Tierra Media

Situación: Continente de la zona central de Arda.

Época: Creacion de Arda.

Otros nombres: Endorë, Endor, Ennor, Grandes Tierras, Tierras de Aquende, Costa Citerior, Ancho Mundo y Tierras Exteriores.

La Tierra Media de Tolkien: John Howe
El fabuloso continente donde se desarrollaron casi todas las grandes gestas y tragedias de los días antiguos.

GEOGRAFÍA.

Tierra Media es la traducción en lengua Oestron de la voz Quenya “Endor”. Así pues, en origen, el termino aludiría a todas las tierras de Endor, incluyendo las más meridionales y orientales. Sin embargo, en esta obra llamaremos Tierra Media a la porción noroccidental de Endor: desde Harad hasta Forochel, y desde Khand hasta Lindon. También incluiremos dentro de la Tierra Media a Beleriand y las tierras altas del norte que sucumbieron tras la Eucatástrofe producida por la Guerra de la Ira, al fin de la Primera Edad del Sol. La extensión de la Tierra Media, como consecuencia de los grandes cambios que en ella se produjeron, varió a lo largo de las edades; a comienzos de la Primera Edad era de unos cinco millones y medio de kilómetros cuadrados, mientras que a finales de la Tercera Edad su extensión superaba los siete. Puede parecer extraño que su extensión fuese mayor durante las Edades Segunda y Tercera, ya que se perdieron todas las tierras más noroccidentales, pero en cambio, lo que era un enorme mar interior, Helcar, dio paso a nuevas tierras como Rhûn y Khand, que compensaron con creces la perdida de Beleriand. Como gran territorio que era, su morfología y características eran muy variadas, y en ellas encontramos prácticamente todo tipo de terrenos, climas y ecosistemas.

Montañas y cordilleras.

Ya se han mencionado en otra parte de la obra, las cordilleras primigenias que se alzaron en Endor durante la Primavera de Arda, así que aquí nos centraremos en las que sobrevivieron a los primeros desastres del mundo.

La Tierra Media era un continente muy montañoso, especialmente en sus regiones más septentrionales donde se encontraban las mayores concentraciones de sistemas y cordilleras, aunque también encontramos importantes elevaciones en zonas menos al norte. Además, aparte de los sistemas mayores, muchas zonas estaban salpicadas por formaciones más modestas como cerros, colinas y quebradas, y eran frecuentes las mesetas que se levantaban a cientos de metros sobre el nivel del mar.

En la Primera Edad, cuando los Elfos Noldor regresaron a Endor, encontraron una tierra cortada por numerosas barreras naturales. La misma entrada desde Helcaraxë a las Tierras Altas Centrales se hacía a través de un abrupto territorio donde se juntaban dos cordilleras: la más modesta, que discurría en dirección S-SE conocida como Ered Lómin, y una mayor, las Ered Wethrin que describía un enorme arco hacia el este, para caer al sur y volver al oeste, acabando en el mar. Más hacia el oriente se elevaba la meseta de Dorthonion, cuyos flancos oeste y sur estaban protegidos por los sistemas montañosos de las Echoriath y las Crissaegrin, y por las terribles Ered Gorgoroth. Siguiendo hacia el este se alzaban unas colinas, mucho menores pero, aún así, difíciles de ascender, que eran conocidas como la Frontera de Maedhros, aunque en su zona central, por efecto de los agentes erosivos, habían sido desgastadas hasta convertirse en pequeños cerros. Bastantes millas al sur se encontraba la Andram: una pared vertical que separaba la meseta de Beleriand al norte, con sus tierras bajas al sur; desde aquí parecían una cordillera a tener en cuenta, pero vistas desde del norte no pasaban de ser unas colinas poco amedrentadoras. Las montañas que separaban Beleriand de Eriador eran las Ered Luin, que aunque tenían algunas cotas superiores a los 2000 metros, nunca supusieron un grave obstáculo para los pueblos que fueron emigrando hacia el oeste. En esta época alcanzaron su máxima longitud, extendiéndose hacia el sur durante casi 1500 kilómetros. Sin embargo, la cordillera suprema de la época, la mayor, más alta y escarpada, y también más sobrecogedora, era la de las Ered Engrin en el lejano norte: atravesaba toda la zona septentrional de Endor, desde el Helcaraxë hasta el Mar Oriental durante más de 3500 kilómetros, y tenía cotas que superaban los 8000 metros de altura. Fue la mayor cordillera que jamás existió en Arda, a excepción de las Pelori de Aman, y también la más antigua.

La Guerra de la Cólera, como ya se sabe, produjo un enorme cataclismo en toda Endor, y casi todas las cordilleras y sistemas mencionados desaparecieron bajo la gran ola que inundó esta parte del mundo. Las imponentes Montañas de Hierro fueron fracturadas y hundidas y apenas quedaron huellas de las mismas en épocas posteriores, y las partes que lograron mantenerse en pie, distaban en mucho de la majestad de su cordillera predecesora. También las Montañas Azules sufrieron el desastre, aunque en menor medida que las Ered Engrin: su parte meridional se hundió en el mar, y en la zona central se quebraron, dejando paso al agua que las dividió en dos mitades. Aun así, no desaparecieron del todo, y en las Edades Segunda y Tercera, todavía seguían siendo unas montañas importantes. Su longitud menguó, quedando en unos 900 kilómetros, como ya se ha dicho cortados por el Golfo de Lune.

Las tres grandes cordilleras que sobrevivieron a la Primera Edad en la Tierra Media no estaban, como es lógico, en Beleriand. Se trataba de las Hithaeglir, de las Ered Nimrais y las Orocarni. Estas misteriosas montañas del este eran una gran cordillera, y en las tierras y aguas por ellas dominadas nacieron Elfos y Hombres. Las Montañas Nubladas y las Blancas fueron levantadas por Melkor en los albores del mundo, y puede ser que formasen parte de una primitiva cordillera que por la acción conjunta de diversos agentes geológicos (erosión, seísmos, fenómenos volcánicos, etc) quedo cortada en dos. Las Montañas Nubladas, corrían de norte a sur, separando Eriador de Rhovanion y llegando hasta el Paso de Rohan; las Montañas Blancas describían un arco, al sur de las Hithaeglir, que iba desde el mar hasta la cuenca del Anduin, donde bruscamente terminaban en el monte Mindolluin. Ambas cordilleras eran de características semejantes, con parecidos tipos de roca y con una morfología bastante análoga. Hemos mencionado que de la ruina de las Montañas de Hierro perduraron algunos restos: estos fueron las Ered Mithrin, al norte de las Hithaeglir y cuya parte occidental estaba unida a estas, y las Colinas de Hierro, unos 300 kilómetros más al este. Un caso curioso era el de Erebor, la Montaña Solitaria, que como su nombre indicaba, se alzaba en medio de las llanuras septentrionales de Rhovanion. Al sur de este territorio se encontraban unas elevaciones, mal llamadas colinas, puesto que contaban con muchas cimas de más de 1000 metros de altura y eran enormemente escarpadas; se trataba de las Emyn Muil. Las únicas montañas que surgieron tras la Primera Edad fueron las que conformaban el llamado Muro de Mordor: las Ephel Duath y las Ered Lithui. De origen volcánico, estaban compuestas principalmente de basalto, lo que las daba un color grisáceo oscuro. Dentro de Mordor, se elevaba la meseta de Gorgoroth, y en medio de ella se alzaba el volcán Orodruin.

Aparte de estas cordilleras mayores, en la Tierra Media, y especialmente en Eriador, eran muy comunes las quebradas. Aquí se iban sucediendo en arcos superpuestos alrededor de las Colinas de los Vientos: las Quebradas del Norte y del Sur, las Quebradas de los Túmulos, las Colinas de Evendim, las Colinas Verdes, las Colinas de Scary, las Quebradas Blancas, las Colinas Lejanas y las Colinas de la Torre. Al otro lado de las Montañas Nubladas también se daban formaciones semejantes, sobre todo al norte de Rohan, donde se elevaba la meseta del Páramo, con las Quebradas de Rohan y las abruptas Tierras Pardas. Finalmente, al sur de las Ered Nimrais, numerosos macizos, que en realidad eran sus prolongaciones, más o menos erosionadas, se extendían hasta el mar. Conocemos los nombres de las Colinas de Tarlang, las Pinnath Gelin, las Colinas de Tarnost y las Emyn Arnen.

Ríos y lagos.

