Gandalf
Grupos: Concilio Blanco, Compañía del Anillo
Objetos: Glamdring, Vara de Gandalf, Narya
Otros nombres: Mithrandir; Peregrino Gris; Incánus; Olórin; Tharkûn.
Gandalf era un maia enviado a la Tierra Media como uno de los de los cinco Istari (Magos), con la misión de ayudar a los pueblos libres a combatir a Sauron. Era el más sabio entre ellos, y el único que logró cumplir la misión con éxito.
Fue siempre un viajero infatigable, con el aspecto de un anciano con larga barba blanca hasta más abajo de la cintura, nariz aguileña y cejas pobladas. Llevaba siempre un bastón, y vistió durante mucho tiempo un sombrero azul alto y puntiagudo, una larga capa gris, una bufanda plateada y botas negras. Rara vez revelaba lo que pensaba, siempre hablaba lo justo y, como comentó Galadriel, “en todo lo que hizo Gandalf en vida no hubo nunca nada inútil. Quienes lo seguían no estaban enterados de lo que pensaba y no pueden explicarnos lo que él se proponía”. Muchas veces parecía estar de mal humor, y a pesar de ello solía ser querido y admirado por todos, y hasta aquellos que le temían se maravillaban con sus maravillosos fuegos de artificio.
La mayoría de los habitantes de la Tierra Media asumían que Gandalf era un hombre, pero con los viajes muchos llegaron a suponer que podría tratarse de un Elfo dado su escaso cambio físico a lo largo del tiempo y a la magia que utilizaba, y le llamaron “Gandalf” (Elfo del Bastón) y “el Gris” por su atuendo, y “el Blanco” al final.
Al parecer, Tolkien tomó el nombre de Gandalf del "Catálogo de Enanos" del poema Völuspá, el principal poema de la mitología nórdica. Pero también fue conocido por otros nombres:
Olórin, su nombre en Valinor en los tiempos más antiguos. Es de origen Quenya, y significa "soñador" o "de los sueños" a partir de la raíz olor-.
Mithrandir, su nombre Sindarín utilizado por los elfos de la Tercera Edad y por los hombres de Gondor. Significa "Peregrino Gris".
El Jinete Blanco llamado así por el pueblo Rohirrim tras verle montando a Sombragrís; también fue llamado “Cuervo de las Tempestades” por aparecer siempre en los peores momentos o, según se mire, aparecer en el lugar adecuado y en el momento adecuado.
Incánus, entre los Haradrim, los hombres del Sur.
Tharkûn, para el pueblo enano.
En las Tierras Imperecederas vivía en los magníficos jardines de Lórien (Irmo), Señor de los Sueños y de las Visiones, y viajaba frecuentemente, especialmente para visitar a Nienna la Plañidera, cuya casa estaba construida de cara a los muros de la Noche. Con Irmo fue ganando en sabiduría, y de Nienna aprendió compasión y paciencia.
Alrededor del año 1000 de la T.E., para contrarrestar el aumento de poder de Sauron, se celebró un concilio entre los Valar con el fin de elegir maiar que fueran a la Tierra Media a contrarrestar su poder y ayudar a Hombres y a Elfos a defenderse de él. Estos maiar eran los Istari, y al menos fueron cinco: Olórin (Gandalf), Curunír (Saruman), Aiwendil (Radagast) y Alatar y Pallando (los Ithryn Luin o Magos Azules).
Cuando los Valar solicitaron voluntarios para el viaje, se adelantaron Curunír (apoyado por Aulë) y Alatar (apoyado por Oromë). Manwë preguntó por Olórin, que acababa de llegar de un largo viaje, pues deseaba que acudiese como tercero de los enviados a la Tierra Media, por su amor demostrado por los Eldar. Olórin se declaró demasiado débil, confesando que temía a Sauron, pero Manwë le dijo que esa era la razón por la que él debía ir, y le ordenó acudir como el tercero. Pero Varda levantó la cabeza y dijo "no como el tercero", lo que haría que Curunír, soberbio, le guardara rencor. Curunír se llevó a Aiwendil como compañero y Alatar a Pallando. Los Valar, debido a los errores del pasado, les prohibieron que mostraran abiertamente su poder o que intentaran dominar las voluntades de Elfos y Hombres, por lo que se les ordenó que asumiendo una forma débil y humilde, orientaran hacia el bien con consejo y persuasión a los Hombres y a los Elfos, e intentaran unir en amor y comprensión a todos aquellos a los que Sauron, si volvía, trataría de dominar y corromper. (Cuentos Inconclusos).
