueron muertos por Melkor y Ungoliant, y la oscuridad cubrió toda Valinor. Yavanna entonó entonces un canto de crecimiento y curación (pues sabía que no tenía poder para devolverles la vida salvo que Fëanor le hubiera cedido los Silmarils, cosa que no hizo el hijo de Finwë) y durante largo tiempo cantó en las sombras. Y cuando parecía que todo estaba perdido de Telperion brotó una última flor de plata y de Laurelin una fruta de oro que fueron consagradas por Manwë y convertidas en lo que luego conocimos como la Luna y el Sol.

Tras la primera salida de los nuevos astros dio comienzo la llamada Primera Edad y en ella el Tiempo discurría más rápido que en edades anteriores, y las cosas, por tanto, se deterioraban antes. Con la aparición de la Luna y el Sol las plantas y animales que permanecieron dormidas se agitaron y despertaron produciéndose en la Tierra Media una explosión de vida y de color que fue del agrado de los Valar; todo lo contrario que para Melkor y sus criaturas, pues las nuevas luces les hicieron esconderse en lo más profundo de la tierra.

Durante la Segunda Edad, tras la Guerra de la Cólera (que marcó el final de la Primera Edad) Yavanna acudió a lo que se conoció como Númenor y enriqueció sus tierras, y por ello a esta región se la conoció como Andor, la Tierra del Don.

En las antiguas Crónicas nada más se dice de Kementári hasta el Fin de los Días, cuando llegue la Dagor Dagorath. Pues dicen los Sabios que tras la derrota definitiva de Melkor los Silmarils serán recuperados y entregados por Fëanor a Yavanna, quien los destruirá y con su poder devolverá la vida de nuevo al os Dos Arboles y su Luz inundará de nuevo el Mundo dándose inicio a lo que algunos llaman la Arda Curada o Rehecha, en la cual todos los designios que Ilúvatar dispuso se verán definitivamente cumplidos.


Fuentes:

- El Silmarillion

- El Anillo de Morgoth

- El Camino Perdido


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