Numerosos ríos surcaron la Tierra Media, teniendo muchos de ellos, además, una gran importancia demográfica, social e histórica. A todo aquel familiarizado con los antiguos registros le son muy conocidos nombres como Narog, Sirion, Baranduin o Anduin, por citar algunos. Una característica común de los ríos del continente, consecuencia del clima general de la Tierra Media y de su altitud media, era su enorme caudal; tanto si se trataba de ríos de largo recorrido, como corrientes de apenas unas pocas millas, todas llevaban una gran cantidad de agua durante todo el año. Además, la buena comunión de los habitantes con su entorno, hacían muy difíciles los desastres naturales a los que nos tienen acostumbrados los ríos de la actualidad en cuanto sufren crecidas. Raras fueron las inundaciones, y las que ocurrieron, casi siempre tuvieron la mano de alguien detrás. Los lagos no fueron tan abundantes como actualmente lo son en el norte de Europa, pero, aún así, son bastantes los que han quedado registrados y descritos.

Beleriand y las Tierras Altas del Norte fueron países de grandes y caudalosos ríos. En Hithlum, tres corrientes que procedían de las Ered Wethrin alimentaban el Lago Mithrin, y de éste nacía una cuarta, que atravesando las Amon-In-Gelydh y la Cirith Ninniach acababa en el Estuario de Drengist. También se sabe de la existencia de otra corriente en Dor-Lómin, la Nen Lalaith, pero se desconoce el curso que seguía. Era, sin embargo, en las laderas orientales de las Montañas de la Sombra donde se encontraban las fuentes de algunos de los más famosos ríos de la antigua Beleriand; Eithel Ivrin, de donde surgía el Narog que cruzaba toda Beleriand Occidental, las fuentes del Teiglin y sus tributarios Glithui y Malduin, que bajaban por Dor Cúarthol y los lindes meridionales del Bosque de Brethil, y sobretodo Eithel Sirion, fuentes del Sirion, el más importante (aunque no el mayor) de los ríos de la antigua Beleriand. Otros ríos importantes eran el Brithon y el Nenning que cruzaban las Falas, el Ringwil, al norte de Taur-en-Faroth, y el Celebros en el sudoeste de Brethil. Desde Dorthonion discurrían hacia el sur los ríos Mindeb, límite noroccidental del bosque de Neldoreth, el Esgalduin, que cruzaba todo Doriath, y el Aros, que delimitaba el sur del reino de Thingol. De la Frontera de Maedhros bajaba el Celon, frontera noroeste de Estolad, y el menor de los brazos del Gelion; mientras que de las Montañas Azules, aparte del brazo mayor del Gelion, nacían los ríos de Ossiriand que morían en éste: el Ascar, el Thalos, el Legolin, el Brilthor, el Duilwen y el Adurant. El río Gelion, que se formaba a partir de la unión de sus dos brazos septentrionales, era el más largo de todos los ríos de Beleriand, pero ni era el más caudaloso, ni el más profundo, ni tuvo jamás la importancia histórica del Sirion, o incluso tributarios suyos como el Ascar o el Adurant.

Tras la Guerra de la Ira, todos estos ríos desaparecieron, y tan solo una parte del antiguo curso del Gelion, fue “aprovechada” por una nueva corriente que descendía desde las Ered Luin hasta Forlond, en el Golfo de Lune. Precisamente, este golfo no era sino el gigantesco estuario que formaba el río Lhûn (o Lune) al encontrarse con Belegaer. El Lune era un río que ya existía en la Primera Edad, pero su curso discurría hacia el este de Eriador; la Eucatástrofe final de esa Edad provocó el desgajamiento de las Montañas Azules, y el cambio del curso de la corriente hacia el oeste. En los antiguos mapas, y aunque no constan sus nombres, se dibujaron otras dos corrientes que eran tributarias del Lune, una que descendía desde el norte de las Montañas Azules y la segunda desde las colinas de Evendim. Estas colinas eran testigos a su vez del nacimiento de uno de los grandes ríos de Eriador, el Baranduin, conocido en Oestron como Brandivino; bajaba desde el lago Nenuial marcando el límite oriental de La Comarca, el noroccidental de Cardolan, para morir en Belegaer cerca de los bosques de Eryn Vorn. Recibía por su ribera occidental el caudal de El Agua y del Río de La Comarca, mientras que por la oriental fundía sus aguas el Tornasauce. El resto de los ríos de esta parte occidental de la Tierra Media nacían en las Hithaeglir y discurrían ininterrumpidamente hacia el oeste, o en dirección O-SO. Los más septentrionales eran el Mitheithel, que descendía por Rhudaur, y el Bruinen que lo hacía desde los valles anexos a Rivendel. Ambos ríos se fundían en el Ángulo y formaban el Gwathló o Aguagrís, que recibía también las aguas del Glanduin, al sur de la Acebeda, por donde discurría a su vez el tributario Sirannon. En el sur, desde el valle de Nan Curunír y a través del Paso de Rohan, discurría el Isen, que recibía en su margen meridional el cauce del Adorn.

Al este de las Montañas Nubladas, en zonas con más extensiones boscosas y en consecuencia más lluviosas, los ríos eran mucho más numerosos y portaban mayor caudal. Desde las propias Hithaeglir descendían los ríos Fuente Lejana, que tras juntar sus aguas con el Grislín formaba un cauce llamado Anegación Lejana o Río Gris, el Rhimdath al norte de la Carroca, el Ninglor que moría en Loeg Ningloron, el Celebrant y su afluente el Nimrodel que bendecían la tierra de Lórien, y los ríos Limclaro y Onodló en el bosque de Fangorn. Este último río, que atravesaba todo Rohan y formaba su frontera meridional con Gondor, recibía por su margen sur los ríos Nevado y Merino, provenientes, como el Adorn, de las faldas septentrionales de las Montañas Blancas, y formaba en su desembocadura un enorme delta. Todos estos ríos vertían sus aguas en la mayor de las corrientes de los Días Antiguos, el Gran Río Anduin, que no era sino la continuación del ya citado Río Gris. El Río Grande discurría hacia el sur paralelo a las Hithaeglir, atravesando las Emyn Muil y las llanuras entre las Ered Nimrais y las Ephel Dúath, hasta desembocar en Belegaer por Gondor, formando un delta, algo menor que el del Onodló pero igual de espectacular. Era un río ancho y caudaloso, navegable por barcos de gran tonelaje hasta mas de 600 kilómetros de su desembocadura. Es curioso comprobar que, a pesar de su enorme longitud, todos sus tributarios vertieran sus aguas por su margen occidental; solo el río Poros desembocaba por su orilla este, cerca ya del gran delta. Anduin fue el mayor y más importante río de aquella época, pero existía en Rhovanion otro río de gran rango, el Celduin o Río Rápido. Nacía de las entrañas de Erebor, formaba el Lago Largo y descendía hasta el Mar de Rhûn, recibiendo las aguas del Carnen, un río con alto contenido mineral, originario de las Colinas de Hierro. La importancia comercial del Celduin era notable, y su tránsito de embarcaciones desde Dorwinion a Rhovanion era continuo. Hasta el Lago Largo llegaba el Río del Bosque, que nacía en las Ered Wethrin (como el Grislín, uno de los brazos originales del Anduin), y atravesaba todo el norte del Bosque Negro, recibiendo las aguas de una corriente silvestre que brotaba desde las Montañas del Bosque Negro, algo más al sur.

Hemos hablado de algunos ríos que nacían en las estribaciones septentrionales de las Ered Nimrais, pero la gran mayoría lo hacía desde el lado sur, discurriendo en esa dirección por todo Gondor hasta la Bahía de Belfalas, de oeste a este eran: el Lefnui que bajaba por las llanuras occidentales de Anfalas, el Morthond que atravesaba su valle homónimo y que tras recibir las aguas del Calenhir desembocaba en Edhellond, el Ciril, río de Lamedon tributario del Ringló, que a su vez bajaba desde Tarnost para unirse al Morthond frente a Edhellond, los ríos Gilrain, Serni y el Sirith, con sus afluentes el Celos y el Tumleden, que regaban las tierras de Lebennin, y el Erui, el pequeño río símbolo del feudo de Lossarnach.

Por extraño que pudiera parecer, también en la castigada tierra de Mordor existían ríos, y no solo de lava. Ya en los relatos de la Guerra del Anillo, se cuenta como Frodo Bolsón y Samsagaz Gamyi encontraron algunos manantiales en su penoso caminar hacia el Monte del Destino. Sería extraño, la verdad, que en una tierra eminentemente volcánica como la de Mordor, no se diesen fenómenos termales. De todas maneras, en el sur de Mordor, en la región conocida como, Nurn, que en los relatos es mencionada como el granero del Señor Oscuro, discurrían cuatro corrientes, posicionadas en curiosa coincidencia con los puntos cardinales, que desembocaban en el mar interior de Núrnen. Por último hay que mencionar el río Harnen, que nacía en las faldas meridionales de las Ephel Dúath y discurría hacia el sudoeste, marcando el límite de Harondor y el Cercano Harad.