Así, al final del primer milenio de la Tercera Edad del Sol, llegaron a la Tierra Media, siendo Círdan “Señor Elfo de los Puertos Grises” el único testigo de ello, que únicamente se lo hizo saber a Elrond y a Galadriel. Tenían el aspecto de hombres ancianos. Cada uno poseía barbas blancas y llevaba una capa de viajero, un sombrero puntiagudo y un largo bastón.
Gandalf, tenía un aspecto más humilde que los demás Istari, pero Círdan, que tenía el poder de leer en los corazones, supo ver en él al maia más sabio, inteligente y compasivo, y por ello le dio el "Anillo de Fuego”, “Narya”, para que le ayudara en su misión.
En el año 2463 de la Tercera Edad se constituyó el Concilio Blanco a petición de Galadriel, una asamblea formada por los Sabios, para decidir una estrategia común con la que poder hacer frente a Sauron. Contra la opinión de la propia Galadriel, Saruman fue elegido jefe del Concilio por ser el más versado en los poderes del malvado Sauron.
Gandalf, gracias a sus viajes, conoció bien a todos los pueblos de la Tierra Media incluidos los hobbits, trabando especial amistad con Bilbo Bolsón. En el año 2941 de la Tercera Edad, consiguió embarcarle en una aventura, algo realmente insólito para un hobbit, como compañero “merodeador” de un grupo de trece enanos dispuestos a reconquistar un antiguo reino enano bajo la Montaña Solitaria, en poder del dragón Smaug. Él mismo les acompañó casi todo el camino, hasta los linderos del Bosque Negro, para dejarles después y reunirse con los miembros del Concilio Blanco tras haberse notado cambios en el bosque que indicaban que Sauron, el Nigromante, se había instalado en él y estaba empezando a mostrar señales de poder, consiguiendo expulsarle, como después contó a sus amigos. Gracias a esta aventura narrada en “El Hobbit” , Bilbo obtuvo el Anillo Único perdido y encontrado por Gollum, que lo había vuelto a perder. Además, durante esta misión que causó la muerte de Smaug el Dragón, Gandalf consiguió la espada “Glamdring”, y Bilbo, el cuchillo “Dardo”, que le sirvió como espada corta, y una cota de mithril y un tesoro que llegó a ser leyenda entre los hobbits.
En el centesimodecimoprimer cumpleaños de Bilbo, Gandalf colabora en la fiesta con sus ya famosos fuegos artificiales, apoyando a Bilbo en su decisión de marchar a Rivendel y dejar sus pertenencias a su sobrino Frodo, y animándole a incluir el Anillo, para lo cual prácticamente tuvo que obligarle, observando la extraña influencia que el Anillo había empezado a ejercer sobre el hobbit. Así, tras pasar el Anillo a manos de Frodo, Gandalf desaparece de La Comarca por un tiempo, e interesado en saber algo más sobre el Anillo, recorre muchas millas junto a Aragorn, encontrando a Gollum, al que Aragorn consigue capturar. Gandalf le interrogó, sacó verdad de mentira, y ató cabos, descubriendo que el anillo podría tratarse del mismísimo Anillo Único de Sauron. Tras investigar en los archivos de Minas Tirith , encuentra la forma de comprobarlo, y así lo hace al echarlo al fuego y descubrir la inscripción "Ash nazg durbatulûk, ash nazg gimbatul, ash nazg thrakatulûk, agh burzum-ishi krimpatul" (Un Anillo para gobernarlos a todos, un Anillo para encontrarlos, un Anillo para atraerlos a todos y atarlos en las tinieblas). Así que recomienda a Frodo dejar la Comarca en el año 3018 y dirigirse a Rivendel llevando el Anillo Único.
Encontrándose con Radagast, que le urge a visitar a Saruman, acude en busca de su consejo descubriendo la traición de Saruman, y es apresado en lo alto de Orthanc al no querer colaborar con él. Logra escapar con la ayuda de Gwaihir, rey de las águilas, que le lleva a Edoras donde reside Théoden, Rey de Rohan, menguado, sugestionado y dominado por Grima, su consejero, al servicio de Saruman, siendo invitado a marcharse y elegir un caballo, escogiendo al favorito del rey, Sombragris, con el consiguiente enfado de Théoden.