En cuanto a los lagos, y teniendo en cuenta la extensa área geográfica y la gran cantidad de años que cubren los antiguos registros, diremos que su origen fue de los más diverso (Marismas, volcánico, fluvial, etc) pero que en los más grandes, si exceptuamos los mares interiores, fue siempre glaciar. De este tipo eran los lagos de Mithrim, y el lago Helevorn, al pie de las Montañas Azules, dos de los tres mayores, de los que hubo en todas las tierras sepultadas por la Ola. También, los característicos “Tarns” del este de Dorthonion, como el Aeluin, eran formaciones lacustres de origen glaciar. A pesar de todo, el lago más extenso de toda Beleriand era el Linaewen, en los Marjales de Nevrast, fruto de filtraciones en terrenos altamente porosos, aunque por esa misma causa su profundidad media no sobrepasaba los dos metros. De este mismo tipo era el Pantano de Serech, entre Ard-Galen y los Valles del Sirion. Fruto de la presencia de manantiales se formaron los lagos Ivrin y las lagunas de Eithel Sirion en las Ered Wethrin, mientras que la Lisgardh, eran marismas de agua salada, completamente dependientes de las mareas que invadían las Bocas del Sirion.

Los lagos en Eriador eran prácticamente inexistentes, y solo se mencionan el lago Nenuial, el mayor y también de origen glaciar, la fluvial Laguna de Delagua en La Comarca, y los pantanos de Moscagua, entre las Tierras de Bree y las Colinas de los Vientos.

Aunque no se mencionen, es lógico suponer que los valles de las Montañas Nubladas estuviesen salpicados por pequeños lagos glaciares como el de las Puertas de Moria, o el Lago Espejo en Azanulbizar.

Los otros dos grandes lagos eran de origen fluvial; Sarn Gebir, un ensanche del gigantesco río Anduin, allí donde las Emyn Muil dejaban de asfixiar por unos kilómetros el cauce del río, y el Lago Largo, formado sobre el cauce del Celduin con la aportación de las aguas del Río del Bosque. Existía entre las Emyn Muil y Dagorlad una enorme extensión de zonas pantanosas y ciénagas que llegaban hasta las mismas orillas del Anduin, eran la Nindalf, una zona anegada por la corriente del Río Grande, y la Ciénaga de los Muertos, marismas pantanosas de aguas putrefactas y malolientes.

No terminaremos sin mencionar los verdaderos colosos de entre los lagos de la Tierra Media, los mares de Rhûn y Núrnen, cuya gran diferencia estribaba en lo salado de sus aguas, y de ser ambos los restos del antiguo mar interior de Helcar, que ocupo la gran parte de Palisor, en el centro de Endor, durante muchas edades hasta que el mundo se transformó en una esfera, a finales de la Segunda Edad.

Bosques.

En el principio de los tiempos, todo el noroeste de Endor (y probablemente todo el super-continente) estaba cubierto por una gigantesca e interminable floresta. Una ardilla hubiese cruzado toda la Tierra Media sin poner pie en el suelo. Esta selva original, con unas características muy especiales, y con un fuerte aroma mágico difuminado entre sus árboles, fue desapareciendo a medida que las diversas criaturas poblaban la tierra. Nuevos bosques surgieron y volvieron a desaparecer después, pero solo dos puntos del continente estuvieron siempre poblados por las mismas familias de árboles desde que Yavanna les diese vida hasta el fin de la Tercera Edad. De ellos hablaremos más adelante. Ahora mencionaremos que, si bien existían masas forestales plenamente definidas y nombradas, toda la Tierra Media estaba salpicada de pequeños bosquecillos y claros de los que no se saben sus nombres, bien por que jamás lo tuvieron, bien porque los registros donde constaban se perdieron para siempre.

En la antigua Beleriand los bosques fueron tan importantes, que incluso llegaban hasta a albergar reinos. Al norte de Beleriand Occidental, entre las Fuentes de Ivrin y el río Nenning se extendían los Bosques de Núath, y en pleno corazón del reino de Nargothrond estaba Taur-en-Faroth. La desembocadura del Narog en el Sirion estaba vestida por los sauces de Nan-Tathren, y ya en Arvernien el bosque de Nimbrethil cubría buena parte de su territorio. En el norte se concentraban cuatro grandes bosques, que formaban una masa forestal de más de 300 kilómetros de ancho y 160 de largo: eran el bosque de abedules de Brethil, el de hayas de Neldoreth, el de acebos de Region y el de robles de Nivrin, los cuatro formaban el territorio del reino de Thingol, y los tres últimos, de la Cintura Mágica de Melian. Más hacia el este, casi al norte del territorio de Estolad estaba Nan Elmoth, y al sur de Beleriand, más allá de la Andram, el inmenso e inexplorado bosque de Taur-in-Duinath.

También en Eriador y en las tierras al oeste de las Montañas Nubladas los bosques fueron muchos y frondosos, aunque no demasiado extensos. Están dibujados en los antiguos mapas grandes masas de árboles a los pies de las Ered Luin, aunque sus nombres no constan en ningún sitio. También se sabe que casi toda Minhiriath y Enedwaith estaban cubiertas de grandes bosques a comienzos de la Segunda Edad, pero la tala llevada a cabo por los Númenóreanos durante más de dos mil años los esquilmó completamente, quedando como vestigio el bosque de Eryn Vorn en la desembocadura del Baranduin. Por lo tanto, los bosques conocidos en Eriador a finales de la Tercera Edad eran los bosques Cerrado y del Fardo en La Comarca, el de Chet en las Tierras de Bree y el de los Trolls en Rhudaur. Mención especial merece el Bosque Viejo, entre La Comarca y las Quebradas de los Túmulos, porque además de ser el hogar de Tom Bombadil y de Baya de Oro, era uno de los dos puntos de la Tierra Media que se conservaban intactos desde el comienzo de la Primavera de Arda.

Al otro lado de las Hithaeglir, al este del Anduin se extendía el Bosque Negro; amenazador, oscuro, denso, interminable, sobrecogedor...todos los adjetivos son pocos para describir este mastodóntico bosque (casi 190.000 kms2) ocupado por las fuerzas del mal durante la Tercera Edad. Su enorme tamaño hacia pequeños las dos grandes masas forestales al oeste del Anduin; el mágico Bosque de Oro, más conocido por el nombre de Lothlórien, y el misterioso bosque de Fangorn, la patria de los Ents, y junto con el Bosque Viejo, la otra parte del Arda que se mantuvo inmaculada desde su creación hasta los tumultuosos días del final de la Tercera Edad.

A los pies de las Montañas Blancas, especialmente en sus faldas septentrionales, crecieron durante muchas edades enormes masas boscosas. Existía un bosque que, paralelo a las Ered Nimrais, recorría todo el sur de Calenardhon y de Anorien. Este bosque fue uno de los primeros reductos de los Hombres Púkel, pero para la Tercera Edad había casi desaparecido, quedando solo dos restos a más de 200 kilómetros uno de otro: eran los bosques de Firien y Druadan, siendo este último el refugio final de la extraña raza de los Púkel. Evidentemente que existían muchos más bosques en las zonas más altas de Morthond, Lamedon y Lebennin, pero desgraciadamente sus nombres se perdieron en el tiempo. Solo ha perdurado el nombre de un pequeño bosque alpino que crecía al final de Firienfeld, entre el Irensaga y el Monte de los Espectros, el Bosque Sombrío.

Regiones.

Todos estos accidentes naturales conformaban los límites, y en ocasiones los propios territorios, de las regiones que son recordadas en las antiguas canciones de la Tierra Media. Grande era el territorio del continente y muchos sus cambios a lo largo de las edades, así que igualmente diferentes eran sus tierras, desde los helados yermos del norte, hasta las resecas tierras meridionales.

El norte de la Tierra Media siempre estuvo a merced del hielo y el frío. En los últimos siglos de los Días Antiguos se conocía a esta zona como Forodwaith, pero hasta la Primera Edad su nombre era Dor-Daidelos. Al sur, como separando la muerte de la vida, las Ered Engrin formaban la barrera natural que impedía que la desolación helada invadiese las antiguas Tierras Altas del Norte y Beleriand.

En el extremo occidental de las Tierras Altas del Norte, rodeada por las Ered Wethrin y las Ered Lómin, se encontraba la tierra de Hithlum. Su parte meridional estaba dividida en dos por las Montañas de Mithrim, tomando su nombre la parte oriental, y el de Dor-Lómin la occidental. Al oeste de Hithlum se encontraban la desolada región de Lammoth, en cuya costa de Losgar desembarcó Fëanor, y la más agradecida Nevrast, que a pesar de estar encerrada entre las montañas y una pequeña cadena costera, gozaba de condiciones más favorables. Al nordeste de las Ered Wethrin y al sur de las Ered Engrin se extendía la llanura de Ard-Galen y la gran meseta de Dorthonion, cuya parte más oriental era conocida como el país de Ladros. Entre Dorthonion y las Montañas Azules, la Frontera de Maedhros separaba Lothlann de las tierras meridionales.

Desde las Tierras Altas del Norte se accedía a Beleriand por cuatro puntos: El fértil paso de los Valles del Sirion, entre las Ered Wethrin y Dorthonion; el paso de Anach en la gran meseta, entre las Echoriath y las Ered Gorgoroth; el paso de Anglon, entre Ladros y la Frontera de Maedhros; y la Hondonada de Maglor, que era en realidad una parte muy erosionada de las colinas orientales de la Frontera. Era Beleriand un territorio menos accidentado que las tierras septentrionales, y la mayoría de sus regiones estaban delimitadas por ríos: el propio Sirion, dividía el país en dos grande mitades occidental y oriental. En la parte oeste se hallaban la región costera de Falas separada por el río Nenning; la llanura de Tumhalad, encajonada entre el Ginglith y el Narog; la gran planicie de Talath Dirnen entre la Andram y el Teiglin, que incluía la región de Dor-Cúarthol al norte y los páramos de Nibin-Noeg; el Bosque de Brethil entre el Teiglin y el Sirion; el territorio de Dimbar, ubicado entre el bosque y el río Brithiach; y, al sur del país, entre el Cabo de Balar y la desembocadura del Sirion, se hallaba la boscosa tierra de Arvernien.

En Beleriand Oriental encontrábamos, en la margen este del Sirion el gran bosque de Eglador, y alrededor del mismo las tierras de Nan Dun-Gortheb, que llegaban hasta el río Esgalduin, Dor Dínen, que lo hacía hasta el Aros, y Himlad y Arthórien, cuyos límites alcanzaban hasta el Celon. Entre éste río y el Gelion se extendía un amplio territorio que fue conocido como Estolad. Finalmente, abrigados por el gran río y las Montañas Azules, y separados por el curso del río Ascar, estaban los territorios de Thargelion al norte y Ossiriand al sur La parte más oriental de estos dos últimos territorios, fue la única zona continental de las antiguas tierras del noroeste que sobrevivió a la devastadora Guerra de la Ira.

En el este de la Tierra Media y antes de los cambios de fines de la Primera Edad, se conocía una enorme región llamada Palisor, la cual estaba casi por completo ocupada por el mar interior de Helcar, y rodeada en el norte por la cordillera de las Orocarni. Las tierras del este de Endor fueron curiosamente ignoradas en los registros (o bien, los que narraron los avatares de estas zonas se han perdido para siempre), y decimos curiosamente porque fue allí donde vieron la luz por primera vez todos los Hijos de Ilúvatar. En algún lugar del oriente de Helcar existió una bahía llamada Laguna de Cuiviénen: nadie, salvo los Elfos, y estos no lo consignaron en ningún registro, supo jamás su ubicación exacta, pero fue allí donde los Hijos Mayores de Ilúvatar vieron la luz de la estrellas por primera vez. Por otro lado, en el extremo oriente de Endor, en una región llamada Hildórien, los Hombres, los Hijos Menores de Eru, despertaron con el primer amanecer del sol.

Después de la hecatombe, y tras los grandes cambios en los extremos oriental y occidental de Endor, las tierras que sobrevivieron, especialmente a partir de la Tercera Edad, fueron el escenario de las más recordadas y mejor documentadas historias. Estas regiones son las que popularmente se conocen como la Tierra Media.

Hemos dicho que los extremos orientales de Thargelion y Ossiriand sobrevivieron a la catástrofe. Aislados del resto del continente por las Ered Lindon, y a su vez comunicados con él por el estuario de Lune, a estos territorios se les volvió a conocer por su antiguo nombre, Lindon. Entre estos territorios y el Belegaer por el occidente, y las Hithaeglir por el este, se encontraban las regiones de Eriador, Eregion, Enedwaith, las Tierras Brunas y Drúwaith Iaur. En Eriador había otras comarcas como Forochel, zona ártica cercana al Forodwaith, Sûza y las Tierras de Bree en el área centro-occidental, las Tierras Solitarias y el Ángulo, al sur de las Colinas de los Vientos, Minhiarath al sur del Camino del Este, y el Borde del Yermo y las Landas de Etten en su extremo oriental, lo que sería más tarde conocido como Rhudaur. Eregion se hallaba bajo Rhudaur, y más al sur Enedwaith y las Tierras Brunas. A pesar de que todas estas tierras estaban plenamente diferenciadas, generalmente se conoció al conjunto de todas ellas con el nombre genérico de Eriador, de la misma manera que se cita genéricamente como Beleriand a todas las tierras anegadas por la Ola. La más meridional de las tierras al oeste de las Montañas Nubladas era Drúwaith Iaur, el Antiguo Territorio Púkel.

Al otro lado de las Hithaeglir, al conjunto de todas las tierras al norte del río Limclaro y las Emyn Muil, y las llanuras que llegaban hasta el este, en Rhûn, se le daba el nombre de Rhovanion, aunque las verdaderas Tierras Ásperas, eran las que se extendían al este del Bosque Negro, zonas como Dagorlad o las Tierras Pardas. A lo largo del curso del Gran Río, se sucedían un interminable número de valles muy fértiles; los Valles del Anduin; al abrigo de esos valles se encontraban zonas como la Carroca, en torno a la isla fluvial del mismo nombre en el alto Anduin, los Campos Gladios, en la desembocadura del río Gladio, o el Bosque Dorado de Lórien. A orillas del Mar de Rhûn, en el lejano este, Rhovanion terminaba en el famoso País de los Vinos; Dorwinion.

Al sur del Limclaro y de las Emyn Muil el viajero entraba en las tierras de Gondor: Calenardhon y Anorien al oeste del Anduin, Ithilien al este, y los feudos meridionales del reino bajo las Ered Nimrais (Véase Reinos). Al este de Gondor, encerrada en su sobrecogedor muro protector estaba la tierra de Mordor, con el infernal valle de Udûn, la asfixiante meseta de Gorgoroth, y sus zonas más australes, donde la vida era más llevadera y que eran conocidas como Nurn. Finalmente, las últimas regiones nombradas son los países orientales de Rhûn y Khand, de cuyo extremo este poco o nada se sabe, y la árida región sureña de Harad, en cuyas costas septentrionales se encontraba La Comarca y el puerto de Umbar.

Islas.

En la antigua Beleriand la gran isla, por tamaño, historia y tradición, era la isla de Balar; el fragmento de la isla original en la que los Valar, y posteriormente los Eldar, fueron transportados a Aman, y que quedo encallado en el fondo del mar. Se encontraba en su bahía homónima frente a las costas de Arvernien. La otra isla conocida era fluvial, Tol Sirion, en los Valles del Sirion, sobre la cual se edificó la fortaleza de Minas Tirith.

Tras la Guerra de la Ira, tres pequeñas porciones de la antigua Beleriand se convirtieron en islas: Tol Fuin, Tol Morwen y Himling, las llamadas Islas Occidentales, frente a las costas de Lindon.

Después de la Segunda Edad, la gran isla marina estaba al sur de Gondor, en la Bahía de Belfas, su nombre era Tol Falas.

El resto de las islas mencionadas son fluviales: la Isla de la Ciña en el Baranduin, y la Carroca y Cair Andros en el Alto y Bajo Anduin respectivamente.

Clima.

La Tierra Media ocupaba el espacio de la actual Europa y las riberas del Mediterráneo, así, su climatología era muy variada, pero por regla general era un territorio que gozaba de un clima no demasiado extremo, que permitía el normal desarrollo de las civilizaciones.

Las regiones del norte de Endor eran enormes desiertos helados, incapaces de albergar vida, sin embargo, en las zonas más meridionales de Forodwaith, en verano la nieve cedía y se podía ver el terreno en algunos puntos, y en torno a la bahía de Forochel se sabe que vivían los Lossoth, un pueblo nómada de los hielos.

En las antiguas Tierras Altas del Norte el clima era también bastante severo, pues aunque protegidas por las Ered Engrin de los vientos polares, las propias montañas generaban corrientes muy frías que descendían con fuerza en invierno. Este clima casi estepario, con veranos muy cortos y frescos, era el que dominaba en Ard-Galen, Lothlan y Dorthonion. En Hitlhum y Dor-Lómin el clima era similar, aunque los veranos eran sensiblemente menos frescos que en el resto de las Tierras Altas.

En el norte de Estolad, Himlad, y Thargelion, así como en la franja de Eriador desde Forochel hasta las Quebradas del Norte y todo Rhovanion septentrional, el clima era continental frío: inviernos largos y muy fríos con cortos veranos suaves.