En Rivendel, donde se reencuentra con Frodo y sus compañeros, se realiza el Concilio de Elrond, con la participación de representantes de todas las razas. Allí se decide la destrucción del Anillo Único, llevándolo al Monte del Destino para arrojarlo al fuego, única forma de ser destruido, estableciéndose para tal fin La “Comunidad del Anillo” formada por nueve miembros, el mismo número que los Nazgûl o Espectros del Anillo. Los miembros de la Comunidad del Anillo eran: el mismo Gandalf el Gris, Aragorn heredero de Elendil, Boromir del reino de Gondor, Legolas hijo de Thranduil, Gimli hijo de Glóin, Merry, Pippin, Sam Gamyi, y Frodo Bolsón como Portador del Anillo.
La Compañía del Anillo, en su viaje a Mordor, es rechazada por una tormenta de nieve en el paso del Caradhras, y se ve obligada a atravesar las Minas de Moria, donde Gandalf se tiene que enfrentar a un Balrog, cayendo con él al abismo y muriendo en la lucha tras perseguirle y matarle. Pero se le concede volver de nuevo con renovados poderes, en forma de Gandalf el Blanco. Tiene todavía la obligación de ocultar su poder y de enseñar antes que forzar o dominar las voluntades, pero donde los poderes físicos del Enemigo son demasiado para que la buena voluntad de los oponentes resulte eficaz, puede, en una emergencia, actuar como un “ángel”, no más violentamente que la liberación de San Pedro de la prisión. Rara vez lo hace, operando más bien a través de los demás, pero en uno o dos casos en la Guerra (Vol.III) revela un súbito poder: en dos ocasiones rescata a Faramir. Sólo él queda para prohibir la entrada del Señor de los Nazgûl a Minas Tirith, cuando la Ciudad ha sido arrasada y las Puertas destruidas; sin embargo, tan poderoso es el reguero de resistencia humana que él mismo ha alentado y organizado, que, de hecho, no se produce guerra alguna: pasa a otras manos mortales. (Cartas. Pag.238)
Así, en el Bosque de Fangorn y como Gandalf el Blanco, se reencuentra con Aragorn, Legolas y Gimli, que al principio le confunden con Saruman por su parecido físico y sus ropajes blancos. Juntos se dirigen al palacio de Meduseld, en Edoras, donde desenmascara la traición de Grima y es aceptado por Théoden como consejero. Previendo la inminente guerra con Saruman, se va en busca de ayuda, encontrando a
Éomer, sobrino de Théoden y a sus hombres para acudir a tiempo al Abismo de Helm, y concluir la batalla. Saruman es vencido, y Gandalf, tras darle la oportunidad de enmendarse, le expulsó de la orden y del Concilio, y le rompió su vara, haciéndose con su palantir, gracias a un ataque de Grima, que se los lanza desde la torre.
Tras dirigirse a Minas Tirith con Pippin, que ha mirado en el palantir, se entrevista con el Senescal de Gondor, el atormentado y desesperado Denethor que acaba por autoinmolarse dejando la plaza sin mando, que es asumido por la autoridad del propio Gandalf para la defensa de la ciudad asediada por las tropas de Sauron, llegando a impedir la entrada del Rey Brujo, Señor de los Nazgûl a Minas Tirith, tras la destrucción de las Puertas de la ciudad.
Después de la batalla, se dirigen al Morannon para desviar la atención de Sauron de Cirith Ungol, por donde suponían que Frodo y Sam habían entrado a Mordor. En la Puerta Negra parlamentaron con Boca de Sauron, insolente emisario de Sauron que les mostró, para consternación de todos, la espada corta de Sam, una capa gris con un broche élfico, y la cota de malla de mithril de Frodo; pero mantuvo la serenidad y, rechazando sus condiciones, le arrancó los objetos de las manos anunciándole su próximo final. Cuando estaban a punto de ser aplastados por el ejército de Mordor se produjo la destrucción del Anillo con el consiguiente cataclismo del imperio erigido por Sauron, y su propia destrucción física.
De vuelta a Minas Tirith acabada la Guerra del Anillo, y a petición del propio Aragorn, le coronó como Rey de Gondor, y asistió a su boda con Arwen Undómiel.
Aún hizo algunas visitas, y se cree que se entrevistó con el inefable Tom Bombadil, antes de zarpar hacia las Tierras Imperecederas en el año 3021 de la Tercera Edad, ya principio de la Cuarta Edad, junto con Elrond, Galadriel, Frodo y Bilbo, posiblemente con Sombragris.
Muchos de los que viven merecen morir y algunos de los que mueren merecen la vida. ¿Puedes devolver la vida? Entonces no te apresures a dispensar la muerte, pues ni el más sabio conoce el fin de todos los caminos.