El clima continental cálido, de inviernos largos y fríos y veranos cortos y calurosos, era el que dominaba en la parte meridional de Rhovanion y, ligeramente más suave, en Rohan y la parte norte de Ithilien .

Pero el clima más común en casi todo el resto de la Tierra Media; en toda Beleriand y el sur de Eriador, en Minhiriath, Enedwaith, Eregion y las Tierras Brunas, era el clima atlántico de inviernos y veranos suaves y muchas precipitaciones. Está claro que dependiendo de la proximidad del mar, masas boscosas o montañas, el clima variaba de atlántico suave a atlántico fresco, pero en realidad los ciclos estacionales se comportaban de similar manera en todos los territorios antes citados.

En las tierras meridionales de Gondor, y en las zonas costeras del Cercano Harad el clima dominante era el mediterráneo. Los inviernos y veranos tenían una duración similar, y mientras los primeros eran suaves y benignos, los veranos eran calurosos.

Mas allá del Cercano Harad, la tierra se convertía en un inmenso desierto de dunas y arenas. Las temperaturas eran muy altas y las precipitaciones escasas.

Finalmente, el clima de Mordor estaba sujeto a factores que no siempre eran naturales. La continua actividad volcánica y las malas artes de Sauron habían trastocado el clima original de la región, y en los relatos del Libro Rojo de la Frontera Oeste se describe una tierra yerma e inhóspita, con una atmósfera asfixiante. La Meseta de Gorgoroth era un desierto dominado por el Orodruin y sus periódicas etapas de violenta actividad. Sin embargo, se cuenta en los relatos que el sur de Mordor, una tierra conocida como Nurn, era el “granero del Señor Oscuro” donde miles de esclavos cultivaban la tierra para aprovisionar a sus inmensos ejércitos. En una zona así es evidente que las condiciones climáticas deberían ser más agradecidas para poder obtener fruto y cosechas, aunque es probable que el clima (del tipo continental cálido) fuera también “artificial”, y que la mano de Sauron estuviera detrás del mismo.

Flora y fauna.

La vida en la Tierra Media era rica y variada. En una época en que sus gentes vivían en perfecto equilibrio con su entorno y en la que las consecuencias de las guerras (excepto en las que acabaron en eucatástrofes colosales) no solían afectarlo en demasía, los diferentes Olvar y Kelvar crecían, se multiplicaban y morían de manera natural.

Casi toda la Tierra Media consistía en un enorme territorio donde se alternaban pequeños bosques y claros. Se citan muchísimas especies comunes en nuestros días, y otras que, desgraciadamente, se han perdido en las nieblas de la historia, y de las que no han quedado más que algunos dibujos y descripciones. De la primeras, encontramos grandes colonias de abedules al oeste de Doriath y en Arvernien, de Hayas en Neldoreth, de Acebos en Region y Eregion, de sauces en Nan Tathren, y de robles en Nivrin y el Bosque de Firien; también son nombrados los olmos, que junto a los robles parece ser era el árbol más común, los pinos, abetos y álamos. Como especie autóctona de la Tierra Media, concretamente de la isla de Cair Andros, se cita el árbol Culumalda, con unas características hojas de un color que iba desde el rojo al dorado. La vegetación no era muy diferente a la que podemos encontrar hoy en día en Europa, pero hay registros de plantas y hierbas que se han perdido para siempre. Así, hay descripciones de la Alfirin, de hermosas flores en forma campanas doradas y la Mallos, de resistentes capullos que nunca se angostaban, que crecían en las praderas de Lebennin; la Lissuin de embriagadora fragancia y la Niphredil con flores en forma de estrella blanca, típicas de LóthLórien; la Sinbelmynë o Nomeolvides, con flores blancas, como pequeños copos de nieve plateada, que crecía en Rohan; la impresionante Seregon, cuyas flores de color rojo oscuro teñían las rocas dándoles aspecto de estar cubiertas de sangre, que se daba en Amon Rûdh; o la oportunista Hierba del Cadalso, que parasitaba cualquier árbol creciendo alrededor y estrangulándole con su tallo, que se desarrollaba en las zonas pantanosas. Aparte de estas especies, los Númenóreanos introdujeron muchas otras desde su isla, aunque solo sabemos de tres: los espectaculares Mallorn de Lothlórien; la preciosa Elanor, con flor dorada en forma de estrella, también en Lothlórien sobretodo en Cerin Amroth; o la famosa Galenas, que bajo los nombres de Nicotiana y Hierba para Pipa, estuvo ampliamente difundida por toda la Tierra Media, y a la que los Hobbits dieron un peculiar uso.

La fauna también era en esa época similar a la de la actualidad, solo que mucho menos esquilmada. Se habla de lobos, osos, ciervos, ardillas, jabalíes, caballos, Ponis, águilas, cisnes, cuervos, grajos, ruiseñores, liebres, conejos, zorzales, etc. También se mencionan animales domésticos como las ovejas y las vacas, de lo que se deduce, y no hay razón para pensar lo contrario, que los cerdos, cabras, gallinas, patos, gansos y demás animales de granja no eran extraños, sobre todo en La Comarca. De todos los anteriores, puntualizaremos algo sobre lobos, caballos y águilas. Los lobos en esta época eran una especie controlada por los Poderes Oscuros, y existía una super-raza de estos cánidos, los Huargos, que poseían inteligencia y probablemente la facultad del habla, fieles aliados de los Orcos. Las águilas, por el contrario, eran temibles pero justas y buenas, y siempre estuvieron al servicio de los Poderes de la Luz. Fueron creadas por el mismísimo Manwë y poseían el don de la palabra. Eran unos seres discretos, pero su importancia fue enorme, y en los registros se cuentan muchas de sus gestas y servicios a los Pueblos Libres. De los caballos, descendientes de Nahar, la montura del Vala Oromë, podemos decir que, si bien la mayoría eran animales nobles y algunos, como la raza de los Mearas, fueron objeto de veneración por parte de sus amos, los Rohírrim, otros cayeron en la sombra y sirvieron a los malignos propósitos de Sauron.

De las especies mayores que no han sobrevivido hasta nuestros días, aparte de Huargos y Águilas parlantes, se citan los Dragones, que vinieron desde el Brezal Seco, las Bestias Aladas, originarias de Mordor, los Crébain, una variedad de grajo oriundo de las Tierras Brunas y el Bosque de Fangorn, las tres de justificada mala fama puesto que estaban al servicio de los Poderes de la Oscuridad, y el Buey de Araw, común en otros tiempos en las llanuras de Rhûn.

También se han nombrado diversas especies de invertebrados como las abejas, abejorros, Cuernos Zumbantes, Moscas de Mordor, y los Niquebriques, que eran una variedad de grillos chupadores de sangre que abundaban en Moscagua. Pero los más famosos y temidos invertebrados de la Tierra Media fueron las Grandes Arañas. Descendientes en última instancia de Ungoliant, la mayoría vivían en el Bosque Negro, pero la más temible lo hacía en el antro de Torech Ungol, en las Ephel Dúath, la maléfica Ella-Laraña.

Reinos.

La Tierra Media fue pronto completamente colonizada por todo tipo de pueblos, y de hecho no hay ninguna raza encarnada que no tuviese su propio dominio en algún momento de la historia. Desde pequeños territorios de algunos kilómetros cuadrados, como el último refugio de los Púkel en el Bosque Drúadan, hasta auténticos imperios como el de Gondor. Para una mejor comprensión, vamos a ir abordando los diferentes, reinos, dominios, colonias, enclaves, etc, según las razas que los gobernaron.

REINOS ÉLFICOS EN LA PRIMERA EDAD

Reinos Teleri:

- Las Falas, patria de los Falathrim cuyo líder era el ancestral Círdan, y cuyas ciudades principales fueron Brithombar y Eglarest, más la fortaleza de Barad Nimras;

- Ossiriand, territorio de los Laiquendi de Denethor, caído en la Primera Batalla, y último hogar de Beren y Luthien;

- Doriath, el reino de los Sindar, bajo el gobierno de Thingol y Melian, que ocupaba la antigua Eglador y cuya fantástica capital era Menegroth, las Mil Cavernas;

- Nan Elmoth, el bosque residencia de Eöl, el Elfo Oscuro.

Reinos Noldor:

- Hithlum, controlado por Fingolfin, el rey supremo, aunque su principal fortaleza Barad Eithel, estaba al este de las Ered Wethrin;

- Dor-Lómin, bajo el dominio de Fingon;

- Valles del Sirion, con el fuerte de Minas Tirith, controlados por Orodreth;

- Dorthonion, donde Angrod y Aegnor se establecieron;

- Nevrast y sus magníficos palacios de Vinyamar, primer hogar de Turgon, aunque después se trasladaría a la escondida ciudad de Gondolin, en las Echoriath;

- Himlad, señorío de Celegorm y el feudo de Arthórien regido por su hermano Curufin;

- Las Colinas y el paso cercano a Himring, donde se instalaron Maedhros y Maglor;

- Thargelion, dominio de Caranthir;

- Estolad, lugar del asentamiento de Amrod y Amras.

- Nargothrond, con su espectacular capital subterránea, desde donde Finrod Felagund gobernó con valentía, justicia y nobleza durante bastantes años.

REINOS ÉLFICOS EN LA SEGUNDA EDAD

Hay que decir que a partir de esta época, los reino élficos no eran tan homogéneos como en la Primera Edad, y en muchos reinos donde una raza era mayoría se encontraban caudillos y jefes de otras, y viceversa, los reinos dominados por un pueblo en particular, contaban con muchos súbditos de otras razas y clanes.

Reinos Noldor:

- Lindon, donde reinaba el rey supremo, Gil-Galad, y donde residía el Teleri Círdan. Allí estaban los Mithlond, punto de partida de los barcos que cruzaban hasta Aman;

- Eregion, el reino de los Gwaith-i-Mírdain de Celebrimbor con su activa capital Ost-in-Edhil, lugar donde se forjaron los diecinueve Anillos de Poder..

Reinos Teleri-Sindar:

- Rivendel, enclave alpino en las Montañas Nubladas, regido por Elrond. Aunque por las venas del Peredhil corría sangre de la Primera y Tercera Casas de los Edain, sangre Maia y un buen porcentaje de sangre Noldor, se le puede contar entre los Sindar, pues de esta raza eran sus ascendentes élficos dominantes. Como ya se ha comentado, muchos elfos Noldor y Silvanos vivían también en Rivendel;

- Edhelond, puerto fundado por algunos Falathrim en Belfalas, desde donde también partían los barcos de los Eldar hacia Aman.

Reinos Silvanos:

- Reino del Bosque, al norte de Eryn Galen. Fundado por un Sinda, Oropher, la mayoría de sus súbditos eran Elfos Silvanos de origen Nandor y Avari;

- Lórien, fundado por Galadriel, una Noldo, aunque su primer rey fue Amdír, un Sinda. La mayor parte de sus habitantes eran Elfos Silvanos de origen Nandor y Avari.

REINOS ÉLFICOS EN LA TERCERA EDAD

Rivendel, con una situación parecida a la de la Segunda Edad;

Lindon: donde tras la muerte de Gil-Galad en la guerra de la Última Alianza, solo gobernaba Círdan;

Reino del Bosque, donde reinaba Thranduil, hijo de Oropher, muerto al igual que Gil-Galad en la misma guerra;

LóthLórien, nombre que tomo el reino del Bosque Dorado tras la “deserción” de Amroth, hijo de Amdír, y la llegada de Galadriel y su esposo Celeborn, un Sinda, con el Anillo Nenya;

Dol Amroth, efímero enclave élfico fundado por Amroth frente al antiguo puerto de Edhellond.

REINOS ÉLFICOS EN LA CUARTA EDAD

A pesar de que la inmensa mayoría de los Quendi cruzaron hacia el Oeste al final de la Tercera Edad, los restos de los Hijos Mayores de Ilúvatar que quedaron en la Tierra Media por un corto espacio de tiempo, fundaron reinos y enclaves que gozaron de una última época de paz antes de su abandono definitivo de los círculos del mundo.

Reino del Bosque: Thranduil y sus Elfos Silvanos ampliaron los límites de su reino, desde el Río del Bosque hasta las Montañas del Bosque Negro. Acabaron con los Orcos y las Arañas y purificaron el norte de Eryn Galen. No se menciona en ningún registro, pero no hay razón para pensar que demorasen mucho más que el resto de pueblos Élficos su marcha hacia el Oeste.

Lórien: Con la marcha de Galadriel y su Anillo al Oeste, Lórien disminuyó, y a pesar de purificar y ocupar toda la zona meridional de Eryn Lasgalen con el nombre de Lórien Oriental, la mayoría de sus habitantes fueron emigrando al Verdadero Oeste, incluido Celeborn.

Ithilien: Tras la Guerra del Anillo, un grupo de Silvanos liderados por Legolas, se estableció en Ithilien norte. Tras la llegada de su amigo Gimli, el Enano, Legolas, y probablemente todo su pueblo, partieron hacia el Oeste.

REINOS DE HOMBRES EN LA PRIMERA EDAD

No es correcto usar el termino “reinos” para hablar de los dominios de los hombres en esta época, puesto que todos eran vasallos de los diferentes reyes y señores Elfos que regían Beleriand. Tampoco eran territorios con denominación propia, sino comarcas con su nombre geográfico original. El denominador común de estos pueblos es que las Tres Casas de los Edain se establecieron en algún momento en Estolad

La Primera Casa de los Edain o Casa de Bëor: Este pueblo pasó a Estolad desde Ossiriand, y luego se estableció en Ladros. Fueron casi exterminados en la Dagor Bragollach. Barahir y Beren pertenecían a esta casa.

La Segunda Casa de los Edain o Casa de Haleth: Llamados también Haladin porque el caudillo que les guió hasta Beleriand fue Haldad. Asentados primero en Thargelion y luego en Estolad, su gran caudillo fue una mujer, Haleth, que les guió hasta Brethil, donde bajo la protección de Thingol, se instalaron y fundaron una capital, Ephel Brandir. Estos valerosos Edain, que estaban muy alejados cultural y lingüísticamente de las otras dos casas, defendieron con bravura Brethil y los Cruces del Teiglin.

La Tercera Casa de los Edain o Casa de Hador: Su primer caudillo fue Marach, que les guió hasta Estolad, pero muy pronto se mudaron a Dor-Lómin bajo el liderazgo de Hador y la protección de la Casa de Fingolfin. Fue la más poderosa de todas las casas de los Edain, la más valerosa y la base del futuro pueblo de los Dúnedain. Sus señores eran considerados por los nobles Elfos como sus pares, y estos les correspondían (como todos los Edain) con una fidelidad y entrega absolutas en sus guerras contra Morgoth. Muchos de los grandes Hombres celebrados en las canciones de la antigüedad, como Galdor, Hurín, Tuor o Túrin, pertenecían a esta casa.

Los Orientales: Este pueblo llegó a Beleriand después de la Dagor Bragollach. En un principio aliados de los Elfos y de los Edain, en la Nirnaeth Arnoediad la Casa de Bór permaneció fiel a Maedhros, pero la Casa de Ulfang traicionó a Caranthir y ello supuso la destrucción del ejército oriental de los Elfos, y a la postre, la derrota total. Morgoth les cedió la tierra de Hitlhum, donde esclavizaron a los escasos Edain supervivientes, y desposaron a sus mujeres e hijas por la fuerza.

REINOS DE HOMBRES EN LA SEGUNDA EDAD

En la Segunda Edad el gran reino de los Hombres, Númenor, no estaba en la Tierra Media sino en medio de Belegaer sobre la isla de Elenna, y los supervivientes a la Guerra de la Cólera que permanecieron en el continente sufrieron un importante proceso de involución. Por otro lado, los pueblos humanos que jamás cruzaron las Ered Luin seguían en un estadio bastante primitivo. Solo los Hombres de Valle y los de Lago Largo, al norte de Rhovanion, mantenían unas culturas algo más evolucionadas y prósperas.

A los herederos de los Edain que huyeron de Beleriand bajo el liderazgo de Bereg, y de los escasos que no emigraron a Númenor, se les conoció como los Hombres del Crepúsculo: los Hombres de Valle y Lago Largo, así como los Hombres del Norte, los Hombres del Bosque y los Hombres de los Valles del Anduin eran descendientes de los Hombres del Crepúsculo. Todos estos pueblos se establecieron en pequeñas comunidades, unidas por vínculos lingüísticos y culturales, aunque independientes entre sí. Los pueblos de origen no Edain constatados en los registros eran los Dunlendinos originales (hasta que no se mudaron a las Tierra Brunas, -Dunlands-, no se les conoció por esa denominación) , que habitaban los Valles Septentrionales de las Ered Nimrais y la zona de Calenardhon, y los Drúadan, habitantes de Drúwaith Iaur, de los bosques lindantes con las faldas norteñas de las Montañas Blancas y en sus valles adyacentes, aunque pronto menguaron, y quedaron reducidos al Bosque Drúadan, en Anorien oriental. Por otra parte, existían una serie de pueblos salvajes, lejanamente emparentados con algún pueblo oriental, pues eran descritos como cetrinos, de corta talla y fuertes miembros, diseminados entre todas las zonas boscosas y colinas cercanas a las costas. Estos pueblos, que en un principio no fueron hostiles con los Númenóreanos, cambiaron de actitud a medida que los Dúnedain esquilmaban sus bosques y al tiempo que caían bajo la influencia de Sauron. Los poemas sobre la fundación de Lond Daer y el relato de Tal-Elmar son de los pocos registros en los que se mencionan y describen a estos pueblos y los conflictos que tuvieron con los Númenóreanos. En esta situación, los primeros asentamientos de los Dúnedain de Númenor a partir del año 800, colonias como Vinyalondë, Pelargir o Umbar, se pueden considerar como las primeras administraciones humanas durante estos años. Tras el hundimiento de Númenor, los Dúnedain Fieles fundaron los Reinos en el Exilio, mientras que los Númenóreanos Negros se hicieron fuertes en Umbar. Pero estos reinos, a pesar de ser muy importantes en los acontecimientos finales de esos años, están más ligados a la historia de la Tercera Edad.

REINOS DE HOMBRES EN LA TERCERA EDAD

En esta Edad, en la que el Dominio de los Hombres y la mengua del resto de pueblos parlantes se inicia de una manera imparable, sí encontramos numerosos reinos de Hombres, poderosos y envueltos en múltiples avatares históricos.

Gondor: Al sur de las Montañas Nubladas se fundó a finales de la Segunda Edad el reino de los Hijos de Elendil, que para el año 1050 de la Tercera Edad, conoció un esplendor cercano al de sus antepasados Númenóreanos. En ese año Gondor ocupaba los feudos originales del sur: Lamedon, Anfalas, Belfalas, Lebennin, Lossarnach y Dol Amroth, así como Anorien, Ithilien, Harondor, Calenardhon, el sur de Rhovanion y el oeste de Rhûn, todo el Enedwaith y las Tierras Brunas , y la totalidad del Cercano Harad y Umbar, además de tener completamente bajo control la tierra de Mordor, por entonces deshabitada. Muchas fueron sus ciudades y fortalezas, pero las tres más famosas fueron Minas Ithil, Minas Arnor y su capital Osgiliath.

Arnor: El reino de Elendil se fundó en Eriador, vecino al reino Élfico de Gil-Galad en Lindon, buscando su alianza y protección. Nunca tuvo el poder ni la proyección de su reino hermano, además, ocupaba una zona mucho menos fértil que las regiones que abarcaba Gondor. Arnor comprendía las tierras entre el río Lhûn al oeste, la bahía de Forochel al norte, los ríos Bruinen-Aguagrís al este, y Belegaer al sur. Su primera capital fue Annúminas, pero pronto la crisis demográfica que afectó al reino la dejó casi deshabitada, y los reyes se trasladaron a Fornost. Paralela al esplendor de Gondor creció la decadencia de Arnor que culmino en el año 860 de la Tercera Edad, cuando el reino se dividió en tres estados independientes y rivales.

Arthedain: Arthedain, con su capital en Fornost y el control de Amon Sûl y Annúminas, con sus correspondientes Palantir, fue el reino heredero de Arnor, y el que más perduró de los tres reinos surgidos. Tenía las mismas fronteras norte y oeste que Arnor, mientras que su límite sur lo marcaba el Baranduin, y el este las Colinas de los Vientos.

Cardolan: Este desafortunado reino ocupó lo que era la región de Minhiriath, al sur de Arthedain, y llegaba hasta el río Fontegrís. Tuvo asentamientos importantes como Tharbad, pero su capital estuvo en Tyrn Gorthad.

Rhudaur: Rhudaur fue de los reinos herederos de Arnor, el primero que cayo bajo la Sombra. Casi todos los conflictos entre los tres reinos fueron instigados por este estado que ocupaba todas las tierras al oeste de las Colinas de los Vientos, al norte del camino del Este y al oeste del Bruinen.

Tierras Brunas: Aquí encontraron su refugio una serie de pueblos muy emparentados entre sí, que desde entonces fueron conocidos como Dunlendinos. No era un reino ni un estado, sino una tierra de aguerridos pastores atrasados y fácilmente influenciables. Aunque para el siglo XXVIII se organizaron lo suficiente como para invadir y conquistar, por breve tiempo, la parte occidental de Rohan, con su capital incluida.

Rohan: El reino de los Éothéod, descendientes de los Hombres del Norte, ocupaba toda la antigua provincia de Calenardhon, cedida por Gondor a los Jinetes por su ayuda en la lucha que mantuvieron contra los Balchoth en el 2510. Rohan iba desde los Cruces del Isen hasta el Anduin, y desde el Limclaro hasta el Entaguas y el Arroyo Merino. Su capital, hermosa ciudad al pie de las Montañas Blancas, era Edoras.

Umbar: Umbar fue una colonia Númenóreana fundada a mediados de la Segunda Edad en las costas Noroccidentales del Cercano Harad. Tras el hundimiento de Atalantë allí se establecieron los Númenóreanos Negros supervivientes, y desde entonces siempre estuvieron en guerra con los Dúnedain de Gondor.

Harad: La patria de los Haradrim no tuvo ningún tipo de unidad política hasta que su parte norte fue conquistada por Gondor. Cuando fue de nuevo perdida, desde allí tuvieron lugar las acometidas de los sureños contra el reino Dunadan.

Khand: En Khand tuvieron su patria los Variag, un pueblo atrasado, desde tiempos ancestrales aliados con los poderes oscuros. Por si mismos no suponían una amenaza para Gondor, pero en combinación con Orientales y Haradrim, Sauron tuvo en ellos a unos eficaces sirvientes.

Rhûn: En Rhûn existían multitud de países de los que no nos han llegado sus nombres. En ellos habitaban diversos pueblos orientales como los Aurigas y los Balchoth, en continua guerra con Gondor a lo largo de milenios, casi siempre instigados por Sauron.

REINOS DE HOMBRES EN LA CUARTA EDAD

Reino Unificado: El sueño que Elendil tuvo una vez más de tres mil años atrás, lo materializó su descendiente Aragorn, Capitán de los Dúnedain del Norte, quien unificó todos los territorios de los antiguos Gondor y Arnor, excepto Rohan y los territorios autónomos. Su capital volvió a ser Annúminas.

Rohan: El reino de los Rohírrim vivió por primera una paz duradera con el inicio de la Cuarta Edad. Mantuvo sus fronteras originales.

Valles del Anduin: Gondor reconoció estas tierras y la parte central del Bosque Negro, para los Beórnidas y los valientes Hombres del Bosque.

Valle y Esgaroth: Ya florecientes desde finales de la Tercera Edad, cuando murió Smaug, durante la Cuarta Edad continuaron su afanada actividad comercial con Enanos y los pueblos de Dorwinion.

Bosque Drúadan: Encuadrados dentro de Gondor, Aragorn Elessar, les concedió este territorio a perpetuidad, prohibiendo a cualquier otro Hombre poner sus pies en él sin permiso de los Púkel.

Rhûn, Khand y Harad: Una vez liberados de la maligna influencia de Sauron, que los empujó durante milenios a guerras incomprensibles contra los Dúnedain, los pueblos de estas tierras firmaron la paz con Gondor, y paulatinamente fueron desapareciendo de la historia.

REINOS ENANOS EN LA PRIMERA EDAD

Belegost: Gabilgathol en la Lengua de los Naugrim. La más septentrional de las Mansiones de los Enanos de las Ered Luin. Artífices de Menegroth, los Enanos de Belegost fueron los inventores de la Cota de Malla. Su caudillo más famoso fue Azaghâl.

Nogrod: Tumunzahar en Khuzdul. La más meridional de las Mansiones de los Enanos de las Ered Luin. Sus mineros terminaron de perforar, a petición de Finrod, Nargothrond (obra iniciada por los Enanos Mezquinos); y sus artesanos, de los que el más famoso fue Telchar, forjaron el Nauglamír, el Collar de los Enanos.

Khazad-Dûm: La principal de las Mansiones de los Enanos durante milenios. Fue iniciada por Durin el Inmortal al comienzo de la Primera Edad en un valle de las Montañas Nubladas, allí fue enterrado, y en torno a su culto y memoria prosperó el más poderoso de los reinos Enanos. Su máximo apogeo lo alcanzó, no obstante, durante la Segunda Edad.

Nulukkizdîn: Antes de que los Enanos de Nogrod acondicionasen las Cavernas del Narog para los Noldor de Finrod, lo que se llamó Nargothrond, los Noegyth Nibin, Enanos Mezquinos, ya iniciaron la construcción de las estancias y las habitaron. No se conoce la razón, pero en algún momento a principios de la Primera Edad las abandonaron.

Bar-en-Danwed: El último refugio de los Enanos Mezquinos, bajo la Colina Calva. A finales de la Primera Edad, este pueblo en decadencia estaba prácticamente extinto, y solo Mîm y sus hijos moraban allí.

REINOS ENANOS EN LA SEGUNDA EDAD

Khazad-Dûm: Las grandes mansiones iniciadas por el Padre de los Enanos en la Primera Edad, con la llegada de miles de refugiados de Nogrod y Belegost, y el descubrimiento de Mithril en sus entrañas. conocieron su máximo esplendor durante la Segunda Edad. Los reyes del Pueblo de Durin gobernaban Khazad-Dûm y forjaron una gran relación comercial y de amistad con los Elfos de Eregion. Abrieron la puerta del oeste, con lo que inauguraron un nuevo camino a través de las Montañas Nubladas. Sobrevivieron a los ataques de Sauron encerrándose en sus minas.

Ered Luin: A pesar del colapso de las Montañas Azules y de la destrucción de Nogrod y Belegost, algunos Naugrim volvieron a su antigua patria y edificaron y excavaron nuevas mansiones. No tuvieron una excesiva importancia durante esa edad.

REINOS ENANOS EN LA TERCERA EDAD

Moria: Las mansiones de Khazad-Dûm tomaron en esta época el nombre de Moria, sobre todo a partir del año 1980. Hasta esa época los Enanos siguieron excavando en busca de más Mithril, pero en su codicia liberaron un Balrog que les ahuyentó y abandonaron las minas. A finales de la Tercera Edad un grupo de Enanos regresó a Khazad-Dûm, pero por entonces también había Orcos en Moria,y en número infinitamente mayor; fueron aniquilados. Que se sepa, nunca más ningún Naugrim habitó la Mina del Enano.

Ered Luin: En la Tercera Edad, abrigados entre Elfos y Hombres pero ocupándose de sus propios asuntos, los Enanos de las Montañas Azules, que eran parte del Pueblo de Durin, y de los que se menciona que circulaban por el Camino del Este, continuaron con sus colonias mineras.

Ered Mithrim: De las exiliadas huestes de los Naugrim que huyeron de Moria, los Reyes del Pueblo de Durin establecieron en las Ered Mithrim una serie de prosperas colonias, que producían oro, hierro, gemas y otros productos minerales de gran valor. Pero la aparición de Orcos, y sobretodo, de los Dragones, acabó con el reino en el siglo XXVI.

Erebor: Una parte de los exiliados de Moria fundó bajo la Montaña Solitaria una de las colonias Enanas más famosas de la antigüedad. A la sombra del reino de las Montañas Grises, tras su caída y la llegada de los supervivientes, Erebor conoció sus días de mayor gloria.

Colinas de Hierro: Las Colinas de Hierro fueron el refugio de una parte del Pueblo de Durin. No había oro en ellas, pero si mucho hierro, y los Enanos prosperaron moderadamente.

REINOS ENANOS EN LA CUARTA EDAD

Erebor: Una vez acabada la Guerra del Anillo, los Enanos se concentraron en la Montaña Solitaria, donde vivieron en paz hasta que menguaron definitivamente.

Aglarond: Con un grupo de Enanos de Erebor, Gimli fundó en las Cavernas Centelleantes, en el Abismo de Helm, una próspera colonia. Pronto sintió la llamada de su amigo Legolas, y abandonó la colonia rumbo a Ithilien.

REINOS DE LA OSCURIDAD EN LA PRIMERA EDAD

Angband: Construida por Morgoth en los albores del mundo, y regida por Sauron hasta el Desencadenamiento de Melkor, y su regreso a Endor, Angband se encontraba en las Montañas de Hierro, bajo los tres picos del volcán Thangorodrim, la montaña más alta que jamás hubo en la Tierra Media.

REINOS DE LA OSCURIDAD EN LA SEGUNDA EDAD

Mordor: Tras la derrota de su amo, Melkor, en el año 1000, Sauron se estableció en Mordor. Después de vivir entre los Elfos de Eregion, volvió a la Tierra Tenebrosa y desde allí, con la ayuda del Anillo Único, acabó su fortaleza de Barad-Dûr, dirigió la invasión de Eriador, la desolación de Eregion, y (tras su funesto paso por Númenor) la guerra contra la Última Alianza de Hombres y Elfos.

REINOS DE LA OSCURIDAD EN LA TERCERA EDAD

Mordor: Sauron fue derrotado, pero su espíritu perduró al no ser destruido el Anillo Único. Volvió a Mordor en el 2063, y tras una ausencia desde el 2460 hasta el 2941, allí llegó su final definitivo en el 3019, con la destrucción del Anillo Único.

Dol Guldur: Dol Guldur fue la primera residencia de Sauron en esta edad. Privado del Anillo se mostró bastante cauto, y a pesar de obrar con toda maldad desde un principio, ocultó su personalidad bajo la identidad del Nigromante. Se encontraba en la parte meridional del Bosque Negro, relativamente cerca de Lórien.

Angmar: El reino del Rey Brujo al norte de la Tierra Media. Desde una fortaleza en el monte Carn Dûm, consiguió destruir los reinos Dúnedain de Arnor. Fue derrotado en el 1975 y el reino desapareció.

Gundabad: Las cavernas que vieron nacer al Padre de los Enanos, Durin el Inmortal, terminaron miles de años después como “capital” de los Orcos del norte de las Montañas Nubladas y de las Ered Mithrin. A pesar de que los Orcos eran incapaces de colaborar de forma voluntaria, el caso es que en Gundabad tenían una colonia con una cierta organización, disciplina y jerarquía. Fue el centro principal de las operaciones orcas durante la Guerra de los Enanos y los Orcos.

Cavernas del Gran Trasgo: Aunque hubo muchas tribus y comunidades orcas semejantes, solo se menciona en las canciones la colonia del Paso Alto, donde en unas cavernas que comunicaban ambos lados de las Montañas Nubladas, el Gran Trasgo, gobernaba con maldad. En una laguna interior moraba Gollum, y allí fue donde Bilbo encontró el Anillo único. Esta repelente comunidad, sin embargo, no podía compararse en tamaño y poder a la de Gundabad, bajo cuya autoridad es probable que se encontrase.

LOS HOBBITS

Los Hobbits no aparecen en las canciones hasta la Segunda Edad. Nadie, ni ellos mismos, sabía de donde venían, pero el hecho de que fuesen una raza emparentada con los Hombres, hace pensar que su hogar original era Hildórien. Para la Segunda Edad se sabe de tribus de la rama de los Fuertes que vivían en los Campos Gladios, de los Pelosos que vivían en los Valles del Anduin, y de los Albos al norte de la Carroca.

En la Tercera Edad el grueso de los Hobbits pasaron a Eriador, y tras morar por un tiempo en el Ángulo, las Tierra Brunas, y las Tierras de Bree, se instalaron finalmente dentro del reino de Arthedain, en la región de Sûza, que desde entonces fue conocida como La Comarca, el legendario país de los Hobbits.

En la Cuarta Edad La Comarca se constituyó como territorio independiente dentro del Reino Unificado, pero tanto el Alcalde como el Thain formaron parte del consejo del rey en Annúminas.



El término “Tierra Media” (en inglés Middle-earth) no fue inventado por Tolkien, ya que existía en Inglés antiguo como middanġeard, y como midden-erd o middel-erd en Inglés medio; en Nórdico antiguo era llamado Midgard. Es la denominación inglesa para lo que los griegos denominaban οικουμένη (oikoumenē), o “el lugar que habita el Hombre”, el mundo físico contrapuesto al mundo no visto.

Middangeard se cita una media docena de veces en Beowulf, el cual Tolkien tradujo y del que sin lugar a dudas era una autoridad mundial.

Tolkien comenzó a usar el término “Tierra Media” a principios de 1930, en lugar de los términos iniciales “Grandes Tierras”, “Tierras Exteriores” y “Tierras de Aquende” para describir la misma región en sus historias. “Tierra Media” está intencionalmente pensado para describir las tierras al este del Gran Mar (Belegaer), excluyendo a Aman pero incluyendo a Harad y las otras tierras mortales no visitadas en las historias de Tolkien. Mucha gente aplica erróneamente este nombre al mundo entero, o exclusivamente a las tierras descritas en El Hobbit, El Señor de los Anillos y El Silmarillion.

En la antigua mitología germana y nórdica, se creía que el Universo consistía en la unión de nueve mundos físicos. El mundo del Hombre, la Tierra Media, se extendía en el centro de este universo; la tierra de los Elfos, Dioses y Gigantes se extendía alrededor de un mar circundante; la tierra de la Muerte se extendía bajo la Tierra Media; un puente de arco iris, el Puente Bifrost, se extendía desde la Tierra Media hasta Asgard, a través de él; un mar exterior circundaba los otros siete mundos (Vanaheim, Asgard, Alfheim, SvartAlfheim, Muspellheim, Nidavellir, y Jötunheim). En esta concepción, un "mundo" se acerca más a la idea de patria que a la de un mundo físico separado.

La Tierra Media de Tolkien: John Howe


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